San Antonio de Padua ha recibido el titulo de Martillo de los herejes, porque como buen sacerdote se enfrentó valientemente a muchos herejes destruyendo sus herejías y logró que muchos de ellos se convirtieran a la verdadera fe católica. El heresiarca Bergoglio por el contrario no busca la conversión de los herejes ni de las falsas religiones sino que maliciosamente los confirma en su rebelión contra Dios. Incluso le rinde honor póstumo al reprobó monje Lutero en rebelión abierta contra las enseñanzas de la Iglesia. Por eso ante la actual apostasía que activamente promueve el heresiarca Bergoglio con la que está contagiando a un gran numero de personas le pedimos al portentoso Santo en su fiesta que se digne destruir también las herejías y apostasías de Bergoglio que buscan destruir a nuestra Iglesia y que están causando una gran perdición de almas.
Bergoglio se rebela contra Cristo presente en la Eucaristía en el milagro Eucarístico de San Antonio de Padua podemos ver que la secta de Bergoglio ha llegado a un nivel mucho mas bajo que las bestias, hasta una bestia irracional puede rendirle adoración a la Eucaristía a la que el Apostata Bergoglio se ha negado varias veces arrodillarse ante Cristo Eucarístico. La rebelión de Bergoglio es de origen diabólico hasta atreverse a profanar la Santa Eucaristía, crucificando a la Iglesia y Cristo entregándole a los luteranos un cáliz para su parodia y promoviendo y permitiendo los sacrilegios eucarísticos a los impenitentes sodomitas y adúlteros.
Bergoglio le permite el sacrilegio eucarístico a los travestis y sodomitas impenitentes. En Argentina Bergoglio ya había caído en Apostasía. |
Bergoglio no tiene la fe católica. Le da igual un sacerdote que un hereje. Le da lo mismo una Misa que una predica de herejes
San Antonio de Padua juzga las enseñanzas heréticas de Bergoglio
En lugar de arrodillarse ante la Eucaristía Bergoglio se arrodilla ante los herejes.
Bergoglio ha logrado que los herejes se unan a él mientras permanecen empecinados en su rebelión.
Profecía del Arzobispo Fulton Sheen cumplida: “De la verdadera Iglesia surgirá una falsa iglesia liderada por un falso papa” |
San Antonio de Padua siguiendo el Mandato de Cristo hizo el proselitismo que el apostata Bergoglio tanto ataca y califica despectivamente como veneno porque va en contra de sus ideas heréticas de convertir a otros a Cristo, San Antonio fielmente predicó el Evangelio logrando la conversion de muchos herejes por eso su lengua se encuentra preservada.
DE LA VIDA DE SAN ANTONIO
San Antonio de Padua es llamado el “martillo de los herejes”. Su gran protección contra las mentiras y engaños en materia de doctrina cristiana era la de pronunciar, de forma sencilla y con inocencia, el Santo Nombre de María.
En una oportunidad, cuando San Antonio de Padua se encontraba predicando el verdadero Evangelio de Jesús a los herejes, estos no quisieron escucharle, por lo que entonces, Antonio se fue a la orilla del mar y comenzó a predicar a gritos a los peces.
Y ocurrió que, mientras Antonio predicaba con gran fervor al mar, los peces comenzaron a saltar una y otra vez en señal de aceptación de la Palabra de Dios.
DE LA VIDA DE SAN ANTONIO
EL MILAGRO EUCARÍSTICO DE RIMINI
En el año 1227 los herejes Patarinos (así se denominaba a los cátaros en el norte de Italia) habían desfigurado completamente el dogma de la presencia real, reduciendo la Eucaristía a una simple cena conmemorativa. Rímini, situada junto al Adriático, entre los ríos Marechia y Ansa, era una de las ciudades principales de Italia donde los mencionados herejes se habían hecho más fuertes. Allí fue a predicar San Antonio de Padua e ilustró tan plenamente la realidad de la presencia real de Nuestro Señor Jesucristo en la Hostia Santa, que aquellos herejes se hubieran convertido con sólo la predicación del Santo de no haberlo impedido sus jefes. Uno de ellos, Bonvillo, que por su posición social, formación y elocuencia gozaba de gran prestigio, levantando al aire el grito de protesta, dijo un día a San Antonio:
– No queremos razones, queremos pruebas. Solamente creeremos que Jesucristo está real y verdaderamente presente en la hostia que tú dices santa si con un milagro lo pruebas.
– ¿Un milagro pides para creer? — Contestó San Antonio —. Pues conforme. Elige el milagro que tú quieras.
– Mira — repuso Bonvillo —, yo tengo en casa una mula. La tendré tres días continuos sin comer ni beber. El tercer día nos juntaremos en la plaza: tú, con la Eucaristía en que dices está Cristo, y yo, con la mula y una ración de cebada. Si la mula, hambrienta, al presentarle la cebada deja el pienso y adora la Eucaristía, entonces creeremos y nos convertiremos a vuestra fe.
– Acepto tu propuesta — contestó San Antonio de Padua, plenamente confiado en que Dios obraría el milagro pedido para hacer triunfar su Causa.
Llegó el tercer día. La plaza la llenaba una multitud. Bonvillo entró en ella entre los gritos aclamadores de sus correligionarios, llevando a su mula ayuna de tres días y una ración de cebada. Antonio hizo su entrada acompañarlo de algunos religiosos y católicos, humilde, modesto, y llevando con reverencia y fervor en sus manos la custodia con la Eucaristía.
Antonio y Bonvillo se acercan y se ponen frente a frente. Cesa el vocerío y se hace un silencio sepulcral. Todos los ojos están clavados en la custodia y en la mula
A una señal convenida, Bonvillo presenta la ración de cebada a la mula Entonces, San Antonio, rompiendo el silencio, y dirigiéndose al hambriento animal, le dice:
– En el nombre del Señor, a quien yo tengo en mis manos, te mando que vengas a hacer reverencia a tu Creador, para que todos entiendan la verdad de este altísimo Sacramento y sepan que hasta las criaturas irracionales están sujetas a su Criador.
¡Cosa admirable! La mula olfatea el cesto del tan apetecido pienso, y, en vez de probar la cebada, se vuelve de repente hacia la parte de San Antonio, dobla las rodillas delanteras e inclina la cabeza en señal de adoración a la Eucaristía, en la que está su Creador.
Una verdadera tempestad de vítores y aplausos se levantó en medio de aquella plaza, mientras Bonvillo, los demás herejes y todos los concurrentes, cayeron de rodillas y adoraron con fe y con amor a Jesús Sacramentado.
Este milagro fue verdaderamente el golpe dado a la herejía por nuestro Santo. Para perpetuar su memoria, en 1518, se erigió un templete de forma octogonal, que aún se conserva, en la plaza donde tuvo lugar el suceso, llamada plaza del Mulo.
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