"Toda espléndida, la hija del rey" (Sal 45, 14)
"Una gran señal apareció en el cielo: una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza"(Ap 11, 19-12,1).
Subió al cielo nuestra Abogada, para que, como Madre del Juez y Madre de Misericordia, tratara los negocios de nuestra salvación (SAN BERNARDO, Hom. en la Asunción de la B. Virgen María, 1).
"Una gran señal apareció en el cielo: una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza"(Ap 11, 19-12,1).
Subió al cielo nuestra Abogada, para que, como Madre del Juez y Madre de Misericordia, tratara los negocios de nuestra salvación (SAN BERNARDO, Hom. en la Asunción de la B. Virgen María, 1).
El Concilio de Efeso del año 431 definió solemnemente que María es "Madre de Dios" y el emperador oriental Mauricio mandó celebrar la fiesta de la Asunción de María, el 15 de agosto hacia el año 600.
El papa Pío XII proclamó el dogma, el día de Todos los Santos del año santo de 1950.
Delante de 600 obispos, definió en la bula "Munificentíssimus Deus", la Asunción de María:
Delante de 600 obispos, definió en la bula "Munificentíssimus Deus", la Asunción de María:
"Habiendo orado insistentemente a Dios y habiendo pedido la luz del Espíritu de verdad, para gloria del Dios todopoderoso, que hizo a María objeto de tan señalados favores; para honor de su Hijo, rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para el acrecentamiento de la gloria de su santísima Madre y para el acrecentamiento de toda la Iglesia, Nos, por la autoridad de nuestro Señor Jesucristo y de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y por nuestra propia autoridad, declaramos y definimos que es un dogma divinamente revelado, que la inmaculada Madre de Dios, la siempre Virgen María, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo, al terminar su vida mortal".
"Dios no nos da todavía Déboras y Jaheles que nos socorran; pero tenemos la Santísima Virgen María, Madre de Dios, que intercede en favor nuestro. Y a la verdad, si una mujer que Dios sacó de entre el común del pueblo, tuvo en otra ocasión poder para vencer los enemigos de Dios, ¿Cuánto mayor le tendrá la que es Madre del mismo Jesucristo, para confundir los enemigos de la verdad? (San Juan Crisóstomo ., Serm. 6 de Martyrib., n. 3, sent. 245, Tric. T. 6, p. 350.)"
Oración para pedir la Bendición de Nuestra Señora
Bendíceme, oh Hija del Padre Eterno, y obtén por mí la gracia de no ofender nunca a mi Dios con mis pensamientos. Bendíceme, Madre del Hijo Eterno, y ora para que nunca ofenda a mi Dios con mis palabras. Bendíceme, oh Esposa del Espíritu Eterno, y por tu intercesión obtén para mí que nunca ofenda a mi Dios con mis acciones u omisiones. Bendíceme, ¡Santuario de la Santísima Trinidad! Ora por mí para que yo pueda amar y servir a mi Dios con todo mi corazón y mi alma, y que pueda disfrutarlo para siempre en el más allá. Oh María, recíbeme como tu hijo por amor de Jesús, que me confió a tu cuidado en su agonía en la cruz. Amén. Dulce Corazón de María, sea mi salvación.
«Vi en el futuro la religión caída muy bajo y conservándose únicamente en algunos lugares, en algunos hogares y en algunas familias que Dios ha protegido también de los desastres de la guerra» (AA.III.557) Profecías de Ana Catalina Emmerich
San Ireneo de Lyon:
La Iglesia, extendida por toda la tierra hasta los confines del orbe, recibió de los Apóstoles y de los discípulos esa fe que cree en un solo Dios y en un solo Jesucristo [...] y en aquella generación que procede de una virgen (Trat. contra las herejías).
La Iglesia, extendida por toda la tierra hasta los confines del orbe, recibió de los Apóstoles y de los discípulos esa fe que cree en un solo Dios y en un solo Jesucristo [...] y en aquella generación que procede de una virgen (Trat. contra las herejías).
Omnípotens sempitérne Deus, qui Immaculátam Vírginem Maríam, Fílii tui genitrícem, córpore et ánima ad coeléstem glóriam assumpsísti: concéde, quǽsumus; ut, ad superna semper inténti, ipsíus glóriæ mereámur esse consórtes.
Per eundem Dominum nostrum Iesum Christum filium tuum, qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum.
Amen.
Per eundem Dominum nostrum Iesum Christum filium tuum, qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum.
Amen.
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