Las enseñanzas de San Ireneo nos muestran que Bergoglio no posee la fe católica.
La antidoctrina del falso papa anti católico Jorge Mario Bergoglio contradice a todos los Padres de la Iglesia Católica he aquí otro ejemplo.
San Ireneo mártir, Obispo de Lyon y Padre de la Iglesia
San Ireneo fue discípulo de la San Policarpo quién fue discípulo del Apóstol San Juan.
San Ireneo luchó contra la Herejía de los gnósticos.
"Además de esta blasfemia contra Dios, él [Marción], hablando con la boca del diablo, dijo en directa oposición con la verdad, él y otros como él, los sodomitas, los egipcios, a todas las naciones que practicaban todo tipo de abominación, fueron salvados por el Señor.
Quien no cumple los mandamientos es castigado, quien los cumple es premiado
Pues en un principio Dios amonestó a los seres humanos por medio de los preceptos naturales que desde el inicio inscribió en su naturaleza, es decir por el Decálogo —ya que, si alguien no los cumple, no obtendrá la salvación—, y nada más les pidió entonces, como dice Moisés en el Deuteronomio: “Estos son todos los mandamientos que el Señor dirigió desde el monte a toda la comunidad de los hijos de Israel, nada más añadió, las escribió en dos tablas de piedra que me entregó” (Dt 5, 22), y ordenó que observaran estos preceptos quienes quisieran seguirlo (Dt 19,17). […] Mas si alguno, mirando la desobediencia de los israelitas desviados, juzgare débil la Ley, hallará en nuestra vocación que “muchos son los llamados, y pocos los elegidos” (Mt 22, 14). Muchos son lobos por dentro, aunque por fuera se visten con piel de oveja (Mt 7,15). Dios siempre ha protegido, por una parte la libertad y decisión del ser humano, y por otra su exhortación a él: por ello quienes no obedecen son justamente juzgados por su desobediencia, y quienes obedecen y creen reciben la corona incorruptible. (San Ireneo de Lyon. Contra los herejes, lib. IV, cap. 15, n. 1-2)
Quienes desprecian a Dios y no le obedecen, serán arrojados a la perdición eterna
Si es el mismo aquel a quien los profetas anunciaron, el Hijo de Dios nuestro Señor Jesucristo, cuya venida trae consigo una mayor gracia y premio a quienes le recibieron, es claro que es también el mismo Padre aquel a quien los profetas predicaron, y que el Hijo, al venir, no nos dio a conocer a otro Padre sino al mismo que desde el principio había sido anunciado. De éste sacó la libertad para aquellos que de modo legítimo, con ánimo dispuesto y de todo corazón lo sirven. En cambio ha separado de la vida y arrojado a la perdición eterna a quienes desprecian a Dios y no le obedecen, sino que por una gloria humana, han puesto su riqueza en los actos de pureza exterior —los cuales la Ley les había dado como una sombra o trazo que delineaba lo eterno con rasgos temporales, y las cosas celestes con figuras terrenas. Estos fingen observar más de lo que está prescrito, prefiriendo sus propias observancias al mismo Dios: están por dentro llenos de hipocresía, arden en deseos y en todo tipo de malicia (Mt 23, 28). A éstos los arrojará a la perdición eterna, separándolos de la vida. (San Ireneo de Lyon. Contra los herejes, L. IV, 11, 4)
San Ireneo juzga la idea herética modernista de Francisco de que la fe se construye y no se recibe
La Iglesia predica, enseña y transmite la fe con una misma voz
La Iglesia, extendida por el orbe del universo hasta los confines de la tierra, recibió de los Apóstoles y de sus discípulos la fe […]. Esta predicación y esta fe, y, extendida por toda la tierra, con cuidado la custodia como si habitara en una sola familia. Conserva una misma fe, como si tuviese una sola alma y un solo corazón (Ac 4, 32), y la predica, enseña y transmite con una misma voz, como si no tuviese sino una sola boca. Ciertamente son diversas las lenguas, según las diversas regiones, pero la fuerza de la Tradición es una y la misma. (San Ireneo de Lyon. Contra los herejes, I, 10, 1-2)
San Irenero juzga la idea herética de Francisco de que se puede interpretar la verdad en contra del Magisterio infalible
No es necesario buscar en otros la verdad que es tan fácil recibir de la Iglesia
No es preciso buscar en otros la verdad que tan fácil es recibir de la Iglesia, ya que los Apóstoles depositaron en ella, como en un rico almacén, todo lo referente a la verdad, a fin de que “cuantos lo quieran saquen de ella el agua de la vida” (Ap 22, 17). Esta es la entrada a la vida. “Todos los demás son ladrones y bandidos” (Jn 10,1; 8-9). Por eso es necesario evitarlos, y en cambio amar con todo afecto cuanto pertenece a la Iglesia y mantener la Tradición de la verdad. Entonces, si se halla alguna divergencia aun en alguna cosa mínima, ¿no sería conveniente volver los ojos a las Iglesias más antiguas, en las cuales los Apóstoles vivieron, a fin de tomar de ellas la doctrina para resolver la cuestión, lo que es más claro y seguro? Incluso si los Apóstoles no nos hubiesen dejado sus escritos, ¿no hubiera sido necesario seguir el orden de la Tradición que ellos legaron a aquellos a quienes confiaron las Iglesias? (San Ireneo de Lyon. Tratado contra los herejes, L. 3, cap. 4, n. 4, 1-4,2)
San Ireneo juzga la idea herética de Curia Romana que tiene Francisco
Fundada y constituida por Pedro y Paulo
Pero como sería demasiado largo enumerar las sucesiones de todas las Iglesias en este volumen, indicaremos sobre todo las de las más antiguas y de todos conocidas, la de laIglesia fundada y constituida en Roma por los dos gloriosísimos Apóstoles Pedro y Pablo, la que desde los Apóstoles conserva la Tradición y “la fe anunciada” (Rm 1, 8) a los hombres por los sucesores de los Apóstoles que llegan hasta nosotros. Así confundimos a todos aquellos que de un modo o de otro, o por agradarse a sí mismos o por vanagloria o por ceguera o por una falsa opinión, acumulan falsos conocimientos. Es necesario que cualquier Iglesia esté en armonía con esta Iglesia, cuya fundación es la más garantizada —me refiero a todos los fieles de cualquier lugar—, porque en ella todos los que se encuentran en todas partes han conservado la Tradición apostólica. (San Ireneo de Lyon. Adversus Haereses, L. II, 3, 2)
San Ireneo juzga la idea herética neo-quietista de Francisco
Nuestro punto de encuentro: Dios está en la Iglesia y la Iglesia está en Dios
En efecto, “en la Iglesia Dios puso apóstoles, profetas, doctores” (1Co 12,28), y todos los otros efectos del Espíritu. De éste no participan quienes no se unen a la Iglesia, sino que se privan a sí mismos de la vida por su mala doctrina y pésima conducta. Pues donde está la Iglesia ahí se encuentra el Espíritu de Dios, y donde está el Espíritu de Dios ahí está la Iglesia y toda la gracia, ya que el Espíritu es la verdad. (San Ireneo de Lyon, Contra herejes Liv.3 ch.24)
San Ireneo ruega por nosotros.