"El gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer pero no vivir de acuerdo con lo que se cree"
“Doctor de la Iglesia”, “Martillo de los herejes”, “Doctor Evangélico”, “Arca del Testamento”, “Santo de todo el mundo”
Etim: Antonio: "Defensor de la Verdad"
Etim: Antonio: "Defensor de la Verdad"
San Antonio nació en Portugal pero se le apellida popularmente de Padua por la ciudad italiana donde Murió, donde se veneran sus reliquias. Al morir tenía tan sólo treinta y cinco años de edad.
San Antonio fue canonizado antes de que hubiese transcurrido un año de su muerte; en esa ocasión, el Papa Gregorio IX pronunció la antífona "O doctor optime" en su honor y, de esta manera, se anticipó en siete siglos a la fecha del año 1946, cuando el Papa Pío XII declaró a San Antonio "Doctor de la Iglesia".
Se le llama el "Milagroso San Antonio" por ser interminable la lista de favores y beneficios que ha obtenido del cielo para sus devotos, desde el momento de su muerte.
Patrón de mujeres estériles, pobres, viajeros, albañiles, panaderos y papeleros. Se le invoca por los objetos perdidos y para pedir un buen esposo/a. Es verdaderamente extraordinaria su intercesión.
San Antonio es el patrón de los pobres y, ciertas limosnas especiales que se dan para obtener su intercesión, se llama "pan de San Antonio"
Sus sermones eran seguidos de milagros como no se veían desde el tiempo de los Apóstoles. Prácticamente no había cojo, ciego o paralítico que, después de recibir su bendición, no quedase sano. En una ocasión convirtió a 22 ladrones, que por curiosidad fueron a oírlo. El número de herejes convertidos por él no tiene fin.
San Antonio fue canonizado antes de que hubiese transcurrido un año de su muerte; en esa ocasión, el Papa Gregorio IX pronunció la antífona "O doctor optime" en su honor y, de esta manera, se anticipó en siete siglos a la fecha del año 1946, cuando el Papa Pío XII declaró a San Antonio "Doctor de la Iglesia".
Se le llama el "Milagroso San Antonio" por ser interminable la lista de favores y beneficios que ha obtenido del cielo para sus devotos, desde el momento de su muerte.
Patrón de mujeres estériles, pobres, viajeros, albañiles, panaderos y papeleros. Se le invoca por los objetos perdidos y para pedir un buen esposo/a. Es verdaderamente extraordinaria su intercesión.
San Antonio es el patrón de los pobres y, ciertas limosnas especiales que se dan para obtener su intercesión, se llama "pan de San Antonio"
Sus sermones eran seguidos de milagros como no se veían desde el tiempo de los Apóstoles. Prácticamente no había cojo, ciego o paralítico que, después de recibir su bendición, no quedase sano. En una ocasión convirtió a 22 ladrones, que por curiosidad fueron a oírlo. El número de herejes convertidos por él no tiene fin.
NOVENA A SAN ANTONIO DE PADUA
Publicado el Martes 4 junio 2019 por lorenavzq
Fuente: Radio Cristiandad
Confesor y Doctor de la Iglesia.
1195 en Lisboa, Portugal; † 13 de junio de 1231
(En el día sexto de la novena publicaremos la receta de los “Panes de San Antonio” ofreciendo a nuestros lectores la posibilidad de hacer caridad en nombre del Santo en su fiesta).
CONDICIONES
En uno de los días de la novena, se ha de confesar y comulgar con la mayor preparación y disposición que fuese posible y será bueno ayunar algún día a la honra de este gran Santo. Y procure mantenerse con una gran pureza de cuerpo y alma, andando con especial cuidado de evitar toda culpa y particularmente contraria a la castidad, que es virtud angélica. Quien fuera de esto hiciere limosnas y otras buenas obras en reverencia a San Antonio, lo obligará más a que interceda con Dios para que alcance lo que desea, si conviniere para su salvación y si no le alcanzará de su Majestad otra cosa mejor y más conveniente para la Bienaventuranza eterna.
Signarse:
Per signum crucis de inimicis nostris libera nos, Deus noster.
In Nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Amen.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Dios todopoderoso y eterno, tú que has dado a tu pueblo en la persona de san Antonio de Padua un predicador insigne y un intercesor poderoso, concédenos propicio, que fortalecidos con tal protección, luchando en esta vida, podamos en la muerte conseguir victoria del enemigo maligno, por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
DE LA VIDA DE SAN ANTONIO
Antonio, nombre que tomaría al vestir el hábito franciscano, nació de familia distinguida en Lisboa hacia 1195 y en el bautismo recibió el nombre de Fernando. A la edad de 15 años pidió ingresar en los Canónigos Regulares de San Agustín, en el monasterio de San Vicente de Fora, situado a las afueras de Lisboa, Portugal. Un par de años después, para librarse de las visitas de familiares y amigos, que le impedían concentrarse en su vida espiritual, obtuvo de los superiores el traslado al monasterio de Santa Cruz de Coimbra, que era entonces el centro más famoso de cultura sagrada en el reino lusitano. Allí pasó años decisivos para su formación doctrinal. A principios de 1220 recibió la ordenación sacerdotal, y algo antes conoció a los franciscanos que se dirigían a Marruecos para predicar a los musulmanes la fe de Cristo.
Se pide la gracia que se desea alcanzar.
Se termina cada día con el siguiente:
R- Ruega a Cristo por nosotros, Antonio glorioso y santo.
V- Para que dignos así de sus promesas seamos.
Oremos
Oh Dios, que la devota conmemoración de san Antonio, confesor y doctor evangélico, llene de júbilo a tu Iglesia, para que regalada con tu auxilio, merezca gozar las alegrías eternas. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
En latín
Si quaeris miracula,
Mors, error calamitas,
Daemon, lepra fugiunt,
Aegri surgunt sani.
Antifona:
Cedunt mare, vincula:
Membra resque, perditas
Petunt et accipiunt
Iuvenes et cani.
Pereunt pericula,
Cessat et necessitas:
Narrent hi, qui sentiunt,
Dicant Paduani.
Antifona:
Cedunt mare, vincula:
Membra resque, perditas
Petunt et accipiunt
Iuvenes et cani.
Gloria Patri et Filio
et Spiritui Sancto.
Antifona:
Cedunt mare, vincula:
Membra resque, perditas
Petunt et accipiunt
Iuvenes et cani.
R-Ora pro nobis, beate Antoni,
V-Ut digni efficiamur promissionibus Christi.
Oremus:
Ecclesiam tuam, Deus, beati Antonii Confessoris tui commemoratio votiva laetificet, ut spiritualibus semper muniatur auxiliis et gaudiis perfrui mereatur aeternis. Per Christum Dominum nostrum. Amen
RESPONSORIO
Si buscas milagros, mira
muerte y error desterrados,
miseria y demonio huidos,
leprosos y enfermos sanos
Antífona:
El mar sosiega su ira,
redímense encarcelados,
miembros y bienes perdidos
recobran mozos y ancianos.
El peligro se retira,
los pobres van remediados;
cuéntenlo los socorridos,
díganlo los paduanos.
Antífona:
El mar sosiega su ira,
redímense encarcelados,
miembros y bienes perdidos
recobran mozos y ancianos.
Gloria al Padre, al Hijo
y al Espíritu Santo.
Antífona:
El mar sosiega su ira,
redímense encarcelados,
miembros y bienes perdidos
recobran mozos y ancianos.
R- Ruega a Cristo por nosotros, Antonio glorioso y santo.
V- Para que dignos así de sus promesas seamos.
Oremos
Oh Dios, que la devota conmemoración de san Antonio, confesor y doctor evangélico, llene de júbilo a tu Iglesia, para que regalada con tu auxilio, merezca gozar las alegrías eternas. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
En latín
Si quaeris miracula,
Mors, error calamitas,
Daemon, lepra fugiunt,
Aegri surgunt sani.
Antifona:
Cedunt mare, vincula:
Membra resque, perditas
Petunt et accipiunt
Iuvenes et cani.
Pereunt pericula,
Cessat et necessitas:
Narrent hi, qui sentiunt,
Dicant Paduani.
Antifona:
Cedunt mare, vincula:
Membra resque, perditas
Petunt et accipiunt
Iuvenes et cani.
Gloria Patri et Filio
et Spiritui Sancto.
Antifona:
Cedunt mare, vincula:
Membra resque, perditas
Petunt et accipiunt
Iuvenes et cani.
R-Ora pro nobis, beate Antoni,
V-Ut digni efficiamur promissionibus Christi.
Oremus:
Ecclesiam tuam, Deus, beati Antonii Confessoris tui commemoratio votiva laetificet, ut spiritualibus semper muniatur auxiliis et gaudiis perfrui mereatur aeternis. Per Christum Dominum nostrum. Amen
Segundo día
Se repiten las oraciones del día anterior solamente cambian la reflexión de la vida de San Antonio.
DE LA VIDA DE SAN ANTONIO
El 16 de enero de 1220 fueron martirizados en Marrakech los franciscanos que habían pasado por Coimbra, san Berardo y cuatro compañeros. Sus restos mortales fueron llevados por el Infante Don Pedro a Coimbra, y allí colocados en la iglesia de Santa Cruz. Las noticias del martirio y los milagros que acompañaban a las santas reliquias llevaron a Antonio a intensificar sus relaciones con los franciscanos del pequeño convento de San Antón. El deseo de evangelizar a los infieles y de sufrir el martirio por Cristo, llevó a Antonio a pasar, con los debidos permisos, a la Orden de San Francisco. Era el verano-otoño de 1220. Hecho un brevísimo noviciado, a finales de 1220 o principios de 1221 Antonio marchó a Marruecos con un compañero. Pero, cuando veía ya cercano el cumplimiento de sus anhelos, una grave enfermedad lo tuvo postrado todo el invierno, y lo obligó a regresar a su patria tan pronto como el tiempo y la navegación lo permitieran. Una vez más era la Providencia la que marcaba el camino a Antonio con hechos insospechados.
Se pide la gracia que se desea alcanzar.
Tercer día
Se repiten las oraciones del día anterior solamente cambian la reflexión de la vida de San Antonio.
DE LA VIDA DE SAN ANTONIO
La nave en que regresaba Antonio a Portugal fue arrastrada por la violencia de los vientos a las costas de Sicilia. Desembarcó el Santo y llegó a Mesina, donde los frailes que lo acogieron le informaron que se iba a celebrar pronto un capítulo general en Asís, al que podían asistir todos los hermanos de la Orden. Antonio se unió a ellos y, del 30 de mayo al 8 de junio de 1221, estuvo en el capítulo presidido por san Francisco. Terminado el capítulo, cada cual regresó a su provincia o marchó a la misión que se le había confiado. Antonio era un desconocido, recién incorporado a la Orden en tierras lejanas, y no tenía un destino establecido, por lo que el provincial de Romaña lo admitió en su provincia y lo destinó al eremitorio de Monte Paolo, cerca de Forlí, en el que no había ningún sacerdote. Durante unos quince meses, allí pudo el santo sumergirse en la contemplación y en la vida ascética. Hasta que un hecho, en apariencia fortuito, iba a cambiar el rumbo de su vida.
Se pide la gracia que se desea alcanzar
El 24 de septiembre de 1222, acudieron a Forlí multitud de frailes, entre ellos Antonio, con motivo de la administración de órdenes sagradas. Era costumbre que antes de tal celebración se dirigiera una exhortación a los ordenandos. Pero resultó que ninguno de los presentes, ni siquiera los dominicos, se encontraba dispuesto para ello. En tal situación el superior franciscano ordenó a Antonio que dijera dos palabras de edificación, y el santo, sin pretenderlo, puso de manifiesto su gran conocimiento teológico y doctrinal, así como su profunda espiritualidad, para asombro y alegría de los asistentes. Se enteró de lo sucedido el Provincial, que de inmediato confirió a Antonio el oficio de la predicación. A partir de entonces, Antonio se consagró a la predicación, recorriendo pueblos y ciudades, dirigiendo la palabra a sus propios hermanos de hábito, a grupos de estudiantes, a confraternidades, a entidades canonicales o monásticas, e incluso a la curia pontificia. A su predicación moral y penitencial, asoció la acción pacificadora, la enseñanza de la S. Escritura a sus hermanos, el enfrentamiento con los herejes, etc.
San Antonio de Padua “martillo de los herejes”, protégenos de las trampas de los herejes.
Quinto día.
DE LA VIDA DE SAN ANTONIO
San Antonio de Padua es llamado el “martillo de los herejes”. Su gran protección contra las mentiras y engaños en materia de doctrina cristiana era la de pronunciar, de forma sencilla y con inocencia, el Santo Nombre de María.
En una oportunidad, cuando San Antonio de Padua se encontraba predicando el verdadero Evangelio de Jesús a los herejes, estos no quisieron escucharle, por lo que entonces, Antonio se fue a la orilla del mar y comenzó a predicar a gritos a los peces.
Y ocurrió que, mientras Antonio predicaba con gran fervor al mar, los peces comenzaron a saltar una y otra vez en señal de aceptación de la Palabra de Dios.
Día Sexto
Día Sexto
DE LA VIDA DE SAN ANTONIO
Encontrándose San Antonio en el convento y ante la petición de limosna de un nutrido grupo de pobres, les repartió todo el pan que había sin conocimiento del fraile panadero. Llegado el momento de distribuir el pan a los hermanos, el panadero se dio cuenta de que no quedaba nada y acudió a san Antonio para comentárselo. Este le dice que regrese a la cocina y revise nuevamente. Así lo hace el fraile, observando que las cestas de pan se hallaban llenas.
Otro milagro del Santo relacionado con el pan es conocido como El peso del niño. En el siglo XIII, en Padua, pocos años después de muerto san Antonio, un niño se cayó a un pozo. Cuando lo pudo rescatar su madre, el niño era ya cadáver. Rogó esta a san Antonio que devolviera la vida a su hijo prometiendo para los pobres tanto peso de trigo como pesaba el niño. El milagro se obró, el niño recuperó la vida y su madre cumplió con su promesa.
Se pide la gracia que se desea alcanzar.
Dia Séptimo
BENDICIÓN DEL PAN DE SAN ANTONIO
Dia Séptimo
DE LA VIDA DE SAN ANTONIO
Un día se presentó delante del santo un gran pecador, decidido a cambiar de vida y reparar todos los males cometidos. Se arrodilló a sus pies para hacer la confesión pero fue tal su conmoción que no logró abrir la boca, y lloraba desconsoladamente. Entonces el santo fraile le aconsejó apartarse y escribir sobre una hoja todos sus pecados.
El hombre obedeció y volvió con una larga lista. Fray Antonio leyó todos los pecados en voz alta y le devolvió la hoja. ¡Cuál fue la maravilla del pecador arrepentido, cuando vio la hoja perfectamente limpia! Los pecados desaparecieron del alma del pecador e incluso del papel.
Se pide la gracia que se desea alcanzar.
DE LA VIDA DE SAN ANTONIO
EL MILAGRO EUCARÍSTICO DE RIMINI
En el año 1227 los herejes Patarinos (así se denominaba a los cátaros en el norte de Italia) habían desfigurado completamente el dogma de la presencia real, reduciendo la Eucaristía a una simple cena conmemorativa. Rímini, situada junto al Adriático, entre los ríos Marechia y Ansa, era una de las ciudades principales de Italia donde los mencionados herejes se habían hecho más fuertes. Allí fue a predicar San Antonio de Padua e ilustró tan plenamente la realidad de la presencia real de Nuestro Señor Jesucristo en la Hostia Santa, que aquellos herejes se hubieran convertido con sólo la predicación del Santo de no haberlo impedido sus jefes. Uno de ellos, Bonvillo, que por su posición social, formación y elocuencia gozaba de gran prestigio, levantando al aire el grito de protesta, dijo un día a San Antonio:
– No queremos razones, queremos pruebas. Solamente creeremos que Jesucristo está real y verdaderamente presente en la hostia que tú dices santa si con un milagro lo pruebas.
– ¿Un milagro pides para creer? — Contestó San Antonio —. Pues conforme. Elige el milagro que tú quieras.
– Mira — repuso Bonvillo —, yo tengo en casa una mula. La tendré tres días continuos sin comer ni beber. El tercer día nos juntaremos en la plaza: tú, con la Eucaristía en que dices está Cristo, y yo, con la mula y una ración de cebada. Si la mula, hambrienta, al presentarle la cebada deja el pienso y adora la Eucaristía, entonces creeremos y nos convertiremos a vuestra fe.
– Acepto tu propuesta — contestó San Antonio de Padua, plenamente confiado en que Dios obraría el milagro pedido para hacer triunfar su Causa.
Llegó el tercer día. La plaza la llenaba una multitud. Bonvillo entró en ella entre los gritos aclamadores de sus correligionarios, llevando a su mula ayuna de tres días y una ración de cebada. Antonio hizo su entrada acompañarlo de algunos religiosos y católicos, humilde, modesto, y llevando con reverencia y fervor en sus manos la custodia con la Eucaristía.
Antonio y Bonvillo se acercan y se ponen frente a frente. Cesa el vocerío y se hace un silencio sepulcral. Todos los ojos están clavados en la custodia y en la mula
A una señal convenida, Bonvillo presenta la ración de cebada a la mula Entonces, San Antonio, rompiendo el silencio, y dirigiéndose al hambriento animal, le dice:
– En el nombre del Señor, a quien yo tengo en mis manos, te mando que vengas a hacer reverencia a tu Creador, para que todos entiendan la verdad de este altísimo Sacramento y sepan que hasta las criaturas irracionales están sujetas a su Criador.
¡Cosa admirable! La mula olfatea el cesto del tan apetecido pienso, y, en vez de probar la cebada, se vuelve de repente hacia la parte de San Antonio, dobla las rodillas delanteras e inclina la cabeza en señal de adoración a la Eucaristía, en la que está su Creador.
Una verdadera tempestad de vítores y aplausos se levantó en medio de aquella plaza, mientras Bonvillo, los demás herejes y todos los concurrentes, cayeron de rodillas y adoraron con fe y con amor a Jesús Sacramentado.
Este milagro fue verdaderamente el golpe dado a la herejía por nuestro Santo. Para perpetuar su memoria, en 1518, se erigió un templete de forma octogonal, que aún se conserva, en la plaza donde tuvo lugar el suceso, llamada plaza del Mulo.
Protector de la inocencia de los niños.
CONSAGRACIÓN DE LOS HIJOS A SAN ANTONIO
El día que murió San Antonio, los niños salieron gritando por las calles –¡Ha muerto el santo, ha muerto el santo!. Desde entonces, todas las familias cristianas adoptaron la tradición de consagrar a sus hijos al Santo de Padua, para que él los proteja durante toda su vida de los peligros de alma y cuerpo y les preserve su pureza e inocencia.
Existe la piadosa devoción en que cada 13 de junio los de devotos de San Antonio, visten a los niños con el hábito franciscano para que San Antonio los bendiga y consagre por medio del sacerdote, que suele utilizar esta fórmula, la cual también puede hacer en casa el jefe de familia:
V) Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor.
R) Que hizo el cielo y la tierra.
V) Nuestro Dios es Misericordioso.
R) El Señor protege a los pequeños.
V) Señor, escucha nuestra oración.
R) Y llegue a Ti nuestro clamor.
V) El Señor esté con vosotros (si es un sacerdote, sino, se omite).
R) Y con tu espíritu.
R) Que hizo el cielo y la tierra.
V) Nuestro Dios es Misericordioso.
R) El Señor protege a los pequeños.
V) Señor, escucha nuestra oración.
R) Y llegue a Ti nuestro clamor.
V) El Señor esté con vosotros (si es un sacerdote, sino, se omite).
R) Y con tu espíritu.
Oración.
Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo que, engendrado antes de todos los siglos, quisiste hacerte sin embargo niño en el tiempo y amas la inocencia de esta edad; que abrazaste con amor a los niños a Ti presentados y los bendijiste; y que en forma de niño descansaste en los brazos de tu siervo San Antonio de Padua: derrama sobre este niño la abundancia de tus bendiciones y haz que la malicia no corrompa su entendimiento y concédele, por la intercesión del mismo San Antonio, a cuya protección lo confiamos que, progresando a una con la edad en sabiduría y gracia, pueda siempre agradarte.
Tú que vives y reinas con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén.
(Si es posible se rocía con agua bendita).
La paz y bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y te acompañe siempre. Amén.
BENDICIÓN DEL PAN DE SAN ANTONIO
El Sacerdote, revestido de sobrepelliz y estola blanca, dice:
℣. Adjutórium nostrum in nómine Dómini.
℟. Qui fecit cœlum et terram.
℣. Dóminus vobíscum.
℟. Et cum spíritu tuo.
Orémus.
ORATIO
Dómine Jesu Christe, panis Angelórum, panis vivus ætérnæ vitæ, bene✠dícere dignáre panem istum (vel panes istos), sicut benedixísti quínque panes in desérto: ut omnes ex eo gustántes, beáto António Confessóre tuo atque Doctóre intercedénte, inde córporis et ánimæ percípiant sanitátem: Qui vivis et regnas in sæcula sæculórum. Amen [Oh Señor Jesucristo, pan de los Ángeles y pan vivo de la vida eterna, dígnate bendecir este pan (o estos panes) como bendijiste los cinco panes en el desierto: para que cuantos gusten de él, por la intercesión del bienaventurado San Antonio tu Confesor y Doctor, obtengan la salud de alma y cuerpo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén].
Luego el Sacerdote asperja los panes con agua bendita.
RECETA DEL PAN DE SAN ANTONIO
Ingredientes:
600 gr de harina
250 ml de leche
80 gr de azúcar
50 ml de aceite
1 huevo
1 cucharadita de esencia de Vainilla
20 gr de levadura fresca
Una pizca de sal
Una yema para pincelar los panecillos
Preparación:
Preparar la masa en un recipiente agregando la harina, la leche, el azúcar, el aceite, la levadura, la Vainilla y la pizca de sal. Mezclar todo muy bien. Dividir la masa en 24 panecillos y dejarlos levar por al menos una hora.
Pasado ese tiempo pincelar los panecillos con la yema mezclada en una cucharada de leche y llevarlos al horno con temperatura de 180 grados por 20 minutos.
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