R. Señor, danos sacerdotes santos.
V. Para que nos acompañen a la hora de nuestra muerte, y ofrezcan la Santa Misa por nosotros



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jueves, 30 de abril de 2020

El Diálogo de Jesús a Santa Catalina de Siena contradice las enseñanzas heréticas de Bergoglio





Jesús a Santa Catalina: Los malos pastores no corrigen a los pecadores porque ellos se aman a si mismos y viven en pecado mortal. Son como miembros que comienzan a pudrirse:


 
Ningún rango, ya sea de ley civil o divina, se puede mantener en gracia sin la santa justicia; porque el que no es corregido ni corrige, es como el miembro que se ha empezado a podrir, que si el médico aplica inmediatamente solo el ungüento sin cauterizar la llaga, todo el cuerpo se infecta y se pudre.

Lo mismo ocurre con los prelados o con cualquier otra persona con autoridad. 
Si ven a los miembros que son sus súbditos pudriéndose a causa de la inmundicia del pecado mortal y le aplican solamente el ungüento de la lisonja sin la reprensión, jamás le sanará. Por el contrario, infectarán a los otros miembros inmediatos que están unidos al mismo cuerpo, esto es, con un mismo Pastor. Pero si los que tienen autoridad fueran realmente buenos médicos para esas almas, como lo fueron esos gloriosos pastores, no aplicarían el ungüento  sin el cauterio de la reprensión. Y si el miembro se obstinare en obrar el mal, le cortará y se separará de la congregación para que no infecten a todo el cuerpo con la inmundicia del pecado mortal.

 

Pero no lo hacen así los pastores de hoy día, de hecho, fingen no ver.

Y sabes por qué? Porque la raíz del amor propio está viva en ellos, y esta es la fuente de su perverso temor servil. No corrigen a las personas por miedo a perder su rango y posición (la prelacía) y sus posesiones materiales. Actúan como si fueran ciegos, y no conocen como se conserva el estado y la dignidad, pue si viesen que se conserva por la santa justicia, la mantendrían en su vigor; pero porque carecen de luz, no lo saben. Creen que pueden triunfar a través de la injusticia, al no reprobar los pecados de sus súbditos. Pero son engañados por su propia pasión sensual, por su anhelo de rango civil o eclesiástico.


 

Otra razón por la que no corregirán a los demás es que ellos mismos están viviendo en los mismos o mayores pecados.

Sienten que la misma culpa los envuelve, por lo que dejan de lado el fervor y la confianza y, encadenados por un temor servil, fingen que no ven. Incluso lo que ven no lo corrigen, antes bien se dejan seducir por halagos y sobornos, utilizando estas mismas cosas como excusas para no castigar a los delincuentes. En ellos se cumple lo que mi Verdad dijo en el santo Evangelio: ‘Son ciegos y guías  de ciegos. Y si una persona ciega guía  a otra, ambos caen en el hoyo ".

Aquellos que han sido o serían mis dulces ministros no actuaron ni actuarían de esta manera. Te dije que estos han adquirido las cualidades del sol. De hecho, son sol, porque en ellos no hay oscuridad de pecado o ignorancia, porque siguen la doctrina de mi Verdad. Tampoco son tibios, porque arden en el horno de mi caridad. Desprecian los honores, rangos y placeres del mundo. Por lo tanto, no tienen miedo de corregir y reprender, pues quien no anhelan el poder o el rango eclesiástico no tienen miedo de perderlo, antes bien reprenden [el pecado] con valentía, pues a quien no le remuerde la  conciencia acusándolo de pecado no tienen nada que temer ".

 

Ellos [el mal clero] no me pagan lo que me corresponde por la gloria, ni se hacen la justicia de una vida santa y honorable, ni desean la salvación de las almas ni tienen  hambre de la virtud. Así, cometen injusticia contra sus súbditos y prójimo, y no los corrigen por sus pecados. De hecho, como si fueran ciegos y no lo supieran, debido a su miedo perverso de incurrir en el disgusto de los demás, los dejaron dormidos en su enfermedad. No consideran que al desear complacer a las criaturas, [en realidad] nos desagradan tanto a ellos como a mí, su Creador. (Diálogo, cap. 122, pág. 234)  

Una vez que ella [la Iglesia] sea reformada con buenos pastores, sus súbditos ciertamente cambiarán sus formas. Porque, en cierto modo, la culpa de los pecados de los súbditos  recae en sus malvados pastores, porque si estos últimos se hubieran reprendido y si la perla de la justicia hubiera sido luminosa en su vida santa y honorable, sus súbditos no se habrían comportado de esta manera. (Diálogo, cap. 129, pág. 256) 



 Los buenos ministros corrigen a sus súbditos

Estos han seguido sus pisadas y por eso corrigieron y no dejaron podrir los miembros por falta de corrección, sino que les aplicaban caritativamente el ungüento de la benignidad y quemaban la llaga del delito con la aspereza del fuego, con la reprensión y penitencia, poco o mucho, según la gravedad del pecado y no temían la muerte, con tal que corrigiesen  y dijesen la verdad.   Estos eran verdaderos hortelanos, que con diligencia y temor santo arrancaban las espinas de los pecados mortales y plantaban olorosas plantas de virtudes. Por lo cual los súbditos vivían en santo y verdadero temor, y se criaban como flores olorosas en el cuerpo místico de la Santa Iglesia, porque corregían sin temor servil, pues no les temían, porque en ellos no había culpa de pecado, por eso tenían la santa justicia, reprendiendo humildemente y sin ningún temor. 


 
En el dialogo se expresa un respeto y amor profundo por la dignidad sacerdotal, donde se afirma  que Jesús  juzgará a los malos sacerdotes, pero recordemos que  Santa Catalina al no reconocer la elección del anti Papa Clemente VII lo reprochó y lo llamó anti Cristo, porque ningún fiel está obligado a rendirle honor a un anti Papa, ni debe colaborar con los herejes porque el Magisterio decreta que queda automáticamente excomulgado.  
Santa Catalina  envió cartas a los cardenales para que desistieran de haber elegido al antipapa luego de haber elegido legítimamente a Urbano VI.

Le pidió al Papa Gregorio XI que los expulsará  fuera de la Iglesia  a las flores corruptas y pusiera en su lugar pastores según el corazón de Dios «los malos pastores y gobernadores llenos de impureza y avaricia, e hinchados de orgullo, que emponzoñan y pudren este jardín».
 
Tambien combatió a los herejes con la oración «El cuerpo místico de la santa Iglesia está rodeado por muchos enemigos –le escribió  a un monje–. Por lo cual ves que aquellos que han sido puestos para columnas y mantenedores de la santa Iglesia se han vuelto sus perseguidores con la tiniebla de la herejía. No hay pues que dormir, sino derrotarlos con la vigilia, las lágrimas, los sudores, y con dolorosos y amorosos deseos, con humilde y continua oración».  
«Ha llegado el momento de llorar y de lamentarse porque la Esposa de Cristo se ve perseguida por sus miembros pérfidos y corrompidos»

 
Censuró a el silencio cobarde y la complicidad de los Obispos 

«Yo quiero que estéis privado de este amor, mi queridísimo pastor, yo os pido que obréis de modo que el día en que la suprema Verdad os juzgue no tenga que deciros esta dura palabra: “Maldito seas, tú que no has dicho nada”. ¡Ah, basta de silencio!, clamad con cien mil lenguas. Yo veo que a fuerza de silencio, el mundo está podrido. La Esposa de Cristo ha perdido su color (cf. Lam 4, 1), porque hay quien chupa su sangre, que es la sangre de Cristo, que, dada gratuitamente, es robada por la soberbia, negando el honor debido a Dios y dándoselo a sí mismo».
Así le escribía a un Nuncio:
«Os debéis fatigar junto con el Padre Santo, y hacer lo que podáis para extirpar los lobos y los demonios encarnados de los pastores... Os ruego que aunque debierais morir por ello digáis al Padre Santo que ponga remedio a tantas iniquidades. Y cuando venga el tiempo de crear pastores y cardenales, que no se hagan por halagos o por dineros y simonías; rogadle cuanto podáis, que atienda y mire para encontrar la virtud y la buena y santa fama en el hombre».
 
Santa Catalina de Siena fue Laica dominica
Catalina entró a los 16 años a la Tercera Orden de Santo Domingo, una rama laica de la orden de predicadores que había fundado Santo Domingo de Guzmán en 1216. Estos religiosos mendicantes se dedicaban a predicar el Evangelio, a defender la fe y combatir las herejías para convertir a los herejes.
Santa Catalina promovió las cruzadas contra los infieles (musulmanes) para la conquista de  los santos Lugares.
 
 

Santa Catalina de Siena…

… juzga la idea de Judas que tiene Francisco• La desesperación de Judas desagradó más a Dios que su traición
Este es aquel pecado que no se perdona ni en esta ni en la otra vida, porque despreció mi misericordia, y este solo pecado es mayor que todos los otros que cometió. Y así la desesperación de Judas me desagradó más, y fue más enojosa a mi Hijo que la traición que le hizo. Asique son argüidos de este falso juicio, esto es, de haber tenido por mayor su pecado que mi misericordia; y por tanto son castigados con los demonios, y eternamente atormentados con ellos. (Santa Catalina de Siena. Diálogo, trat. I, cap. XXXVII)

…juzga la idea del papel de la mujer en la Iglesia que tiene Francisco

  • Ni siquiera los ángeles están a la altura de la dignidad sacerdotal

¡O querida hija! he dicho todo esto para que conozcas mejor la dignidad en que yo he puesto a mis Ministros, y te duelas más de sus miserias. […] En la vida presente no pueden subir a mayor dignidad. Ellos son mis ungidos, y los llamo mis Cristos, porque me he dado a ellos para que me suministren a vosotros, y los he puesto como flores olorosas en el cuerpo místico de la Santa Iglesia. No he concedido esta dignidad a los ángeles, y sí a los hombres que he elegido por mis ministros, los cuales he puesto como ángeles, y deben ser ángeles terrenos en esta vida. (Santa Catalina de Siena. Dialogo, 3ª resp., cap. IV)

… juzga la idea de Francisco de que en el confesionario el sacerdote actúa en nombre del Padre

  • “Ellos son mis ungidos, y los llamo mis Cristos”

¡O querida hija! he dicho todo esto para que conozcas mejor la dignidad en que yo he puesto a mis Ministros, y te duelas más de sus miserias. […] En la vida presente no pueden subir a mayor dignidad. Ellos son mis ungidos, y los llamo mis Cristos, porque me he dado a ellos para que me suministren a vosotros, y los he puesto como flores olorosas en el cuerpo místico de la Santa Iglesia. No he concedido esta dignidad a los ángeles, y sí a los hombres que he elegido por mis ministros, los cuales he puesto como ángeles, y deben ser ángeles terrenos en esta vida. (Santa Catalina de Siena. Diálogo, 3ª resp., cap. IV)

… juzga la idea de gracia que tiene Francisco

  • El Papa debe considerar el mal que es la perdida de la gracia en las almas

Paréceme que [Dios] quiere que pongáis los ojos del entendimiento en la belleza del alma y en la sangre de su Hijo, por la cual lavó la cara de nuestra alma. Y de ella sois administrador. […] El tesoro de la Iglesia es la sangre de Cristo dada en precio por el alma. […] Mejor es, pues, dejar que se pierda el oro de las cosas temporales que el de las espirituales. […] Abrid, abrid el ojo del entendimiento con hambre y deseo de la salvación de las almas para considerar dos males: el mal de la grandeza, dominio y bienes temporales que os parece debéis reconquistar, y el de ver perder la gracia en las almas. De esa consideración deduciréis que estáis más obligado a reconquistar las almas. (Santa Catalina de Siena. Carta 209 a Gregorio XI, p. 767-768)
  • El Papa debe ser ejemplar en las palabras, costumbres y acciones

Sedme valiente, con santo temor de Dios, ejemplar en las palabras, costumbres y en todas vuestras acciones. Aparezcan todas transparentes ante Dios y ante los hombres, como luz puesta sobre el candelero de la Santa Iglesia, a la que mira y debe mirar todo el pueblo cristiano. (Santa Catalina de Siena. Carta 270 a Urbano VI, p. 1257)

… juzga la idea de Francisco de que Dios ama al pecador sin condiciones

  • Dios concede su misericordia a los que quieren enmendarse

Os aseguro, sin embargo, que si queréis enmendar vuestra vida en este tiempo que tenéis, Dios es tan bueno y misericordioso que os otorgará misericordia. Os recibirá benévolamente en sus brazos, os hará partícipes de la sangre del Cordero derramada con tanto fuego de amor, pues no hay pecador tan grande que no obtenga misericordia. La de Dios es mayor que nuestra maldad, siempre que queramos enmendarnos y vomitar la podredumbre del pecado por la confesión, con el propósito de preferir la muerte a volver a lo vomitado. […] Sabéis que si no os enmendáis, iréis a la cárcel más oscura que se pueda imaginar y que cuando no se da lo que se debe por la confesión y repulsa del pecado, no se necesita que nadie ponga al deudor en la prisión, sino que él mismo va al infierno en compañía de los demonios. (Santa Catalina de Siena. Carta 21)

Nuestro Señor Jesucristo a Santa Catalina de Siena

  • Han nacido tinieblas y división en el mundo por falta de santo temor

Los prelados colocados en sus prelacías por Cristo en la tierra me hacían sacrificio de justicia con santa y honesta vida, resplandecía en ellos y en sus súbditos la margarita de la justicia con verdadera humildad y ardentísima caridad. […] Y porque antes habían hecho justicia consigo mismos, por eso la hacían con sus súbditos, queriendo verlos vivir virtuosamente, y les corregían sin ningún temor servil. […] Por eso corrigieron y no dejaron podrir los miembros por falta de corrección, sino que les aplicaban caritativamente el ungüento de la benignidad y quemaban la llaga del delito con la aspereza del fuego, con la reprensión y penitencia, poco o mucho, según la gravedad del pecado, y no temían la muerte, con tal que corrigiesen y dejasen la verdad. Estos eran verdaderos hortelanos, que con diligencia y temor santo arrancaban las espinas de los pecados mortales, y plantaban olorosas plantas de virtudes. Por lo cual, los súbditos vivían en santo y verdadero temor, y si criaban como flores olorosas en el cuerpo místico de la Iglesia. […] En ellos no había culpa de pecado, por eso tenían la santa justicia. […] Esta era y es aquella margarita en quien la justicia resplandece, que daba paz y alumbraba los entendimientos de las criaturas, y hacia perseverar el santo temor, y los corazones estaban unidos; y así se sabe que por ninguna cosa han venido tantas tinieblas y división en el mundo entre Seculares y Religiosos, Clérigos y Pastores de la Santa Iglesia, como por haber faltado la luz de la justicia y nacido las tinieblas de la injusticia. […] Te dije que en estos infelices y desdichados llevan en su pecho la injusticia. […] A mí no me tributan alabanza, y a si propios honestidad y santa vida, deseo de la salud de las almas, ni hambre de la virtud; y por eso cometen injusticia con sus súbditos y prójimos, y no corrigen sus vicios; antes bien […], los dejan dormir y yacer en su enfermedad. (Santa Catalina de Siena. El Diálogo, cap. XXXIII. XXXVI, p. 240-241.252-253)

… juzga la idea de anticlericalismo que tiene Francisco

  • La reverencia a los sacerdotes se debe a la autoridad que Jesús les ha dado

Te he contado, Hija muy querida, algunas cosas sobre la reverencia que se debe tener a mis ungidos, no obstante sus defectos; porque la reverencia que se les hace no es a ellos por ser ellos, sino por la autoridad que yo les he dado; y por cuanto sus defectos no pueden disminuir el misterio del sacramento, no debe disminuirse la reverencia para con ellos, no por ellos, sino por el tesoro de la Sangre. (Santa Catalina de Siena. Diálogo, 3ª resp., cap. IX)
  • “Ellos son mis ungidos, y los llamo mis Cristos”

¡O querida hija! he dicho todo esto para que conozcas mejor la dignidad en que yo he puesto a mis Ministros, y te duelas más de sus miserias. […] En la vida presente no pueden subir a mayor dignidad. Ellos son mis ungidos, y los llamo mis Cristos, porque me he dado a ellos para que me suministren a vosotros, y los he puesto como flores olorosas en el cuerpo místico de la Santa Iglesia. No he concedido esta dignidad a los ángeles, y sí a los hombres que he elegido por mis ministros, los cuales he puesto como ángeles, y deben ser ángeles terrenos en esta vida. (Santa Catalina de Siena. Diálogo, 3ª resp., cap. IV)

… juzga la idea de igualdad como fuente de justicia y felicidad que tiene Francisco

  • La desigualdad de bienes obliga a la práctica de la caridad

¿Es que acaso distribuyo yo las diversas [virtudes] dándole a uno todas o dándole a éste una y al otro otra particular? […] A uno la caridad, a otro la justicia, a éste la humildad, a aquél una fe viva […] En cuanto a los bienes temporales, las cosas necesarias para la vida humana las he distribuido con la mayor desigualdad, y no he querido que cada uno posea todo lo que le era necesario, para que los hombres tengan así ocasión, por necesidad, de practicar la caridad unos con otros […] He querido que unos necesitasen de otros y que fuesen mis servidores para la distribución de las gracias y de las liberalidades que han recibido de mí. (Santa Catalina de Siena. El Diálogo, c. 6, 7)

… juzga la idea de que el Papa no debe juzgar que tiene Francisco

  • Una revelación divina: hasta los demonios rehúyen ver cometer tan enorme pecado

Ellos, desgraciados, no sólo no dominan esta fragilidad, aunque la razón lo puede hacer cuando lo quiere el libre albedrío, sino que obran aún peor, porque cometen el maldito pecado que es contra la naturaleza. Como ciegos y tontos, ofuscada la luz de su entendimiento, no reconocen la pestilencia y miseria en que se encuentran, pues no sólo me es pestilente a mí, sino que ese pecado desagrada a los mismos demonios, a los que esos desgraciados han hecho sus señores. Tan abominable me es ese pecado contra la naturaleza, que sólo por él se hundieron cinco ciudades (Gen 19, 24-25) como resultado de mi juicio, al no querer mi divina justicia sufrirlas más; que tanto me desagradó ese abominable pecado. Es desagradable a los demonios, no porque les desagrade el mal y se complazcan en lo bueno, sino porque su naturaleza fue angélica, y esa naturaleza rehúye ver cometer tan enorme pecado en la realidad. Cierto es que antes les ha arrojado la saeta envenenada por la concupiscencia; pero, cuando el pecador llega al acto de ese pecado, el demonio se marcha por las razones dichas. (Santa Catalina de Siena. El Diálogo, cap.124)

… juzga la idea de condenación eterna que que tiene Francisco

  • Si el mal sacerdote no se enmienda sufrirá la condenación eterna y recibirá mayor reproche

[Nuestro Señor Jesucristo a Santa Catalina de Siena]: ¡Oh queridísima hija! Yo te he puesto sobre el puente de la doctrina de mi verdad para que os sirviera a vosotros, peregrinos, y os administrara los sacramentos de la Santa Iglesia, mas él [un sacerdote] permanece en el río miserable debajo del puente y en el río de los placeres y miserias del mundo. Allí ejerce su ministerio, sin percatarse de que le llega la ola que le arrastra a la muerte y se va con los demonios, señores suyos, a los que ha servido y de los que se ha dejado guiar, sin recato alguno, por el camino del río. Si no se enmienda, llegará a la condenación eterna, con tan gran reprensión y reproche, que tu lengua no sería capaz de referirlo. Y él, por su oficio de sacerdote, mucho más que cualquier otro seglar. Por donde una misma culpa es más castigada en él que en otro que hubiera permanecido en el mundo. Y en el momento de la muerte, sus enemigos le acusarán más terriblemente, como te he dicho. (Santa Catalina de Siena. El Diálogo, n. 130) 
 

miércoles, 29 de abril de 2020

Diálogo de Santa Catalina de Siena: El alma debe ser continuamente bautizada con la Sangre de Cristo a través de la confesión y la contrición del corazón


 
Santa Catalina de Siena, Diálogo : 75.
“También recibe el alma de otra manera este bautismo, hablando de un modo figurado, por especial providencia de mi divina caridad. Yo conocía la debilidad y fragilidad del hombre, que le lleva a ofenderme. No que se vea forzado por ella ni por ninguna otra cosa a cometer la culpa, si él no quiere, sino que, como frágil, cae en culpa de pecado mortal, por la que pierde la gracia que recibió en el santo bautismo en virtud de la Sangre. Por esto fue necesario que la divina Caridad proveyese a dejarles un bautismo continuo de la Sangre. Este bautismo se recibe con la contrición del corazón y con la santa confesión, hecha, cuando tienen posibilidad de ello, a los pies de mis ministros, que tienen la llave de la Sangre. Esta Sangre es la que la absolución del sacerdote hace deslizar por el semblante del alma.
Si la confesión es imposible, basta la contrición del corazón. Entonces es la mano de mi clemencia la que os da el fruto de esta preciosa sangre. Mas, pudiendo confesaros, quiero que lo hagáis. Quien pudiendo no la recibe, se ha privado del precio de la Sangre. Es cierto que en el último momento, si el alma la desea y no la puede haber, también la recibirá; pero no haya nadie tan loco que con esta esperanza aguarde a la hora de la muerte para arreglar su vida, porque no está seguro de que, por su obstinación, yo en mi divina justicia, no le diga: “Tú no te acordaste de mí en vida, mientras tuviste tiempo, tampoco yo me acuerdo de ti en la hora de la muerte”. Que nadie, pues, se fíe, y si alguien, por su culpa, lo hizo hasta ahora, no dilate hasta última hora el recibir este bautismo de la esperanza en la Sangre. Puedes ver, pues, cómo este bautismo es continuo, en el que el alma debe ser bautizada hasta el final de su vida.
En este bautismo conoce que mi operación (es decir, el tormento de la cruz) fue finita, pero el fruto del tormento que por mí habéis recibido es infinito en virtud de la naturaleza divina, que es infinita, unida con la naturaleza humana, finita, que fue la que sufrió en mí. Verbo, vestido de vuestra humanidad. Mas porque una naturaleza está unida y amasada con la otra, la Deidad eterna trajo de sí e hizo suya la pena que yo sufrí con tanto fuego de amor. Por esto puede llamarse infinita esta operación, no porque lo sea el sufrimiento actual del cuerpo y el sufrimiento que me proporcionaba el deseo de cumplir vuestra redención (ya que ambas terminaron en la cruz cuando el alma se separó del cuerpo), pero el fruto, que proviene del sufrimiento y del deseo de vuestra salvación, sí es infinito. Por esto lo recibís infinitamente. Si no hubiese sido infinito, no habría sido restaurado todo el género humano: pasados, presentes y venideros. Ni el hombre cuando peca podría levantarse después de su pecado, si no fuera infinito este bautismo de la Sangre que se os ha dado, es decir, si no fuera infinito su fruto.
Esto os manifesté en la apertura de mi costado, donde halláis los secretos del corazón, demostrándoos que os amo mucho más de lo que puedo manifestar con un tormento finito. ¿En qué te he revelado que es infinito? En el bautismo de la Sangre, unido con el fuego de mi caridad, derramada por amor, con el bautismo general, dado a los cristianos y a quienes quieran recibirlo, del agua, unido con la Sangre y con el fuego, en que el alma se amasa con mi Sangre. Para dároslo a entender, quise que del costado saliese sangre y agua. Con esto he querido responder a lo que tú me preguntabas.”

Fiesta del Patrocinio de San José

 
29 de Abril

Fuente MILES CHRISTI RESÍSTENS

Al comienzo de su Pontificado, el 10 de Septiembre de 1847 por el decreto “Ínclytus Patriárcha Joseph”, Pío IX estableció la fiesta y oficio del Patrocinio de San José, para el III Domingo después de la Octava de Pascua (tras la Constitución “Divíno Afflátu” de San Pío X, fue trasladada al miércoles de la semana anterior).   
DECRETO “Ínclytus Patriárcha Joseph”, EXTENDIENDO LA MISA Y OFICIO DEL PATROCINIO DE SAN JOSÉ A TODA LA IGLESIA
  
El ínclito Patriarca San José, a quien el Padre Omnipotente enriqueció con gracias singulares y acumuló en él abundantemente carismas celestes para ser padre putativo de su Hijo unigénito y verdadero esposo de la Reina del mundo y Señora de los ángeles, el cual llevó a cabo tan perfectamente todas las partes de tan sublime elección y todos los oficios que mereció la alabanza y premio de siervo bueno y fiel. Pues acordándose siempre de su preexcelente dignidad y de la santidad de los nobles oficios, que la Sabiduría divina le había encomendado, obedeció en todo incesantemente a los consejos y voluntad del mismo Dios con una prontitud casi inenarrable y agradó tanto a Dios que quedó constituido en amado de él hasta que coronado de gracia y honor en los cielos recibió un nuevo oficio, a saber, que ayudase con sus copiosos méritos y el sufragio de su oración a la misérrima condición humana y alcanzase para el mundo con su valiosísima intercesión lo que la posibilidad humana no puede obtener. Por eso, constantemente es venerado como misericordioso mediador y eficaz patrono ante Dios; y la fiesta de su Patrocinio, con Oficio y Misa, es establecida para todos, el tercer Domingo siguiente a las fiestas pascuales.
  
Mas queda todavía una cosa por desear: esto es, que el oficio del Pattrocinio de San José sea extendido e impuesto a la Iglesia Universal. Ahora, el Eminentísimo y Reverendísimo Señor Cardenal Constantino Patrizi, pidió humildemente y con instancia este favor a Nuestro Santísimo Señor, el Papa Pío IX, no solamente en su nombre, sino incluso en nombre de los otros Cardenales de la Santa Iglesia Romana, y de un grandísimo número de fieles, incluso extranjeros.
  
El Santísimo Padre, recibiendo con bondad apostólica estas súplicas todas hechas conformes a su piedad singular hacia San José; sobre el informe suscrito por el Secretario de la Sagrada Congregación de Ritos, ha consentido benignamente a todo, y ordenó que en lo sucesivo el oficio propio con la Misa del Patrocinio de San José se celebre por el clero de la Urbe y el Orbe con rito doble de segunda clase, el tercer domingo después de Pascua, y si este día está impedido por otro oficio de un Rito superior o de una más alta dignidad, se acordó que el oficio del Patrocinio de San José sea transferido al primer día libre, conforme a las rúbricas, sin que obste nada en contrario.
  
10 de Septiembre de 1847.
   
CONSTANTINO Cardenal Patrizi Naro, Prefecto de la Sagrada Congregación de Ritos.
  
Domenico Bartolomei, Secretario de la Sagrada Congregación de Ritos


 

Santa Catalina de Siena contradice a Bergoglio porque Jesús condena a los sacerdotes homosexuales


Festividad
30 de abril Vetus Ordo
29 de abril Novus Ordo
El Papa Pío ll, la canoniza en 1461, el Papa Pío Xll la declaró patrona de Italia en 1939.

Jesús  le reveló a Santa Catalina de Siena que los homosexuales le causan náuseas a nuestro Señor y son despreciados incluso por el diablo

 
 
Santa Catalina de Siena, la gran mística religiosa del siglo XIV, transmitió las palabras de Nuestro Señor Jesucristo sobre el pecado de la homosexualidad, que contaminó a algunos del clero en su tiempo, el Renacimiento.
 
Nuestro Señor, Jesucristo, le revela a Santa Catalina de Siena cómo los homosexuales causan náuseas a Dios y cómo incluso los demonios no pueden soportar un pecado tan antinatural y desagradable.
 
Refiriéndose a los ministros sagrados que cometieron este pecado, Él le dijo:
 
Nuestro Señor hablando a Santa Catalina de Siena
 
Ellos [los homosexuales] no solo fallan al resistir la debilidad [de la naturaleza humana caída] ... pero lo hacen aún peor cuando cometen el pecado maldito contra la naturaleza. Al igual que los ciegos y los estúpidos, después de haber atenuado la luz de su comprensión, no reconocen la enfermedad y la miseria en que se encuentran. Porque esto no solo me causa náuseas, sino que es repugnante incluso para los demonios mismos a quienes estas criaturas depravadas han elegido como sus señores.
 
Para mí este pecado contra la naturaleza es tan abominable que solo por él cinco ciudades fueron destruidas en virtud del juicio de Mi Divina Justicia, que ya no podía soportar su iniquidad ...
 
Es desagradable para los demonios no porque el mal los desagrade o porque les agrada el bien, sino porque su naturaleza es angelical y huye al ver que se comete un pecado tan repulsivo. Si bien ciertamente es el demonio el que primero que golpea al pecador con la flecha envenenada de la concupiscencia, sin embargo, cuando un hombre realmente lleva a cabo un acto tan pecaminoso, el diablo se va.
 
(Santa Catalina de Siena, El diálogo, en Obras de Santa Catalina de Siena, Madrid: BAC, 1991, p. 292)
TIA -Tradition in Action
 
 
 
Santa Caterina de Siena y San Bernardino de Siena, llegaron a afirmar que la sodomía es el pecado más grave después del pecado en contra del Espíritu Santo, sin embargo, si se practica la sodomía persistentemente, en violación de los mandamientos de Dios, también se convierte en un pecado en el cual no hay perdón: “… Los que cometen el pecado maldito contra la naturaleza, son tales como los tontos y los ciegos, después de haber eclipsado a la luz de su inteligencia, no se dan cuenta del hedor y la miseria en la que están …” (Santa Catalina de Siena, el diálogo de la Divina Providencia, cap. 124)

1 Corintios 6: 9-10
¿No sabes que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se dejen engañar; ni los inmorales, [fornicarios] ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los homosexuales, [ni los afeminados ni los sodomitas.] ... heredarán el reino de Dios.

 



Santo Tomás  de Aquino nos explica en la Catena Aurea la correcta interpretación de Mateo 7 que desgraciadamente muchos homosexuales al igual que el heresiarca Bergoglio e ignorantes utilizan maliciosamente para torcer la  Palabra de Dios para condescender con los vicios e incluso la utilizan como excusa para justificar a los homosexuales. Es necesario corregir esa interpretación herética que hoy muchos repiten como mantras para atacar las enseñanzas morales de la Iglesia católica. San Pablo nos enseñar  que nosotros los que pertenecemos al pueblo Santo de Dios juzgaremos incluso a los ángeles caídos.
En este pasaje completo Jesucristo no prohíbe juzgar sino que condena la hipocresía al Juzgar y nos enseñar   que cuando Juzguemos  quitemos la paja del ojo que nos impide juzgar y lo hagamos con rectitud y justicia.

Evangelio según san Mateo, 7:1-2

"No queráis juzgar para que no seáis juzgados; pues con el juicio con que juzgareis, seréis juzgados: y con la medida con que midiereis se os medirá".


San Jerónimo:

Mas si prohíbe juzgar, ¿cómo San Pablo juzga al incestuoso de Corinto ( 1Cor 5), y San Pedro acusa de mentira a Ananías y Sáfira ( Hch 4)?
 
 
 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 17

 




Algunos exponen este pasaje en el sentido de que Dios no prohíbe a los cristianos, por medio de este precepto, que corrijan a otros por benevolencia, sino que los cristianos desprecien a los cristianos por jactancia de su propia justicia, odiando y condenando a otros, muchas veces por solas sospechas, ejecutando su propio odio bajo las apariencias de piedad.

 
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 23,2


Por eso no dijo: "No dejes descansar el pecado", sino más bien: "No juzgaréis", esto es, no seas amargo juez. Corrige, sí, pero no como enemigo que busca la venganza, sino como médico que brinda la medicina. 
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 17

Para que unos cristianos no corrijan así a los otros, convienen las palabras que dicen: "No queráis juzgar". Pero si no los corrigen así, ¿acaso obtendrán el perdón de sus pecados, porque se ha dicho: "No seréis juzgados"? ¿Quién consigue la indulgencia del primer mal sólo por no añadirle otro después? Hemos dicho esto, pues, queriendo manifestar que aquí no se trata de no juzgar al prójimo que peca contra Dios, sino del que peca contra nosotros. El que no juzga al prójimo por el pecado cometido contra él, no es juzgado por Dios respecto de su pecado, sino que le perdona su deuda, como él perdonó.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 23,1
O de otro modo, no manda simplemente que no se juzguen todos los pecados, sino que hizo esta prohibición a aquellos que han cometido muchas culpas, y juzgan a los demás por defectos ligeros. Así como San Pablo no prohíbe juzgar sencillamente a los que pecan, sino que reprende a los discípulos que se permiten juzgar a sus maestros, enseñándoles que no debemos juzgar a los que sean más que nosotros.
 
Tenga en cuenta que esto no incluye a los herejes ni a los falsos pastores. Ya que el Magisterio de la Iglesia excomulga a quienes colaboran con los herejes. Y Santo Tomás también condena la falsa obediencia a un superior que abusa de la autoridad para hacer que alguien desobedezca a Dios. Por eso San Pedro y los apóstoles enseñaron   que debemos obedecer a Dios antes que a los hombres.
 
San Juan Crisóstomo
''No prohíbe el Señor la reprensión y corrección de las faltas de los demás, sino el menosprecio y el olvido de los propios pecados, cuando se reprenden los del prójimo. Conviene, pues, en primer lugar examinar con sumo cuidado nuestros defectos, y entonces pasemos a reprender los de los demás.'' (En Catena Aurea, Vol. I, p. 421).
 
San Hilario, homiliae in Matthaeum, 5
De otro modo, Dios prohíbe que se forme juicio acerca de sus disposiciones, porque así como los juicios entre los hombres se forman de cosas inciertas, así este juicio contra Dios se basa en la duda, lo cual rechaza enteramente de nosotros, para que se conserve mejor la certeza de la fe. Juzgar mal de las cosas de Dios no es un pecado como el juicio falso acerca de las demás cosas, sino que se hace principio de crimen.


Como explica San Agustín  el fin de reprender a un pecador público  siempre debe ser para llevarlo al arrepentimiento para que se salve no para que lo desesperemos en su enmienda.

Por eso Jesucristo nos invita a eliminar todo obstáculo que nos impida juzgar para no convertirnos en hipócritas, nos invita primero a sacarnos la paja de nuestro ojo para así poder  juzgar con rectitud y Justicia. Lo que la Palabra de Dios nos prohíbe es juzgar hipócritamente.

"No juzguéis según la apariencia. Juzgad con juicio justo.»" Juan, 7:24 - Bíblia Católica Online

Lev 19:15 con justicia juzgarás a tu prójimo. 


Es mas en este mundo todos los católicos debemos tener la capacidad de juzgar con rectitud y Justicia.

San Agustín, de civitate Dei, 20,5 

De aquí debemos sacar como consecuencia que Jesús juzgará juntamente con sus discípulos. Por esto se dice a los judíos en otro lugar ( Mt 12,27; Lc 11): "Y serán jueces vuestros". No debemos creer que porque el Señor dice que se sentarán sus discípulos sobre doce tronos, no juzgarán en unión con el Señor más que sólo doce hombres a todo el género humano, porque el número doce expresa toda una multitud de jueces, tomando en cuenta que las dos fracciones que constituyen el número siete -esto es, tres y cuatro- significan con frecuencia la universalidad de las cosas; y multiplicadas esas dos fracciones forman el número doce. De otro modo Matías, que fue elegido en lugar del traidor Judas, ni el apóstol San Pablo, que trabajó más que todos los otros, no tendrían donde sentarse en el tribunal. El mismo Pablo no deja lugar a dudas de que él, en unión con los otros santos, serán jueces, cuando dice ( 1Cor 6,3): "¿Ignoráis que nosotros juzgaremos a los ángeles?"


1 Corintios 6:3
2. ¿No sabéis que los santos han de juzgar algún día a este mundo? Pues si el mundo ha de ser juzgado por vosotros ¿no seréis dignos de juzgar de estas pequeñeces?
3. ¿No sabéis que hemos de ser jueces hasta de los ángeles?, ¿cuánto más de las cosas mundanas?
4. Si tuviereis, pues, pleitos sobre negocios de este mundo, tomad por jueces, antes que a infieles, a los más ínfimos de la Iglesia...
9. ¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No queráis cegaros, hermanos míos, ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros,
10. ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avarientos, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los que viven de rapiña, han de poseer el reino de Dios.
11. Tales habéis sido algunos de vosotros en otro tiempo; pero fuisteis lavados, fuisteis santificados, fuisteis justificados, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, y por el Espíritu de nuestro Dios.

Glorificad a Dios en vuestro cuerpo
18. Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que cometa el hombre, está fuera del cuerpo; pero el que fornica contra su cuerpo peca.



Bergoglio, cuando dice que no es nadie para juzgar a un sacerdote homosexual, está juzgando la Palabra de Dios que condena el pecado de la homosexualidad, es decir que Bergoglio está levantando juicio pero no contra el Pecador impenitente sino contra la Palabra de Dios y contra la doctrina moral de la Iglesia Católica. Están Juzgando a Dios y con esto reconoce públicamente que no es Papa, ya que declara que no tiene el poder de juicio que le dio Jesucristo a San Pedro para condenar los pecados mortales. Bergoglio se auto declaró incompetente para condenar el pecado de la homosexualidad que claramente la Palabra de Dios condena. Es decir que Bergoglio actuó maliciosamente como un anti Pedro y un antiCristo para apoyar la homosexualidad y contradecir la Palabra de Dios.
 


“Otro de los nombres dados a Pedro es el de Cefas. que viene del griego Psefos que significa según el diccionario Griego-Español Vox "Piedrecita para votar, decreto acordado, juicio" esta es la misma palabra que se utiliza en Apocalipsis 2 : 17. Eran dos piedrecitas que se le daba al jurado y que decidía si una persona era culpable o inocente en un juicio del sistema judicial griego, según fuera depositada la piedra blanca o la negra. Lo cual concuerda perfectamente con las palabras de JESÚS: "Lo que ligares en la tierra, será ligado en el cielo…" poder de juicio. A Pedro se le llama Piedra 162 veces en el Nuevo Testamento y Cefas 8 veces.

San Agustín, sermones, 351,8
Con el nombre de ángeles designó también a los hombres, que juzgarán con Cristo, pues siendo los ángeles nuncios, como a tales consideramos también a todos los que predicaron a los hombres su salvación.
Sigue: "Y serán congregados ante El todos", etc.
 
San Agustín, de civiate Dei, 20,24
Esta reunión se verificará por ministerio de los ángeles, a quienes se dice en el salmo: "Congregad al Señor todos sus Santos" ( Sal 49,5).

San Agustín, de civitate Dei, 20,24
Bajará, pues, con los ángeles, que convocó de las alturas para celebrar el juicio, por lo que dice: Y todos sus ángeles con El.


''Cada cual ha de ser juzgado en el estado en que salga de este mundo; y por esto ha de velar todo cristiano, para que la llegada del Señor no le encuentre desprevenido'' (San Agustín en Catena Aurea vol. III, p. 202).

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