R. Señor, danos sacerdotes santos.
V. Para que nos acompañen a la hora de nuestra muerte, y ofrezcan la Santa Misa por nosotros



♰♰♰

domingo, 24 de septiembre de 2017

La Iglesia católica ha condenado todas las sociedades secretas, por lo tanto están condenadas la Mafia de San Galo y el Pacto de las catacumbas.

La Iglesia católica ha excomulgado y condenado la pertenencia a la  Masonería, al comunismo, socialismo y la afiliación a todas las sociedades secretas que conspiran contra los dogmas de la Iglesia. Código de Derecho Canónico del año 1917, promulgado bajo el pontificado de Benedicto XV, condena la Masonería explícitamente en los cánones 684, 1349 y 2335; “Los que dan su nombre a la masonería o a otras asociaciones que maquinan contra la Iglesia, incurren en excomunión”. 


 

Masones
El Papa Gregorio XVI, en su encíclica Mirari vos del 15 de agosto de 1832, define la masonería -las sociedades secretas – como una “cloaca en la cual se acumulan y aglutinan las inmundicias de todo lo que a ha habido de sacrílego, de infame y de blasfemo en las herejías y en las sectas más perversas y nefastas que han existido en la historia de la humanidad”.
 
 

Vosotros sois hijos del diablo y para él trabajáis. Evangelio de San Juan 8:44
 




Bergoglio defensor del paganismo y del culto pagano a la  pachamama.
 
 
Condenas papales a estas sociedades secretas * :
El Papa Benedicto XIV , en su encíclica Apostólici Próvidas del 18 de mayo de 1751,  confirmó tales penas de excomunión; condenando el materialismo, el carácter secreto, el juramento y las tendencias revolucionarias de la masonería.
 
 
Condena de las sociedades secretas
La Congregación del Santo Oficio, el 18 de mayo de 1884 emitió un decretó que dice así: "Los católicos no sólo deben en apartarse de las sectas masónicas, sino también de todas las sociedades que exijan a sus adeptos un secreto que no puedan revelar a nadie, o una obediencia absoluta a sus jefes ocultos (…) Según el derecho natural y el revelado, no existen más que dos sociedades independientes y perfectas: la Iglesia y el Estado. Por lo tanto, una sociedad secreta, cualquiera ella sea, por el hecho mismo de su secreto, se hace independiente de la Iglesia y del Estado, que no poseen medio alguno de fiscalización con respecto a su fin y a su acción. Es, por consiguiente, ilegítima”.
 
 
 
 
 Canon 2335 del Código de Derecho Canónico
 
 
 "Los que dan su nombre a la secta masónica o a otras asociaciones del mismo genero -(que, según las canonistas, serían los anarquistas, socialistas, comunistas, etc.)-incurren, ipso facto, en excomunión simplemente reservada a la Santa Sede." Quedan excomulgados los que se afilian a la masonería porque el hecho de pertenecer a ella constituye un peligro próximo para la fe, su secreto y juramento son inmorales y de su objeto y fines se deriva un gravísimo daño para el verdadero bien de la sociedad humana.
 
Papa Pío IX condenó formalmente más de veinte veces a la masonería: en la encíclica Qui plúribus del 9 de noviembre de 1846, donde habla de la "terrible guerra que mueven contra la Iglesia estos hombres despreciadores de la verdad y conjurados en impía unión de sectas brotadas de las
tinieblas para destruir la Iglesia y el Estado"
 
Papa Pío XI en su encíclica DIVINI REDEMPTORIS del 19 de marzo de 1937, condenatoria del comunismo, decía que León XIII, al condenar al socialismo y al comunismo en su encíclica del 28 de diciembre de 1878, confirmó la precedente condenación de Pío IX del Syllabus del 8 de diciembre de 1864; y que, al llamarlo "mortal pestilencia que se infiltra por las articulaciones más íntimas de la sociedad humana y la pone en peligro de muerte", indicó, con clara visión, que las actuales corrientes ateas entre las masas populares, traían su origen de aquella filosofía que, de siglo atrás, trataba de separar, la ciencia y la vida, de la fe y de la Iglesia".
 
 
 
Papa Clemente XII , en su encíclica "In eminénti" del 28 de abril de 1738, condenó y prohibió para siempre a las sociedades masónicas, como "perniciosas para la seguridad de los Estados y la salvación de las almas"; fulminando contra ellas la excomunión mayor, y ordenando a los obispos que procediesen contra sus adeptos como si se tratase de verdaderos herejes, "enemigos de la seguridad pública", pues "corrompen los corazones de los hombres sencillos y los traspasan con dardos envenenados (…) Después de haber reflexionado con madurez y de haber adquirido en este punto una completa certeza hemos decidido, por justos y razonables motivos, condenar y prohibir las dichas sociedades, reuniones y asociaciones constituidas con el nombre de francmasonería o con cualquier otra denominación".
"Bajo las afectadas apariencias de una natural probidad, que se exige a los masones y con la cual se contentan -continúa Clemente XII- han establecido ciertas leyes y estatutos que los atan mutuamente; pero como el crimen se descubre, por sí mismo, estas reuniones se han hecho sospechosas para los fieles. Y así todo hombre honrado considera el hecho de estar afiliado a ellas, como un signo inequívoco de perversión (…) Si sus principios fuesen puros no buscarían con tanto cuidado la sombra y el misterio."
 
 
 
Papa León XII, en su constitución apostólica Quo graviora del 13 de marzo de 1825, la masonería  -"enemiga capital de la Iglesia Católica"- ataca con audacia sin límites los dogmas y los preceptos más sagrados de la Iglesia. Señala los estragos causados por la masonería "en los centros de estudios, donde introduce maestros de perdición"; suplica a los gobernantes que combatan a tales conspiradores, que "no son menos enemigos del Estado que de la Iglesia"; y recomienda a los fieles el huir de tales hombres que -"como hijos primogénitos del demonio"- son "las tinieblas de la luz y la luz de las tinieblas". "Son diferentes sociedades –añade- que aún aun llevando distintos nombres, están aliadas entre sí por el lazo criminal de sus proyectos infames".
 
 
*Referencia:
Estas citas corresponden a un artículo De la Colección del Profesor Mate Amargo- Guillermo Patterson, que se escribió con el fin de llamar a Jorge Mario Bergoglio a la conversion al catolicismo y el abandono de la masonería para que volviera a la Iglesia católica.
 
Condenas papales contra la masonería:
Papa Clemente XII, Carta Apostólica: In Eminenti, 24 de abril de 1738.
Papa Benedicto XIV, Constitución Apostólica: Providas, 18 de mayo de 1751.
Papa Pío VII, Constitución: Ecclesiam a Jesu Christo, 13 de septiembre de 1821.
Papa León XII, Constitución: Quo Graviora, 13 de marzo de 1825.
Papa Pío VIII, Carta Encíclica: Traditi Humilitati, 24 de mayo de 1829.
Papa Gregorio XVI, Carta Encíclica: Mirari Vos, 15 de agosto de 1832.

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