Esta Novena empieza el viernes siguiente al Día de la Ascensión del Señor.
La Novena en honor al Espíritu Santo, conocida también como la Novena de Pentecostés, es la más antigua de todas las novenas, comenzó bajo la dirección de Nuestro Señor Jesucristo, cuando envió a sus apóstoles a Jerusalén para esperar la venida del Espíritu Santo en el primer Pentecostés.
La Novena en honor al Espíritu Santo, conocida también como la Novena de Pentecostés, es la más antigua de todas las novenas, comenzó bajo la dirección de Nuestro Señor Jesucristo, cuando envió a sus apóstoles a Jerusalén para esperar la venida del Espíritu Santo en el primer Pentecostés.
Pidamos a Dios que también a nosotros nos regale los dones del Espíritu Santo, para alcanzar la Santidad y así poder conocerle verdaderamente, honrarle, amarle y servirle y para que nos ayude a demostrarle nuestro amor, aborreciendo el pecado huyendo de toda ocasión de pecar y cumpliendo fielmente sus Mandamientos y esforzándonos en cumplir su Santa Voluntad.
CUANDO VENGA EL ESPIRITU SANTO SOBRE USTEDES RECIBIRÁN PODER Y SERÁN MIS TESTIGOS ! |
Veni, Sancte Spíritus, et emítte cælitus lucis tuæ rádium. Veni, pater páuperum, veni, dator, múnerum, veni, lumen córdium. Consolátor óptime, dulcis hospes ánimæ, dulce refrigérium. In labóre réquies, in æstu tempéries, in fletu solátium. O lux beatíssima, reple cordis íntima tuórum fidélium. Sine tuo númine nihil est in hómine, nihil est innóxium. Lava quod est sórdidum, riga quod est áridum, sana quod est sáucium. Flecte quod est rígidum, fove quod est frígidum, rege quod est dévium. Da tuis fidélibus in te confidéntibus sacrum septenárium. Da virtútis méritum, da salútis éxitum, da perénne gáudium. Amen.
Mt 24,9-14 -
"Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Y muchos entonces serán escandalizados, y se entregarán unos a otros, y se aborrecerán entre sí. Y se levantarán muchos falsos profetas, y engañarán a muchos. Y porque se multiplicará la iniquidad, se resfriará la caridad de muchos. Mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este Evangelio del reino por todo el mundo, en testimonio a todas las gentes; y entonces vendrá el fin". (vv. 9-14)
"Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Y muchos entonces serán escandalizados, y se entregarán unos a otros, y se aborrecerán entre sí. Y se levantarán muchos falsos profetas, y engañarán a muchos. Y porque se multiplicará la iniquidad, se resfriará la caridad de muchos. Mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este Evangelio del reino por todo el mundo, en testimonio a todas las gentes; y entonces vendrá el fin". (vv. 9-14)
Para hacer esta novena advertimos a nuestros hermanos católicos que han caído en la herejía de creer que un hereje puede ser papa tiene que renunciar primero a la herejía bergogliana porque quienes obedecen a un hereje desobedece a Dios y comete el pecado de Blasfemia contra el Espiritu Santo al impugnar la verdad revelada. Bergoglio ha blasfemado al Espiritu Santo y se opone a su obra que es nuestra Santificación y está enseñando la herejía que se opone a la Verdad Revelada, por lo tanto un Bergogliano no puede ser coherente si pretende orarle al Espíritu Santo y permanecer creyendo en la herejía bergogliana que es opuesta al catolicismo. Quien no ha recibido al Espiritu Santo no es testigo de Cristo, no hace proselitismo porque la señal de que hemos recibido verdaderamente al Espiritu Santo es que obedecemos el mandato de Cristo de ir por todo el mundo para hacer prosélitos de Cristo que se conviertan y se bauticen para que sean salvos. Esa es la señal de que Bergoglio no ha sido elegido por el Espíritu Santo sino que fue elegido por una mafia de apostatas que buscan la perdición de las almas y no le sirve a Dios sino al anticristo.
Jesucristo: “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.
Jesucristo: “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.
"Recuerda, pues, que has recibido el sello del Espíritu, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de piedad, espíritu del santo temor, y conserva lo que has recibido. Dios Padre te ha sellado, Cristo el Señor te ha confirmado y ha puesto en tu corazón, como prenda suya, el Espíritu Santo, como te enseña el Apóstol."
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Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor. Oh, Dios, que con la luz del Espíritu Santo iluminas los corazones de tus fieles, concédenos que guiados por el mismo Espíritu, disfrutemos de lo que es recto y nos gocemos con su consuelo celestial. Ven, Espíritu Santo, por tu don Sabiduría, concédenos la gracia de apreciar y estimar los bienes del cielo y muéstranos los medios para alcanzarlos. Gloria...
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Entendimiento, ilumina nuestras mentes respecto a los misterios de la salvación, para que podamos comprenderlos perfectamente y abrazarlos con fervor. Gloria...
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Consejo, inclina nuestros corazones a actuar con rectitud y justicia para beneficio de nosotros mismos y de nuestros semejantes. Gloria...
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Fortaleza, fortalécenos con tu gracia contra los enemigos de nuestra alma, para que podamos obtener la corona de la victoria. Gloria...
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Ciencia, enséñanos a vivir entre las cosas terrenos para así no perder las eternas. Gloria...
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Piedad, inspíranos a vivir sobria, justa, y piadosamente en esta vida, para alcanzar el cielo en la otra vida. Gloria.
Ven, Espíritu Santo, por tu don de Temor de Dios, hiere nuestros cuerpos con tu temor para así trabajar por la salvación de nuestras almas. Gloria...
Oración. Oh Dios, que has unido las naciones en la confesión de tu nombre, concédenos que los que han renacido por el agua del bautismo, tengan la misma fe en sus corazones y la misma piedad en sus acciones.
Oh Dios, que enviaste el Espíritu Santo a los apóstoles, oye las oraciones de tus fieles para que gocen de la verdadera paz, quienes por tu gracia, han recibido el don de la verdadera fe. Te suplicamos, oh Dios, que tu Santo Espíritu encienda en nuestros corazones esa llama que Cristo trajo a la tierra y deseó ardientemente fuera encendida.
Inflama, oh Señor, nuestros corazones con el fuego del Espíritu Santo, para que te sirvamos castos de cuerpo y limpios de corazón. Enriquece, Señor, nuestros corazones derramando con plenitud tu Santo Espíritu por cuya sabiduría fuimos creados y por cuya providencia somos gobernados.
Te suplicamos, oh Dios Todopoderoso y Eterno, que tu Santo Espíritu nos defienda y habite en nuestras almas, para que al fin, seamos los templos de su gloria.
Te pedimos, Señor, que según la promesa de tu Hijo, el Espíritu Santo nos lleve al conocimiento pleno de toda la verdad revelada. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
“Su actuación es suave y apacible, su experiencia es agradable y placentera, y su yugo es levísimo. Su venida va precedida de los rayos brillantes de su luz y de su ciencia. Viene con la bondad de genuino protector; pues viene a salvar, a curar, a enseñar, a aconsejar, a fortalecer, a consolar, a iluminar, en primer lugar la mente del que lo recibe y después, por las obras de éste, la mente de los demás. Y del mismo modo que el que se hallaba en tinieblas, al salir el sol, recibe su luz en los ojos del cuerpo y contempla con toda claridad lo que antes no veía, así también al que es hallado digno del don del Espíritu Santo se le ilumina el alma y, levantado por encima de su razón natural, ve lo que antes ignoraba.” (S. Cirilo de Jerusalén. Catequesis 16 sobre el Espíritu Santo, 1. Antología de textos n. 2037).
La acción del Espíritu Santo
Del libro de san Basilio Magno, obispo, sobre el Espíritu Santo.
¿Quién, habiendo oído los nombres que se dan al Espíritu, no siente levantado su ánimo y no eleva su pensamiento hacia la naturaleza divina? Ya que es llamado Espíritu de Dios y Espíritu de verdad que procede del Padre; Espíritu firme, Espíritu generoso, Espíritu Santo son sus apelativos propios y peculiares.
Hacia él dirigen su mirada todos los que sienten necesidad de santificación; hacia él tiende el deseo de todos los que llevan una vida virtuosa, y su soplo es para ellos a manera de riego que los ayuda en la consecución de su fin propio y natural.
Él es fuente de santidad, luz para la inteligencia; él da a todo ser racional como una luz para entender la verdad.
Aunque inaccesible por naturaleza, se deja comprender por su bondad; con su acción lo llena todo, pero se comunica solamente a los que encuentra dignos, no ciertamente de manera idéntica ni con la misma plenitud, sino distribuyendo su energía según la proporción de la fe.
Simple en su esencia y variado en sus dones, está íntegro en cada uno e íntegro en todas partes. Se reparte sin sufrir división, deja que participen en él, pero él permanece íntegro, a semejanza del rayo solar cuyos beneficios llegan a quien disfrute de él como si fuera único, pero, mezclado con el aire, ilumina la tierra entera y el mar.
Así el Espíritu Santo está presente en cada hombre capaz de recibirlo, como si sólo él existiera y, no obstante, distribuye a todos gracia abundante y completa; todo disfrutan de él en la medida en que lo requiere la naturaleza de la criatura, pero no en la proporción con que él podría darse.
Por él los corazones se elevan a lo alto, por su mano son conducidos los débiles, por él los que caminan tras la virtud, llegan a la perfección. Es él quien ilumina a los que se han purificado de sus culpas y al comunicarse a ellos los vuelve espirituales.
Como los cuerpos limpios y transparentes se vuelven brillantes cuando reciben un rayo de sol y despiden de ellos mismos como una nueva luz, del mismo modo las almas portadoras del Espíritu Santo se vuelven plenamente espirituales y transmiten la gracia a los demás.
De esta comunión con el Espíritu procede la presciencia de lo futuro, la penetración de los misterios, la comprensión de lo oculto, la distribución de los dones, la vida sobrenatural, el consorcio con los ángeles; de aquí proviene aquel gozo que nunca terminará, de aquí la permanencia en la vida divina, de aquí el ser semejantes a Dios, de aquí, finalmente lo más sublime que se puede desear: que el hombre llegue a ser como Dios.
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