R. Señor, danos sacerdotes santos.
V. Para que nos acompañen a la hora de nuestra muerte, y ofrezcan la Santa Misa por nosotros



♰♰♰

domingo, 28 de marzo de 2021

Santifiquemos el Domingo de Ramos

 “Hosánna fílio David: benedíctus, qui venit in nómine Dómini. O Rex Israël: Hosánna in excélsis” 


 

DOMINGO DE RAMOS

 

Introito

Señor, no alejes de mí tu socorro, mira por defenderme; sálvame de la boca del león; pobrecito de mí, sálvame de los cuernos de los búfalos. Dios mío, Dios mío, mírame: ¿por qué me has desamparado? Las voces de mis delitos alejan mi salvación. (No se dice Gloria Patri, sino Señor, no alejes de mí tu socorro…).

Colecta

Omnipotente y sempiterno Dios, que, para dar al género humano ejemplo de humildad que imitar, hiciste que nuestro Salvador encarnarse y padeciese la cruz: concédenos propicio que merezcamos acoger las lecciones de su paciencia, y participar de su resurrección. Por el mismo Jesucristo…

Epístola.

(De la Carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses, II, 5-11): Hermanos: Tened en vuestros corazones los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús; el cual, siendo su naturaleza la de Dios, no miró como botín el ser igual a Dios, sino que se despojó a sí mismo, tomando la forma de siervo, hecho semejante a los hombres. Y hallándose en la condición de hombre se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de Cruz. Por eso Dios le sobreensalzó y le dio el nombre que es sobre todo nombre, para que toda rodilla en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra se doble en el nombre de Jesús, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Gradual

Tú me has tomado de la diestra, me gobiernas con tu consejo y al fin me acogerás en gloria. ¡Oh cuán bueno es el Dios de Israel para los rectos de corazón! Casi me vacilaron los pies, casi me había extraviado, porque sentí envidia de los malos, viendo la paz de los pecadores.

Tracto

Dios mío, Dios mío, mírame: ¿por qué me has desamparado? Las voces de mis delitos alejan mi salvación. Dios mío, clamo de día y no me escuchas; de noche y no me atiendes. Y eso tú, tú, que moras en el santuario; tú, loor de Israel. En ti esperaron nuestros padres, esperaron y tú los libraste. A ti clamaron y fueron salvos, en ti confiaron y no fueron confundidos. Verdad que yo soy un gusano, no un hombre; el oprobio de los hombres y el desprecio del pueblo. Se burlan de mí cuantos me ven, abren los labios y mueven la cabeza. Se encomendó al Señor, dicen, líbrele él; sálvele él, pues dice que le es grato. Ellos me miran y me contemplan con gozo; se han repartido mis vestidos y echan suertes sobre mi túnica. Sálvame de la boca del león; pobrecito de mí, sálvame de los cuernos de los búfalos. Los que teméis al Señor, alabadle; descendencia toda de Jacob, glorificadle. Se hablará del Señor a las generaciones venideras, y los cielos predicarán su justicia. Lo que hizo el Señor, al pueblo que ha de nacer.

Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo:

Cuando Jesús hubo acabado todos estos discursos, dijo a sus discípulos: “La Pascua, como sabéis, será dentro de dos días, y el Hijo del hombre va a ser entregado para que lo crucifiquen.” Entonces los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron en el palacio del pontífice que se llamaba Caifás; y deliberaron prender a Jesús con engaño, y darle muerte. Pero decían: “No durante la fiesta, para que no haya tumulto en el pueblo.” Ahora bien, hallándose Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, una mujer se acercó a Él, trayendo un vaso de alabastro, con ungüento de mucho precio, y lo derramó sobre la cabeza de Jesús, que estaba a la mesa. Los discípulos; viendo esto, se enojaron y dijeron: “¿Para qué este desperdicio? Se podía vender por mucho dinero, y darlo a los pobres.” Mas Jesús, notándolo, les dijo: “¿Por qué molestáis a esta mujer? Ha hecho una buena obra con-migo. Porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a Mí no me tenéis siempre. Al derramar este ungüento sobre mi cuerpo; lo hizo para mi sepultura. En verdad, os digo, en el mundo entero, donde-quiera que fuere predicado este Evangelio, se contará también, en su memoria, lo que acaba de hacer.”
Entonces uno de los Doce, el llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes, y dijo: “¿Qué me dais, y yo os lo entregaré?” Ellos le asignaron treinta monedas de plata. Y desde ese momento buscaba una ocasión para entregarlo.
El primer día de los Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús, y le preguntaron: “¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?” Les respondió: Id a la ciudad, a cierto hombre, y decidle: “El Maestro te dice: Mi tiempo está cerca, en tu casa quiero celebrar la Pascua con mis discípulos.” Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua. Y llegada la tarde, se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían les dijo: “En verdad, os digo, uno de vosotros me entregará.” Y entristecidos en gran manera, comenzaron cada uno a preguntarle: “¿Seré yo, Señor?” Mas Él respondió y dijo: “El que conmigo pone la mano en el plato, ese me entregará. El Hijo del hombre se va, como está escrito de Él, pero ¡ay de aquel hombre, por quien el Hijo del hombre es entregado! Más le valdría a ese hombre no haber nacido.” Entonces Judas, el que le entregaba, tomó la palabra y dijo: “¿Seré yo, Rabí?” Le respondió: “Tú lo has dicho.”
Mientras comían, pues, ellos, tomando Jesús pan, y habiéndolo bendecido, lo partió y lo dio a los discípulos diciendo: “Tomad, comed, este es el cuerpo mío.” Y tomando un cáliz, y habiendo dado gracias, lo dio a ellos, diciendo: “Bebed de él todos, porque esta es la sangre mía de la Alianza, la cual por muchos se derrama para remisión de pecados. Os digo: desde ahora no beberé de este fruto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el reino de mi Padre.”
Y entonado el himno, salieron hacia el Monte de los Olivos. Entonces les dijo Jesús: “Todos vosotros os vais a escandalizar de Mí esta noche, porque está escrito: “Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño.” Mas después de que Yo haya resucitado, os precederé en Galilea.” Le respondió Pedro y dijo: “Aunque todos se escandalizaren de Ti, yo no me escandalizaré jamás.” Jesús le respondió: “En verdad, te digo que esta noche, antes de que el gallo cante, tres veces me negarás.” Le replicó Pedro: “¡Aunque deba contigo morir, de ninguna manera te negaré!” Y lo mismo dijeron también todos los discípulos.
Entonces, Jesús llegó con ellos al huerto llamado Getsemaní, y dijo a los discípulos: “Sentaos aquí, mientras voy allí y hago oración.” y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse. Después les dijo: “Mi alma esta triste, mortalmente; quedaos aquí y velad conmigo.” Y adelantándose un poco, se postró con el rostro en tierra, orando y diciendo: “Padre mío, si es posible, pase este cáliz lejos de Mí; mas no como Yo quiero, sino como Tú.” Y yendo hacia los discípulos, los encontró durmiendo. Entonces dijo a Pedro: “¿No habéis podido, pues, una hora velar conmigo? Velad y orad, para que no entréis en tentación. El espíritu, dispuesto (está), mas la carne es débil.” Se fue de nuevo, y por segunda vez oró así: “Padre mío, si no puede esto pasar sin que Yo lo beba, hágase la voluntad tuya.” Y vino otra vez y los encontró durmiendo; sus ojos estaban, en efecto, cargados. Los dejó, y yéndose de nuevo, oró una tercera vez, diciendo las mismas palabras. Entonces, vino hacia los discípulos y les dijo: “¿Dormís ahora y descansáis?” He aquí que llegó la hora y el Hijo del Hombre es entre-gado en manos de pecadores. ¡Levantaos! ¡Vamos! Mirad que ha llegado el que me entrega.”
Aún estaba hablando y he aquí que Judas, uno de los Doce, llegó acompañado de un tropel numeroso con espadas y palos, enviado por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. El traidor les había dado esta señal: “Aquel a quien yo daré un beso, ése es; sujetadle.” En seguida se aproximó a Jesús y le dijo: “¡Salud, Rabí!”, y lo besó. Jesús le dijo: “Amigo, ¡a lo que vienes!” Entonces, se adelantaron, echaron mano de Jesús, y lo prendieron. Y he aquí que uno de los que estaban con Jesús llevó la mano a su espada, la desenvainó y dando un golpe al siervo del sumo sacerdote, le cortó la oreja. Le dijo, entonces, Jesús: “Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que empuñan la espada, perecerán a espada. ¿O piensas que no puedo rogar a mi Padre, y me dará al punto más de doce legiones de ángeles? Mas, ¿cómo entonces se cumplirían las Escrituras de que así debe suceder?” Al punto dijo Jesús a la turba: “Como contra un ladrón habéis salido, armados de espadas y palos, para prenderme. Cada día me sentaba en el Templo para enseñar, ¡y no me prendisteis! Pero todo esto ha sucedido para que se cumpla lo que escribieron los profetas.” Entonces los discípulos todos, abandonándole a Él, huyeron.
Los que habían prendido a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde los escribas y los ancianos estaban reunidos. Pedro lo había seguido de lejos hasta el palacio del sumo sacerdote, y habiendo entrado allí, se hallaba sentado con los satélites para ver cómo terminaba eso. Los sumos sacerdotes, y todo el Sanhedrín, buscaban un falso testimonio contra Jesús para hacerlo morir; y no lo encontraban, aunque se presentaban muchos testigos falsos. Finalmente se presentaron dos, que dijeron: “Él ha dicho: “Yo puedo demoler el templo de Dios, y en el espacio de tres días reedificarlo”. Entonces, el sumo sacerdote se levantó y le dijo: “¿Nada respondes? ¿Qué es eso que estos atestiguan contra Ti?” Pero Jesús callaba. Le dijo, pues, el sumo sacerdote: “Yo te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Jesús le respondió: “Tú lo has dicho. Y Yo os digo: desde este momento veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y viniendo sobre las nubes del cielo.” Entonces, el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, y dijo: “¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ahora mismo, vosotros habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece?” Contestaron diciendo: “Merece la muerte.” Entonces lo escupieron en la cara, y lo golpearon, y otros lo abofetearon, diciendo: “Adivínanos, Cristo, ¿quién es el que te pegó?”
Pedro, entretanto, estaba sentado fuera, en el patio; y una criada se aproximó a él y le dijo: “Tú también estabas con Jesús, el Galileo.” Pero él lo negó delante de todos, diciendo: “No sé qué dices.” Cuando salía hacia la puerta, otra lo vio, y dijo a los que estaban allí: “Éste andaba con Jesús el Nazareno.” Y de nuevo lo negó, con juramento, diciendo: “Yo no conozco a ese hombre.” Un poco después, acercándose los que estaban allí de pie, dijeron a Pedro: “¡Ciertamente, tú también eres de ellos, pues tu habla te denuncia!” Entonces se puso a echar imprecaciones y a jurar: “Yo no conozco a ese hombre.” Y en seguida canto un gallo, y Pedro se acordó de la palabra de Jesús: “Antes de que el gallo cante, me negarás tres veces.” Y saliendo afuera, lloró amargamente.
Llegada la madrugada, todos los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo tuvieron una deliberación contra Jesús para hacerlo morir. Y habiéndolo atado, lo llevaron y entregaron a Pilato, el gobernador.
Entonces viendo Judas, el que lo entregó, que había sido condenado, fue acosado por el remordimiento, y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos, diciendo: “Pequé, entregando sangre inocente.” Pero ellos dijeron: “¿A nosotros qué nos importa? tú verás.” Entonces, él arrojó las monedas en el Templo, se retiró y fue a ahorcarse. Mas los sumos sacerdotes, habiendo recogido las monedas, dijeron: “No nos es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre.” Y después de deliberar, compraron con ellas el campo del Alfarero para sepultura de los extranjeros. Por lo cual ese campo fue llamado Campo de Sangre, hasta el día de hoy. Entonces, se cumplió lo que había dicho el profeta Jeremías: “Y tomaron las treinta monedas de plata, el precio del que fue tasado, al que pusieron precio los hijos de Israel, y las dieron por el Campo del Alfarero, según me ordenó el Señor.”
Entretanto, Jesús compareció delante del gobernador, y el gobernador le hizo esta pregunta: “¿Eres Tú el rey .de los judíos?” Jesús le respondió: “Tú lo dices.” Y mientras los sumos sacerdotes y los ancianos lo acusaban, nada respondió: Entonces, Pilato le dijo: “¿No oyes todo esto que ellos alegan contra Ti?” Pero Él no respondió ni una palabra sobre nada, de suerte que el gobernador estaba muy sorprendido.
Ahora bien, con ocasión de la fiesta, el gobernador acostumbraba conceder al pueblo la libertad de un preso, el que ellos quisieran. Tenían a la sazón un preso famoso, llamado Barrabás. Estando, pues, reunido el pueblo, Pilato les dijo: “¿A cuál queréis que os suelte, a Barrabas o a Jesús, el que se dice Cristo?”, porque sabía que lo habían entregado por envidia. Mas mientras él estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: “No tengas nada que ver con ese justo, porque yo he sufrido mucho hoy, en sueños, por Él.” Pero los sumos sacerdotes y los ancianos persuadieron a la turba que pidiese a Barrabás, y exigiese la muerte de Jesús. Respondiendo el gobernador les dijo: “¿A cuál de los dos queréis que os suelte?” Ellos dijeron: “A Barrabás.” Les dijo Pilato: “¿Qué haré entonces con Jesús, el que se dice Cristo?” Todos respondieron: “¡Sea crucificado!” Y cuando él preguntó: “Pues ¿qué mal ha hecho?”, gritaron todavía más fuerte, diciendo: “¡Sea crucificado!” Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que al contrario crecía el clamor, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo diciendo: “Yo soy inocente de la sangre de este justo. Vos-otros veréis.” Y respondió todo el pueblo diciendo: “¡La sangre de Él, sobre nosotros y sobre nuestros hijos!” Entonces, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuese crucificado.
Entonces, los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y reunieron alrededor de Él toda la guardia. Lo despojaron de los vestidos y lo revistieron con un manto de púrpura. Trenzaron también una corona de espinas y se la pusieron sobre la cabeza, y una caña en su derecha; y doblando la rodilla delante de Él, lo escarnecían, diciendo: “’¡Salve, rey de los judíos!”; y escupiendo sobre Él, tomaban la caña y lo golpeaban en la cabeza. Después de haberse burlado de Él, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos, y se lo llevaron para crucificarlo.
Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, de nombre Simón; a éste lo requisaron para que llevara la cruz de Él. Y llegados a un lugar llamado Gólgota, esto es, “del Cráneo”, 1e dieron a beber vino mezclado con hiel; y gustándolo, no quiso beberlo. Los que lo crucificaron se repartieron sus vestidos, echando suertes. Y se sentaron allí para custodiarlo. Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condenación: “Este es Jesús el rey de los judíos.” Al mismo tiempo crucificaron con Él a dos ladrones, uno a la derecha, otro a la izquierda. Y los transeúntes lo insultaban meneando la cabeza y diciendo: “Tú que derribas el Templo, y en tres días lo reedificas, ¡sálvate a Ti mismo! Si eres el Hijo de Dios, ¡bájate de la cruz!” De igual modo los sacerdotes se burlaban de Él junto con los escribas y los ancianos, diciendo: “A otros salvó, a sí mismo no puede salvarse. Rey de Israel es: baje ahora de la cruz, y creeremos en Él. Puso su confianza en Dios, que él lo salve ahora, si lo ama, pues ha dicho: “De Dios soy Hijo.” También los ladrones, crucificados con Él, le decían las mismas injurias.
Desde la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora nona. Y alrededor de la hora nona, Jesús clamó a gran voz, diciendo: “¡Eli, Eli!, ¿lama sabactani?”, esto es: “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?” Al oír esto, algunos de los que estaban allí dijeron: “A Elías llama éste.” Y en seguida uno de ellos corrió a tomar una esponja, que empapó en vinagre, y atándola a una caña, le presentó de beber. Los otros decían: “Déjanos ver si es que viene Elías a salvarlo.” Mas Jesús, clamando de nuevo, con gran voz, exhaló el espíritu.
Y he ahí que el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; tembló la tierra, se agrietaron las rocas, se abrieron los sepulcros y los cuerpos de muchos santos difuntos resucitaron. Y saliendo del sepulcro después de la resurrección de Él, entraron en la Ciudad Santa, y se aparecieron a muchos. Entretanto, el centurión y sus compañeros que guardaban a Jesús, viendo el terremoto y lo que había acontecido, se llenaron de espanto y dijeron: “Verdaderamente, Hijo de Dios era éste.” Había también allí muchas mujeres que miraban de lejos; las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole. Entre ellas se hallaban María la Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
Llegada la tarde, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, el cual también era discípulo de Jesús. Se presentó delante de Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le entregase. José tomó, pues, el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, y lo puso en el sepulcro suyo, nuevo, que había hecho tallar en la roca. Después rodó una gran piedra sobre la entrada del sepulcro, y se fue. Estaban allí María la Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro.
Al otro día, el siguiente de la Preparación, los sumos sacerdotes y los fariseos se reunieron y fueron a Pilato, a decirle: “Señor, recordamos que aquel impostor dijo cuando vivía: “A los tres días resucitaré.” Manda, pues, que el sepulcro sea guardado hasta el tercer día, no sea que sus discípulos vengan a robarlo y digan al pueblo: “Ha resucitado de entre los muertos”, y la última impostura sea peor que la primera.” Pilato les dijo: “Tenéis guardia. Id, guardadlo como sabéis.” Ellos, pues, se fueron y aseguraron el sepulcro con la guardia, después de haber sellado la piedra.

Ofertorio

Improperios y miseria ve mi corazón; esperé quien me compadeciese y no le hubo, quien me consolase y no le hallé; y me dieron hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre.

Prefacio

PREFACIO DE PASIÓN Y DE LA SANTA CRUZ
Dícese desde el Domingo de Pasión basta el Jueves Santo; en las Fiestas de la Santa Cruz y de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo; y en la Misa votiva de Nuestro Señor Jesucristo Sumo Sacerdote.

Latín
Vere dignum et justum est, æquum et salutare, nos tibisemper, et ubique gratias agere: Domine sancte, Pater omnipotens, æteme Deus: Qui salutem humani generis in ligno Crucis cunstituisti: ut unde mors oriebatur, inde vita
resurgeret: et qui in ligno vincebat, in ligno quoque vinceretur: per Christum Dominum nostrum. Per quem majestatem tuam laudant Angeli, adorant Dominationes, tremunt Potestates. Cæli, cælorumque Virtutes, ac beata Seraphim, socia exsultatione concelebrant. Cum quibus et nostras voces, ut admitti jubeas, deprecamur, supplici confessione dicentes:
Sanctus Sanctus Sanctus…
 
Castellano
En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, que en todo tiempo y lugar te demos gracias, Señor santo, Padre todopoderoso, Dios eterno. Que pusiste la salvación del género humano en el árbol de la Cruz, para que de donde salió la muerte, de allí renaciese la vida, y para que, el que venció en un árbol, en un árbol fuese también vencido, por Cristo Nuestro Señor. Por Quien los Ángeles alaban a tu Majestad, las Dominaciones la adoran, tiemblan las Potestades; los Cielos y la Virtudes de los cielos, y los bienaventurados Serafines la celebran con recíproca alegría. Te rogamos que, con sus alabanzas, recibas también las nuestras, cuando te decimos con humilde confesión:
Sanctus Sanctus Sanctus…

Secreta.

Te suplicamos, Señor, nos concedas que esta ofrenda, presentada a los ojos de tu Majestad, nos alcance la gracia de la devoción, y nos asegure la felicidad eterna. Por Jesucristo…

Comunión.

Padre mío, si no puede pasar este cáliz sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.

Poscomunión.

Por obra de este misterio, Señor, sean borrados nuestros pecados y se cumplan los justos deseos. Por Jesucristo…

 

jueves, 25 de marzo de 2021

Solemnidad de la Anunciación de la Bienaventurada Virgen María

 



Dom Prospero Gueranger, Abad de Solesmes

LA IMPORTANCIA DE ESTE DÍA. — Este día es grande en los anales de la humanidad, aún en los ojos de Dios: pues es el aniversario del acontecimiento más solemne que se haya cumplido en el tiempo. El Verbo divino, por el cual el Padre creó al mundo, se hizo carne en el seno de una virgen y habitó entre nosotros ‘. Adoremos la grandeza del Hijo de Dios que se humilló; demos gracias al Padre “que amó al mundo hasta darle su Hijo único 2 y al Espíritu Santo cuya virtud todopoderosa obró tan profundo misterio.” En este tiempo tenemos aquí un preludio de las alegrías de Navidad; dentro de nueve meses el Emmanuel concebido en este día, nacerá en Belén y los conciertos de los ángeles nos convidarán a celebrar este nacimiento.

1 Juan, I, 14. 2 Ibíd., III, 16.

LA PROMESA DEL REDENTOR. — Durante la semana de Septuagésima contemplamos la caída de nuestros primeros padres y oímos la voz de Dios pronunciando la triple sentencia contra la serpiente, contra la mujer y en último lugar contra el hombre. Sin embargo de eso una esperanza se ha cobijado en nuestra alma; entre los anatemas ha brillado unspromesa divina, como aurora de la salvación. ¡El Señor irritado dijo a la serpiente infernal que un dia su cabeza orgullosa será aplastada por el pie de una mujer.

Su CUMPLIMIENTO. — Llegó por ñn el momento en que el Señor va a cumplir su antigua promesa. Durante miles de años el mundo estuvo esperando y a pesar de sus crímenes y maldades, esta esperanza no se apagó nunca. En el curso de los siglos la misericordia divina multiplicó los milagros, las profecías y las figuras para recordar el contrato que se dignó hacer con el hombre. La sangre del Mesías pasó de Adán a Noé; de Sem a Abrahán, Isaac y Jacob; de David y Salomón a Joaquín; ahora corre por las venas de María, hija de Joaquín. María es la mujer por la cual debe ser levantada la maldición que pesa sobre nuestra raza. Al crearla el Señor inmaculada, constituyó con esto una enemistad irreconciliable entre ella y la serpiente y, en este día, esta hija de Eva va a reparar la caída de su madre; a levantar a su sexo de la humillación en que se ha visto hundido, y cooperar directa y eficazmente a la victoria que el Hijo de Dios ha obtenido en persona sobre el enemigo de su gloria y de todo el género humano.

LA ANUNCIACIÓN. — La tradición y luego la Iglesia, señaló el 25 de Marzo como el día en que se va a cumplir el misterioMaría, sola, en el recogimiento de la oración, ve aparecer delante de ella al [Arcángel bajado del cielo, que viene a recibir su consentimiento, en nombre de la Santísima Trinidad. Asistamos a la entrevista del Angel con María y retrasemos al mismo tiempo nuestro pensamiento a los primeros días del mundo. San Ireneo, obispo mártir del siglo n, fiel eco de la doctrina de los Apóstoles, nos enseñó a comparar esta tan sublime escena con la que tuvo lugar en el paraíso terrenal2. 


Leer Mas Sensus Fidelium 

lunes, 22 de marzo de 2021

Oración de protección a San Benito contra las herejías, hechicerías y contra las asechanzas de los espíritus malignos

 


Abad. Fue un poderoso exorcista.

Pon a Cristo antes que todo.
No antepongan nada absolutamente a Cristo - De la regla de San Benito.

 
 
ORACIÓN PARA PEDIR SU PROTECCIÓN

Santísimo confesor del Señor; Padre y jefe de los monjes, interceded por nuestra santidad, por nuestra salud del alma, cuerpo y mente.
Destierra de nuestra vida, de nuestra casa, las asechanzas del maligno espíritu. Líbranos de funestas herejías, de malas lenguas y hechicerías.
Pídele al Señor, remedie nuestras necesidades espirituales, y corporales. Pídele también por el progreso de la santa Iglesia Católica; y porque mi alma no muera en pecado mortal, para que así confiado en Tu poderosa intercesión, pueda algún día en el cielo, cantar las eternas alabanzas. Amén.
Jesús, María y José os amo, salvad vidas, naciones y almas.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.

Con licencia eclesiástica.
 
✞Oremus. In nomine Patri, et Filii et Spiritui Sancti
Crux Sancti Patrix Benedicti Crux Sancta sit mihi lux Non draco sit mihi dux Vade retro satana Nunquam suade mihi vana Sut mala quae libas Ipse venena bibas Amén.
Cruz del Santo Padre Benito. Cruz Santa sé mi Luz y no sea nunca el demonio (dragón) mi conductor. ¡Aléjate, Satanás! No me persuadirás de cosas vanas. Son malas las cosas que me ofreces, bebe tú mismo tu veneno. En el Nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo . Amén.✞

Sancte Pater Benedicte, R. ora pro nobis


 
ORACIÓN DE PETICIÓN
Te saludamos con filial afecto, Oh glorioso Padre San Benito, obrador de maravillas, cooperador de Cristo en la obra de salvación de las almas. ¡Oh Patriarca de los monjes! Mira desde el cielo la viña que plantó tu mano. Multiplica el número de tus hijos, y santifícalos. Protege de un modo especial a cuantos nos ponemos con filial cariño bajo tu amparo y protección. Ruega por los enfermos, por los tentados, por los afligidos, por los pobres, y por nosotros que te somos devotos.
Alcánzanos a todos una muerte tranquila y santa como la tuya. Aparta de nosotros en aquella hora suprema las acechanzas del demonio, y aliéntanos con tu dulce presencia.
Ahora consíguenos la gracia especial que te pedimos
[Mencionar tu petición]
Oh! Padre Eterno, te suplico que destruyas el poder de tus más grandes enemigos: los espíritus malignos. Arrójalos a lo más profundo del infierno y déjalos ahí para siempre. Amén.

 NOVENA PARA PETICIÓN A SAN BENITO
 
Se repite por nueve días consecutivos.

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. 

En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.


Oración de introducción


¡Oh glorioso San Benito, modelo sublime de todas las virtudes, vaso puro de la gracia de Dios! Mírame, humildemente arrodillado a tus pies.


Imploro a tu amoroso corazón que ore por mí ante el trono de Dios.


A ti recurro en todos los peligros que me rodean a diario.


Protégeme contra mis enemigos, inspírame a imitarte en todas las cosas.


Que tu bendición me acompañe siempre, para que pueda evitar todo lo que Dios prohíbe y evitar las ocasiones de pecado.


Consígueme bondadosamente de Dios aquellos favores y gracias de que estoy tan necesitado, en las pruebas, miserias y aflicciones de la vida.


Tu corazón siempre estuvo tan lleno de amor, compasión y misericordia hacia aquellos que estaban afligidos o atribulados de alguna manera.


Nunca despediste sin consuelo y ayuda a nadie que recurriera a ti.


Invoco, por tanto, tu poderosa intercesión, confiado en la esperanza de que escucharás mis oraciones y me obtendrás la gracia y el favor que con tanto fervor imploro y que pido para la mayor gloria de Dios y el bien de mi alma (menciona aquí tus intenciones) y que os encomiendo a fin de que tengan una feliz solución. Amén.


Oración final


Ayúdame, oh gran San Benito, a vivir y morir como un hijo fiel de Dios, a ser siempre sumiso a su santa voluntad y a alcanzar la felicidad eterna del cielo. Amén.



† En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

 
 
LA PROTECCIÓN DE LA MEDALLA
  • Para destruir la brujería y todas las demás influencias y obsesiones diabólicas;
  • Para impartir protección a las personas tentadas, engañadas, o atormentadas por espíritus malignos;
  • Para obtener la conversión de los pecadores en la Iglesia Católica, especialmente cuando se encuentran en peligro de muerte;
  • Para servir como una armadura contra la tentación;
  • Para destruir los efectos del veneno;
  • Para asegurar un parto oportuno y saludable para los niños;
  • Para brindar protección contra las tormentas y los rayos;
  • Para servir como un remedio eficaz para dolencias corporales y un medio de protección contra las enfermedades contagiosas.
  • Quienes lleven la medalla de San Benito, como un sacramental que es, a la hora de la muerte serán protegidos de todo mal siempre que se encomienden al Padre Celestial, se confiesen y reciban la comunión o al menos invoquen el nombre de Jesús con profundo arrepentimiento
 Devocionario católico y Foros de la Virgen María
 
 Oración
Señor, Dios nuestro, que hiciste del abad san Benito un esclarecido maestro en la escuela del divino servicio, concédenos, por su intercesión, que, prefiriendo tu amor a todas las cosas, avancemos por la senda de tus mandamientos con libertad de corazón. Por nuestro Señor Jesucristo.

viernes, 19 de marzo de 2021

Oración a San José del Papa León XIII

 


A vos, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación,

y después de invocar el auxilio de vuestra Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María,Madre de Dios, os tuvo unido y, por el paterno amor con que abrazasteis al Niño Jesús, humildemente os suplicamos volváis benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con vuestro poder y auxilio socorráis nuestras necesidades. 

Proteged, oh providentísimo Custodio de la Sagrada Familia la escogida descendencia de Jesucristo; apartad de nosotros toda mancha de error y corrupción; asistidnos propicio, desde el Cielo, fortísimo libertador nuestro en esta lucha con el poder de las tinieblas y, como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús del inminente peligro de su vida, así, ahora, defended la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, y a cada uno de nosotros protegednos con perpetuo patrocinio, para que, a ejemplo vuestro y sostenidos por vuestro auxilio, podamos santamente vivir y piadosamente morir y alcanzaren el Cielo la eterna felicidad.  


Amén.  


San José fue declarado por el Papa Benedicto XV en 1920 como santo patrón contra el comunismo, contra el contagio del socialismo, contra el naturalismo y contra la relajación moral

jueves, 18 de marzo de 2021

Catequesis de San Cirilo de Jerusalén sobre el Anticristo

 

SAN CIRILO DE JERUSALEN, OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA 


El Anticristo, producto del diablo

11. Pero ya anteriormente, cuando estaba previsto que se encarnase y cuando se esperaba que Dios naciese de la Virgen, el diablo había retorcido previamente la realidad falseándola y sembrando astutamente, entre los adoradores de ídolos como falsos dioses, fábulas sobre paternidades y engendramientos. De este modo, si la falsedad ganaba terreno, la razón, según él (el diablo) pensaba, no encontraría la fe. Pues bien, cuando el verdadero Cristo venga por segunda vez, el enemigo14, aprovechándose de la expectación de los sencillos, sobre todo de los circuncisos, hará surgir un gran hombre, muy experto en las artes perversas de las hechicerías y los encantamientos15 y que usurpará la autoridad del Imperio romano dándose a sí mismo falsamente el nombre de Cristo. De ese modo engañará, mediante este nombre de Cristo, a los judíos que esperan al Ungido (es decir, Mesías y Cristo)16. También arrastrará a los gentiles con sus prodigios de magia y con sus engaños.

La llegada del Anticristo

12. El Anticristo mencionado llegará cuando se hayan completado los días del imperio Romano17 y esté ya muy próximo el fin del mundo. Diez reyes de los Romanos se levantarán a la vez en lugares quizá diversos, pero reinando todos a la vez. Después de estos, el undécimo será el Anticristo18, que usurpará el poderío romano apoyándose en las artes de la magia. Humillará a los tres que reinaron antes de él (cf. Dan. 7,24), pero a los siete restantes los tendrá sujetos a su dominio. En un principio simulará, como si fuese instruido y prudente, clemencia, moderación y humanidad, pero engañará a los judíos a través de señales y prodigios falsos provenientes de engaños mediante la magia como si él hubiese sido esperado como el Cristo. Después se caracterizará por la crueldad y el crimen, de manera que superará en maldad a todos los injustos e impíos que le precedieron. Dirigirá su ánimo sanguinario, de inflexible dureza, inmisericorde y cambiante, contra todos, pero especialmente contra nosotros los cristianos. Pero después de tres años y tres meses en que habrá realizado sus planes, será quitado de en medio por la segunda venida gloriosa, desde los cielos, del Hijo unigénito de Dios, nuestro Señor y Salvador Jesús, el Cristo verdadero, el cual, haciendo perecer con el aliento de su boca al Anticristo, lo entregará al fuego eterno.

Más detalles sobre la llegada del Anticristo

13. Pero esto lo enseñamos, no imaginándonoslo, sino desde las Escrituras que la Iglesia lee, y sobre todo basándonos en la profecía de Daniel que hemos leído antes, tal como el arcángel Gabriel la interpretó con estas palabras: «La cuarta bestia será un cuarto reino que habrá en la tierra, diferente de todos los reinos». Los autores eclesiásticos nos han transmitido que se trata del Imperio romano. Pues el primero de los reinos ilustres fue el imperio de los asirios; el siguiente, el de los medos y los persas; el tercero, después de éstos, el imperio de los macedonios; el cuarto es el actual de los romanos. En lo que sigue, Gabriel hace esta interpretación: «Y los diez cuernos: de este reino saldrán diez reyes, y saldrá después de ellos otro que superará a todos los anteriores a él en males (Dan 7,24 LXX). No sólo se refiere a aquellos diez, sino a todos los que le precedieron. «Y derribará a tres reyes» (ibid.): de aquellos diez de antes, como es evidente. Pero si humilla, de aquellos diez, a tres, él reinará como el octavo. Y dice: «proferirá palabras contra el Altísimo» (Dan 7,25): será un hombre blasfemo, que no hará caso de las leyes, y que no habrá recibido de sus padres el reino, sino que se habrá adueñado del poder con las artes de la magia.

Utilizará a Satanás como instrumento de mentira

14. Pero, ¿quién es éste o quién es el que realiza sus obras? Haznos de intérprete, Pablo. Su llegada, afirma, «estará señalada por el influjo de Satanás, con toda clase de milagros, señales, prodigios engañosos» (2 Tes 2,9). Con esto se refiere a que utilizará a Satanás como instrumento que actuará personalmente y por sí mismo. Pues, sabedor de que no habrá demora en su juicio, ya no presentará batalla por medio de sus ministros, como de costumbre, sino más abiertamente por sí mismo: «con todas las señales y prodigios engañosos». Pues el que es «padre de la mentira» (Jn 8,44) hará ostentación de las obras de mentira mediante apariencias fingidas, de manera que las muchedumbres crean que ven que un muerto ha resucitado sin que sea verdad, o a los cojos andar y a los ciegos recibir la vista, cuando en realidad no se da ninguna de estas curaciones.

Dominará sobre el Templo

15. Y dice a su vez: «El Adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto (2 Tes 2,4; cf. Dan 11,36 y, de nuevo, Apoc 13,1-8)19, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios» (2 Tes, ibid.). Pero ¿de qué templo se trata, puesto que aquél de los judíos ya fue destruido? ¡Desde luego no se refiere a este templo en el que estamos! ¿Por qué decimos todo esto? No se trata en realidad de que experimentemos complacencia en nosotros mismos. Pero si él20 ha de venir a los judíos como si fuera el Mesías y quiere ser adorado por los judíos para engañarlos más, hará gala de un grandísimo interés por el templo. Irá extendiendo la impresión de que es del linaje de David, el cual preparó el templo que Salomón había de construir. Pero entonces vendrá el Anticristo, y en el templo de los judíos no quedará piedra sobre piedra según el anuncio del Salvador (Mt 24,2)21, cuando hayan caído por hacerse viejos o al echarlos a tierra con el pretexto de nuevas construcciones, o al ser removidas todas las piedras por cualquier otra causa—y no me refiero a las piedras de fuera, sino a las de la estancia interior, donde estaban los querubines—, entonces vendrá aquel «con todas las señales y los portentos de la mentira». Se pondrá en contra de todos los ídolos y, en los comienzos simulará humanidad, pero después dará muestras de fiereza sobre todo contra los santos de Dios. Pues dice: «Yo contemplaba cómo este cuerno hacía la guerra a los santos» (Dan 7,21). Y también en otro lugar: «Será aquel un tiempo de angustia como no habrá habido hasta entonces otro desde que existen las naciones» (Dan 12,1). Es una fiera terrible, un gran dragón para los hombres invencible, dispuesto a devorarlos. De él podemos decir muchas cosas basándonos en las Escrituras, aunque, ajustándonos a lo dicho, tendremos bastante de momento.

La persecución tendrá una duración y un límite

16. NU/000036-MESES: Por ello, conociendo el Señor la fuerza de este adversario, concedió la venia a los piadosos diciendo: «Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes» (Mt 24,16). Pero si alguien se cree de una enorme fortaleza, como para luchar contra Satanás, manténgase firme (pues yo no desespero del vigor de la Iglesia) y diga: «¿Quién nos separará del amor de Cristo?...» (Rm 8,35 ss.). Pero los que somos miedosos, pongámonos a seguro y, llenos de confianza, dispongámonos a la lucha. «Porque habrá entonces una gran tribulación, cual no la hubo desde el principio del mundo hasta el presente ni volverá a haberla» (Mt 24,21; Cf. Dan 12,1). Pero gracias sean dadas a Dios, que ha limitado a pocos días la magnitud de esa aflicción. Dice, en efecto: «En atención a los elegidos se abreviarán aquellos días» (Mt 24,22). Entretanto reinará el Anticristo tres años y medio. Y esto no lo decimos tomándolo de los apócrifos, sino de Daniel. Pues dice: «Y los santos serán entregados en sus manos por un tiempo y tiempos y medio tiempo» (Dan 7,25; Apoc 12,1422). Y un «tiempo» es un año, en el cual su venida se acercará sensiblemente. Pero «tiempos» son los dos años restantes de la impiedad. Todos ellos, reunidos, son tres años y el «medio tiempo» son seis meses23. A su vez dice Daniel esto mismo en otro lugar: «Oí... jurar... por aquel que vive eternamente: «Un tiempo, tiempos y medio tiempo» (Dan 12,7)24. Quizá también algunos25 han interpretado en este sentido lo que sigue: «Mil doscientos noventa días». Y también esto: «Dichoso aquel que sepa esperar y alcance mil trescientos treinta y cinco días» (Dan 12,11-12). Por eso conviene ocultarse y huir, pues tal vez no terminaremos las ciudades de Israel hasta que venga el Hijo del hombre (cf. Mt 10,23).

Dios permitirá la persecución final

17. ¿Quién será el bienaventurado que entonces sufrirá piadosamente el martirio por Cristo? Pues yo diría que los mártires de esa época estarán por encima de todos los mártires. Porque los mártires de tiempos anteriores sólo han luchado con hombres. Pero quienes vivan en la época del Anticristo saldrán a la lucha con el mismo Satanás en persona. Los reyes que entonces fueron perseguidores, entregaban a la muerte, pero no simulaban que ellos resucitasen a los muertos ni hacían ostentación de señales y prodigios aparentes. Pero éste (el Anticristo) provocará a la vez el terror y el engaño «capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos» (Mt 24,24). Que a nadie de los que entonces vivan le venga a la mente este pensamiento: ¿Es que Cristo hizo algo más que éste? ¿Con qué poder hace (el Anticristo) estas cosas? Ciertamente, si Dios no hubiera querido, no lo habría permitido. El Apóstol te previene y avisa: «Por eso Dios les envía un poder seductor que les hace creer en la mentira» (2 Tes 2,1 1 ) (nótese que pone «envía» en lugar de «permite»), no para que encuentren excusa, sino «para que sean condenados» (2,12). ¿Cómo es que es así? «Todos cuantos no creyeron en la verdad», esto es, en el Cristo verdadero, sino que «prefirieron la iniquidad», es decir, el Anticristo. Estas cosas, sin embargo, las permite Dios, tanto en las persecuciones que aparecen en las diversas épocas como en aquel tiempo venidero. Y no porque no las pueda impedir, sino queriendo coronar—según su costumbre, a través del sufrimiento—a sus propios combatientes, del mismo modo que a sus profetas y apóstoles. De este modo, tras el esfuerzo de un breve tiempo, poseerán como herencia eterna el reino de los cielos. Como dice Daniel: «En aquel tiempo se salvará tu pueblo, todos los que se encuentren inscritos en el Libro» (Dan 12,1)25. Está claro que se refiere al Libro de la vida. «Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra, se despertarán, unos para la vida eterna, otros para el oprobio, para el horror eterno. Los doctos brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a la multitud la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad» (12,2-3).

Ultimas advertencias sobre el Anticristo

18. Protégete, pues, hombre, a ti mismo. Sabes ya los signos del Anticristo. No los recuerdes sólo para ti, sino comunícalos también, sin envidia, a todos (cf.Sab 7,13). Si tienes un hijo según la carne, instrúyelo ya y adviértele. Y si engendraste a alguien por la catequesis27, haz que sea cauto y que no tome a un falso Mesías por verdadero. «Porque el misterio de la impiedad ya está actuando» (2 Tes 2,7). Me aterrorizan las guerras entre las naciones, me aterrorizan las escisiones de las Iglesias, me aterroriza el odio mutuo entre hermanos. Y estas cosas se mencionan, pero que no se hagan realidad en nuestros tiempos, aunque, entre tanto, seamos cautos. Y con todo esto es suficiente acerca del Anticristo.

La espera de la venida definitiva del Señor

19. Pero levantemos la vista y esperemos al Señor, que ha de venir en las nubes desde los cielos. Entonces sonarán las trompetas de los ángeles. Los que hayan muerto en Cristo resucitarán primero, los piadosos que estén con vida serán tomados en las nubes y recibirán el premio a sus trabajos. Así serán también honrados en lo humano, ya que lucharon por encima de las fuerzas humanas. Como dice el apóstol Pablo, al escribir: «El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar. Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes, junto con ellos, al encuentro del Señor en los aires. Y así estaremos siempre con el Señor» ( I Tes 4,16-17).

La antidoctrina de Bergoglio contradice las enseñanzas de San Cirilo de Jerusalén

 
Obispo y Doctor de la Iglesia
Fiesta: 18 de Marzo

Gran defensor de la divinidad de Cristo frente a la herejía del arrianismo. 

«¿Quién será el bienaventurado que entonces sufrirá piadosamente el martirio por Cristo? Pues yo diría que los mártires de esa época estarán por encima de todos los mártires. Porque los mártires de tiempos anteriores sólo han luchado con hombres. Pero quienes vivan en la época del Anticristo saldrán a la lucha con el mismo Satanás en persona»
(San Cirilo de Jerusalén)

 San Cirilo de Jerusalén: "Y en otras épocas los herejes eran claramente perceptibles, pero ahora está la Iglesia llena de herejes ocultos. Los hombres se han apartado de la verdad y sienten el afán de novedades (cf. 2 Tim 4,3-4)"

"Ultimas advertencias sobre el Anticristo                      18. Protégete, pues, hombre, a ti mismo. Sabes ya los signos del Anticristo. No los recuerdes sólo para ti, sino comunícalos también, sin envidia, a todos (cf.Sab 7,13). Si tienes un hijo según la carne, instrúyelo ya y adviértele. Y si engendraste a alguien por la catequesis27, haz que sea cauto y que no tome a un falso Mesías por verdadero. «Porque el misterio de la impiedad ya está actuando» (2 Tes 2,7)." 

SAN CIRILO DE JERUSALEN, OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA 

Denzingerbergoglio

  … juzga la idea (herética) de Francisco de que dentro de otros cultos se obtienen beneficios espirituales y se da gloria a Dios

  • Dios no acepta el culto de quienes no adoran al Hijo

El Padre se indigna cuando el Hijo unigénito es privado de su honor. Un rey considera grave que alguien insulte a un simple soldado. Por tanto, si se trata indecorosamente a alguien de las personas más honorables, compañeros o amigos, más se enciende la propia cólera. Y si alguien injuria al Hijo único del Rey, ¿quién aplacará y suavizará al Padre del Hijo unigénito de tal modo conmovido? Si alguien, por consiguiente, quiere ser piadoso para con Dios, adore al Hijo; de otro modo, el Padre no admitirá su culto. (San Cirilo de Jerusalén. Catequesis X, Un solo Señor, Jesucristo, n. 1-2)

… juzga la idea (herética) de Francisco de que católicos y musulmanes adoran al mismo Dios

  • El Padre no admite el culto de quien no adora al Hijo y se indigna cuando es privado de su honor

El Padre se indigna cuando el Hijo unigénito es privado de su honor. Un rey considera grave que alguien insulte a un simple soldado. Por tanto, si se trata indecorosamente a alguien de las personas más honorables, compañeros o amigos, más se enciende la propia cólera. Y si alguien injuria al Hijo único del Rey, ¿quién aplacará y suavizará al Padre del Hijo unigénito de tal modo conmovido?
Si alguien
, por consiguiente, quiere ser piadoso para con Dios, adore al Hijo; de otro modo, el Padre no admitirá su culto. (
San Cirilo de Jerusalén. Catequesis X, Un solo Señor, Jesucristo, n. 1-2)



Anti Papa: Los que son cristianos, con la Biblia, y los que son musulmanes con el Corán


Si alguna vez oyes a un hereje que diga que hay algún otro (dios) que sea bueno o justo, dándote cuenta al punto de la herejía, reconoce el dardo envenenado. San Cirilo de Jerusalen

 

Además de las buenas obras, se requieren creencias correctas  2. Pues la piedad consta de dos cosas, los sagrados dogmas y las buenas obras: ni es agradable a Dios la doctrina sin buenas acciones, ni Dios acepta las obras separadas de las creencias religiosas. ¿Qué utilidad tiene el recto sentir acerca de Dios si se fornica deshonestamente? Y, a la inversa, ¿de qué sirve obrar con pudor—lo que en sí es correcto si luego se blasfema impíamente? Por consiguiente, es de gran valor el conocimiento que se pueda tener de los dogmas. Para ello es necesario tener una mente vigilante, como quiera que hay quienes obtienen su botín por medio de la filosofía y vanas falacias (Col 2,8). Los gentiles seducen a diversas realidades mediante un hablar suave, pues «miel destilan los labios de la meretriz» (Prov 5,3). Y quienes provienen de la circuncisión engañan a quienes se les acercan con falsas interpretaciones de la sagrada Escritura (cf. Tit 1,10-11), comentándola desde su infancia hasta su vejez y envejeciendo en la ignorancia de la realidad (cf. 2 Tim 3,7). Los herejes, por su parte, engañan a los humildes mediante la blandura de su lenguaje y la suavidad en el decir (cf. Rom 16,18), entrelazando con el dulce nombre de Cristo los dardos envenenados de los decretos impíos. De todos ellos a la vez dice el Señor: «Mirad que nadie os lleve a engaño» (Mt 24,4). Por ello se entrega la doctrina de la fe y se hacen exposiciones de la misma. San Cirilo de Jerusalén  



 

… juzga la oración hecha por Francisco en el encuentro ecuménico e interreligioso de Sarajevo

  • El Padre se indigna cuando el Hijo unigénito es privado de su honor

Aquellos a quienes se ha enseñado a creer en “un solo Dios, Padre todopoderoso”, deben creer también en el Hijo unigénito. Pues “todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre” (1 Jn 2, 33). “Yo soy la puerta” (Jn 10, 9), dice Jesús. “Nadie va al Padre sino por mi” (Jn 14, 6). Si niegas la puerta, te permanecerá cerrado el conocimiento que lleva al Padre. “Nadie conoce bien al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar” (Mt 11, 27b). Pues si niegas a aquel que revela, permanecerás en la ignorancia. Dice una sentencia en los Evangelios: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él” (Jn 3, 36). El Padre se indigna cuando el Hijo unigénito es privado de su honor. Un rey considera grave que alguien insulte a un simple soldado. Por tanto, si se trata indecorosamente a alguien de las personas más honorables, compañeros o amigos, más se enciende la propia cólera. Y si alguien injuria al Hijo único del Rey, ¿quién aplacará y suavizará al Padre del Hijo unigénito de tal modo conmovido?
Si alguien, por consiguiente, quiere ser piadoso para con Dios, adore al Hijo; de otro modo, el Padre no admitirá su culto
. El Padre exclamó desde el cielo diciendo: “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco” (Mt 3, 17). En el Hijo se complugo el Padre. Si tú no encuentras también en él tu complacencia, no tendrás la vida. No te dejes arrastrar por los judíos, que mala y astutamente dicen, sí, que hay un solo Dios. Pero, junto a este reconocimiento de que solo hay un Dios, reconoce a la vez que existe un Hijo único de Dios. No he sido yo el primero en decir esto, sino que acerca de la persona del Hijo dice el salmista: “Voy a anunciar el decreto de Yahvé: Él me ha dicho: ‘Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy’” (Ps 2, 7). No atiendas, pues, a lo que dicen los judíos, sino a lo que hablan los profetas. ¿Te asombras de que desprecien las voces de los profetas cuando ellos mismos los lapidaron y entregaron a la muerte? (
San Cirilo de Jerusalén. Un solo Señor, Jesucristo, Catequesis X, n. 1-2)
  • Los judíos no aceptan al Hijo, con lo que son contrarios a sus propios profetas

Y es por razón de los judíos por lo que hemos de sentir estas cosas más sublimes. Pues ellos admiten en sus enseñanzas que solo hay un único Dios (a pesar de que a veces lo han negado mediante el culto a los ídolos). Pero no lo aceptan como Padre de nuestro Señor Jesucristo. Con lo cual son de sentir contrario a sus propios profetas, que afirman en la Sagrada Escritura: “Tu eres mi hijo, yo te he engendrado hoy” (Ps 2, 7). Viven agitados hasta el día de hoy y “conspiran aliados contra Dios y contra su Ungido” (Ps 2, 2), creyendo poder conseguir el favor del Padre sin mostrar piedad hacia el Hijo. Con ello ignoran que nadie va al Padre sino por el Hijo (Jn 14, 6), que dice: “Yo soy la puerta” (Jn 10, 9) y “Yo soy el camino” (Jn 14, 6). Así, pues, quien rechaza el camino que conduce al Padre y niega la puerta, ¿cómo podrá tener con honor acceso hasta Dios? (San Cirilo de Jerusalén. El Señorío del Dios Único, Catequesis VI, n. 2)

... sobre todo odiarás todas las reuniones de los herejes infractores

 

… juzga la idea de «Pan de Vida» que tiene Francisco

La Eucaristía es pan celestial y bebida saludable

Existían también, en la antigua Alianza, los panes de la proposición; pero, puesto que se referían a una alianza caduca, tuvieron un final. Pero, en la nueva Alianza, el pan es celestial y la bebida saludable, y santifican el alma y el cuerpo. Pues, como el pan le va bien al cuerpo, así también el Verbo [Cristo] le va bien al alma. (San Cirilo de Jerusalén. Catequesis XXII, El Cuerpo y la Sangre del Señor, n. 5)



… juzga la idea de la omnipotencia de Dios que tiene Francisco

  • Nada se encuentra sustraído al poder de Dios

Nada, pues, se encuentra sustraído al poder de Dios. De él dice la Escritura: ‘Toda cosa es sierva suya’ (Sal 119, 91). (San Cirilo de Jerusalén, Catequesis bautismal, 8, 5) 


El Anticristo, producto del diablo   11. Pero ya anteriormente, cuando estaba previsto que se encarnase y cuando se esperaba que Dios naciese de la Virgen, el diablo había retorcido previamente la realidad falseándola y sembrando astutamente, entre los adoradores de ídolos como falsos dioses, fábulas sobre paternidades y engendramientos. De este modo, si la falsedad ganaba terreno, la razón, según él (el diablo) pensaba, no encontraría la fe. Pues bien, cuando el verdadero Cristo venga por segunda vez, el enemigo, aprovechándose de la expectación de los sencillos, sobre todo de los circuncisos, hará surgir un gran hombre, muy experto en las artes perversas de las hechicerías y los encantamientos y que usurpará la autoridad del Imperio romano dándose a sí mismo falsamente el nombre de Cristo. De ese modo engañará, mediante este nombre de Cristo, a los judíos que esperan al Ungido (es decir, Mesías y Cristo)16. También arrastrará a los gentiles con sus prodigios de magia y con sus engaños. 

Quienes, ante todas las evidencias de la rebelión de Bergoglio contra Dios y la Iglesia, siguen llamando papa a Bergoglio perpetúan el Gran Engaño Mundial

 ¿Alguien que realmente ve puede llamar oveja a un lobo? PRIMER MANDAMIENTO: No tendrás dioses ajenos delante de mí...No te inclinarás ante ...