Para que los judíos sean salvos necesitan aceptar a Jesucristo como Mesías.
Los judíos no serán perdonados ni por la circuncisión ni por otras normas, sino por el bautismo
“Y esta será mi alianza con ellos, cuando los purifique de sus pecados”. No cuando sean circuncidados, ni cuando sacrifiquen, ni cuando cumplan las otras normas, sino cuando encuentren absolución de sus pecados. Si, pues, esto ha sido prometido, aunque todavía no ha acontecido con ellos, ni se han apartado mediante la absolución del bautismo, tendrá lugar ciertamente. Así añade: “Porque los dones y el llamado de Dios son irrevocables”. (San Juan Crisóstomo. Homilía IX sobre la Carta a los Romanos, n. 6) Leemos en la Catena Aurea
San Juan Crisóstomo, homiliae in Mattaeum, hom. 10
El morador del desierto, cuando vio a todo el pueblo de Palestina de pie a su alrededor y maravillado, no se inclinó bajo el peso de tal respeto, sino que se levantó contra ellos y los reprendió. La Sagrada Escritura da a menudo a los hombres nombres de bestias salvajes, según las pasiones que los dominan, llamándolos a veces perros por su descaro, caballos por su lujuria, asnos por su locura, leones y panteras por su rapacidad y libertinaje, áspides por su engaño, serpientes y víboras por su veneno y astucia. De aquí que San Juan se atreva a llamar a los judíos raza de víboras.
Crisóstomo, in Matth., hom. 12
Dicen que la víbora mata al macho al fecundarla, cuya cría al nacer desgarra el vientre de su madre, como vengándose de la muerte de su padre; así que la prole de la víbora es parricida. Tales eran los judíos, que mataban a sus padres espirituales y a los doctores. Mas ¿por qué los llamaba así no hallándoles en el pecado, sino empezando a convertirse? ¿No debía acariciarlos en vez de injuriarlos? Debe creerse que no daba fe a lo que hacían exteriormente, porque conocía los secretos de su corazón, por habérselo revelado Dios. Se jactaban ellos demasiado de sus progenitores, y para destruir esta raíz los llama raza de víboras, sin vituperar por ello a los patriarcas, ni llamarlos víboras.
San Gregorio Magno, homilia in Evangelia. 20
Porque envidiaban a los buenos y los perseguían, siguiendo el camino de sus padres carnales, como hijos envenenados nacidos de padres envenenados y ponzoñosos. Y lo que precede se refiere a que toda carne verá a Jesucristo en el juicio final, añade con razón: "¿Quién os ha enseñado que podréis huir de la ira que os amenaza?" La ira que os amenaza es la advertencia de la última venganza.
San Ambrosio
Se les recomienda la prudencia por la misericordia de Dios, para que teman con prudente sumisión el terror del juicio final, y hagan penitencia de sus pecados. O tal vez, según lo que se lee en San Mateo: "Sed prudentes como la serpiente" ( Mt 10,16), manifiestan tener prudencia natural los que preven lo que es útil y lo buscan espontáneamente; pero que aún no se separan de lo que es perjudicial.
San Gregorio, homilia in Evangelia 20
Como entonces no podrá huir de la ira de Dios el pecador, que no recurre ahora al llanto de la penitencia, añade: "Haced dignos frutos", etc.
San Juan Crisóstomo, homilia in Mattheum, 12
No es bastante para los que hacen penitencia el renunciar a sus pecados, sino que necesiten también hacer frutos dignos de esa misma penitencia, según lo que se lee en el Salmo: "Sepárate de lo malo, y practica lo bueno" ( Sal 33,15), como no es bastante para curar una herida el sacar de ella la saeta, sino que además es preciso aplicar medicinas a la llaga. No dice fruto, sino los frutos, dando a entender que han de ser abundantes.
San Gregorio Magno, homilia in Evangelia, 20
Y no solamente dice frutos de penitencia, sino que han de ser dignos de penitencia. Así, pues, al que no haya hecho nada ilícito, se le concede que use de lo lícito; pero el que ha pecado debe abstenerse de lo lícito en tanto que se acuerde de haber cometido lo ilícito; porque los frutos de las buenas obras no son iguales para el que ha faltado menos que para el que ha faltado más, para el que no ha cometido culpa ninguna, que para el que ha cometido algunas. Por tanto, cada cual, según su conciencia, debe procurar adquirir tanto mayores méritos de buenas obras por la penitencia, cuanto más graves sean los daños que se ha causado por la culpa.
Máximo
Se entiende por fruto de penitencia la impasibilidad del alma, de la que no gozamos plenamente mientras somos agitados por las pasiones, puesto que aún no hemos hecho dignos frutos de penitencia. Hagamos penitencia en realidad, para que libres de las pasiones obtengamos el perdón de los pecados.
San Gregorio Magno, homilia in Evangelia, 20
Pero los judíos, vanagloriándose por la nobleza de su origen, no querían reconocerse como pecadores, porque descendían de Abraham; por lo cual el Evangelista les dice oportunamente: "Y no andéis diciendo: Tenemos por padre a Abraham".
San Juan Crisóstomo, homilia in Mattheum, 12
No da a entender con esto que no descendiesen de Abraham según el orden de la naturaleza, sino que de nada les aprovecharía el descender de él, si no honraban su parentesco según la virtud. La Sagrada Escritura acostumbra a llamar leyes de parentesco, no aquéllas que consisten en la naturaleza, sino las que proceden de la virtud o del vicio. Así, pues, se llama hijo o hermano al que se parece a ellos.
San Cirilo
¿Qué es en efecto la nobleza carnal, si no se sustenta con hechos semejantes? Es, pues, en vano el vanagloriarse de tener antepasados nobles, si no se tiene las virtudes.
San Basilio
La ligereza del padre no hace que un caballo sea veloz en su carrera; que así como en los demás animales se considera como bueno aquél que se distingue de los de su clase, así también tiene el hombre su propia alabanza en la prueba que da de sus méritos presentes. Es torpe querer adornarse con honores ajenos, cuando falta la virtud propia.
San Gregorio Niceno
Una vez publicado el destierro de los judíos (o vaticinada su reprobación), trata inmediatamente el evangelista de la vocación de los gentiles, a quienes llama piedras, por lo cual sigue: "porque os digo", etc.
San Juan Crisóstomo, homilia in Mattheum, 12
Como diciendo: No creáis que, aun cuando perezcáis vosotros, el patriarca quedará sin hijos; porque Dios también puede presentarle hombres sacados de las piedras, y hacerlos de su sangre. Así sucedió desde el principio; porque hacer salir hombres de las piedras equivale a hacer nacer hijos del seno estéril de Sara.
San Agustín Se debe invitar a los judíos a la conversión con amor, resistiendo continuarán pecadores.
Nadie, ni siquiera los judíos, puede salvarse fuera de la Iglesia
Firmemente cree, profesa y predica que nadie que no esté dentro de la Iglesia Católica, no sólo paganos, sino también judíos o herejes y cismáticos, puede hacerse partícipe de la vida eterna, sino que irá al fuego eterno que está aparejado para el diablo y, sus ángeles (Mt 25, 41), a no ser que antes de su muerte se uniere con ella; (Denzinger-Hünermann, 1351. Concilio de Florencia. Bula Cantate Domino, de 4 de febrero de 1442)
1 Corintios 16:22 - Biblia Torres Amat 1825
El que no ama a nuestro Señor Jesucristo, sea anatema: Maran Atha
El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.
"He aquí el Cordero de Dios; he aquí el que quita los pecados del mundo.
Bergoglio contradice a San Juan Bautista.
Bergoglio contradice a Cristo.
Bergoglio desafía el Evangelio de Jesucristo.
Bergoglio es un siervo del Anticristo.
Bergoglio es vicario del Anticristo.
Bergoglio es un falso profeta que pisotea la Palabra de Dios y las leyes de Dios.
Bergoglio es enemigo de Cristo y de la Iglesia.
Bergoglio busca la perdición de las almas. Bergoglio está anatematizado por promover un falso evangelio. Quienes siguen y obedecen a Bergoglio se oponen a Cristo y obedecen al Anticristo.
EL AÑO LITÚRGICO – Dom Prospero Gueranger, Abad de Solesmes
ResponderEliminar24 DE JUNIO: LA NATIVIDAD DE SAN JUAN BAUTISTA
INGRATITUD DE LOS JUDÍOS.— ¡Qué nuevos horizontes para estos despreciados, a los que el desdén de Israel había considerado por tanto tiempo como vitandos! Mas, para la sinagoga, semejante golpe al pretendido privilegio de Judá, era un crimen. Había soportado las invectivas lacerantes del hijo de Zacarías; se había mostrado pronta a aclamarle como a Cristo’; mas invitarla a marchar a una con la impure gentilidad, a ella que se decía tan pura, era demasiado: Juan, desde este momento, fué juzgado como lo sería su Señor. Jesús, insistirá más tarde sobre la diferente acogida que dispensaron a su Precursor los distintos oyentes; de ello sacará la base de la sentencia de reprobación contra los judíos. “En verdad os digo que los publícanos y las rameras os precederán en el reino de Dios; pues Juan vino a vosotros en camino de justiciar y no le creísteis, y los publícanos y la rameras le creyeron, y vosotros, viéndole, ni aún hicisteis penitencia después”.
Después que Isaías ha profetizado la venida de Juan y del Salvador, Jeremías, figura de ambos, aparece en el Gradual; él también fué santificado en el vientre materno y preparado desde entonces para el ministerio que debía cumplir. El Verso deja en suspenso el anuncio de la palabra del Señor; según el rito usado antiguamente, se completaba repitiendo el Gradual. El Verso aleluyático está tomado del Evangelio, del Benedictus.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40
ResponderEliminarEl Señor confirma completamente el juicio de ellos. Por esto sigue: "Jesús les dice: En verdad os digo, que los publicanos y las rameras os irán delante al reino de Dios". Como si dijese: No sólo es mejor que vosotros el pueblo gentil, sino también los publicanos y las rameras (porque se arrepintieron).