Isaías 26 es un Cantico de confianza en la Protección de Dios
Muchas personas en las redes sociales el pasado 26 de Marzo utilizaron este Versículo Isaías 20:26 para comentar sobre la cuarentena por el coronavirus.
Esta es la Versión de Torres Amat de 1825 traducida de la Vulgata que es la Biblia oficial de la Iglesia católica de acuerdo al Concilio dogmático de Trento .
19. Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra las puertas tras de ti, escóndete por un momento hasta que pase la indignación o castigo de los malos.
20. Porque he aquí que saldrá el Señor de su celestial morada a castigar las maldades que el habitante de la tierra ha cometido contra él; y la tierra pondrá de manifiesto la sangre que ha bebido, y no ocultará más tiempo a los justos, que en ella fueron muertos.
21. Aquel día el Señor con su espada cortante, y grande, y fuerte, tomará cuentas a Leviatán, serpiente gruesa; a Leviatán, serpiente tortuosa; y matará la ballena, que está en el mar de este mundo. Isaías 26 - Biblia Torres Amat 1825
20 Vade, populus meus, intra in cubicula tua,
claude ostia tua super te,
abscondere modicum ad momentum,
donec pertranseat indignatio.
21 Ecce enim Dominus egredietur de loco suo,
ut visitet iniquitatem habitatoris terrae contra eum;
et revelabit terra sanguinem suum
et non operiet ultra interfectos suos ”.
LIBER ISAIAE
Recordemos que la homosexualidad y el aborto están dentro de los pecados que claman Venganza al Cielo. El Aborto es el asesinato de los inocentes que maldice la Tierra.
'También las mujeres que administran drogas para abortar, lo mismo que las que toman preparados para destruir niños no nacidos, son asesinas.' San Basilio
Es necesario pues el arrepentimiento, abandonar el pecado y volverse a Dios.
Mientras Dios castigo con una peste mortal la dureza del Faraón pasando el ángel destructor del Señor también ordenó a su pueblo que se refugiara en sus casas y que las sellara con la Sangre del Cordero. Por eso este pasaje se puede leer en sentido literal y en sentido profético.
En el Nuevo Testamento se nos dice que cuando veamos la abominación de la desolación en el Templo debemos huir a la montaña que es la Roca de Salvación la cual es Jesucristo. El Sagrado Corazón de Jesús es el lugar de refugio para protegernos de la Justa Ira de Dios. Consagren sus hogares al Sagrado Corazón de Jesús, invoquen a Jesucristo para que con su preciosa Sangre selle sus hogares. Hagan actos de contrición perfecta y comuniones espirituales para que se cumpla la Palabra de Dios y la Santísima Trinidad venga y haga morada en Nosotros.
Gran Tribulación
La idolatría a la Pachamama que Bergoglio permitió en el Vaticano ha causado que la ira de Dios haga justicia contra este Gran Pecado.
Tengamos en cuenta que no podemos ir a buscar ayuda a quien ha causado esta desgracia sobre la humanidad. Eso equivaldría a subirse en la canoa de la Pachamama que va rumbo a la perdición. La monja benedictina alemana Santa Hildegarda de Bingen profetizó que el hijo de perdición (falso profeta, falso papa) causará enfermedades para que la gente acuda a él en busca de ayuda en lugar de recurrir a Dios.
Debemos mantenernos firmes en la doctrina milenaria de la Iglesia católica que es la barca de San Pedro para no ir a saltar a la canoa de la Pachamama que es la de la herejía y la apostasía que lleva a la perdición eterna. Donde esta Pedro está Cristo no la Pachamama.
Catena Aurea Evangelio según san Mateo, 24:15-22
Remigio:
Todo esto consta que sucedió cuando empezaba la desolación de Jerusalén. Cuando se aproximaba el ejército romano, todos los cristianos que había en aquella provincia (como refiere la historia eclesiástica) avisados por un milagro del cielo, se marcharon bien lejos. Atravesando el Jordán, vinieron a la ciudad de Pela, y allí bajo la protección del rey Agripa (de quien se hace mención en el Libro de los Hechos de los Apóstoles), permanecieron algún tiempo. Este mismo Agripa, con la parte de judíos que le obedecían, estaba sujeto al imperio romano.
San Hilario, in Matthaeum, 25
O de otro modo, el Señor da a conocer un indicio seguro de su venida futura diciendo: "Cuando viereis que la abominación". Esto lo dijo el profeta refiriéndose a los tiempos del Anticristo. Fue llamada abominación, porque viniendo contra Dios, reclama para sí el honor de Dios; y abominación de desolación, porque ha de desolar toda la tierra con guerras y mortandades, y por esto, recibido por los judíos, se instalará en el lugar de santificación, para que donde se invocaba a Dios por las súplicas de los santos, recibido por los infieles, sea venerado con los honores de Dios. Y porque este error será más propio de los judíos, que por haber menospreciado la verdad abracen la falsedad, les aconseja que abandonen Judea y se marchen a los montes, no sea que mezclándose con aquellas gentes crean en el Anticristo y no puedan escapar de la perdición. Y lo que dice: "Y el que esté en el tejado no descienda", etc., se entiende de este modo: El techo es lo más alto de la casa y la conclusión más elevada de toda habitación; por lo tanto, todo aquél que se esforzare en la conclusión de su casa (esto es, en la perfección de su corazón), y en hacerse nuevo por la regeneración, y elevado según el espíritu, no deberá rebajarse por la codicia de bienes mundanos. "Y el que estará en el campo", etc., esto es, cumpliendo con su deber, no vuelva a los cuidados antiguos, por los que habrá de volver a tomar el vestido formado por los pecados viejos con que se cubría.
San Agustín, epistola 80
En las tribulaciones debe evitarse que nadie sea vencido y descienda de la sublimidad de las cosas espirituales a la vida carnal, y que aquél que antes adelantaba progresando por el camino de la virtud, desmayando mire hacia atrás.
San Hilario, in Matthaeum, 25
Cuando dice: "¡Ay de las preñadas y de las que críen en aquellos días", no debe creerse que el Señor decía esto por el peso del embarazo, sino que dio a conocer la grave situación de las almas, abrumadas de pecados, porque ni las que estén en el techo, ni las que se hallen en el campo, podrán evitar los ímpetus de la justicia, que pesará sobre ellas. También serán desgraciadas aquéllas que críen. Manifiesta por medio de estas palabras la debilidad de aquellas almas que se amamantan en el conocimiento de Dios, y por lo tanto también hay que temer por ellas, porque siendo pesadas para huir del Anticristo e incapaces para hacerle frente, no huyeron de los pecados, ni tomaron el alimento del verdadero pan.
San Agustín, quaestiones evangeliorum. 1, 37
Esto es, que nadie debe tener alegría ni tristeza en aquel día por las cosas temporales.
San Hilario, in Matthaeum, 25
Ni seamos hallados en la frialdad de los pecados, o en el ocio de las buenas obras, porque nos amenaza una desgracia grave, a no ser que se abrevien aquellos días en gracia a los escogidos de Dios, para que la brevedad del tiempo venza la fuerza de los males.
Orígenes, in Matthaeum, 29
Hablando en sentido místico, diremos que en todo el lugar santo de las Sagradas Escrituras (tanto del Nuevo como del Antiguo Testamento) se halla con frecuencia el Anticristo, que es la predicación falsa; y los que esto entienden, huyen desde la Judea de la letra a los elevados montes de la verdad. Y si se encuentra alguno que haya subido sobre el techo de la palabra, y que está sobre la cubierta, no baje de allí, con el fin de tomar algo de su casa. Y si está en el campo, en donde se halla escondido el tesoro, y volviese hacia atrás, caerá en el lazo de la mentira, y especialmente si ya se había quitado el vestido antiguo (esto es, el hombre viejo), y otra vez vuelve a tomarlo; entonces el alma que tenía en su seno, y que todavía no había dado frutos por medio de la palabra, incurre en esa misma amenaza; pues arroja lo que concibió, y pierde la esperanza que podía tener en los actos de la verdad; del mismo modo, cuando parezca que se ha formado y que fructifica la palabra, pero que en realidad no está suficientemente robustecida. Rueguen, por lo tanto, los que huyen a los montes, no sea que su fuga tenga lugar en invierno o en sábado. Porque en virtud de la tranquilidad del alma así constituida, pueden alcanzar el camino de la salvación. Pero si les coge en invierno, caerán en manos de aquéllos de quienes huyen. Oren, por lo tanto, para que su huida no tenga lugar ni en invierno ni en sábado. Algunos aun cuando nada malo hacen en sábado, sin embargo, nada hacen bueno; en semejante sábado, cuando el hombre no hace buenas obras, tampoco debe tener lugar vuestra huida, porque ninguno es vencido fácilmente amenazado por un falso dogma, sino el que está desnudo de buenas obras. ¿Qué tribulación hay mayor que ver seducir a nuestros hermanos y que alguno se vea a sí mismo agitado y dudoso? Por días se entiende los preceptos y los dogmas de la verdad. Todos los entendimientos que vienen abandonando la ciencia de falso nombre, son como añadidura de los días, que Dios abrevia en favor de los que quiere.
Cuando Jesús nos enseñar a orar nos dice que debemos entrar en nuestra habitación y cerrar la puerta. Lean en la Catena Aurea la explicación de este versículo.
Isaías 26 en la versión de la Biblia de Jerusalén
"Isaías, 26 1. Aquel día se cantará este cantar en tierra de Judá: «Ciudad fuerte tenemos; para protección se le han puesto murallas y antemuro."
"2. Abrid las puertas, y entrará una gente justa que guarda fidelidad; 3. de ánimo firme y que conserva la paz, porque en ti confió. 4. Confiad en Yahveh por siempre jamás, porque en Yahveh tenéis una Roca eterna. 5. Porque él derroca a los habitantes de los altos, a la villa inacessible; la hace caer, la abaja hasta la tierra, la hace tocar el polvo;"
"6. la pisan pies, pies de pobres, pisadas de débiles.» 7. La senda del justo es recta; tú allanas la senda recta del justo. 8. Pues bien, en la senda de tus juicios te esperamos, Yahveh; tu nombre y tu recuerdo son el anhelo del alma. 9. Con toda mi alma te anhelo en la noche, y con todo mi espíritu por la mañana te busco. Porque cuando tú juzgas a la tierra, aprenden justicia los habitantes del orbe. 10. Aunque se haga gracia al malvado, no aprende justicia; en tierra recta se tuerce, y no teme la majestad de Yahveh. 11. Yahveh, alzada está tu mano, pero no la ven; verán tu celo por el pueblo y se avergonzarán, tu ira ardiente devorará a tus adversarios. 12. Yahveh, tú nos pondrás a salvo, que también llevas a cabo todas nuestras obras. 13. Yahveh, Dios nuestro, nos han dominado otros señores fuera de ti, pero no recordaremos otro Nombre sino el tuyo. 14. Los muertos no vivirán, las sombras no se levantarán, pues los has castigado, los has exterminado y has borrado todo recuerdo de ellos. 15. Has aumentado la nación, Yahveh, has aumentado la nación y te has glorificado, has ampliado todos los límites del país. 16. Yahveh, en el aprieto de tu castigo te buscamos; la angustia de la opresión era tu castigo para nosotros. 17. Como cuando la mujer encinta está próxima al parto sufre, y se queja en su trance, así éramos nosotros delante de ti, Yahveh. 18. Hemos concebido, tenemos dolores como si diésemos a luz viento; pero no hemos traído a la tierra salvación, y no le nacerán habitantes al orbe. 19. Revivirán tus muertos, tus cadáveres resurgirán, despertarán y darán gritos de júbilo los moradores del polvo; porque rocío luminoso es tu rocío, y la tierra echará de su seno las sombras. 20. Vete, pueblo mío, entra en tus cámaras y cierra tu puerta tras de ti, escóndete un instante hasta que pase la ira. 21. Porque he ahí a Yahveh que sale de su lugar a castigar la culpa de todos los habitantes de la tierra contra él; descubre la tierra sus manchas de sangre y no tapa ya a sus asesinados."
— Isaías, 26 - Bíblia Católica Online
Los que tengan oídos para oír que escuchen y los que tenga ojos para ver que vean.