Bergoglio confirma que ha cambiado la disciplina para los divorciados y vuelto a casar.

 

 “Io posso dire sì. Punto.”

 

 

 

Frank Rocca (Wall Street Journal). Le preguntó a Bergoglio:

Algunos sostienen que nada ha cambiado con respecto a las disciplinas que regula el acceso a los sacramentos de los divorciados y vueltos a casar, que la ley, la praxis pastoral y, obviamente, la doctrina siguen siendo los mismos. Otros sostienen que  ha cambiado mucho y que hay nuevas aperturas y posibilidades. Para un católico que quiere saber: Hay nuevas posibilidades concretas, que no existían antes de la publicación de la exhortación o no?

Francisco:

 

Puede decir que sí, Punto (“ Io posso dire sì. Punto.*”) Pero sería una respuesta que es demasiado corta. Le recomiendo que lea la presentación del Cardenal Schönborn, que es un gran  Teólogo. Fue secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y sabe bien sobre  la doctrina de la fe también. En ese presentación, su pregunta encontrará una respuesta. Sin embargo, agregó que los medios de comunicación han dado demasiada importancia a la cuestión de la comunión para un divorciado y vuelto a casar. Esto le digo un poco triste, porque nadie se da cuenta de que ese no es el problema principal, no se dan cuenta de que la familia en todo el mundo está en crisis, que es la base de la sociedad, no se dan cuenta de que los jóvenes no quieren casarse, no se dan cuenta de la disminución de la natalidad en Europa está llorando, no  notan la falta de trabajo, que obliga a los padres y madres a trabajar en dos empleos y los niños crecen y no aprenden a cultivar en diálogo con papá y mamá. Estos son los principales problemas.

 

 

 

 

 

 

En esta presentación, Schönborn dice que el Amoris Laetitia supera la distinción entre los matrimonios
"irregulares" y "regulares".

 

Bien dijo San Beda que : “Perverso maestro es el diablo, que mezcla muchas veces lo falso con lo verdadero, para encubrir con apariencia de verdad el testimonio del engaño”.

 

Que tal a Bergoglio dice descaradamente que no le da importancia al Sacrilegio contra la Eucaristía,  cuando el mismo Catecismo nos aclara que el mayor pecado que existe es en contra de la Eucaristía, y  que esto  produce la abominación de la desolación en el Templo. Jesús  por medio de Santa Brígida le llama a estos perversos pastores que no se preocupan por la salvación de las almas sino que le dan veneno a sus víctimas  por medio de las comuniones sacrílegas:  Asesinos de Almas.

 

 

Quien comiere este pan, o bebiere el cáliz del Señor indignamente, reo será del cuerpo y de la sangre del Señor [...], porque quien lo come y bebe indignamente se traga y bebe su propia condenación.] Cor 11, 27-29.

#310 – SACRILEGIO
“Como en todos los sagrados misterios… ninguno puede compararse con… la Eucaristía, así mismo no existe peor castigo proveniente de Dios al cual se le debe temer para crimen alguno, que para el uso profano o irreligioso que hagan los fieles de aquello que contenga… el mismísimo Autor y Fuente de santidad." – Catecismo del Concilio de Trento (De Euch., v.i)

 

 

 

La táctica de  Bergoglio es decir frases ambiguas. Fuera de eso acaso no sabe que ya casi todos sabemos  la posición herética del masón prosodomita al que Bergoglio llama "buen teólogo", el cual es promotor de la comuniones sacrílegas  para adúlteros y gays .

 

Vean  Christoph Schönborn el gran   teólogo  , según el apóstata  Bergoglio: “... en los últimos años sus declaraciones y acciones han tomado color rosa. Estos han incluido permitir a los homosexuales activos e impenitentes que sean "bendecidos" en su catedral el día de San Valentín”.

 

 

 

John-Henry Westen :

Schönborn, quien ha argumentado que la Iglesia debe abrazar los "elementos positivos" de las uniones homosexuales y otros pecados sexuales y tiene una historia de contradecir las enseñanza de la Iglesia sobre el tema de la homosexualidad, afirmó que "no hay preguntas prohibidas" cuando se habla de Amoris Laetitia.

 

 

 

 

El hombre de Pecado es el desolador, que por medio de los sacrilegios continuos en  contra de la Eucaristía; logrando suspenderla, para instalar  la abominación de la desolación en el Templo, el sistema sacramental diabólico.