R. Señor, danos sacerdotes santos.
V. Para que nos acompañen a la hora de nuestra muerte, y ofrezcan la Santa Misa por nosotros



♰♰♰

martes, 6 de junio de 2023

El activista gay apóstata James Martin pronuncia una blasfemia herética contra el Sagrado Corazón de Jesús para promover el vicio de la sodomía en las redes sociales

 


La blasfemia por razón del significado de las palabras que utiliza, puede ser de tres tipos:1-Herética, cuando es un insulto a Dios que envuelve una declaración contraria a la fe.
2- Imprecatoria, cuando envuelve una maldición contra Dios
3- Contumaz, cuando se hace por desprecio o indignación hacia Dios.




1 Corintios 6:9 - Bible Gateway

No se dejen engañar, pues en el reino de Dios no tendrán parte los que se entregan a la prostitución, ni los idólatras, ni los que cometen adulterio, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los que roban, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los ladrones.

Como explicó el Padre Paul Kramer: “El antipapa y sus colaboradores apóstatas serán, como dijo la Hermana Lucía, partidarios del demonio, los que trabajarán para el mal sin tener miedo de nada”.



“¿Me pregunto, Oh abominables sodomitas , por qué después de buscar con tan ardiente ambición la altura de la dignidad eclesiástica ? ¿Por qué buscan con tanto anhelo atrapar a la gente de Dios en la red de la perdición de ustedes? " San Pedro Damián 



“[El vicio de la sodomía] conduce al error, elimina totalmente la verdad de la mente engañada... Se abre al Infierno y cierra las puertas del Paraíso.” “[El vicio de la sodomía] Lo moviliza a pertenecer a la milicia de los espíritu maligno. Le Obliga a luchar una abominable guerra contra de Dios. [El vicio de la sodomía] separa a la infeliz alma de la compañía de los ángeles, privándolo de su excelencia, llevándolo cautivo bajo su yugo dominante.”(...) Una vez que esta serpiente venenosa ha hundido sus colmillos en este desgraciado, le priva de toda sentido moral, su memoria falla, y la visión de la mente se oscurece. Sin tener en cuenta a Dios, él también se olvida de su propia identidad.” San Pedro Damián  -Liber Gomorrhianus ad Leonem IX Romanum Pontificem ☧

sábado, 3 de junio de 2023

Mártires ugandeses de la pureza

 Mártires por defender su pureza y la fe.

Santos Mártires de Uganda Protectores contra la Homosexualidad, el Paganismo y la Apostasía


"Quién fue el que primero introdujo en Africa la fe cristiana se disputa aún; pero consta que ya antes de la misma edad apostólica floreció allí la religión, y Tertuliano nos describe de tal manera la vida pura que los cristianos africanos llevaban, que conmueve el ánimo de sus lectores. Y en verdad que aquella región a ninguna parecía ceder en varones ilustres y en abundancia de mártires. Entre éstos agrada conmemorar los mártires scilitanos, que en Cartago, siendo procónsul Publio Vigellio Saturnino, derramaron su sangre por Cristo, de las preguntas escritas para el juicio, que hoy felizmente se conservan, se deduce con qué constancia, con qué generosa sencillez de ánimo respondieron al procónsul y profesaron su fe. Justo es también recordar los Potamios, Perpetuas, Felicidades, Ciprianos y "muchos hermanos mártires" que las Actas enumeran de manera general, aparte de los mártires aticenses, conocidos también con el nombre de "masas cándidas", o porque fueron quemados con cal viva, como narra Aurelio Prudencio en su himno XIII, o por el fulgor de su causa, como parece opinar Agustín. Pero poco después, primero los herejes, después los vándalos, por último los mahometanos, de tal manera devastaron y asolaron el África cristiana que la que tantos ínclitos héroes ofreciera a Cristo, la que se gloriaba de más de trescientas sedes episcopales y había congregado tantos concilios para defender la fe y la disciplina, ella, perdido el sentido cristiano, se viera privada gradualmente de casi toda su humanidad y volviera a la barbarie."


Así comienza Benedicto XV las letras apostólicas de beatificación de los siervos de Dios Carlos Lwanga, Mattías Murumba y sus compañeros, más conocidos con el nombre de los Mártires de Uganda.

En efecto, ya hacia fines del siglo XIX, cuando las glorias del Africa cristiana habían pasado a una remota perspectiva histórica, mientras los exploradores iban penetrando en los misterios del continente negro, los misioneros emulaban, y en no pocas ocasiones superaban, sus trabajos y sus esfuerzos. Entre ellos destacaba un insigne hijo de Bayona, el cardenal Lavigerie, a quien correspondió la gloria de restituir la gloriosa sede de Cartago. El fue quien, con el deseo de promover eficazmente el apostolado misional en Africa, instituyó los "misioneros de Africa", más conocidos con el nombre de Padres blancos.

Ya en los principios del apostolado, los Padres blancos se encargaron de la región de Uganda, como parte del Vicariato del Nilo superior, el año 1878. Consiguieron entrar en la región, y hasta obtener no pocos neófitos. Establecida una estación misional, la de Santa María de Rubaga, acudieron a ella por centenares los negros, y hubo momentos en que podía esperarse una rápida cristianización de toda aquella región. El mismo rey, llamado Mtesa, al principio les favoreció, aunque luego, por temor a que la nueva religión fuera obstáculo para el floreciente comercio de esclavos que él mantenía, obligó a los misioneros a alejarse. Pero, muerto el rey Mtesa, le sucedió su hijo Muanga, amigo de los cristianos, con lo que volvieron a renacer las esperanzas.

Aún más: con ocasión de una conjuración que fue descubierta, el nuevo rey decidió rodearse de cristianos, y así gran parte de su corte estuvo compuesta por jóvenes bautizados, con alguno de los cuales había llegado el rey a establecer auténtica amistad. Pronto, sin embargo, aquel panorama iba a verse enteramente turbado.

Se interpuso, de una parte, la política. El primer ministro, que había tenido cierta intervención en la conjura descubierta y no podía perdonar a los cristianos su lealtad, empezó a tramar su destrucción. Acabó de exasperarle la noticia de que el rey pensaba nombrar para su cargo a José Mñasa, un cristiano. Pero acaso sus maniobras hubieran fracasado si no hubiese intervenido otra causa: la lujuria. Por influjo de las costumbres mahometanas el rey, que hasta entonces había llevado una vida pura, cayó en la lujuria en su forma más abyecta y opuesta a la naturaleza. Y se encontró con que los jóvenes que formaban parte de su corte y eran cristianos oponían una negativa rotunda a sus infames solicitaciones. Lo que debiera haber servido en honor de la religión fue utilizado como pretexto para la persecución.

Nada faltaba al esquema clásico. Como motor, las pasiones. La codicia, excitada por el temor a perder el comercio de esclavos. La ambición de los políticos, temerosos de verse al margen del poder. La lujuria, en su forma más baja y repugnante. Nada iba a faltar tampoco para ese mismo esquema clásico en el desarrollo. Las escenas que habíamos leído en los primeros tiempos del cristianismo las vamos a encontrar reproducidas, en algunas ocasiones casi a la letra, en 1886, en el corazón del continente africano.



En efecto, el rey, irritado por aquella resistencia que encontraba, decretó la persecución contra "todos los que hicieren oración", que ésta fue la preciosa definición de los cristianos que se dio en el decreto persecutorio. E inmediatamente se desataron las furias de los paganos contra aquella cristiandad naciente. Cuántos fueron los que perecieron no lo sabemos, ni será fácil que se sepa nunca, habiendo ocurrido aquellos martirios en sitios donde la escritura era desconocida prácticamente y donde, por tanto, no podían perpetuarse los hechos ocurridos. Dios quiso, sin embargo, que conociéramos siquiera el martirio de algunos africanos que, por ocupar puestos más relevantes, dieron su vida en condiciones que permitieron luego averiguar lo sucedido. Tales son los mártires que Benedicto XV beatificó solemnemente el 6 de junio de 1920.

Pueden dividirse en dos grupos, de los que hablaremos sucesivamente. El primero está constituido por unos cuantos jóvenes, cuyas edades fluctúan entre los trece y los veintiséis años. A última hora se les agregó un compañero de treinta años. Todos ellos tienen como nota común el formar parte de la corte y estar viviendo como pajes en el palacio del rey. Todos fueron martirizados un mismo día, y casi todos con un mismo martirio.







Puede tenerse como principal a Carlos Lwanga. Tenía veintiún años el día de su martirio y podía considerarse como el favorito del rey, que había contado con él siempre para sus encargos más delicados. Siempre, hasta el día en que el rey se atrevió a pedirle lo que él no podía en manera alguna darle. Entonces fue arrojado al calabozo, y allí vinieron muy pronto a acompañarle sus compañeros de martirio. Entre ellos Mbaga Tuzindé, hijo de Mkadjanga, el principal y el más cruel de los verdugos. Era catecúmeno cuando empezó la persecución, y el mismo Carlos Lwanga le bautizó poco antes de ser condenado a muerte. Con él sucedió una escena que ya habían conocido los cristianos en las actas de las Santas Perpetua y Felicidad: su padre se presentó en el calabozo para pedirle una y otra vez que abjurase la religión católica, o que, al menos, dejase que le escondieran y que prometiera no volver a orar. A lo que el adolescente, pues no había cumplido todavía dieciséis años, respondió, con la firmeza que tantas veces hemos contemplado en los mártires cristianos, diciendo que prefería perderlo todo antes que abjurar. El padre tuvo que limitarse a utilizar su cargo para obtener para su hijo un triste privilegio: encargó a uno de los verdugos que estaban a sus órdenes que, cuando ya estuviera su hijo junto a la pira, le diera un golpe en la cabeza para que perdiera el sentido y así fuese quemado sin sufrir tanto.




No es posible dar, ni siquiera en síntesis, las biografías de los trece mártires que forman este primer grupo. Dos de ellos, Mgagga y Gyavira, de dieciséis y diecisiete años, fueron bautizados en la misma cárcel por Carlos Lwanga. Otro, Santiago Buzabaliao, intentó repetidas veces la conversión del mismo rey, con quien le había unido buena amistad antes de su elevación al trono. Los demás, jóvenes todos, resistieron impávidos todas las amenazas. Pero entre ellos destaca la figura angelical y encantadora de Kizito, niño aún de trece años, que fue, sin embargo, el que dio la nota de máxima valentía. El levantó el ánimo de los que desfallecían. El fue también el que, camino del patíbulo, invitó a todos a cogerse de las manos, de tal manera que llevaran unos a otros, si alguno decayera en su ánimo. El fue, en fin, el que con mayor fuerza rechazó proposiciones libidinosas del rey.

Nota curiosa constituye la presencia en el grupo de Mukasa Kiriwanu. Formaba parte del grupo de los pajes de la corte, pero aún no estaba bautizado. Cuando sus compañeros salían hacia el lugar del suplicio, uno de los verdugos le preguntó si era cristiano. El contestó que sí y se unió a los condenados. Y así, sin haber recibido el bautismo de agua, sino únicamente el de sangre, ascendió a los altares.

Es hermoso también el caso de Lucas Banabakintu. No pertenecía a la servidumbre regia, sino a la de un gran señor. Había recibido hacía cuatro años el bautismo y la confirmación, y, cuando después recibió la primera comunión, se distinguió por su extraordinaria pureza de vida y su fervor en las cosas santas. Al estallar la persecución le hubiera sido fácil evitar ser apresado. Con gran fortaleza de ánimo se presentó, sin embargo, a su dueño, y éste le entregó a los soldados del rey. Así, a pesar de que su edad era superior a la de sus compañeros (tenía treinta años), mereció padecer el martirio con ellos.

Amaneció el día 3 de junio de 1886. Agrupados todos los mártires, salieron del calabozo camino de una colina llamada Namugongo. No todos, sin embargo, llegaron a ella. Algunos, que no pudieron andar con la suficiente presteza, fueron alanceados por el camino. Los que quedaban llegaron, por fin, al lugar del suplicio. Les ataron de pies y manos; les envolvieron en una red hecha de cañas y les pusieron en pie sobre unos haces de leña, para que sus cuerpos se fueran consumiendo lentamente. Y entonces se produjo la maravilla que colmó de admiración a los verdugos, que jamás habían visto cosa parecida: empezó a arder la leña y comenzaron las llamas a lamer los pies de los mártires; quedaron éstos envueltos en una nube de humo. Y, en lugar de salir de ella gemidos o maldiciones, salieron únicamente murmullos de oración y cánticos de victoria. Exhortándose unos a otros estuvieron firmes sobre el fuego, hasta que, por fin, sus voces se fueron extinguiendo. Grex immolatorum tener, tierna grey de los inmolados, les llama Benedicto XV, aplicándoles la frase que la Sagrada Liturgia dedica a los santos inocentes.

Pasemos al segundo grupo de mártires, formado por nueve de ellos. En realidad, sin embargo, muy bien pudieran agregarse cinco al grupo anterior, pues, aunque no fueron martirizados el mismo día ni de la misma forma, pertenecían también, como los anteriores, a la corte, estaban unidos con ellos por lazos de íntima amistad, eran jóvenes de la misma edad, y sólo circunstancias fortuitas hicieron que no fuesen atormentados el mismo día 3 de junio.

Junto a ellos nos encontramos con otros mártires, que también repiten, por su parte, las más hermosas páginas de los primeros tiempos del cristianismo.

Recordemos en primer lugar a Matías Kalemba Murumba. Era ya un hombre hecho, pues tenía cincuenta años y ejercía la profesión de juez. Había sido primero mahometano y después protestante, para terminar recibiendo el bautismo en la Iglesia católica el 28 de mayo de 1882. Entonces, temiendo las dificultades de su profesión, la dejó, y se dedicó con alma y vida a la propagación de la religión, no sólo mediante la educación cristianísima de sus propios hijos, sino también con una labor de ardiente proselitismo. Llamado a la presencia del primer ministro, confesó abiertamente la fe y fue condenado a morir con muerte horrible. Sus verdugos le llevaron a un lugar inculto y desierto, temiendo que la piedad de los espectadores pudiera poner obstáculos a la ejecución de la tremenda sentencia. Allí fue Matías, con sus verdugos, alegre y contento. Empezaron por cortarle las manos y los pies. Después le arrancaron trozos de carne de la espalda, que asaron ante sus propios ojos. Finalmente, le vendaron con cuidado las heridas, para prolongar su martirio, y le dejaron abandonado en aquel lugar desierto. Tres días después unos esclavos que estaban cortando cañas oyeron la voz de Matías, que les pedía un poco de agua. Pero, al verle desfigurado, mutilado, temieron al rey y se horrorizaron de tal manera que huyeron dejándole abandonado. Solo por completo, expiró al poco tiempo.

Tiene también un corte evangélico el martirio de Andrés Kagwa, pues nos recuerda la escena del de San Juan Bautista. Unido con íntima amistad al rey, había dado muestras de una gran caridad con ocasión de la peste que había invadido a la región. Fueron muchos los enfermos a los que, después de haberles atendido con caridad ardiente, bautizó y enterró después con sus propias manos. En su apostolado llegó a intentar catequizar a los hijos del primer ministro. Este juró su ruina, hasta el punto de prometerse que no habría de cenar aquel día sin que al verdugo le trajera a la mesa la mano cortada de Andrés. Así se hizo aquel 26 de mayo en que el mártir, a sus treinta años de edad, voló a los gozos del cielo.

El mismo primer ministro consiguió también que el rey le entregase a Juan María lamari, conocido con el sobrenombre de Muzei, es decir, el anciano. Hombre de gran prestigio, lleno de prudencia, misericordioso con los pobres, daba su dinero y su actividad para conseguir la redención de los cautivos, a los que catequizaba. Cuando vio que eran perseguidos los cristianos rehusó huir. Antes al contrario, se presentó con toda naturalidad ante el rey. Este le envió al primer ministro. Algo sospechaba el mártir, pero, como dicen las letras de beatificación, "pensé que era absurdo temer por algo que tuviera relación con la causa de la religión". Y, en efecto, al presentarse al primer ministro, éste ordenó que le arrojaran a un estanque que tenía en su finca. Allí pereció ahogado.

Terminemos la relación, que puede parecer monótona, pero que, sin embargo, es gloriosísima, con la primera de las víctimas: José Mkasa Balikuddembé. Había servido ya al rey Mtesa como ayuda de cámara. Su hijo Muanga, al llegar al trono, le conservó junto a sí y le puso al frente de la casa regia. El mártir se dedicó a un apostolado activísimo entre los jóvenes que formaban parte de la corte. Todo iba bien, y el rey le tenía en gran consideración y afecto, hasta que Juan María hubo de oponerse a las obscenas pretensiones del rey. Entonces cambió todo. Fue condenado a muerte. Y llevado a un lugar llamado Mengo, donde fue decapitado. Antes, sin embargo, de que la sentencia se ejecutara Juan María declaró públicamente que perdonaba de todo corazón al rey y que encargaba a sus verdugos que le pidieran, por favor, en su nombre que hiciese penitencia cuanto antes.

Tal es la historia de los Mártires de Uganda. Otros muchos martirios hubo en aquella misma persecución, de los que, como hemos dicho, no conservamos memoria pormenorizada. Lo que ciertamente sabemos es que al poco tiempo cambiaba por completo la situación. Los perseguidores morían con muertes miserables. Y, en cambio, las multitudes acudían en masa a los misioneros solicitando el bautismo. Hoy las tierras de Uganda se han transformado en una de las más florecientes cristiandades. Establecida la jerarquía eclesiástica con un arzobispado y seis diócesis sufragáneas, florece el clero indígena, y alguno de los obispos puestos al frente de las diócesis es descendiente directo de los Beatos Mártires. Los católicos de aquella región se cuentan por muchos millares y ha vuelto a cumplirse la frase de Tertuliano. Como en los primeros tiempos del cristianismo, la sangre de los mártires ha sido semilla de cristianos.

Su causa de beatificación fue introducida por San Pío X el 15 de agosto de 1912. Declarado que constaba el martirio el 10 de marzo de 1920, el 6 de junio del mismo año eran solemnemente beatificados por Benedicto XV. Su fiesta se celebra en todas las casas de Padres blancos, y en todos las circunscripciones encomendadas a su Congregación. Ojalá veamos pronto la canonización de este grupo de mártires, de tal manera que pueda extenderse a la Iglesia universal el culto a estos negros que, casi en nuestros días, renovaron las hazañas que con tanta devoción leíamos en las actas de los mártires de los primeros tiempos del cristianismo.

Fuente: El Año Cristiano (II), 3 de junio. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid, MCMLIX.

viernes, 2 de junio de 2023

Bergoglio es vengativo, divisivo, mitómano y tiene un lenguaje vulgar


 


Thompson dice que Bergoglio es vengativo y cruel en el ejercicio del poder. Escribe que lo que distingue a Bergoglio es la naturaleza de las alianzas que él forma.
‘Bergoglio divide a la Iglesia en los que están con él y los que están en su contra, y si piensa que estás en el último (grupo), él te (perseguirá), dice un sacerdote que trabaja en la curia.


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Thompson escribe que Bergoglio reserva para los suyos el lado opuesto de su personalidad:
«Él también puede ser genial, divertido y compasivo. Pero este lado de su personalidad está cada vez más reservado para su círculo íntimo y sus aliados».
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Daniel 11:32 A los violadores de la Alianza los corromperá con halagos, pero el pueblo de los que conocen a su Dios se mantendrá firme y actuará.



miércoles, 31 de mayo de 2023

31 de mayo - Fiesta de María Mediadora de todas las gracias. Del Año Litúrgico de Dom Próspero Guéranger


La fiesta de María Mediadora de Todas las Gracias la instituyó el papa Benedicto XV en 1921.

“No hay gracias que no descienda del cielo a la tierra que no pase por las manos de la Virgen María”. – Doctrina admirable que fue confirmada en un acto pontificio de la mayor relevancia: la institución, por el Papa Benedicto XV, de una fiesta, el 31 de mayo en honor de la Mediación universal de María.

Y en ella se nos invita a recurrir siempre con confianza a esta mediación incesante de la Madre del Salvador.


MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS





El mes consagrado a Nuestra Señora concluye hoy con la fiesta de su mediación universal. Su objeto es glorificar a María por su elección por Dios, como dispensadora de todas las gracias, lo que significa que cualquiera de ellas antes de sernos dadas pasan por sus manos. Así como el 11 de octubre celebramos su maternidad divina, de la misma manera honramos hoy su maternidad espiritual que es consecuencia de la primera.

INTERCESIÓN TODOPODEROSA.

— Nada más consolador para nuestras almas de que en el cielo tenemos una Madre que ejerce en nuestro favor su intercesión omnipotente con todo el cariño de la mejor de las madres. Dios no necesita de nadie, pero quiso misericordioso, asociar a María a la Redención del mundo. Para nuestro provecho la ha dado junto al segundo Adán el lugar que Eva había tenido, para nuestra perdición, junto al primero. Su maternidad espiritual comenzó el día de la Encarnación. Al pronunciar el Fiat María sabía que no recibía al Hijo de Dios para guardarlo celosamente, sino para darlo al mundo, para ofrecerlo un día sobre el altar de la cruz como sacrificio perfectísimo. Se diría que desde que posee a Jesús solo tiene un deseo: el de darle. Para darlo a Juan se apresura a visitar a Isabel. Para ofrecerlo al Padre y ofrecerse ella con Él, sube al templo el día de la Purificación, y treinta años después se la ve junto a la cruz presentando la víctima que había alimentado y custodiado para el sacrificio. 

“La consecuencia de la comunidad de sentimientos, y sufrimientos entre María y Jesús es que María mereció con todo derecho llegar a ser la reparadora de la humanidad caída, y por tanto la dispensadora de todos los tesoros que Jesús nos ha conseguido con su muerte, y con su sangre y de ser la todo-poderosa mediadora, y abogada del mundo entero ante su Hijo unigénito.

“Habiendo querido Dios una vez, dice Bossuet, darnos a Jesucristo por la Santísima Virgen, ya no revocará esta orden puesto que Dios no se arrepiente de sus dones. Es y será siempre verdad, que habiendo recibido por su caridad el principio universal de la gracia, recibimos también, por su mediación, sus diversas aplicaciones a todos los diferentes estados que integran la vida cristiana”. Al solicitar el primer milagro de Jesús en Caná, María suscitó la fe de los Apóstoles; después de la Ascensión su plegaria atrae al Espíritu Santo, y con él el establecimiento y la rápida difusión de la Iglesia. Poco después sube a los cielos “pero no por eso nuestros intereses le son menos queridos y menos sagrados. Allí vela por nuestra desdichada tierra; todo lo que la vida presente y en la futura puede haber de feliz para nosotros, nos viene por ella porque continuamente, y de todas las maneras nos hace propicios al Hijo, y al Padre de las misericordias”.

Qué confianza no deberemos tener en las súplicas de una Madre tan poderosa, y tan benévola! Si la eficacia de la oración de los santos depende de su grado de santidad y de unión con Dios, ¡cuán poderosa debe ser la de María que fue llamada la llena de gracia por cuanto pertenecía a Dios sin reserva, y fue asociada a Jesús hasta el punto de merecernos de congruo, es decir, por mérito de conveniencia, lo que El nos merecía de condigno, por mérito de justicia! De aquí que la tradición católica la haya llamado “la omnipotencia suplicante.” Dios lo ha querido así, y en consecuencia ninguna gracia nos es dada sin pasar por manos de María, ya que ella es “como por derecho natural, la dispensadora de los tesoros” de su Hijo.

  El Papa León XIII, en la Encíclica Adíutricem populi se complace en numerar los beneficios que Dios ha concedido a la Iglesia por la intercesión de la Santísima Virgen: 

      “Debido principalmente a su protección, y ayuda, la doctrina, y las leyes del Evangelio se han propagado tan rápidamente, que la cruz bendita sea ensalzada, y adorada en el mundo entero, y que las herejías hayan sido destruidas.” 

El Papa Pío Décimo atribuye igualmente a María los insignes favores concedidos a la Iglesia en los cincuenta años transcurridos hasta él después de la definición del dogma de la Inmaculada Concepción.

MEDIACIÓN UNIVERSAL. 

— Lo que es verdad respecto a los medios generales de salvación, lo es también de cada gracia en particular. La Santísima Virgen, nos dice San Bernardo, y los Papas han hecho suya esta doctrina, interviene en la distribución de todos los dones sobrenaturales, es mediadora para cada uno, y cada una de las circunstancias de nuestra vida, como una madre que se ocupa individualmente de cada uno de sus hijos. Para esto Dios le ha dado un conocimiento proporcionado a su papel maternal universal, y mientras un fiel prosiga la obra de su santificación, María pondrá todo su poder, y todo su amor a su favor para aplicarle los frutos de la redención.

Debemos, pues, dirigirnos con reconocimiento, y confianza a quien, y por quien recibimos todos los bienes sobrenaturales. Pero si la Virgen es dispensadora de los tesoros celestiales, si es la mediadora que nos da a Jesús, lo es también para conducirnos a Dios, para presentarle nuestras plegarias, y nuestra misma vida. Sin duda Jesucristo es nuestro abogado, y mediador ante el Padre, ¿Pero acaso tenemos suficiente grado de pureza para dirigirnos directamente a El? 

Digamos con el bienaventurado Grigñon de Monfort en su admirable librito de “La verdadera devoción a la Santísima Virgen”: “Tenemos necesidad de un mediador ante el mismo Mediador, y para ello María es la más capaz de ejercer esta caritativa función. 


Por ella Jesús ha venido a nosotros, y por ella debemos ir nosotros a El. Si no nos atrevemos a ir directamente a Jesucristo-Dios debido a su infinita grandeza, o a nuestra pequeñez, o a nuestros pecados, imploremos la ayuda, y la intercesión de María nuestra Madre; es buena, y cariñosa; en ella no hay nada ... que nos impida acercarnos; viéndola a ella, contemplamos nuestra misma naturaleza… Es tan dadivosa que no rechaza a nadie, tan poderosa que no desoye las súplicas; sólo necesita presentarse ante su Hijo, que no podrá negar nada a las instancias y súplicas de su amantísima Madre. Para ir a Jesús es necesario ir a María que es nuestra mediadora por su intercesión; para ir al Padre es necesario ir a Jesús, nuestro Mediador por la redención.”

PLEGARIA.


 Oh excelsitud de nuestra raza, diremos con Santiago el Monje, que tal mediadora ha conseguido! ¡ Qué boca, aunque cante sin descanso himnos de alabanza, podrá darte, Señor, dignas acciones de gracias por este beneficio!’, ¡Oh Madre divina, eres la dispensadora y depositaria de las gracias, no para guardarlas para ti sola, sino para repartirlas a manos llenas sobre todas las criaturas. Como dispensadora de inagotables tesoros está encargada de su distribución; ¿cómo ha de guardar celosamente unas riquezas que no disminuyen nunca? Derrama, pues, con mano generosa sobre tu pueblo y tu herencia tus misericordias y tus gracias. Líbranos de los males que nos oprimen. Mira las múltiples y difíciles pruebas que pesan sobre nosotros: pruebas interiores y exteriores que vienen de hermanos y de extraños. Restablece con tu poder el orden y la paz. Reconcilia a los hermanos entre sí, expulsa lejos a los enemigos que nos rodean, y atormentan como bestias feroces. Proporciona a nuestras miserias tu socorro, y ayuda, y concede a nuestras almas una gracia abundante con la que podamos triunfar de todo, a fin de que si no podemos avanzar lo logremos con ella. Concédenos, en fin, que fortificados, y salvados por tantas misericordias podamos glorificar ahora y siempre por los siglos sin fin al Verbo eterno encarnado en ti por nosotros, junto con el Padre sin principio, y el Espíritu Vivificador”.



martes, 30 de mayo de 2023

Bergoglio nombra a su cómplice apóstata marxista pro-LGBT Jorge García Cuerva para dirigir Buenos Aires

Bergoglio y su cómplice Marxista Jorge García Cuerva desafían las leyes de Dios y a la Iglesia



Sacerdote argentino aseguró en un audio filtrado que Jorge García Cuerva es "gay" y "kirchnerista"

 El sacerdote argentino Rodrigo Vázquez, de la diócesis de san Nicolás, asegura en el audio que fue compañero de seminario de Jorge García Cuerva, quien se ordenó dos años antes que él. 

Trascripción 

 Buenos días a Todos queridísimos amigos, camaradas de este grupo tan distinguido.

Bueno No soy de escribir ni hablar mucho, pero participo asiduamente de este grupo, escuchando y rezando por las intenciones de cada uno de ustedes la santa Misa, el santo Rosario. Bueno mis sacrificios diarios.

Con Garcia Cuerva fuimos compañeros de seminario, él estaba dos años mas adelantado que yo, pero lo conozco bastante, se ordenó en el 97, yo me ordené en el 99.

Yo soy ex-alumno del colegio Marín de San Isidro, hice todo el seminario allí, y después terminé  como alumno externo en Devoto, en el Seminario Metropolitano viviendo en el colegio militar porque después me ordenaron allí, el Obispo cástrense; Monseñor Martina.

Pues lo conozco a él porque fuimos compañeros, primero es una persona gay, apoya el LGTB y todas esas porquerías, además apoya el terrorismo,  es kirchnerista, peronista y es recontra francisquita, así que no se ilusionen, al contrario lo peor que nos pudo pasar, lo peor de lo peor, lo eligió (Bergoglio) para ponerlo allí. 

Estaba entre él y Victor Manuel Fernández, que es de la Plata; otro gay, otro afeminado y además que no siguen la doctrina de la Iglesia de Siempre. Están destruyendo la Iglesia continuamente, diciendo que es bueno lo que es malo y que es malo lo que es bueno. 

Así que es anti- militar por supuesto, amigo de la "Abuela de la Plaza de Mayo" por supuesto que sí, así que no se ilusionen para nada, no recuerdo bien su pasado, si tiene algo que ver con la fuerza, con lo que pusieron acá  del aviador, pero lo que sí le puedo asegurar que es lo peor que puede haber sucedido, así que a rezar mucho y bueno a pedirle al Señor que con su providencia nos acompañé. Que viva Cristo Rey, viva María Reina y el Glorioso Patriarca San José



Actualización: Infovaticana menciona que debido a la polémica que se suscitó en Argentina por la filtración del audio, el sacerdote Rodrigo Vázquez, de la diócesis de San Nicolás, pidió disculpas. En todo caso, si se acobardó por miedo a ser "misericordiado" por Bergoglio (Miedo a convertirse en cura cancelado) o por miedo a las represalias del Lobby Gay. Más bien, debe temer ser borrado del libro de la Vida. 



En Argentina, los grupos de presión del Lobby Gay y la prensa de izquierda en Argentina que promovía la homosexualidad atacaron al Sacerdote Rodrigo Vázquez y dieron su apoyo al homosexual marxista Jorge García Cuerva.






Vivimos en la época de la posverdad donde el "escándalo" no es que el apóstata Jorge García Cuerva nombrado por Bergoglio sea un marxista radical pro-LGBT, sino que un cura se atreva a decirlo en privado y se filtre el audio en las redes sociales

Vivimos en el Tiempo de la Post-Verdad donde una lesbiana se hace pasar por hombre y Bergoglio la llama "hombre", donde un hombre homosexual se hace pasar por mujer y Bergoglio le llama "chica". Donde un hereje se hace pasar por papa y aunque todos ven claramente sus actos de apostasía y herejías públicas aún continúan reconociéndolo y dándole honores papales como si fuera un papa.






La formación de Lavender Mafia:
Al describir la formación de camarillas homosexuales del clero, el padre Oko dijo:

Sin embargo, saben bien que pueden estar expuestos y avergonzados, por lo que se protegen mutuamente ofreciéndose apoyo mutuo. Construyen relaciones informales que recuerdan a una camarilla o incluso a una mafia, con el objetivo de ocupar particularmente aquellos puestos que ofrecen poder y dinero.
Cuando alcanzan una posición de toma de decisiones, intentan promover y ascender principalmente a aquellos cuya naturaleza es similar a la de ellos, o al menos que se sabe que son demasiado débiles para oponerse a ellos.

Padre Oko dijo: "Al igual que en el ejército, en la policía, en el mundo del arte, una vez que una persona con tendencias homosexuales llega al poder, por lo general sus subordinados también son homosexuales, por lo tanto, comienzan a crear una pirámide, y lo mismo está sucediendo en la Iglesia con estos obispos que a sabiendas nombran a personas con las mismas tendencias".





Esto no es la Iglesia, es una dictadura tiránica, como dijo Mons. Athanasius Schneider, obispo de Kazajstán, señaló: “En la Iglesia, no vivimos en una dictadura. En una dictadura, no tenemos el coraje de contradecir al dictador. Pero cuando, en la Iglesia, llegamos a una situación en la que los fieles sacerdotes y obispos tienen miedo de decir cualquier cosa, como en una dictadura, esto no es Iglesia”.

“...la obediencia ciega es característica de una 'dictadura', no de la Iglesia”.



“Hoy estamos siendo testigos de una extraña forma de cisma” dentro de la Iglesia, dijo el obispo Athanasius Schneider, y consiste en aquellos que se alinean con el Papa (Francisco/Bergoglio) para avanzar en sus carreras pero rechazan las enseñanzas fundamentales de Cristo sobre el matrimonio.

El activista gay apóstata James Martin pronuncia una blasfemia herética contra el Sagrado Corazón de Jesús para promover el vicio de la sodomía en las redes sociales

  La blasfemia por razón del significado de las palabras que utiliza, puede ser de tres tipos: 1-Herética, cuando es un insulto a Dios que e...