Cisma
Cuando pasan los días es cada vez más evidente que Francisco no ha despedido ni castigado en absoluto a monseñor Dario Edoardo Viganò, a causa de la forma en que utilizó la carta que le había escrito Benedicto XVI.
Al contrario, ha confirmado e incluso ha reforzado sus poderes, renovándole en forma explícita el mandato de llevar rápidamente a término la consolidación de todos los medios de comunicación vaticanos, incluido "L'Osservatore Romano", en un "único sistema comunicativo" totalmente controlado por él, en línea directa con el Papa y destinado a cuidar la imagen de pastor ejemplar y también de teólogo culto.
De hecho, la operación que se instrumentalizó sobre la carta de Benedicto es parte de este diseño general.
*
El origen de la operación se remite al pasado otoño, cuando Viganò puso a la cabeza de la Libreria Editrice Vaticana un nuevo director, Giulio Cesareo, de 39 años, franciscano, con estudios teológicos en Friburgo y docente de teología moral.
El 12 de octubre de 2017, día del nombramiento, los dos estuvieron en Frankfurt, en la Feria del Libro que se celebra anualmente. Viganò declaró que el cambio de director de la Libreria Editrice Vaticana "configura un nuevo refuerzo importante en el proceso de reforma pedido por el Santo Padre". Y ambos anunciaron que el nuevo curso de la editorial será inaugurado por una colección de once opúsculos de otros tantos autores, destinada a “mostrar la profundidad de las raíces teológicas del pensamiento, de los gestos y del ministerio del papa Francisco".
En los días de Navidad la colección llegó a las librerías de Roma. Y entre los autores aparecen nombres prominentes del campo teológico progresista, o totalmente partidarios del "cambio de paradigma" puesto en movimiento por Francisco, como los argentinos Carlos Galli y Juan Carlos Scannone (Jesuita), los alemanes Peter Hünermann y Jürgen Werbick, los italianos Aristide Fumagalli, Piero Coda, Marinella Perroni y Roberto Repole, es jesuita esloveno Marko Ivan Rupnik, éste último apreciado artista más que teólogo, y desde hace algún tiempo director espiritual del mismo Viganò.
En la elección de estos autores es particularmente significativa la de Hünermann. Tiene dos años menos que Joseph Ratzinger y ha sido un adversario irreductible durante toda su vida, entre otras cosas sosteniendo una tesis sobre la naturaleza del Concilio Vaticano II que el mismo Ratzinger, convertido en Papa con el nombre de Benedicto XVI, se sintió obligado a citar y refutar en su memorable discurso del 22 de diciembre de ese mismo año, sobre la recta interpretación de ese Concilio.
Dijo Benedicto, con una referencia implícita a Hünermann que no escapó a los entendedores:
"[Para algunos] el Concilio es considerado como una especie de Asamblea Constituyente, que elimina una Constitución antigua y crea una nueva. Pero la Asamblea Constituyente necesita una autoridad que le confiera el mandato y luego una confirmación por parte de esa autoridad, es decir, del pueblo al que la Constitución debe servir. Los padres no tenían ese mandato y nadie se lo había dado; por lo demás, nadie podía dárselo, porque la Constitución esencial de la Iglesia viene del Señor".
En cuanto a Jorge Mario Bergoglio, Hünermann lo conoce desde el lejano 1968, cuando permaneciò en Buenos Aires para un período de estudio, en el colegio de los jesuitas. Y una vez Papa, ha tenido una larga conversación con él en Santa Marta, en mayo del 2015, en el intervalo que hubo entre los dos sínodos sobre matrimonio y divorcio.
Hünermann dio a conocer los detalles de esta conversación en una amplia entrevista publicada en "Commonweal", el 22 de setiembre de 2016.
Solicitado por amigos latinoamericanos de Bergoglio, Hünermann envió al Papa un informe escrito, en el que argumentaba que en la teología católica, antes del Concilio de Trento, especialmente en santo Tomás de Aquino y en san Buenaventura, la indisolubilidad del matrimonio no era un absoluto, sino que se admitía la ruptura. Y lo mismo ocurría con la absolución sacramental del adulterio, también admitida a pesar de la continuidad de la relación.
En la conversación posterior con el papa Francisco los dos hablaron de esto, en español, durante una hora. Y luego, al año siguiente, llegó la exhortación "Amoris laetitia", la cual, según dice Hünermann, atesoró su contribución.
Ahora bien, el 12 de enero de este año, apenas pasadas las fiestas navideñas, Viganò envía a Benedicto XVI los once opúsculos reunidos en un estuche, junto a una carta en la que le pide que escriba una presentación de los mismos, elogiando el contenido y recomendando su lectura.
No se conoce el texto de esta carta de Viganò. Pero la sustancia de lo que está escrito en ella se puede extraer de la carta de respuesta de Benedicto XVI, fechada el 7 de febrero, y ésta sí posteriormente conocida.
Es evidente la intención del pedido dirigido por Viganò al Papa emérito. Es la de arrancar al gran teólogo Benedicto XVI su aprobación pública del "nuevo paradigma" de su sucesor, tal como está ilustrado en los opúsculos, por una fila de teólogos reclutados entre los apologetas del nuevo curso.
Visto el contenido y los autores de los opúsculos, el descaro del pedido hecho por Viganò a Benedicto XVI deja pasmados a muchos.
Es totalmente negativa, de hecho, la respuesta de Benedicto en la carta “personal reservada” enviada por él a Viganò el 7 de febrero.
El Papa emérito se niega a escribir sobre los opúsculos la "breve y densa página teológica" que se le pidió. Dice que no los leyó y que no los leerá tampoco en el futuro. Expresa su "sorpresa" al ver entre los autores elegidos "al profesor Hünermann, quien durante mi pontificado se puso en evidencia por haber encabezado iniciativas anti papales".
Además, al responder a Viganò, Benedicto se siente en la obligación de rechazar por sí mismo el "tonto prejuicio" según el cual él habría sido "únicamente un teórico de la teología que habría comprendido poco de la vida concreta de un cristiano actual".
Así como es injusto, escribe, pensar que "el papa Francisco sería solamente un hombre práctico privado de particular formación teológica o filosófica". Porque ciertamente, insiste, él "es un hombre de una profunda formación teológica y filosófica".
Si se quiere reconocer una "continuidad" entre su pontificado y el de Francisco, Benedicto XVI especifica que tal continuidad debe ser considerada “interior”.
*
Lo que siguió es conocido. La tarde del 12 de marzo, en la vigilia del quinto cumpleaños de la elección del papa Francisco y en ocasión de un lanzamiento a toda pompa en el Vaticano – con el primer expositor el cardenal Walter Kasper – de los once opúsculos, Viganò distribuye un comunicado de prensa en el cual cita de la carta de Benedicto XVI sólo las pocas líneas referidas a la “profunda formación teológica” de Bergoglio y a la continuidad entre los dos pontificados.
Inicialmente Viganò obtiene plenamente lo que se propone, es decir, un compacto coro de alabanza, en los medios de comunicación sobre todo italianos, por la presunta adhesión pública de Benedicto XVI al nuevo curso emprendido por el papa Francisco.
Excepto que al otro día, el 13 de marzo, Settimo Cielo publica también el otro párrafo de la carta de Benedicto, el que contiene su rechazo a leer y escribir cualquier cosa de esos libritos, párrafo también precipitadamente leído en público por Viganò la tarde anterior, pero totalmente ignorado por las dos docenas de periodistas presentes.
Entonces se desencadenó la tempestad. Porque desde los medios de comunicación de todo el mundo se vierte ahora sobre Viganò la acusación de haber construido y difundido una "fake news" de gravedad inaudita, no sólo con el comunicado de prensa, sino también con la foto oficial de la carta de Benedicto XVI, ensombrecida en sus líneas más incómodas.
Cuando pasan los días es cada vez más evidente que Francisco no ha despedido ni castigado en absoluto a monseñor Dario Edoardo Viganò, a causa de la forma en que utilizó la carta que le había escrito Benedicto XVI.
Al contrario, ha confirmado e incluso ha reforzado sus poderes, renovándole en forma explícita el mandato de llevar rápidamente a término la consolidación de todos los medios de comunicación vaticanos, incluido "L'Osservatore Romano", en un "único sistema comunicativo" totalmente controlado por él, en línea directa con el Papa y destinado a cuidar la imagen de pastor ejemplar y también de teólogo culto.
De hecho, la operación que se instrumentalizó sobre la carta de Benedicto es parte de este diseño general.
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El origen de la operación se remite al pasado otoño, cuando Viganò puso a la cabeza de la Libreria Editrice Vaticana un nuevo director, Giulio Cesareo, de 39 años, franciscano, con estudios teológicos en Friburgo y docente de teología moral.
El 12 de octubre de 2017, día del nombramiento, los dos estuvieron en Frankfurt, en la Feria del Libro que se celebra anualmente. Viganò declaró que el cambio de director de la Libreria Editrice Vaticana "configura un nuevo refuerzo importante en el proceso de reforma pedido por el Santo Padre". Y ambos anunciaron que el nuevo curso de la editorial será inaugurado por una colección de once opúsculos de otros tantos autores, destinada a “mostrar la profundidad de las raíces teológicas del pensamiento, de los gestos y del ministerio del papa Francisco".
En los días de Navidad la colección llegó a las librerías de Roma. Y entre los autores aparecen nombres prominentes del campo teológico progresista, o totalmente partidarios del "cambio de paradigma" puesto en movimiento por Francisco, como los argentinos Carlos Galli y Juan Carlos Scannone (Jesuita), los alemanes Peter Hünermann y Jürgen Werbick, los italianos Aristide Fumagalli, Piero Coda, Marinella Perroni y Roberto Repole, es jesuita esloveno Marko Ivan Rupnik, éste último apreciado artista más que teólogo, y desde hace algún tiempo director espiritual del mismo Viganò.
Scannone es uno de los principales referentes de la escuela argentina de la Teología del pueblo, rama autónoma de la Teología de la liberación. - "la teología de la liberación desarrolló una tendencia a hacer más compleja la noción de "pobre", vinculándola a la diversidad étnica, de género, la espiritualidad, la ecología, la situación de los pueblos indígenas y la sexualidad" Scannone obtuvo su doctorado en la Universidad de Múnich (Alemania). El 22 de febrero de 2014 se anunció que se incorporó como colaborador permanente de La Civiltà Cattolica |
“Padre Pepe”, Alver Metalli, Juan Carlos Scannone SJ |
En la elección de estos autores es particularmente significativa la de Hünermann. Tiene dos años menos que Joseph Ratzinger y ha sido un adversario irreductible durante toda su vida, entre otras cosas sosteniendo una tesis sobre la naturaleza del Concilio Vaticano II que el mismo Ratzinger, convertido en Papa con el nombre de Benedicto XVI, se sintió obligado a citar y refutar en su memorable discurso del 22 de diciembre de ese mismo año, sobre la recta interpretación de ese Concilio.
Dijo Benedicto, con una referencia implícita a Hünermann que no escapó a los entendedores:
"[Para algunos] el Concilio es considerado como una especie de Asamblea Constituyente, que elimina una Constitución antigua y crea una nueva. Pero la Asamblea Constituyente necesita una autoridad que le confiera el mandato y luego una confirmación por parte de esa autoridad, es decir, del pueblo al que la Constitución debe servir. Los padres no tenían ese mandato y nadie se lo había dado; por lo demás, nadie podía dárselo, porque la Constitución esencial de la Iglesia viene del Señor".
En cuanto a Jorge Mario Bergoglio, Hünermann lo conoce desde el lejano 1968, cuando permaneciò en Buenos Aires para un período de estudio, en el colegio de los jesuitas. Y una vez Papa, ha tenido una larga conversación con él en Santa Marta, en mayo del 2015, en el intervalo que hubo entre los dos sínodos sobre matrimonio y divorcio.
Hünermann dio a conocer los detalles de esta conversación en una amplia entrevista publicada en "Commonweal", el 22 de setiembre de 2016.
Solicitado por amigos latinoamericanos de Bergoglio, Hünermann envió al Papa un informe escrito, en el que argumentaba que en la teología católica, antes del Concilio de Trento, especialmente en santo Tomás de Aquino y en san Buenaventura, la indisolubilidad del matrimonio no era un absoluto, sino que se admitía la ruptura. Y lo mismo ocurría con la absolución sacramental del adulterio, también admitida a pesar de la continuidad de la relación.
En la conversación posterior con el papa Francisco los dos hablaron de esto, en español, durante una hora. Y luego, al año siguiente, llegó la exhortación "Amoris laetitia", la cual, según dice Hünermann, atesoró su contribución.
Ahora bien, el 12 de enero de este año, apenas pasadas las fiestas navideñas, Viganò envía a Benedicto XVI los once opúsculos reunidos en un estuche, junto a una carta en la que le pide que escriba una presentación de los mismos, elogiando el contenido y recomendando su lectura.
No se conoce el texto de esta carta de Viganò. Pero la sustancia de lo que está escrito en ella se puede extraer de la carta de respuesta de Benedicto XVI, fechada el 7 de febrero, y ésta sí posteriormente conocida.
Es evidente la intención del pedido dirigido por Viganò al Papa emérito. Es la de arrancar al gran teólogo Benedicto XVI su aprobación pública del "nuevo paradigma" de su sucesor, tal como está ilustrado en los opúsculos, por una fila de teólogos reclutados entre los apologetas del nuevo curso.
Visto el contenido y los autores de los opúsculos, el descaro del pedido hecho por Viganò a Benedicto XVI deja pasmados a muchos.
Es totalmente negativa, de hecho, la respuesta de Benedicto en la carta “personal reservada” enviada por él a Viganò el 7 de febrero.
El Papa emérito se niega a escribir sobre los opúsculos la "breve y densa página teológica" que se le pidió. Dice que no los leyó y que no los leerá tampoco en el futuro. Expresa su "sorpresa" al ver entre los autores elegidos "al profesor Hünermann, quien durante mi pontificado se puso en evidencia por haber encabezado iniciativas anti papales".
Además, al responder a Viganò, Benedicto se siente en la obligación de rechazar por sí mismo el "tonto prejuicio" según el cual él habría sido "únicamente un teórico de la teología que habría comprendido poco de la vida concreta de un cristiano actual".
Así como es injusto, escribe, pensar que "el papa Francisco sería solamente un hombre práctico privado de particular formación teológica o filosófica". Porque ciertamente, insiste, él "es un hombre de una profunda formación teológica y filosófica".
Si se quiere reconocer una "continuidad" entre su pontificado y el de Francisco, Benedicto XVI especifica que tal continuidad debe ser considerada “interior”.
*
Lo que siguió es conocido. La tarde del 12 de marzo, en la vigilia del quinto cumpleaños de la elección del papa Francisco y en ocasión de un lanzamiento a toda pompa en el Vaticano – con el primer expositor el cardenal Walter Kasper – de los once opúsculos, Viganò distribuye un comunicado de prensa en el cual cita de la carta de Benedicto XVI sólo las pocas líneas referidas a la “profunda formación teológica” de Bergoglio y a la continuidad entre los dos pontificados.
Inicialmente Viganò obtiene plenamente lo que se propone, es decir, un compacto coro de alabanza, en los medios de comunicación sobre todo italianos, por la presunta adhesión pública de Benedicto XVI al nuevo curso emprendido por el papa Francisco.
Excepto que al otro día, el 13 de marzo, Settimo Cielo publica también el otro párrafo de la carta de Benedicto, el que contiene su rechazo a leer y escribir cualquier cosa de esos libritos, párrafo también precipitadamente leído en público por Viganò la tarde anterior, pero totalmente ignorado por las dos docenas de periodistas presentes.
Entonces se desencadenó la tempestad. Porque desde los medios de comunicación de todo el mundo se vierte ahora sobre Viganò la acusación de haber construido y difundido una "fake news" de gravedad inaudita, no sólo con el comunicado de prensa, sino también con la foto oficial de la carta de Benedicto XVI, ensombrecida en sus líneas más incómodas.
La tempestad llega a su punto cúlmine la mañana del 17 de marzo, cuando de nuevo Settimo Cielo anticipa el último párrafo de la carta, el que hace referencia a Hünermann.
Al atardecer del mismo día, Viganò es entonces obligado a hacer público el texto completo de la carta de Benedicto XVI.
Dos días después, el 19 de marzo, él pide por escrito al papa Francisco que acepte su renuncia como prefecto de la Secretaría para la Comunicación.
Y el 21 de marzo Francesco la acepta, pero también escribe, "no sin cierto pesar".
Las dos cartas, en realidad, ambas dadas a conocer al mediodía del 21 de marzo, no hacen la más mínima alusión de arrepentimiento por la inaudita maquinación llevada a cabo en perjuicio de Benedicto XVI, que ni siquiera es nombrado.
En su carta al Papa, Viganò lamenta únicamente las "muchas polémicas alrededor de lo hecho por mí, que más allá de las intenciones, desestabilizan el complejo y gran trabajo de reforma que Usted me ha confiado".
Y Francisco, en su carta de respuesta, precedida por conversaciones y encuentros personales entre los dos, no hace otra cosa que llenar a Viganò de elogios por el trabajo de reforma llevado a cabo por él hasta allí, y le vuelve a confirmar el mandato de completarlo, en el nuevo rol de "asesor" creado deliberadamente para él en la Secretaría para la Comunicación.
*
Pero volviendo a la carta de Benedicto XVI del 7 de febrero, es útil examinar más de cerca su referencia a Hünermann.
Recuerda de él que "participó en forma relevante en el lanzamiento de la “Kölner Erklärung” [Declaración de Colonia], que en relación a la encíclica “Veritatis splendor” atacó en forma virulenta la autoridad magisterial del Papa, especialmente en cuestiones de teología moral".
En efecto, la "Declaración de Colonia" fue un ataque frontal lanzado en 1989 por numerosos teólogos, en su mayoría alemanes, contra la enseñanza de Juan Pablo II y de su prefecto de doctrina Joseph Ratzinger, sobre todo en materia de teología moral.
Lo que hizo detonar la protesta fue el nombramiento como arzobispo de Colonia del cardenal Joachim Meisner, el mismo que en el 2016 fue uno de los firmantes de los "dubia" presentados al papa Francisco respecto a Amoris laetitia" y sobre quien, en el 2017, en el día de su sepultura, Benedicto XVI escribió palabras profundas e impactantes.
Entre los firmantes de la "Declaración de Colonia" estaba el Gotha del progresismo teológico, desde Hans Küng a Bernhard Häring, desde Edward Schillebeeckx hasta Johann Baptist Metz. Y estuvieron también dos de los autores de los actuales once opúsculos sobre la teología del papa Francisco: Hünermann y Werbick.
A las tesis de la "Declaración de Colonia" Juan Pablo II reaccionó en 1993 con la encíclica "Veritatis splendor".
Pero la que jamás ha sido citada por Francisco "Amoris laetitia". Mientras que, por el contrario, en los parágrafos 303-305, "Amoris laetitia" retoma y hace propias algunas tesis de la "Declaración de Colonia", especialmente allí donde, en su tercer y último punto, se asigna el juicio en las decisiones morales a la conciencia y a la responsabilidad de los individuos.
En ese mismísimo tercer punto la "Declaración de Colonia" ataca frontalmente a la encíclica de Pablo VI, "Humanae vitae", y reivindica la licitud de los anticonceptivos. Y también sobre este punto el pontificado de Bergoglio se está moviendo en la misma dirección.
Al contrario, en el texto quizás más amplio y meditado hasta ahora publicado por Benedicto XVI luego de su renuncia al papado, en un volumen del 2014 con muchas voces sobre Juan Pablo II, el Papa emérito no duda en indicarprecisamente a la "Veritatis splendor" como la encíclica más crucial de ese pontificado para el tiempo presente. "Estudiar y asimilar esta encíclica – concluye – sigue siendo un deber grande e importante".
No es una casualidad que tres de los cinco "dubia" presentados a Francisco por algunos cardenales en el 2016 tienen como tema justamente el riesgo de abandonar los fundamentos de la doctrina moral confirmados por "Veritatis splendor".
Y ni siquiera es una casualidad que Ratzinger haya recordado, en su carta a Viganò, precisamente la contestación de los principios de "Veritatis splendor" por parte de los teólogos de la "Declaración de Colonia", hoy en auge y clamorosamente citados por Francisco.
Un Papa cuya "continuidad" con su predecesor puede ser realmente, en este punto, total y únicamente "interior".
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POST SCRIPTUM – El 25 de marzo, en la plaza San Pedro, en la homilía de la Misa del Domingo de Ramos, el papa Francisco impartió esta lección a quien elabora una noticia falsa "cuando se pasa del hecho a lo que se cuenta":
"Es la voz de quien manipula la realidad y crea un relato a su conveniencia y no tiene problema en 'manchar' a otros para salirse con la suya acomodarse. Es el grito del que no tiene problema en buscar los medios para hacerse más fuerte y silenciar las voces disonantes. Es el grito que nace de 'trucar' la realidad".
El Papa dijo esto sin sonrojarse, como un olvido de lo que se hizo hace pocos días antes en su casa, con la carta de Benedicto XVI.
Que es la Cismática Declaración de Colonia?
MOVIMIENTO “LLAMADO A LA DESOBEDIENCIA”
Francisco promueve un ‘cisma oculto’ con ‘persistencia obstinada’, advierte el colaborador del Papa Benedicto XVI
MOVIMIENTO “LLAMADO A LA DESOBEDIENCIA”
4/02/11 Info católica: El documento, firmado por 144
profesores católicos de Teología Alemania, Austria y Suiza, reclama el fin del
celibato, el sacerdocio femenino y la participación popular en la elección de
obispos, así como la «aceptación» de las parejas del mismo sexo y divorciados
vueltos a casar.
La declaración de Colonia Fue firmada por más de
220 profesores de teología católica (de Alemania, Austria, Suiza y los Países
Bajos) hasta mayo de 1989; más tarde, más de 700 teólogos lo hicieron en todo el
mundo. [1] Los firmantes incluyen a Franz Böckle, Johannes Brosseder, Peter
Eicher, Heinrich Fries, Ottmar Fuchs, Norbert Greinacher, Johannes Gründel,
Bernhard Häring, Friedhelm Hengsbach, Peter Hünermann,
Hans Küng, Norbert Mette, Johann Baptist Metz, Dietmar Mieth,
Hermann Stenger, Knut Walf, Jürgen Werbick y Hans Zirker.
El otro teólogo que señala Sandro Magister es Jürgen Werbick quien también
participó en la declaración cismática de Colonia, autor
del libro: “Los hombres según Cristo hoy”
Francisco promueve un ‘cisma oculto’ con ‘persistencia obstinada’, advierte el colaborador del Papa Benedicto XVI
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