El espíritu compungido es el sacrificio más grato para Dios; no despreciarás, ¡oh Dios mío!, el corazón contrito y humillado.
Poco antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, San Maximiliano Kolbe escribió una carta a sus seguidores.
El propósito de esta carta era exhortar a sus discípulos a prepararse para la próxima fiesta de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre.
Pero también les mostró cómo recibir el perdón por el pecado en la guerra venidera, donde los sacerdotes eran escasos y era difícil recibir la confesión sacramental.
El propósito de esta carta era exhortar a sus discípulos a prepararse para la próxima fiesta de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre.
Pero también les mostró cómo recibir el perdón por el pecado en la guerra venidera, donde los sacerdotes eran escasos y era difícil recibir la confesión sacramental.
El escribió:
"Quien pueda, debe recibir el Sacramento de la Penitencia. Quien no pueda, debido a la circunstancias prohibitivas, debe limpiar su alma mediante actos de contrición perfecta: es decir, la tristeza de un niño amoroso que no considera tanto el castigo o la recompensa como el perdón de su padre y madre a quienes él ha disgustado".
Esta es una fórmula magnífica y una lección sobre cómo hacer un acto de contrición perfecta.
Como la mayoría de la gente sabe, hay dos tipos de contrición:
- perfecto: por amor a Dios;
- imperfecto: por miedo al infierno.
La enseñanza católica distingue un doble odio al pecado; uno, la contrición perfecta, surge del amor de Dios que ha sido gravemente ofendido; la otra, la contrición imperfecta, surge principalmente de otros motivos, como la pérdida del cielo, el miedo al infierno, la atrocidad del pecado, etc. (Concilio de Trento, Sess. XIV, cap. Iv de Contritione). (Enciclopedia Católica, "Contrición")
Cuando vamos a confesarnos, la contrición imperfecta es suficiente para recibir el perdón de nuestros pecados.
Sin embargo, en circunstancias extraordinarias donde [cuando] no podemos confesarnos, podemos hacer un acto de contrición perfecta, que es suficiente para que nuestros pecados sean perdonados.
Como la mayoría de la gente sabe, hay dos tipos de contrición:
- perfecto: por amor a Dios;
- imperfecto: por miedo al infierno.
La enseñanza católica distingue un doble odio al pecado; uno, la contrición perfecta, surge del amor de Dios que ha sido gravemente ofendido; la otra, la contrición imperfecta, surge principalmente de otros motivos, como la pérdida del cielo, el miedo al infierno, la atrocidad del pecado, etc. (Concilio de Trento, Sess. XIV, cap. Iv de Contritione). (Enciclopedia Católica, "Contrición")
Cuando vamos a confesarnos, la contrición imperfecta es suficiente para recibir el perdón de nuestros pecados.
Sin embargo, en circunstancias extraordinarias donde [cuando] no podemos confesarnos, podemos hacer un acto de contrición perfecta, que es suficiente para que nuestros pecados sean perdonados.
Importante: El acto de contrición perfecta incluye el deseo del sacramento de la Penitencia (o Reconciliación) y la intención de recibir la confesión sacramental en la primera oportunidad.
NOTA: Quien es consciente del pecado mortal no puede recibir la Sagrada Eucaristía sin una confesión sacramental previa.
El hecho de que siempre podamos hacer un acto de contrición perfecta, en cualquier circunstancia y en cualquier momento, es muy consolador y muy importante para recordar.
Especialmente cuando pensamos en nuestras tropas que están en peligro. Es posible que no tengan un capellán en su batallón antes de entrar en la batalla. En ese caso, siempre deben decir un acto de contrición perfecta.
En realidad, no solo en circunstancias extraordinarias debemos realizar actos de contrición perfecta. En cualquier momento, si tenemos la desgracia de cometer un pecado mortal, debemos tratar de reconciliarnos con Dios lo antes posible mediante un acto de contrición perfecta, antes de confesarnos.
Además, aun sin ser culpables de pecados graves, debemos realizar actos frecuentes de perfecta contrición para pedir perdón por los pecados graves del pasado y por los pecados veniales del presente.
Al hacerlo, mostramos nuestro amor por Dios. Y demostramos nuestra aversión al pecado, que lo ofende. Al hacerlo, seguramente recibimos gracias más abundantes para no pecar más. Una práctica altamente recomendada es incluir un acto de contrición en nuestras oraciones "antes de dormir".
NOTA: Quien es consciente del pecado mortal no puede recibir la Sagrada Eucaristía sin una confesión sacramental previa.
El hecho de que siempre podamos hacer un acto de contrición perfecta, en cualquier circunstancia y en cualquier momento, es muy consolador y muy importante para recordar.
Especialmente cuando pensamos en nuestras tropas que están en peligro. Es posible que no tengan un capellán en su batallón antes de entrar en la batalla. En ese caso, siempre deben decir un acto de contrición perfecta.
En realidad, no solo en circunstancias extraordinarias debemos realizar actos de contrición perfecta. En cualquier momento, si tenemos la desgracia de cometer un pecado mortal, debemos tratar de reconciliarnos con Dios lo antes posible mediante un acto de contrición perfecta, antes de confesarnos.
Además, aun sin ser culpables de pecados graves, debemos realizar actos frecuentes de perfecta contrición para pedir perdón por los pecados graves del pasado y por los pecados veniales del presente.
Al hacerlo, mostramos nuestro amor por Dios. Y demostramos nuestra aversión al pecado, que lo ofende. Al hacerlo, seguramente recibimos gracias más abundantes para no pecar más. Una práctica altamente recomendada es incluir un acto de contrición en nuestras oraciones "antes de dormir".
Acto de contrición
Oh Dios mío, lamento sinceramente haberte ofendido, y detesto todos mis pecados, porque temo la pérdida del cielo y los dolores del infierno; pero sobre todo porque te ofenden, Dios mío, que eres todo bueno y merecedor de todo mi amor. Resuelvo firmemente, con la ayuda de Tu gracia, confesar mis pecados, hacer penitencia y enmendar mi vida.
Amén.
Oh Dios mío, lamento sinceramente haberte ofendido, y detesto todos mis pecados, porque temo la pérdida del cielo y los dolores del infierno; pero sobre todo porque te ofenden, Dios mío, que eres todo bueno y merecedor de todo mi amor. Resuelvo firmemente, con la ayuda de Tu gracia, confesar mis pecados, hacer penitencia y enmendar mi vida.
Amén.
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