Oh glorioso San Juan Bautista, mayor profeta entre los nacidos de mujer, aunque fuiste santificado en el vientre de tu madre y llevaste una vida de lo más inocente, sin embargo fue tu voluntad retirarte al desierto, para dedicarte allí a la práctica de la austeridad y penitencia; Obtén para nosotros de tu Señor la gracia de estar totalmente desapegados, al menos en nuestro corazón, de los bienes terrenales, y de practicar la mortificación cristiana con recogimiento interior y con espíritu de santa oración.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.
Oh celoso Apóstol, que, sin obrar milagro alguno en los demás, sino únicamente con el ejemplo de tu vida de penitencia y el poder de tu palabra, atraes tras de ti a las multitudes, para disponerlas a recibir dignamente al Mesías y a que escuche su doctrina celestial; concédenos que nos sea dado, por medio del ejemplo de una vida santa y el ejercicio de toda buena obra, llevar muchas almas a Dios, pero sobre todo aquellas almas que están envueltas en las tinieblas del error y la ignorancia y son descarriado por el vicio.
Padre nuestro, Ave María, Gloria.
Oh mártir invencible, que, por el honor de Dios y la salvación de las almas, resististe con firmeza y constancia la impiedad de Herodes aun a costa de tu propia vida, y lo reprendiste abiertamente por su vida perversa y disoluta; Con tus oraciones obtén para nosotros un corazón, valiente y generoso, para que podamos superar todo respeto humano y profesar abiertamente nuestra fe en la obediencia leal a las enseñanzas de Jesucristo, nuestro divino Maestro.
Padre nuestro, Ave María, Gloria.
V. Ruega por nosotros. San Juan bautista,
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.
Oremos.
Oh Dios, que has hecho que este día sea honorable a nuestros ojos con la Natividad (o conmemoración) del bendito Juan, concede a tu pueblo la gracia del gozo espiritual y dirige la mente de todos tus fieles por el camino de la salvación eterna. Por Cristo nuestro Señor. amén
Indulgencia de 3 años; indulgencia de 5 años una vez al día, si las oraciones se dicen con la intención de completar un triduo; indulgencia plenaria en las condiciones habituales, al cierre del triduo.
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