R. Señor, danos sacerdotes santos.
V. Para que nos acompañen a la hora de nuestra muerte, y ofrezcan la Santa Misa por nosotros



♰♰♰

jueves, 14 de septiembre de 2017

La fiesta del Triunfo de la Santa Cruz



Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.



Catecismo Mayor de San Pío X

La crucifixión debe inspirarnos horror al pecado
No era absolutamente necesario que Jesús padeciese tanto, porque el menor de sus padecimientos hubiera sido suficiente para nuestra redención, siendo cualquiera acción suya de valor infinito. Quiso Jesús padecer tanto para satisfacer más copiosamente a la divina justicia, para mostrarnos más su amor y para inspirarnos sumo horror al pecado. (Catecismo Mayor de San Pío X, n. 108-109)
 
 
Jn 3,14 - "Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también es necesario que sea levantado el Hijo del hombre: para que todo aquél que cree en El no perezca, sino que tenga vida eterna".
 
 
 
San Agustín, De peccat. mer. et remiss. cap. 32
Muchos morían en el desierto por las mordeduras de las serpientes. Y por ello Moisés, por orden de Dios, levantó en alto una serpiente de bronce en el desierto; cuantos miraban a ésta, quedaban curados en el acto. La serpiente levantada representa la muerte de Cristo, de la misma manera que el efecto se significa por la causa eficiente. La muerte había venido por medio de la serpiente, la que indujo al hombre al pecado por el cual había de morir; mas el Señor, aun cuando en su carne no había recibido el pecado, que era como el veneno de la serpiente, había recibido la muerte, para que hubiese pena sin culpa en la semejanza de la carne del pecado, por lo cual en esta misma carne se paga la pena y la culpa.



Teofilacto
Véase aquí la figura y la realidad. En el primer caso se lee la semejanza de la serpiente con todas sus cualidades de animal, mas privándola del veneno; en el segundo caso Jesucristo, a pesar de estar libre del pecado, asumió la semejanza de la carne del pecado. Y al oír que era exaltado debe entenderse que quiere decir suspendido en lo alto y para que santificase el aire quien había santificado la tierra andando sobre ella. Entiéndase también por exaltación la gloria; porque aquella elevación en la cruz se convirtió en gloria de Jesucristo. Y en lo mismo que quiso juzgar, juzgó al príncipe de este mundo. Adán murió justamente porque pecó; mas el Señor, que había sufrido la muerte injustamente, venció a aquél que le había entregado a la muerte. Y fue vencido porque no pudo obligar al Señor, estando en la cruz, a que aborreciese a los que le crucificaban, sino que más les amaba y rogaba por ellos. De este modo la cruz de Jesucristo se convirtió en su exaltación y en su gloria.




San Agustín, ut supra

Así como en otro tiempo quedaban curados del veneno y de la muerte todos los que veían la serpiente levantada en el desierto, así ahora el que se conforma con el modelo de la muerte de Jesucristo por medio de la fe y del bautismo, se libra también del pecado por la justificación, y de la muerte por la resurrección. Y esto es lo que dice: "Para que todo aquél que cree en El no perezca, sino que tenga vida eterna". ¿Y para qué se necesita que la muerte de Jesucristo se compare con el bautismo del niño, si no ha sido envenenado éste aún por la mordedura de la serpiente?
  


Crisóstomo, ut supra
Y no dijo: conviene que el Hijo del hombre no esté colgado, sino: que sea levantado, porque esto parecía lo más prudente. Y así dijo esto por el que le oía y por lo que la cosa representaba, con el fin de que veamos la relación que las antiguas cosas tenían con las nuevas. Y aprendamos que no se entregó a la muerte contra su voluntad y que de aquí brotó la salud para muchos.



San Agustín, ut supra
Con mucha precaución se abstuvo el Evangelista de usar las palabras hirió su costado, o lo rasgó, sino abrió, a fin de que en cierto modo se franqueara la puerta por donde brotaron los sacramentos de la Iglesia, sin los cuales no se entra en la verdadera vida. Y sigue: "Y al instante salió sangre y agua". La sangre fue derramada por la remisión de los pecados, y el agua para suave bebida y purificación. Esto había sido prefigurado por la puerta que a Noé se le mandó abrir en el costado del arca para que entraran los animales que se habían de salvar del diluvio, en los que se simbolizaba la Iglesia. Por esta razón fue hecha la primera mujer del costado de Adán dormido, y este segundo Adán, inclinando la cabeza, durmió en la cruz, para que fuese formada su esposa y saliera de su costado durante su sueño. ¡Oh muerte que a los muertos resucitas! ¿Qué hay más puro que esta sangre? ¿Qué más saludable que esta herida?


Teofilacto
Porque no es carne de un mero hombre, sino de Dios, quien deseando hacer al hombre divino, como que lo embriaga en su divinidad.




 
 
 
San Agustín, ut supra
Hemos creído para conocer. Porque si primero hubiésemos querido conocer y después creer, no hubiésemos podido conocer ni creer. Esto hemos creído y conocido, que tú eres el Cristo Hijo de Dios, esto es, que tú eres la misma vida eterna y no das en tu carne y en tu sangre sino lo que eres.



Alcuino
Al dejar las multitudes en el llano y subir a los lugares más altos con sus discípulos, dio a entender que a los más ignorantes deben confiárseles únicamente los preceptos más sencillos y a los mejor instruidos deben enseñárseles los más sublimes. Cuando les dio de comer a la proximidad de la Pascua, quiso significar que todo aquél que desea alimentarse con el pan de la divina palabra y con la sangre de nuestro Señor Jesucristo, debe celebrar la Pascua espiritual o, lo que es lo mismo, salir de los vicios y entrar en las virtudes (porque Pascua quiere decir tránsito). Mas los ojos del Señor son gracias espirituales, que cuando el Señor concede por su misericordia a sus escogidos, entonces dirige hacia ellos sus ojos, o lo que es lo mismo, les dispensa la gracia de su caridad.
   

1 comentario:

  1. "Supuesto que Jesucristo asegura, hablando del pan, que aquello es su cuerpo, ¿quién se atreverá a poner en duda esta verdad? y pues que dijo después, esta es mi sangre, ¿quién puede dudar o decir que no lo es? En otro tiempo había convertido el agua en vino en Caná de Galilea con sola su voluntad, ¿y no le tendremos por digno de ser creído sobre su palabra, cuando convirtió el vino en su sangre? Si convidado a las bodas humanas y terrenas hizo en ellas un milagro tan pasmoso, ¿no debemos reconocer que aquí dio a los hijos del Esposo a comer su cuerpo y beber su sangre? para que le recibamos como que es ciertamente su cuerpo y su sangre, porque bajo del pan nos da su cuerpo, y bajo del vino su sangre, para que tomando su cuerpo y sangre, nos hagamos un mismo cuerpo y sangre con El y seamos Cristíferos, esto es, hombres que llevamos a Jesucristo, en habiendo recibido en nuestro cuerpo su cuerpo y sangre, y según la expresión de San Pedro, vengamos a ser participantes de la naturaleza divina. (S. Cirilo de Jerusalén, Cath. Mystag., 4, sent. 7, Tric. T. 2, p. 337.)"

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