Mientras el anti-Papa en Marruecos violó el Primer Mandamiento y negó la Palabra de Dios y fe católica que evidentemente el tampoco practica, podemos poner nuestra mirada en el Santo que celebramos hoy y comprobar que Bergoglio es un falso profeta que tiene la arrogancia de hablar en el nombre de Dios para contradecir su Santa Palabra y contradecir la esencia de la Iglesia católica fundada por Jesucristo contradiciendo el mandato apostólico dado por el mismo Jesucristo de ir por todo el mundo predicando el Evangelio con el fin de convertir a la gente y hacer discípulos ganando ´prosélitos para Cristo´.
Pues bien el Santo que celebramos hoy es uno de los doctores de la Iglesia, arzobispo de Sevilla que fue un gran teólogo e historiador.
En su biografía leemos que era el menor de cuatro hermanos, todos los cuales fueron santos y dos de ellos también fueron obispos. Sus hermanos fueron San Leandro, San Fulgencio y Santa Florentina. Al morir Leandro, lo reemplazó Isidoro como obispo de Sevilla, su episcopado duró treinta y siete años, bajo seis reyes, completó la obra comenzada por San Leandro, que fue de convertir a los visigodos del arrianismo al catolicismo.
Isidoro fue el obispo más sabio de su tiempo en España. Poseía la mejor biblioteca de la nación. Escribió varios libros que se hicieron famosos y fueron muy leídos por varios siglos como por ej. Las Etimologías, que se pueden llamar el Primer Diccionario que se hizo en Europa. También escribió La Historia de los Visigodos y biografías de hombres ilustres.
San Isidoro es como un puente entre la Edad Antigua que se acababa y la Edad Media que empezaba. Su influencia fue muy grande en toda Europa y especialísimamente en España, y su ejemplo llevó a muchos a dedicar sus tiempos libres al estudio y a las buenas lecturas. Entre sus discípulos está San Ildefonso de Toledo.
Fue la figura principal en el Concilio de Toledo (año 633) del cual salieron leyes importantísimas para toda la Iglesia de España y que contribuyeron muy fuertemente a mantener firme la religiosidad en el país.
Se preocupaba mucho porque el clero fuera muy bien instruido y para eso se esforzó porque en cada diócesis hubiera un colegio para preparar a los futuros sacerdotes, lo cual fue como una preparación a los seminarios que siglos más tarde se iban a fundar en todas partes.
San Isidoro se formó con lecturas de San Agustín y San Gregorio Magno.
Ayudó a su hermano en la conversión de la casa real visigoda (arrianos) al catolicismo e impulsó el proceso de conversión de los visigodos tras la muerte de su hermano (599). Presidió el segundo sínodo provincial de la Bética en Sevilla (noviembre de 618 ó 619, durante el reinado de Sisebuto), al que asistieron no sólo prelados peninsulares sino también de la Narbonense, que formaba parte del reino visigodo de Toledo, y Galia.
Estatua de Isidoro de Sevilla por José Alcoverro ubicada en la escalinata de acceso a la Biblioteca Nacional de España.
En las actas del concilio se establece totalmente la naturaleza de Cristo, de acuerdo con los concilios ecuménicos de Nicea del año 325 y de Constantinopla del año 381 y posteriores, rebatiendo las concepciones arrianas.
A los 80 años de edad murió, el 4 de abril del año 636.
El año 1063 fue trasladado su cuerpo a León, donde hoy recibe culto en la iglesia de su nombre.
Fue canonizado en 1598, y en 1722 el papa Inocencio XIII lo declaró doctor de la Iglesia.
San Isidoro de Sevilla enseñó:
“El poder es bueno cuando es dado por Dios para contener con él el temor al mal, no para cometer el mal temerariamente. Pues nada es peor que tomarse por el poder la libertad para pecar, nada es más infeliz que el tener la facultad para obrar mal.”
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