R. Señor, danos sacerdotes santos.
V. Para que nos acompañen a la hora de nuestra muerte, y ofrezcan la Santa Misa por nosotros



♰♰♰

martes, 4 de diciembre de 2018

San Pedro Crisólogo juzga las herejías de Bergoglio

San Pedro Crisólogo
Obispo y Doctor de la Iglesia
Sacerdote italiano, arzobispo de Rávena
Patrón  de Oradores y Predicadores
Fue bautizado y formado por Cornelio, obispo de Imola.

Crisólogo significa: el que habla muy bien.




Aprendió del Obispo Cornelio que el medio seguro para conseguir las bendiciones de Dios es el control de las pasiones y el rechazar los malos deseos.


Combatió el paganismo:
Cuando empezó a ser arzobispo de Ravena, había en esta ciudad un gran número de paganos. Y trabajó con tanto entusiasmo por convertirlos, que cuando él murió ya eran poquísimos los paganos o no creyentes en esta capital.

A mediados del siglo V, el Imperio Romano de Occidente se hallaba ya en franca decadencia. En Rávena, su capital, la tercera parte de los habitantes profesaban aún el paganismo o la religión judía; el resto eran cristianos, aunque no faltaban
entre ellos los que habían sido engañados por las herejías nestoriana y monofisita, que entonces se hallaban en auge. En estas circunstancias, San Pedro Crisólogo fue consagrado Arzobispo de Rávena
.


Combatió las herejías de su época. 
 Se le atribuyen 725 sermones contenido apologético y moral, algunos de sus textos tratan el tema de la Encarnación del Verbo, en los que presenta la postura ortodoxa y refuta las diversas herejías de la época: el arrianismo, el nestorianismo y el monofisismo.
 
El grupo más importante de sermones está orientado a la formación de los catecúmenos, antes de recibir el Bautismo: así, siete de ellos son explicaciones del Símbolo (Sermones 56-62) y otros tantos son comentarios de la oración dominical (Sermones 77-82). El resto son homilías breves para el comentario de la Sagradas Escrituras leídas durante los oficios litúrgicos, con contenido fundamentalmente moral. 
 
El teólogo monofisista Eutiche intentó, en vano, contar con su apoyo después de ser condenado por el Sínodo de Constantinopla de 448.




Corrigió las malas costumbres entre los fieles de su diócesis, dentro de sus escritos se encuentran exhortaciones morales que recriminan las depravaciones.
Sus predicas producían fruto de arrepentimiento y caridad.

“El que quiera holgarse con el diablo no podrá regocijarse con Cristo”.
 
Os ruego por la misericordia de Dios que ofrezcáis vuestros cuerpos como hostia viva y santa. Esto es lo que cantó el profeta: no quisiste sacrificio ni oblación, y por eso me diste un cuerpo (Sal 39, 7). Hombre, sé sacrificio y sacerdote de Dios; no pierdas lo que te dio y concedió la autoridad divina; vístete con la estola de la santidad; cíñete el cíngulo de la castidad; esté Cristo en el velo de tu cabeza; continúe la cruz como protección de tu frente; pon sobre tu pecho el sello de la ciencia divina; enciende el incensario en aroma de oración; toma la espada del Espíritu; haz de tu corazón un altar; y así, con seguridad, mueve tu cuerpo como víctima de Dios. El Señor busca la fe, no la muerte; está sediento de deseos, no de sangre; se aplaca con la voluntad, no con la muerte. Lo demostró, cuando pidió a Abraham que le ofreciera a su hijo como víctima. Pues, ¿qué otra cosa sino su propio cuerpo inmolaba Abraham en el hijo?, ¿qué otra cosa pedía Dios sino a fe al padre cuando ordenó que ofreciera al hijo, pero no le permitió matarlo? Confirmado, por tanto, con tal ejemplo, ofrece tu cuerpo y no sólo lo sacrifiques, sino hazlo también instrumento de virtud. 262
 
Porque cuantas veces mueren las artimañas de tus vicios, tantas otras has inmolado a Dios vísceras de virtud. Ofrece la fe para castigar la perfidia; inmola el ayuno para que cese la voracidad; sacrifica la castidad para que muera la impureza; impón la piedad para que se deponga la impiedad; excita la
misericordia para que se destruya la avaricia; y, para que desaparezca la insensatez, conviene inmolar siempre la santidad: así tu cuerpo se convertirá en hostia, si no ha sido manchado con ningún dardo de pecado.

Tu cuerpo vive, hombre, vive cada vez que con la muerte de los vicios inmolas a Dios una vida virtuosa. No puede morir quien merece ser atravesado por la espada de vida. Nuestro mismo Dios, que es el Camino, la Verdad y la Vida, nos libre de la muerte y nos conduzca a la Vida.  
 
 
San Pedro Crisólogo nos demuestra que es herética  la adulterada traducción del Padre Nuestro que promueve el heresiarca Bergoglio y su secta.

 
 https://gloria.tv/article/EKgdnqp9djhq3pGZM1Qb7UKfm
 
 
 
San Pedro Crisólogo:
Y no nos dejes caer en la tentación. En el mundo la vida misma es una prueba, pues asegura el Señor: es una tentación la vida del hombre (Job 7,I). Pidamos, pues, que no nos abandone a nuestro arbitrio, sino que en todo momento nos guie con piedad paterna y nos confirme en el sendero de la vida con moderación celestial. La oración dominical (Sermón 67)
 
 
 

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