Hace 51 años Nuestra Señora lloró en Nueva Orleans por los pecados de la Homosexualidad y el Aborto

 

Nuestra Señora llora en Nueva Orleans

Escrito por: Ben Broussard

ELLA LLORÓ.

La Estatua de la Virgen Peregrina Internacional de Nuestra Señora de Fátima había estado en peregrinación durante décadas. Había tocado a millones de personas en todo el mundo. Lágrimas de amor y arrepentimiento brotaron de las almas dondequiera que ella iba.

Y sin embargo aquí, ella lloró.

Sus mensajes habían sido escuchados por muchos e ignorados por tantos otros. El Milagro del Sol fue seguido por muchos otros milagros, en Fátima y alrededor del mundo.

Pero los hombres no dejaron de pecar. Por esto, ella lloró.

Oración, sacrificio y enmienda de vida. Estas simples solicitudes transformaron la vida de tres niños pequeños. Los desastres, castigos y calamidades mundiales que predijo en 1917 deberían haber sido una llamada de atención.

El mundo no atendería la llamada. ¿Prestaría atención a sus lágrimas?

El 16 de julio de 1972, 

se tomaron fotos de la Estatua de la Virgen Peregrina Internacional de Nuestra Señora de Fátima que fue noticia en todo el mundo. La estatua había sido fotografiada muchas veces antes, pero nunca derramando lágrimas. Las lágrimas se confirmaron como auténticas y no se pudo encontrar ninguna explicación humana para el llanto de la estatua.

Con el paso de 51 años, echemos un vistazo a lo que condujo a este milagro y lo que ha sucedido en los años intermedios. Las lágrimas de la Reina del Cielo apuntan a los castigos por venir.

NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA EN NUEVA ORLEANS

El padre Joseph Breault

se desempeñó como tercer custodio de la Estatua de la Virgen Peregrina Internacional. En julio de 1972, organizó la primera visita de la estatua a la Arquidiócesis de Nueva Orleans. Del 6 al 16 de julio, el Padre Breault llevó a Nuestra Señora de Fátima a iglesias grandes y pequeñas. Procesiones públicas, rosarios, un Triduo Mariano y muchas Misas fueron parte de las devociones.

Una noticia terrible estaba en la mente de todos: no mucho antes, un hombre trastornado empuñando un martillo atacó la Pieta-de-Miguel-Ángel en la Basílica de San Pedro. Este horrible sacrilegio subrayó la necesidad de oración en reparación.

Monseñor Elmo Romagosa, editor del periódico arquidiocesano Clarion Herald, habló con el Padre Breault al final de esta gira.

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Monseñor Romagosa luego realizó varias pruebas para asegurarse de que no había una explicación natural para lo que presenció. Plenamente satisfechos de la naturaleza milagrosa de las lágrimas, todos se arrodillaron y rezaron una década del rosario.

Mientras Monseñor Romagosa empacaba su equipo de cámara y se preparaba para irse, el Padre Breault le dijo proféticamente: “Padre, la Virgen tiene un mensaje para el mundo, pero muy pocos quieren escuchar”.

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SE CORRE LA NOTICIA DEL MILAGRO

Las fotos de monseñor Romagosa pronto se publicarían y luego se difundirían por todas partes. El interés local en Nueva Orleans resultó en una campaña de petición para que la estatua regresara nuevamente. El arzobispo Hannan ordenó una investigación, en la que los hallazgos anteriores de Monseñor Romagosa fueron confirmados. Los analistas de laboratorio determinaron que el líquido de los ojos de la estatua eran lágrimas humanas reales. Todas las dudas sobre la naturaleza milagrosa de las lágrimas fueron dejadas de lado.

Otras publicaciones en los Estados Unidos y en el extranjero rápidamente se hicieron cargo de la historia. Dado todo lo que estaba sucediendo en el mundo en ese momento, los católicos no tardaron en reconocer el significado.

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¿POR QUÉ LLORA NUESTRA SEÑORA?

Las fotografías y la evidencia física confirmaron el derramamiento de lágrimas. Entonces surgió la pregunta obvia: ¿por qué?

El Prof. Plinio Corrêa de Oliveira escribió sobre los dolores de la Santísima Madre:

¿Quién, señora mía, al veros derramar tales lágrimas se atrevería a preguntaros por qué lloráis? Ni la tierra, ni el mar, ni todos los cielos pueden servir de término de comparación a tu dolor.

Cuando Nuestra Señora apareció en Fátima, sus últimas palabras a los tres niños resumieron la totalidad de los mensajes:

“Que no ofendan más a Nuestro Señor, que ya está tan ofendido”.

Con el paso del tiempo, está claro que los hombres no hicieron caso a sus palabras. ¿Qué más podía hacer que llorar por sus hijos descarriados?

Ella lloró en la ciudad de Nueva Orleans, conocida desde hace mucho tiempo como un destino para el pecado y el vicio. La extravagancia de Mardi Gras aumentaría en inmoralidad durante la década de 1970. Fue en 1978 cuando los participantes comenzaron a desnudarse por el collar de cuentas. Se estima que esto ocurre 1000 veces cada tres minutos durante el Carnaval de Nueva Orleans.

Agosto de 1972, apenas un mes después de que Nuestra Señora derramara lágrimas, marcó la primera Decadencia Sureña en el Barrio Francés. Comenzando pequeño, este festival ha crecido hasta convertirse en uno de los eventos homosexuales más grandes del mundo, con pecados de impureza y desnudez en público. Se estima que 250.000 participaron en esta celebración del libertinaje en 2018.

En 2005, Nueva Orleans fue devastada por el huracán Katrina. Las imágenes de calles inundadas y diques rotos captaron la atención del mundo.

En una entrevista después del paso del huracán, el arzobispo jubilado Hannan de Nueva Orleans declaró:

“He estado hablando en parroquias locales,

y esto es lo que seguí diciéndole a la gente. Yo digo, mira, somos responsables no solo de nuestras acciones individuales ante Dios, sino que además de eso, también somos ciudadanos de una nación, y tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, dice que una nación tiene un destino y somos responsables, lo provoquemos o no, por el curso de la moralidad en esa nación. Somos responsables como ciudadanos de la actitud sexual, del desprecio por los derechos de la familia, la adicción a las drogas, la matanza de 45 millones de bebés por nacer, el comportamiento escandaloso de algunos sacerdotes, por lo que debemos entender que ciertamente el Señor tiene derecho al castigo... Nosotros hemos llegado a una profundidad de inmoralidad que nunca antes habíamos alcanzado. Y el castigo fue Katrina…”

Al escribir sobre el huracán Katrina en 2005, el Sr. Luiz Solimeo escribió:

“Con cada año que pasa, Nueva Orleans se convirtió cada vez más en un símbolo para aquellos que ignoran el mensaje de conversión de-Nuestra Señora de Fátima. ¿Podría Nuestra Señora haber elegido Nueva Orleans para este llanto milagroso porque, al llorar por Nueva Orleans, estaba llorando por todo lo que llegaría a simbolizar?”

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UNA INUNDACIÓN DE LA PEOR CLASE

La degradación moral no se limitó de ninguna manera a Nueva Orleans.

Sería bastante malo si la inmoralidad que se ha extendido en la sociedad estadounidense se limitara al pecado personal. Trágicamente, en las últimas décadas se han formado movimientos completos para normalizar todo tipo de perversión y corromper a los inocentes.

En julio de 1972, 

cuando Nuestra Señora lloró en Nueva Orleans, la Corte Suprema de los Estados Unidos estaba decidiendo el caso de Roe vs. Wade. Con esta decisión, el alto tribunal allanó el camino para el aborto a la carta a nivel nacional. Desde que se emitió esa decisión en 1973, millones de bebés han sido asesinados.

Lenta y sigilosamente, las expresiones públicas de la fe católica desaparecieron del panorama estadounidense. Las procesiones públicas cesaron. Las parroquias cerraron cuando un gran número de sacerdotes y religiosos abandonaron sus vocaciones. Las escuelas católicas abandonaron su misión de formar alumnos en la fe.

Los enemigos de la Iglesia se animaron a atacar directamente a la Fe. Los ataques blasfemos contra  Nuestro Señor Jesucristo y Su Santa Madre aumentaron en América. 

Ave María y La última tentación de Cristo no son más que dos películas blasfemas que aparecieron en la década de 1980.

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AMÉRICA NECESITA FÁTIMA

Con la industria de entretenimiento blasfemo de alto perfil apuntando contra Nuestra Señora en la década de 1980, la organización católica Estadounidenses Tradición,  Familia y Propiedad  no se quedarían de brazos cruzados. La campaña America Needs Fatima comenzó a oponerse al impulso anticatólico manifiesto en la sociedad. Empezando poco a poco, gradualmente más y más católicos dieron un paso al frente para defender la Fe.

Comenzaron las visitas domiciliarias con réplicas de la Imagen Peregrina de Nuestra Señora. Los custodios instaron a la mayor cantidad posible de estadounidenses a prestar atención a las solicitudes de Nuestra Señora. En todo Estados Unidos, miles han respondido a su llamado a la oración, el sacrificio y la enmienda de vida.

America Needs Fatima fue fundada con una importante misión: ganar los Estados Unidos para María Santísima. Aunque nuestro país se ha convertido en el altavoz de la propagación de la inmoralidad, America Needs Fatima está a la vanguardia de la reacción.

Las marchas del Rosario en Plazas Públicas se han multiplicado. Las protestas, tanto en persona como en línea, se han opuesto efectivamente a una blasfemia anticatólica tras otra. Se han distribuido millones de rosarios y materiales devocionales en todo Estados Unidos.

Católicos jóvenes y mayores, de todos los ámbitos de la vida en todo el país, se han ofrecido para atender las solicitudes de Nuestra Señora. A través de su dedicación y sacrificios, han demostrado que quieren el triunfo del Inmaculado Corazón de María, en América y en todo el mundo.

La lucha por el alma de Estados Unidos continúa a pesar de todo. Como dijo el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira,

“Un hombre no ama a su país por cómo es, sino por cómo debe ser. Y lucha para que sea como debe ser”.

Para concluir, prestemos atención a las palabras de Plinio Corrêa de Oliveira, confiando en la acción de Nuestra Señora:

“Sí, volvemos nuestra mirada a Nuestra Señora de Fátima,

pidiéndole la contrición que nos conseguirá los grandes perdones, la fuerza para librar las grandes batallas, y la abnegación para despegarnos en las grandes victorias que traerá el establecimiento de su Reino. Deseamos de todo corazón estas victorias, aunque para alcanzarlas la Iglesia y el género humano deban sufrir los apocalípticos —pero cuán justos, regeneradores y misericordiosos— castigos que ella predijo en 1917 en Cova da Iria».