Patrón de la Juventud Católica,
San Luis Gonzaga tuvo que hacer muchos sacrificios para poder mantenerse siempre puro, y por eso la Santa Iglesia Católica lo ha nombrado Patrono de los Jóvenes que quieren conservar la santa pureza. El repetía la frase de San Pablo: "Domino mi cuerpo y lo reduzco a servidumbre, no sea que enseñando a otros a salvarse, me condene yo mismo".
San Luis Gonzaga tuvo que hacer muchos sacrificios para poder mantenerse siempre puro, y por eso la Santa Iglesia Católica lo ha nombrado Patrono de los Jóvenes que quieren conservar la santa pureza. El repetía la frase de San Pablo: "Domino mi cuerpo y lo reduzco a servidumbre, no sea que enseñando a otros a salvarse, me condene yo mismo".
Su confesor San Roberto, que lo acompañó en la hora de la muerte, dice que Luis Gonzaga murió sin haber cometido ni un sólo pecado mortal en su vida.
San Luis Gonzaga santificó a muchos con sus ejemplos , edificó a muchos con sus discursos , separó a muchos jóvenes del vicio y muchos se vieron atraídos por la virtud por su sola presencia , Don Bosco lo propusó de ejemplo para los jóvenes salesianos para conservar intacta la virtud de la Santa Pureza.
Es patrón de la juventud. Su ejemplo nos invita a vivir siendo puros ya que la misma Biblia nos dice que solo los puros verán a Dios.
2 Timoteo 2:22 Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que invocan al Señor con un corazón puro.
1 Juan 3:3 Y todo el que tiene esta esperanza puesta en El, se purifica, así como El es puro.
Santiago 4:8
Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes los inconstantes, purifiquen su corazón!
1 Pedro 1:15 sino que así como aquel que os llamó es santo, así también sed vosotros santos en toda vuestra manera de vivir.
Santiago 4:8
Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes los inconstantes, purifiquen su corazón!
1 Pedro 1:15 sino que así como aquel que os llamó es santo, así también sed vosotros santos en toda vuestra manera de vivir.
Oremos:
¡Oh Luis Santo adornado de angélicas costumbres! Yo, indigno devoto vuestro os encomiendo la castidad de mi alma y de mi cuerpo, para que os dignéis encomendarme al Cordero Inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis, Angel mío, que manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos impuros; despertad en mí la memoria de la eternidad y de Jesús Crucificado; imprimid hondamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía en la gloria. Amén
Rezar un Ave María y un Padre Nuestro.
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