es.news Al término de la conferencia romana “Iglesia Católica, ¿adónde vas?”, celebrada el 7 de abril, fue redactada una declaración final en nombre de los participantes, incluyendo a los cardenales Brandmüller, Burke y Zen, y el obispo Athanasius Schneider.
La declaración reafirma la enseñanza católica sobre el matrimonio y responde los Dubia de los cardenales redactados después de Amoris Laetitia, el controvertido documento de Francisco.
La declaración enuncia seis puntos:
1. Un matrimonio ratificado y consumado entre dos personas bautizadas sólo puede ser disuelto por la muerte.
2. En consecuencia, los cristianos unidos por un matrimonio válido que se unen a otra persona mientras sus cónyuges todavía están vivos, cometen el pecado grave de adulterio.
3. Éste es un mandamiento moral absoluto que obliga siempre y sin excepción.
4. Ningún juicio subjetivo de conciencia puede hacer de un acto intrínsecamente malo un acto bueno y lícito.
5. El juicio sobre la posibilidad de administrar la absolución sacramental no se basa en la imputabilidad del pecado cometido, sino en la intención del penitente de abandonar un modo de vida que es contrario a los mandamientos divinos.
6. Las personas que se divorcian y se vuelven a casar civilmente, y que no están dispuestas a vivir en continencia, están viviendo en una situación que es objetivamente contraria a la ley de Dios, por eso no pueden recibir la Comunión Eucarística.
La declaración reafirma la enseñanza católica sobre el matrimonio y responde los Dubia de los cardenales redactados después de Amoris Laetitia, el controvertido documento de Francisco.
La declaración enuncia seis puntos:
1. Un matrimonio ratificado y consumado entre dos personas bautizadas sólo puede ser disuelto por la muerte.
2. En consecuencia, los cristianos unidos por un matrimonio válido que se unen a otra persona mientras sus cónyuges todavía están vivos, cometen el pecado grave de adulterio.
3. Éste es un mandamiento moral absoluto que obliga siempre y sin excepción.
4. Ningún juicio subjetivo de conciencia puede hacer de un acto intrínsecamente malo un acto bueno y lícito.
5. El juicio sobre la posibilidad de administrar la absolución sacramental no se basa en la imputabilidad del pecado cometido, sino en la intención del penitente de abandonar un modo de vida que es contrario a los mandamientos divinos.
6. Las personas que se divorcian y se vuelven a casar civilmente, y que no están dispuestas a vivir en continencia, están viviendo en una situación que es objetivamente contraria a la ley de Dios, por eso no pueden recibir la Comunión Eucarística.
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