Leemos en su biografía que San Luis Gonzaga ingresó a la compañía de Jesús para ganar almas para Cristo:
Durante una dolorosa enfermedad renal se dedicó a la plegaria y la lectura de la colección de "Vidas de los Santos" por Surius.
Otros libros que leyó en aquel período de reclusión son, Las cartas de Indias, sobre las experiencias de los misioneros jesuitas en aquel país, le suscitó la idea de ingresar en la Compañía de Jesús a fin de trabajar por la conversión de los herejes y Compendio de la doctrina espiritual de fray Luis de Granada. Como primer paso en su futuro camino de misionero, aprovechó las vacaciones veraniegas que pasaba en su casa de Castiglione para enseñar el catecismo a los niños pobres del lugar.
Su objetivo en todo era la mayor gloria de Dios.
El nombre de “Societas Iesu” había sido llevado por una orden militar aprobada y recomendada por Pío II en 1450, cuya finalidad era luchar contra los turcos y ayudar a extender la fe cristiana.Como el objeto de la Compañía era la propagación y refuerzo de la fe católica en todas partes, los jesuitas se esforzaron naturalmente en contrarrestar la extensión del Protestantismo. Se convirtieron en el principal instrumento de la Contrarreforma; la reconquista de Alemania del sur y del oeste y Austria para la Iglesia, y la conservación de la fe católica en Francia y otros países se debieron principalmente a sus esfuerzos.
San Ignacio de Loyola fue el impulsor de la Contra-reforma junto con Santa Teresa.
El padre Charles Connor en su libro defensores de la fe escribió: «La Compañía de Jesús era exactamente lo que se necesitaba en el siglo XVI para contrarrestar la Reforma. La revolución y el desorden eran las características de la Reforma. Los jesuitas atacaron, rechazaron y derrotaron la revolución de Lutero y, con su predicación y dirección espiritual, reconquistaron a las almas, porque predicaban sólo a Cristo y a Cristo crucificado. Tal era el mensaje de la Compañía de Jesús, y con él, mereció y obtuvo la confianza y obediencia de las almas.»
San Ignacio de Loyola expresó al Papa su voto de fidelidad para trabajar bajo el estandarte de Cristo por el triunfo de la Iglesia:
«Todos los que Su Santidad nos mandare respecto al provecho de las almas o la propagación de la fe, estaremos obligados a cumplir, sin tergiversaciones ni excusas, inmediatamente y en cuanto estará de nuestra parte, a cualquier parte adonde nos quiera enviar, o a los turcos, o a los nuevos mundos, o entre los luteranos, o a cualesquiera otra tierras de fieles o infieles […] Este voto nos podrá dispersar por las diversas partes del mundo.»
San Ignacio de Loyola Fiel soldado de Cristo.
Como escribe la Pagina Acción Familia de Chile: San Ignacio quiso fundar una Orden de Caballería, una Orden de batalla, lucha, guerra. Esta Orden debería luchar exclusivamente por la Iglesia, exclusivamente por los valores espirituales. Sin preocupación humanas y temporales.
Leemos en la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, el Doctor Angélico, que aquellas órdenes que tienen el rango más alto, se instituyen para enseñar y predicar, y para dedicarse a la salvación de las almas.
En la Gravissime Nos, «Letras apostólicas por las que se confirman las constituciones de la Compañía de Jesús sobre la enseñanza de la doctrina de Santo Tomás de Aquino», del 30 de diciembre de 1892, León XIII :
«Quien atienda a las prescripciones de la Compañía sobre los estudios se le hará patente que la doctrina de Santo Tomás se ha de seguir, no sólo en las cosas teológicas.»
Papa Benedicto XV: “La Iglesia ha proclamado que la doctrina de Santo Tomás es su propia doctrina”.
Papa León XIII: No tenemos duda de que ustedes [jesuitas], según su promesa, dedicarán toda su energía a este objeto. Este es un deber que se le impone por la obediencia que, por su regla, ustedes juran a la Santa Sede; y por las Constituciones de vuestra Sociedad, que decretan que la filosofía y la teología serán enseñadas según la doctrina y el método de Santo Tomás.
Y tras la plegaria, la acción. San Ignacio concibió la lucha contra el protestantismo como un combate primordialmente doctrinal. De ahí su insistencia en crear Colegios y Universidades por doquier.
Pero lamentablemente hoy vemos la infiltración de los enemigos de Dios en la orden de San Ignacio de Loyola:
El Padre Malachi Martin en su libro: “Los jesuitas y la traición de la Iglesia católica”, explica cómo, en 1963, los jesuitas se convirtieron en fanáticos comunistas de izquierda, encabezados por el marxista Pedro Arrupe, un gran partidario de Fidel Castro. El fallecido ex sacerdote jesuita Alberto Rivera, reveló que el General Jesuita Pedro Arrupe fue el jefe del Partido Comunista de España.
Arrupe protegió a Bergoglio y lo utilizó como un ejecutor liberal.
Estos disidentes no militan en las filas de Jesucristo sino en compañía de satanás.
De ellos solo queda el significado peyorativo de “jesuita”: persona astuta, intrigante e hipócrita.
Bien dijo San Ignacio: Porque hablan de Cristo, no para predicar a Cristo, sino para rechazar a Cristo; y hablan de la ley, no para establecer la ley, sino para proclamar cosas contrarias a ella.
“El peor castigo de Dios es Permitir que haya lobos en lugar de verdaderos Pastores.” San Juan Eudes.
San Ignacio de Loyola advirtió: «No deberían tolerarse curas o confesores que estén tildados de herejía, y a los convencidos de ella habríase de despojar de todas las rentas eclesiásticas; que más vale estar la grey sin pastor, que tener por pastor a un lobo».
“Siempre resultará provechoso esforzarse en profundizar el contenido de la-antigua tradición, de la doctrina y la fe de la Iglesia católica, tal como el Señor nos la entregó, tal como la predicaron los apóstoles y la conservaron los Santos Padres. En ella, efectivamente, está fundamentada la Iglesia, de manera que todo aquel que se aparta de esta fe (la que predica la Iglesia) deja de ser cristiano y ya no merece el nombre de tal”. (San Atanasio, Carta I a Serapión, 28).
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 75, 2
Después que había hablado de las dos clases de guerras, esto es, de las de los seductores y de las de los enemigos, les habla también de una tercera guerra, que provendría de los falsos hermanos, por esto dice: "Y muchos entonces serán escandalizados", etc. También San Pablo deplora esto diciendo: "En el exterior batallas, en el interior temores" (Segunda de Corintios 7,5), y en otro lugar: "Peligros en los falsos hermanos" (Segunda de Corintios 11,26): de quienes dice en otro lugar: "Los tales falsos apóstoles son operarios engañadores". Por esto añade aquí el Salvador: "Y se levantarán muchos falsos profetas", etc.
“¿Qué pensar de los que se adornan con un nombre y no lo son? ¿De qué sirve el nombre si no se corresponde con la realidad? Así, muchos se llaman cristianos, pero no son hallados tales en la realidad, porque no son lo que dicen en la vida, en las costumbres, en la esperanza, en la caridad.”
Por eso los que se llaman cristianos y viven mal, insultan a Cristo; de ellos se dice que por su causa es blasfemado el nombre de Dios (Rom 2, 24).
El nombre de hipócrita procede de aquella clase de hombres que entran en los espectáculos con la cara tapada, pintándola de diversos colores, con el fin de asemejarse a la persona que fingen y de la cual simulan el exterior, tomando delante del pueblo y de los juegos públicos, ora la máscara de hombre, ora la de mujer.
Los Cristianos de "nombre", cuya imagen -dice San Agustín- " es un disfraz o fingimiento de las personas que hacen como que profesan la fe, y viven infielmente, porque fingen que son lo que realmente no son, y se llaman, no con verdadera propiedad sino con falsa y engañosa apariencia, cristianos"
"Es claro que debían aplastar toda propaganda adversa. Así acabó por comprenderlo Lutero, cuyo espíritu se orientó hacia la intolerancia. Así lo comprendió Calvino, como lo hizo ver a Miguel Servet. Así lo comprendieron."
2. No sufrir en el Consejo ningún hereje.
3- Ningún inficionado de herejía debe permanecer en ninguna dignidad.
4. Que en vez de premiarse la herejía con honores, se la castigue con las penas más graves.
5. Los rectores y profesores de universidades y demás centros docentes sospechosos de herejía deben ser desposeídos de sus cargos.
6. Todos los libros heréticos deben ser quemados o sacados fuera.
7. Lo mismo se debe hacer con los libros de los herejes, aunque no sean heréticos.
8. Prohibir la impresión de nuevos libros heréticos.
9- No debe tolerarse ningún sacerdote tildado de herejía.
10. Multar a los que llaman «evangélicos» a los herejes.
11. Ayudaría mucho la convocación de sínodos y la energía de los sacerdotes en desenmascarar a los herejes.
Así, pues, a la manera que en los males del cuerpo primera- mente hay que apartar las causas que engendran la enfermedad, y en seguida aplicar los remedios que ayudan para recobrar las fuerzas y buena disposición de antes; así en esta pestilencia de las almas que por las varias herejías estraga las provincias del Rey, primero se ha de ver, cómo se arrancan las causas de ella, y después, cómo se podrá restablecer y robustecer en aquélla el vigor de la doctrina sana y católica.
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