R. Señor, danos sacerdotes santos.
V. Para que nos acompañen a la hora de nuestra muerte, y ofrezcan la Santa Misa por nosotros



♰♰♰

martes, 30 de agosto de 2022

Santa Rosa defendió a Lima de los herejes piratas

 


Recopilado de ChurchPOP & Aciprensa

En 1615 una grave noticia sacudió Lima: una flota de barcos saqueadores liderada por Joris Spilbergen se dirigía a la ciudad para saquearla. Los corsarios provenientes de los Países Bajos querían llegar al puerto del Callao.

Ante la noticia, muchos limeños huyeron de la ciudad. Se dirigieron a los alrededores a esperar que el ataque pase.


Sin embargo, Rosa de Lima, acudió al convento de San Domingo y comenzó a rezar pidiendo a Dios que salvara a la ciudad. 

Alentó con liderazgo a las mujeres a rezar juntas para que los piratas no desembarquen y no se realicen profanaciones.

Ante la inminente llegada de los piratas, Santa Rosa se remangó las vestimentas y se puso frente al Santísimo. Estaba dispuesta a usar su cuerpo para defenderlo, pues se sabía que los piratas (eran herejes que) profanaban los templos.

Al llegar la noche, la santa estaba con toda la intención de defender a Cristo Eucaristía, su amado “esposo”. Tanto es así que le dijo a su mamá, María de Oliva, que “los iba a ‘rendir a todos’ con el rosario que tenía en sus manos”, cuenta la Enciclopedia Católica.  
“Yo rogaré a los herejes que no me quiten la vida de un golpe, sino que poco a poco me vayan desmembrando y me vayan haciendo menudos pedazos y dividiendo cada miembro en pequeñas partículas, con el fin de que todo el tiempo que en esto se ocuparen se detengan en ejecutar las injurias, que temo ¡ay de mí! Han de hacer después a mi dulce esposo”.

 

Los piratas nunca llegaron. Por razones que nunca se supieron, el capitán Spilbergen desistió del ataque. Los limeños atribuyeron esto a las oraciones de Santa Rosa.


La historia llegó hasta la Argentina donde, en recuerdo de esta historia, nombraron Santa Rosa a una tormenta que suele ocurrir entre 5 días antes y 5 días después del 30 de agosto, fiesta original de la santa.


Homenaje a Santa Rosa de Lima


Desde 1989, Santa Rosa de Lima es considerada como la patrona de la Policía Nacional del Perú (PNP) y así se oficializó a través del decreto Supremo N° 27-89, publicado en el diario Oficial El Peruano, el 18 de septiembre de ese año. Es que, para la PNP ella es el símbolo y reflejo de la conducta moral que (buscan) seguir sus efectivos, debido a las excelentes virtudes que Rosa de Lima poseía. (MSN)

 


domingo, 28 de agosto de 2022

La conversión de San Agustín de Hipona


"Yo ardía en deseos de hartarme de las más bajas cosas y llegué a envilecerme hasta con los más diversos y turbios amores; me ensucié y me embrutecí por satisfacer mis deseos. Me sentía inquieto y nervioso, sólo ansiaba satisfacerme a mí mismo, hervía en deseos de fornicar. (...) ¡Ojalá hubiera habido alguien que me ayudara a salir de mi miseria...!". San Agustín

Durante el año 386, Agustín y su amigo Alipio pasaban el tiempo en Milán. Mientras que al aire libre, Agustín escuchó la voz de un niño cantando una canción, las palabras de las cuales fueron, tolle, lege (toma y lee)—, Al principio pensó que la canción estaba relacionado con algún tipo de juego de los niños, pero no recordaba haber oído una canción antes.

Entonces, al darse cuenta de que esta canción podría ser un mandato de Dios para abrir y leer las Escrituras, él encuentra a la Biblia, lo recogió, lo abrió y leyó el primer pasaje que vio, De la carta de Pablo a los Romanos. decía: Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne. Romanos 13: 13-14
Con La lectura de esta escritura, Agustín se sintió como si su corazón se llenó de luz. Le dio la vuelta por completo a su vida de pecado. Él fue bautizado por Ambrosio durante la Vigilia Pascual 24 de abril de 387. Su amigo Alipio y su hijo Adeodato fueron bautizados al mismo tiempo.



Más tarde, al reflexionar sobre esta experiencia, Agustín escribió su famosa oración: Tú nos has hecho para ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti. Él se convirtió en una poderosa influencia en la espiritualidad y la teología de la Iglesia Cristiana.



TARDE TE AMÉ
San Agustín

Tarde te amé, belleza infinita tarde te amé,
Tarde te ame belleza siempre antigua y siempre nueva!

Y supe, Señor que estabas en mi alma y yo estaba fuera, así te buscaba mirando la belleza de lo creado.

¡Tarde te amé belleza infinita, tarde te ame, tarde te ame, belleza siempre antigua y siempre nueva!.
Señor tu me llamaste, tu voz a mi llegó, curando mi sordera con tu luz brillaste cambiando mi ceguera en un resplandor,
¡Tarde te amé belleza infinita,
tarde te ame, tarde te ame, belleza siempre antigua y siempre nueva!.

Tu estabas conmigo, mas yo buscaba fuera y no te encontraba, era un prisionero de tus criaturas, lejos de Ti.
¡Tarde te amé belleza infinita, tarde te ame, tarde te ame, belleza siempre antigua y siempre nueva!.
Hasta mí, ha llegado el aroma de tu gracia, por fin respiré, Señor yo te he buscado, siento hambre y sed, ansío tu paz.
¡Tarde te amé belleza infinita, tarde te ame, tarde te ame, belleza siempre antigua y siempre nueva!.

jueves, 18 de agosto de 2022

Charla del Padre Ricardo Gómez de las profecías de San Vicente Ferrer sobre el Falso Papa





San Vicente Ferrer advirtió que rendirle honores papales a un falso papa es pecado de idolatría




Profecías y Visiones mostradas por Dios a San Vicente Ferrer sobre el Falso Profeta.



Fuente Como Vara de Almendro


 Sacadas del libro «San Vicente Ferrer. Sermones sobre el Anticristo y el fin de los tiempos», de San Vicente Ferrer (Autor), Olivera Ravasi, Javier (Traductor). Puede obtenerse en Amazon.

 

Juan Suárez Falcó

NOTA INTRODUCTORIA

Querido lector: a continuación podrá leer en texto literal, con algunos breves comentarios míos que he hecho resaltar en color rojo, algunas profecías realizadas por el gran santo valenciano San Vicente Ferrer, uno de los mayores taumaturgos de la historia de la  Iglesia. Son tan claras que poco margen conceden a la imaginación: habla de un falso profeta que será un príncipe de la Iglesia y hecho pasar por papa (Bergoglio), al que San Vicente Ferrer llama vano papa y Anticristo y le atribuye apariencia de santidad, mientras el papa verdadero permanece en la Iglesia siéndolo realmente aunque abandonado por la inmensa mayoría de creyentes por cobardía y respetos humanos (BXVI).

Quien quiera entender, que entienda…

Sin más dilación:

“…es necesario saber que han de venir dos Anticristos, uno después de otro, antes que venga la destrucción por el fuego del fin del mundo. De los cuales uno ha de ser oculto y vendrá primero (el falso profeta, bestia de la tierra o Anticristo de la religión), y el otro después que será puro (el Anticristo político o bestia del mar). El Anticristo oculto vendrá bajo de especie de santidad, el cual ha de tener la vida cristiana por fuera y en su corazón será arraigado el espíritu maligno, el cual inspirará en él que haga muchas maldades en la Iglesia bajo capa de bien. Éste no querrá consejo de nadie, sino más bien, todo aquello que le pareciere ejecutará, sea malo o sea bueno, por la instigación y consejo del diablo. Engañará a muchos Príncipes y poderosos con su santidad fingida y mala, en tal manera que los llevará a grandes yerros y escándalos. Hará torcer en la ley a muchos varones doctos y sabios, porque el diablo trabajará para que cumpla sus pensamientos, dándole a entender que le viene de parte de Dios; muchos hombres famosos en santidad serán engañados por el diablo, por medio del Anticristo oculto.

De todo esto el mismo texto de la Biblia lo declara, pero a partir de esta declaración yo aprovecho a expresar lo siguiente: Nabucodonosor se entiende por el Anticristo oculto, el cual se encontrará en la dignidad papal tan grande(mente), que ninguno fue desde el principio, ni será después hasta el fin del mundo, y será el último en dicha dignidadNo digo yo que será hecho papa (no será papa en realidad sino un usurpador del papado), sino, ídolo levantado contra el Papa verdadero. Esta será la cuarta bestia que saldrá del mar. Y cuando veáis todo lo dicho, muriendo este Anticristo oculto, vendrá el Anticristo puro, o perverso, del cual se habla en dicho capítulo según abajo diremos, y en esta parte se manifestará un misterio.

Nabucodonosor se interpreta puesto en angustia conocida, pues él angustiará al mundo, atribulando los corazones con este dolor, y será conocido que Dios le matará de mala muerte con su dolor. Entonces serán conocidas sus malas obras por todo el mundo, y muy aclarada su gran maldad de corazón, y corrompida su santidad muy simulada. Pero digo aún que se intitula profetizante la señal de este mundo porque el mundo mismo profetizará su fin; y ¿cuál será esta señal? Ciertamente que no puede decirse que fue la del sol en tiempos del gran Josué, cuando volvió tres líneas a Oriente[13], esto sólo fue señal de la victoria contra los Amalecitas. Tampoco podemos decir que fue esta señal, cuando en el tiempo del Rey Ezequías volvió tres horas atrás del reloj del tiempo. Aún el diluvio no fue señal del fin del mundo porque entonces fueron guardados en el arca de Noé hombres y mujeres para multiplicar el mundo. Ni muchas otras señales que se han mostrado en los planetas, no fueron señal del fin del mundo, sino de alguna provincia, príncipe, o reino; o por destrucción, o perdición; por muerte o vida; o por victoria o vanidad.

Pues ¿cuál será la señal del fin del mundo? Ciertamente la serpiente, porque el ángel Lucifer tomó su forma, dejando la señal de la imagen propia, cuando corrompió a nuestra naturaleza humana, así corporal como espiritual; y entonces tuvo su fin: porque si Adán no hubiera pecado, el hombre sería eterno y no hubiese sido expulsado del paraíso poseído, de tal modo que la serpiente fue señal para el hombre, y aún para el mundo. Y aún más, pues la serpiente fue el ídolo, porque nuestros padres Adán y Eva le adoraron cuando le creyeron, haciendo la voluntad del demonio (que estaba dentro de ella), y dejaron a su creador y fueron idólatras. Por ende se interpreta a Nabucodonosor como señal profetizante de este mundo con su ídolo, el cual fue figura del Anticristo oculto. Pues se levantará un príncipe, según ya he dicho [14], el cual hará un ídolo, el último en la Iglesia de Dios; muerto aquél (el Anticristo oculto) no se levantará otro hasta el fin del mundo en dignidad papal. Y este príncipe (aquí, Cardenal, se entiende, príncipe de la Iglesia) será el Anticristo oculto; y la señal será que, el ídolo que él hiciere, traerá por armas una serpiente que tendrá en la boca la señal del mundo. Sin embargo, no serán sus armas como las de la serpiente, que de Lucifer no fue arma suya, sino la imagen de la Trinidad, la cual perdió por su gran soberbia, por querer ser igual a Dios en el cielo.

Así este Príncipe mundano como las armas traerá (una) serpiente, y así digo, la cual nos mostrará el fin del mundo y la destrucción de la naturaleza humana, porque en aquella figura engañó el diablo al mundo. Pues el dicho Príncipe hará un ídolo, según está dicho, y éste será un papa malo contra Dios, según hizo Nabucodonosor, y pondrá a aquél en medio del campo de la provincia de Babilonia, que quiere decir confusión, como no habrá otra en todo el mundo. Éste llegará a todos los filósofos, astrólogos, príncipes, etc., para que proclamen a dicho papa, es decir, para que publiquen sus actos, según que mandó Nabucodonosor hacer de su estatua. Y cuando ya fuere publicado por toda la Iglesia, entonces mandará que se le adore al son de los ruidos y pregoneros, es, a saber, que lo acepten bajo pena de muerte. Por ende la cristiandad le adorará, algunos de grado, algunos por fuerza, salvo los tres fieles Sidrac, Misac y Abdénago, que quiere decir, algunos pocos escogidos.

Y en esta parte nacen dos cuestiones. La primera que algunos dicen que esto ya se ha cumplido en aquel ídolo que fue hecho en Pisa[15]: porque a aquél adoraron los de la cristiandad, sacando los tres, Sidrac, que es el reino de Castilla, que son hermosos hombres. Misach, que se entiende por el reino de Escocia, porque estos son varones alegres de cara y Abdénago, que se toma por el reino de Aragón, que son callados, no alegres de cara, antes parecen gente airadas como quien tiene la maldad en el cuerpo, y no la osan manifestar, sino que, con tristeza, callan. Los cuales tres reinos no adoraron el ídolo hecho en Pisa. Y cuanto a esto digo que se cumplió la profecía, porque entonces no les fue puesta pena de muerte a los que no adoraron, como hizo por Nabucodonosor. Y estas señales fueron por el Anticristo puro.

La segunda cuestión es que, muchos piensan que aquella figura se cumplirá en el Anticristo puro, el cual se hará adorar a sí mismo como a Dios. A esto digo, que no se entiende de tal manera, porque el Anticristo puro no tendrá factores, ni electores, que sean hombres como el ídolo de Nabucodonosor, sino por instigación diabólica se hará adorar como a Dios; y este será tan terrible en gesto y aspecto que viendo aquel, y oyendo su fama, todos los príncipes del mundo le darán obediencia, y le estarán sometidos, porque cuando éste se dé a publicidad en este mundo, no habrá otro monarca mayor; y Dios permitirá, por los pecados del pueblo, que tenga poderío sobre todos los reyes del mundo que existan entonces. Pero no se entiende esto del Anticristo puro, porque así como el ídolo de Nabucodonosor fue hecho por otro, y tuvo electores, así este ídolo último  antes del Anticristo, ha de tener hacedor, que será el príncipe dicho arriba y sus electores que llegan al campo de Babilonia, que es el de la confusión (la que ha traído consigo Bergoglio). Porque Dios incitará al príncipe y a la serpiente, y quedará el mundo por algunos años confundido y avergonzado, más incluso que lo que hizo aquel otro con los pisanos[16], los cuales anduvieron en la confusión de aquéllos que le habían elevado.

Este ídolo será en alto de sesenta codos, es decir, tantos como el anterior. Obispos que lo elevarán al papado por la fuerza o de gradoy aún por algunos otros ignorantes, que serán recibidos por la santidad fingida del dicho Anticristo oculto. Aún el ídolo dicho será en ancho de siete codos, que quiere decir, siete poderosos príncipes que le darán la obediencia (la Mafia de Saint Gallo) siendo señores en toda la iglesia. Estos estarán en su lugar contra el Papa verdadero (BXVI). Y si no fuese de esta manera, no se publicaría la pena de muerte a los que no le quisiesen obedecer, porque donde hay verdadero Papa, la fe, y la cristiandad, todo es uno, por ende la pena no es necesaria. Sin embargo, contra este ídolo malo (un papa falso) habrá otro Santo Padre verdadero (BXVI)en el cual creerán los cristianos. Para engañar y apartar a todos los Cristianos de este verdadero Papa, le harán tres engaños, engaños, los cuales todos traerán pena de muerte cuando no quieran dar la obediencia al mal contrario. El primer engaño, será por dentro en el corazón. El segundo, será en el cuerpo. Y el otro a la vida y a las cosas temporales. Serán apartados todos los corazones del verdadero papa. Esto será por temor. Segundo los cuerpos, por espanto y gran terror. Tercero, por los bienes temporales, pero no gozarán muchos de ellos. Estos han de ser eclesiásticos, que serán despojados después de sus beneficios, según que diré más adelante. Pues al cabo quedarán de la cristiandad muy pocos que no adoren el dicho ídolo por las muchas persecuciones y tormentos que serán dados por los seis príncipes, y uno será Nabucodonosor, puesto en la silla, y los otros ejecutarán primero en la Iglesia contra los obispos, segundo contra los religiosos y sacerdotes, y al cabo contra los legos que son Sidrac, Misac y Abdénago, los cuales no adorarán al ídolo.

Y estos serán entendidos por tres condiciones de personas, según la interpretación arriba dicha, porque Sidrac es interpretado “hermoso”, y estos serán los verdaderos religiosos iluminados por Dios para conocer la verdad cierta de la Iglesia, porque morirán por el Papa bueno, o se apartarán a los desiertos por amor suyo, y donde estarán por tres años, y aún algo más, sin embargo, no cumplirán el año cuarto (aquí parece referirse San Vicente Ferrer a los 3,5 años o un poco menos que el resto fiel de la Iglesia en el desierto, perseguido por este Anticristo religioso, falso profeta o Bestia de la Tierra). Misac es interpretado (como) “risa con gozo”, y estos serán todos aquellos que permitirá Nuestro Señor con gozo y placer no pelear con el ídolo por la defensión de la Iglesia, los cuales querrían escoger primero el martirio con alegría, que la vida corporal con tristeza. Abdénago se interpreta como “siervo callado”, y estos serán los ignorantes del bien y del mal, como mujeres, y otras personas inocentes, los cuales han de ignorar y no conocer este yerro, por ende el verdadero Papa los dispensará después, y su ignorancia los excusará y dispensará con ello; pues si entendieran el mal engaño, antes escogerían la muerte, que caer en tanto yerro. Tales serán los siervos callados, como los religiosos antedichos; algunos huirán a los desiertos muy apartados a donde no irá Nabucodonosor, el mal ídolo, y los sacerdotes arriba dichos, con las órdenes religiosas, estarán en el desierto en hábito disimulado, siempre celebrando, aunque no llevarán coronas, ni hábito sacerdotal, ni demostrarán saber aún letras, ni tendrán oratorio, ni siquiera altares. De mañana celebrarán los que tuvieren licencia, porque el Papa verdadero los dispensará para que puedan celebrar en los desiertos, según que de suyo se hará mención en aquella profecía que habla del dispensar. Y cuando hubieren celebrado la misa, esconderán el cáliz y vestimenta, y lo restante que pertenece para celebrar la misa. De tal manera estarán en el desierto que apenas pocos sabrán por entonces de su condición sacerdotal, y estos serán los siervos callados.

En aquellos años, habrá muchos que sufrirán los oficios divinos entre los cismáticos. Entonces serán también siervos callados, aunque serán librados de los fuegos infernales por el ángel escogido para ellos de antemano, como los tres varones Sidrac, etc. Pues cuando esto vieren los cristianos, podrán decir con certeza: “Ved el estado de la dignidad eclesiástica puesto en ruina y destrucción”. Sin embargo, Dios no querrá aún desamparar a la Iglesia, porque la nave de san Pedro puede peligrar, pero no puede ser hundida. Pues el vano Papa será entronizado, o puesto en silla con el dicho príncipe mayor, de tal manera que no quedará eclesiástico sin despojar de su beneficio. Esto querrá Dios permitir para que sean purgados los hijos de Leví de su maldad, los cuales de su grado y voluntad nunca quisieron hacer enmienda de sus delitos. Y para mejor mostrar lo que dice quiero abrir, o declarar dos profecías, las cuales fueron escritas por Ezequiel en el octavo capítulo, donde declara cómo Dios muestra a aquel ídolo hecho en el fin del mundo (Bergoglio, que dijo que venía del fin del mundo en su primer discurso en el balcón del Vaticano), contra el verdadero vicario suyo por los idólatras, como por los hombres que acostumbraron con las riquezas y dignidades a colocar a los Papas a su voluntad, como al fin, estos mismos harán otro así tan grande, que antes no fue, ni después será.

Y será todo este mal extendido de la parte de Aquilón, quiere decir Alemania (es evidente que así es y que es desde allí que partió la conspiración para que Bergoglio usurpara el papado), como se muestra en Jeremías, capítulo primero, por estas palabras: “Ab Aquilone pendentur omne malum”[17], etc. Por lo cual, la razón y la ira de Dios allí descenderá sobre la Iglesia, que las oraciones de los santos más le provocarán a saña que a misericordia, según se muestra en el siguiente capítulo por estas palabras: “Cum clamaverint ad me voce magna non exaudiam eos”[18] etc., que quiere decir: “cuando llamaren a mí con voz muy grande, no los oiré”. En tal manera que cuantos santos en el mundo fueron no podrán deshacer una sola gota de la ira de Dios, hasta que el santuario sea purificado, como se demuestra en el siguiente capítulo de Ezequiel por estas palabras: “Et clamavit in auribus meis voce magna, dicens: Apropinquaverunt visitationes urbis, et unusquisque vas interfectionis habet in manu. Et ecce sex viri veniebant de via porte que respicit ad Aquilonem”[19].

Es la sentencia de dicha autoridad: “Y llamo en mis oídos con gran voz, diciendo: llegaron las visitas de la ciudad, y cada cual tenía un vaso de muerte en su mano. Y cada seis varones venían del camino de la puerta de arroba que mira hacia Aquilón”. Quiere decir, de la parte de Alemania, porque todos traerán en sus manos el vaso de la muerte. Dice más aún Ezequiel, que venía en medio de los seis hombres dichos, un varón, vestido de paños blancos de lienzo, el cual tenía un saco de escriba colgado del cinto. Y dice que Dios había mandado a dicho varón (BXVI) que anduviese por la ciudad poniendo el signo de la Tau[20], en medio de las frentes de los que llorasen, sin embargo que, a los llenos de risas y danzas, no lo marcase. Después envió el Señor a dichos seis varones por la ciudad, y mandó matar a cuantos hallasen sin la dicha señal de Tau. Y aún les dijo más: “Comenzad la muerte desde Mi santuario”. Cuya profecía es entendida de tal manera: las tribulaciones que ha de enviar Nuestro Señor al fin del mundo han de tener comienzo primero por medio del Anticristo oculto, porque estos seis varones armados que perseguirán la ciudad, quiere decir la cristiandad, serán los seis Príncipes que tendrán el mando sobre los cristianos, los cuales darán la obediencia al dicho Anticristo (Bergoglio).

Sin embargo, ahora hice mención de siete Príncipes, cuando dije que la estatua de Nabucodonosor tenía de ancho siete codos, porque en ellos había un principal a quien los seis han de obedecer. Y en esta profecía no se hace mención sino de aquellos seis varones que anduvieron por toda la ciudad matando a cuantos no tenían el signo del Tau en medio de las frentes, los cuales tienen que comenzar por el santuario, quiere decir, por los eclesiásticos, y no matarán a todos, pero a algunos de ellos sí; a unos en el cuerpo y a otros en el alma. ¡Oh, si supiesen los eclesiásticos que Dios permitirá que sean perseguidos en aquel tiempo, por sus pecados, creo que comerían hiel mezclada con vino! Como la Iglesia debe ser purgada por el Anticristo oculto, primero ya lo demostró Nuestro Señor Dios, cuando en persona de toda la Iglesia dijo a todos los Apóstoles, según parece por san Mateo: “Vosotros sois sal de la tierra, si esta sal desvaneciere, ¿con qué salarán? para nada vale más, si no para ser hollada de los hombres”. Esta sal necesaria, que las almas conserva, es la doctrina de los eclesiásticos, que por aquélla conservan las almas del pueblo en las virtudes. Y cuando ésta desvaneciere, o faltare, faltare, para nada más vale. Y es necesario que sean despojados de sus beneficios, riquezas, y dignidades que tienen de la Iglesia por los príncipes, pues al estar enlazados por el diablo, ya son lobos rapaces más que pastores, no guardando ni a la Iglesia ni a su ganado.

Por ende es forzoso que sean hallados por los hombres malos que apremien así al clérigo y le sean contrarios, como si fuesen infieles, y perros rabiosos. Y aún los legos estarán contra ellos tan indignados, que pensarán servir a Dios en hacer sacrificio de los sacerdotes. En esta parte, digo que será para los malos purificación y para los buenos aumento de virtud. Sin embargo, aquí se mueve una cuestión. Si Nuestro Señor permitirá que vengan todas estas tribulaciones solamente por los pecados de la Iglesia. A lo cual digo, que no por cierto, sino también por los delitos del pueblo. Y para que esto se declare mejor, traigo un ejemplo de una ciudad muy bien aderezada con sus murallas y torres fuertes para su defensa, la cual se levanta y se hace rebelde contra su Rey, al punto que éste le pone sitio poniendo en orden su artillería.

Decidme ahora ¿de dónde comienzan a combatir y tirar los tiros o las bombardas? ¿En las torres, o cerca, en el pueblo? Por cierto primero hieren en las torres. ¿Por qué razón se hace esto? ¿Por qué ellas reciben primero los golpes? Digo que los sufren, porque ellas guardan dentro al pueblo rebelde contra su señor. Pues para asaltar la ciudad, es necesario que se derriben primero las torres, y castigar después el pueblo. De la misma manera hará Dios poderoso, bajo la justicia de todo el mundo con el Anticristo oculto, por último, el fuego y el juicio: porque ninguno se querrá enmendar. Y comenzarán de lanzar los tiros y artillería contra los eclesiásticos, que son las trincheras fortificadas de la cristiandad que deben guardarla por la doctrina y los buenos ejemplos. De cuya defensa decía David: “Cércanos Señor con el muro tuyo inexpugnable, y con las armas de tu potencia siempre defiéndenos”. Y en latín dice: “Muro tuo inexpugnabili circuncinge nos, domine”[21], etc. Las cosas de la Iglesia son torres muy fuertes para pelear contra los enemigos en defensa de la ciudad, es decir, los sacramentos y las prédicas. David dice de estas torres: “Fiat pax in virtute tua, et abundantia in turribus tuis”[22]. Es decir, “Sea hecha la paz en tu virtud, y abundancia en tus torres”, a saber, en la Iglesia. Pues como el mundo estará en rebeldía contra su Dios, por tal manera se combatirá contra las cercas y las torres eclesiásticas.

Por esta razón dije arriba, que Dios mandó a los seis varones comenzar primero de su santuario, y esto era por la gran culpa del pueblo, a causa de hacer malos a los obispos y religiosos. Porque los señores temporales y legos han comenzado por usurpar y tener para sí las rentas y bienes de la Iglesia, siendo avaros. Y por los honores y vanidades de este mundo malo, así comienzan a ser muy contrarios a la Iglesia, y los eclesiásticos también contra ellos con la sentencia de excomunión, pues así dan causa para que la Iglesia esté llena de males, y la persecución le vendrá por los pecados del pueblo. Todo esto será motivo de aumento de virtud y purificación de los vicios para estos eclesiásticos, como se hizo en el martirio de los inocentes que fueron muertos por los pecados de los padres, cuando no quisieron que Nuestra Señora diera a luz al llegar de Nazaret a Belén, por lo que fue necesario que diera a luz al Redentor en un establo, entre animales; fue por ello que Dios permitió entonces que fuesen castigados los padres en sus hijos. Sin embargo, aquella purificación fue pena espiritual en los padres y corporal solo en los hijos, y gloria para las almas. Respecto de los sacerdotes, la persecución y la pena respecto del pueblo, que no tendrá los sacramentos, ni oirá misas, ni predicaciones por sus pecados. Y para los sacerdotes será un gran dolor y tristeza en cuanto a los cuerpos, sin embargo gloria y descanso para sus almas.

Y esto se entiende si, con paciencia, sufren las tribulaciones acusándose a sí mismos. Nos queda por ver quién es aquél varón vestido de paños blancos que tenía un saco de escriba colgado de las cinturas o del cinto, el cual señaló con el signo Tau a cuantos lloraban, y estaban tristes. Este varón será el verdadero Papa (BXVI) a quien perseguirá el Anticristo (el Anticristo religioso, Bergoglio); y estará vestido de blanco por dos motivos pues, por un lado, la blancura significa su vejez, pues será muy anciano, siendo sus cabellos y su carne de ese color (claramente, BXVI). Por otro lo segundo tendrá gran castidad, pues será virgen, ya que el color blanco se compara a esta virtud. Pues así, por ser anciano y casto, estará vestido con telas blancas, y traerá su saco de escriba que significa la potestad eclesiástica, potestad que tendrá dicho Papa y no otro, mientras viviere (clarísimo). El saco de escriba estará colgado de sus cinturas o de su cinto pues esto significa su buena conciencia, al ser elegido como Papa verdadero. …. Todo esto dicho (el saco de escriba y los vestidos blancos) traerá consigo este verdadero Papa, a quien perseguirán y quien dará la señal de la Tau a todos los que estén tristes y den llantos y gemidos como signo del cautiverio en las almas de los cristianos. Porque este verdadero Papa perdonará incluso a aquellos seis príncipes perseguidores de la iglesia. Pues será este dicho Papa varón muy bueno, que perdonará con dulzura y misericordia.

Pues cuando vieseis las tribulaciones dichas arriba, podréis muy bien decir: “Ved el estado de la vida espiritual puesto en la ruina y destrucción”. Sin embargo, este varón muy santo, o Papa blanco, verá la muerte del Anticristo oculto (Bergoglio), porque acabada la persecución llamará él a Dios, doliéndose mucho de tanto daño y el mal cometido en la Iglesia, porque allí quedaran entonces tan castigados, flacos, y como muertos, que apenas tendrán espíritu de vida. Entonces amarán a su creador, que lo habrán conocido, sirviéndole mucho de sano corazón, y castos de cuerpo. Serán despojados de beneficios, quedándoles solo la vida y el vestido. ¡Oh, cuándo llorarán las riquezas perdidas, porque no las dieron por amor de Dios cuando lo tomaban todo en mano! Pues la segunda profecía ya está aquí declarada, la que trata toda de la caída de la dignidad eclesiástica. Y cuando viereis cumplir su sentencia, se podrá bien decir que está ya muy cerca del fin del mundo.

… Y vio allí mismo cómo aquel Papa malo perseguía a los eclesiásticos… concurría, en cuya visión entendió qué fuese esta batalla y gran contienda, señal de la que será en tiempo de la tribulación entre el verdadero Papa, y el malvado ídolo (el falso papa).

Entonces ya sólo queda que se cumpla la tercera profecía siguiente de estas dos. Dice Salomón en el capítulo cuarto del Eclesiastés: “Vidi cunctos viventes qui ambulant sub sole cum adolescente secundo”[24], etc., es decir: “vi los vivientes que andan debajo del sol con el segundo adolescente”. Infinito es el número del pueblo de todos aquellos que fueron antes que él; y los que después verán, no tendrán con él gozo. Arriba donde dice que vio los que andan con el adolescente, se debe entender con el Anticristo puro, según algunos doctores. Empero, el primer adolescente, según algunos doctores, se entiende por el Anticristo oculto, el cual con su aparente y fingida santidad, engañará, mostrando riquezas y dignidades. Y esto se declara en aquella profecía de Daniel que se sigue la de Nabucodonosor, demostrando la caída de la fe católica”….

 

lunes, 15 de agosto de 2022

Rezar 100 Avemarías en latín en la Fiesta de la Asunción por una necesidad urgente

 

Según una tradición durante la fiesta de la asunción se rezan 100 Avemarías pidiéndole a la virgen que durante su fiesta nos conceda el favor que tanto necesitamos. 
Esta tradición tiene su fundamento bíblico, por ejemplo en el Antiguo Testamento la reina madre del rey Salomón otorgaba favores durante las fiestas judías. Incluso vemos en el Nuevo Testamento que el rey condecía la libertad de un preso durante una fiesta. 

Pidamos a la Reina del Cielo que nos conceda de su hijo el Rey Celestial  los favores  que tanto necesitamos y que el Rey del Universo le otorgue la libertad a nuestros familiares presos por el pecado  para que hoy mismo sean liberados y restaurados.  

La Santísima Virgen fue llevada al Cielo en cuerpo y alma





Cuarto Dogma de Fe: La Asunción de la Santísima Virgen a los Cielos en cuerpo y alma


El Papa Pío XII que declaró este cuarto dogma mariano condenó la “nueva moral” y la acusación de “rigidez” que Bergoglio hace contra la Iglesia para promover las inmoralidades sexuales y también condenó el comunismo.

El Decreto Contra el Comunismo es un documento de la Iglesia Católica de 1949 emitido por la Suprema Sagrada Congregación del Santo Oficio, y aprobado por el Papa Pío XII, que declaró como apostatas y excomulgados de la fe cristiana a los católicos que profesan la doctrina comunista.


El Papa Pío XII también condenó a la masonería en su encíclica "Mystici Corporis Christi", donde decretó que los herejes, apóstatas y cismáticos quedan fuera del cuerpo místico de Jesucristo.

Bergoglio está automáticamente excomulgado por ser hereje, apóstata, cismático, comunista y masón.



Solemnidad de la Asunción de la Virgen María

Subió al cielo nuestra Abogada, para que, como Madre del Juez y Madre de Misericordia, tratara los negocios de nuestra salvación (SAN BERNARDO, Hom. en la Asunción de la B. Virgen María, 1).


"Toda espléndida, la hija del rey" (Sal 45, 14)
"Una gran señal apareció en el cielo: una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza"(Ap 11, 19-12,1).



A la mujer se le dieron dos alas de águila muy grande, para volar al desierto a su sitio destinado... Apoc.12:14



El Concilio de Efeso del año 431 definió solemnemente que María es "Madre de Dios" y el emperador oriental Mauricio mandó celebrar la fiesta de la Asunción de María, el 15 de agosto hacia el año 600.



El papa Pío XII proclamó el   dogma, el día de Todos los Santos del año santo de 1950.
Delante de 600 obispos, definió en la bula "Munificentíssimus Deus", la Asunción de María:

"Habiendo orado insistentemente a Dios y habiendo pedido la luz del Espíritu de verdad, para gloria del Dios todopoderoso, que hizo a María objeto de tan señalados favores; para honor de su Hijo, rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para el acrecentamiento de la gloria de su santísima Madre y para el acrecentamiento de toda la Iglesia

"Por la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y por la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma de revelación divina que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste".





"Dios no nos da todavía Déboras y Jaheles que nos socorran; pero tenemos la Santísima Virgen María, Madre de Dios, que intercede en favor nuestro. Y a la verdad, si una mujer que Dios sacó de entre el común del pueblo, tuvo en otra ocasión poder para vencer los enemigos de Dios, ¿Cuánto mayor le tendrá la que es Madre del mismo Jesucristo, para confundir los enemigos de la verdad? (San Juan Crisóstomo ., Serm. 6 de Martyrib., n. 3, sent. 245, Tric. T. 6, p. 350.)"






El Papa Pío XII presentó varias razones fundamentales para la definición del dogma:

  1. La inmunidad de María de todo pecado: La descomposición del cuerpo es consecuencia del pecado, y como María, careció de todo pecado, entonces Ella estaba libre de la ley universal de la corrupción, pudiendo entonces, entrar prontamente, en cuerpo y alma, en la gloria del cielo.
  2. Su Maternidad Divina: Como el cuerpo de Cristo se había formado del cuerpo de María, era conveniente que el cuerpo de María participara de la suerte del cuerpo de Cristo. Ella concibió a Jesús, le dio a luz, le nutrió, le cuido, le estrecho contra su pecho. No podemos imaginar que Jesús permitiría que el cuerpo, que le dio vida, llegase a la corrupción.
  3. Su Virginidad Perpetua: como su cuerpo fue preservado en integridad virginal, (toda para Jesús y siendo un tabernáculo viviente) era conveniente que después de la muerte no sufriera la corrupción.
  4. Su participación en la obra redentora de Cristo: María, la Madre del Redentor, por su íntima participación en la obra redentora de su Hijo, después de consumado el curso de su vida sobre la tierra, recibió el fruto pleno de la redención, que es la glorificación del cuerpo y del alma.


Dogmas Marianos:

  • María Madre de Dios
  • María Siempre Virgen
  • La Inmaculada Concepción de María
  • La Asunción de María
Exaltación de la pureza de María
San Hipólito Mártir nos enseña:
 
 «Ciertamente que el arca de maderas incorruptibles era el mismo Salvador. Y por esta arca, exenta de podredumbre y corrupción, se significa su tabernáculo, que no engendró corrupción de pecado. Pues el Señor estaba exento de pecado y estaba, en cuanto hombre, revestido de maderas incorruptibles, es decir, de la Virgen y del Espíritu Santo, por dentro y por fuera, como de oro purísimo del Verbo de Dios». Y en otra parte llama a María, «toda santa, siempre Virgen, santa, inmaculada Virgen».



Catecismo Mayor San Pio X


CAPITULO V DE LA ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
161. ¿Qué celebra la Iglesia en la fiesta de la ASUNCIÓN de la Santísima Virgen? - En la fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen, la Iglesia celebra el fin de la vida mortal de la Virgen María y su gloriosa asunción al cielo.
162. ¿Subió también con el alma el cuerpo de la Santísima Virgen? Es dogma de fe, definido por el Papa Pío XII, que juntamente con el alma fue llevado también al cielo el cuerpo de la Santísima Virgen.
163. ¿A qué gloria ha sido ensalzada la Santísima Virgen en el cielo? La Santísima Virgen ha sido ensalzada sobre todos los coros de los Ángeles
y sobre todos los Santos del Paraíso, como Reina de cielo y tierra.
164. ¿Por qué la Virgen ha sido ensalzada en el cielo sobre todas las criaturas? - La Virgen ha sido ensalzada en el cielo sobre todas las criaturas porque es madre de Dios y la más humilde y santa de todas las criaturas.
165. ¿Qué hemos de hacer en la solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen? - En la solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen: 1°, hemos de alegrarnos de su gloriosa Asunción y exaltación; 2°, reverenciarla como Señora y Abogada nuestra para con su divino Hijo; 3°, pedirle nos alcance de Dios la gracia de llevar una vida santa y la de prepararnos de tal manera a la muerte que merezcamos su asistencia y protección en aquella hora, para tener parte en su gloria.
 166. ¿Cómo podemos merecer la protección de la Santísima Virgen? Podemos merecer la protección de la Santísima Virgen imitando sus virtudes, especialmente la pureza y humildad.
 167. ¿Deben también los pecadores confiar en el patrocinio de la Santísima Virgen? - También los pecadores deben confiar muchísimo en el patrocinio de la Santísima Virgen, porque es Madre de misericordia y el refugio de los pecadores para recabarles de Dios la gracia de la conversión. 168. ¿Qué nueva fiesta ha instituido la Iglesia en honor de la Santísima Virgen María? - El Papa Pío XII ha instituido la fiesta de la Realeza de María, ordenando sea celebrada el 31 de mayo.








Año Litúrgico 

 La Asunción de Nuestra Señora es una de nuestras solemnidades litúrgicas más alegres.

“Gaudent Angelí! Gaudete, quia cum Christo regnat”. La Iglesia del Cielo y la de la tierra se unen a la dicha infinita de Dios que acoge y corona a su Madre. Ambas a dos celebran con amor la alegría virginal de la que entra, ya para siempre, en el mismo gozo de su propio Hijo. Angeles y santos se apresuran a aclamar a su Reina, mientras la tierra se regocija también de haber dado al Cielo la joya más brillante.

GLORIFICACIÓN DEL ALMA DE NUESTRA SEÑORA. Hoy es el “día natal” de Nuestra Señora, en el cual celebramos al mismo tiempo el triunfo de su alma y el de su cuerpo. Detengámonos un instante ante esta glorificación del espíritu, tal vez menos advertida por ser común a todos los Santos. La entrada del alma de María en la visión beatífica es un hecho de un esplendor y de una riqueza que arroja una luz incomparable sobre nuestras más altas esperanzas. Cierto que no nos podemos figurar la belleza de esta suprema “revelación”, donde la mirada tan pura ya y tan penetrante de la más perfecta de las criaturas se ha dilatado repentinamente ante un abismo de Belleza infinita. Intentemos al menos, con la ayuda de la gracia divina, levantar nuestros pensamientos hacia la cumbre, misteriosa todavía para nuestra vista, en la cual se realiza este prodigio.

Y, efectivamente, bien se la puede llamar cumbre, ya que es el término de un constante y largo subir. Llena de gracia en el instante mismo de su Concepción, la Inmaculada no cesó nunca de crecer en este mundo ante el Altísimo.


(...)

CREENCIA UNÁNIME. — ¿Cuál es, pues, el motivo por el que ha podido el Romano Pontífice definir como dogma de fe la Asunción? La Bula pontificia lo declara expresamente: el asentimiento unánime de los Obispos y de las Iglesias actualmente en comunión con la Sede Apostólica. Esta convicción universal de los Pastores y de sus fieles nunca habría sido posible a no estar su objeto contenido de un modo cierto en la Revelación.

FUENTES ESCRITURARIAS. — Mas ¿en qué fuente de la revelación cristiana se halla contenida la verdad de la Asunción? En los documentos de la primitiva Iglesia no hay tradición oral de origen apostólico que haya dejado rastro alguno. El Apocalipsis tal vez haga alusión indirecta al describir la Iglesia en estos términos: “Una gran señal apareció en el cielo: una mujer revestida del Sol, con la luna debajo de sus pies y en la cabeza una corona de doce estrellas. La, Madre de Dios es, ya lo hemos dicho, figura y dechado perfecto de la Iglesia; por eso, es posible que en esta ocasión haya aludido San Juan indirectamente a la presencia de María en el Cielo.

Lo cierto, al menos, es que nuestros sagrados Libros atribuyen a María títulos y una función providencial, cuyo conjunto reclama, como coronamiento normal, el privilegio de la Asunción en cuerpo y alma a los cielos. Al dar un sentido marial al versículo del Génesis conocido con el nombre de Protoevangelio: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre su raza y la tuya. Esta te aplastará la cabeza”, la tradición cristiana auténticamente expresada en la Bula dogmática Ineffabilis, vió en este oráculo divino el anuncio del triunfo completo de Cristo y de su Madre sobre el pecado y todas sus consecuencias. En este texto se apoyó Pío IX para definir la Inmaculada Concepción: no es imposible tampoco ver en él una revelación implícita del triunfo perfecto de María sobre la muerte.

Sea lo que fuere de este texto misterioso, vemos que el Evangelio asocia constantemente a María a los actos esenciales de la Redención, sobre todo al sacrificio de la Cruz: ¿cómo creer que no estará corporalmente unida al Hijo en el ejercicio actual de su sacerdocio celeste? Es también el Evangelio quien proclama a María “llena de gracia”, “bendita entre todas las mujeres”, y, sobre todo “Madre del Señor”: otros tantos títulos que, como veremos, constituyen una revelación implícita de la glorificación inmediata de su alma y de su cuerpo.

LA FALTA DE RELIQUIAS. — Pero tenemos que reconocer que los primeros siglos cristianos no tuvieron un conocimiento positivo y exacto de la Asunción de María. A pesar de todo, hay un hecho significativo que merece consideración: nunca se pensó, en parte alguna, reclamar la posesión del cuerpo de la Santísima Virgen, ni tampoco en buscar sus restos. Cuando a las reliquias de los santos se las honraba tanto, abstención tan radical tiene el valor de un indicio seguro. Parece que ya en aquellos tiempos remotos no se podía pensar que el cuerpo de Maríahubiese quedado en la tierra. San Epifanio, muerto en 377 después de haber vivido mucho tiempo en Palestina, confiesa su ignorancia sobre la muerte y sepultura de María; ni en unalinea siquiera de sus escritos se insinúa que los restos mortales de la Virgen se conserven en este mundo. Lo que pone en tela de juicio son los relatos maravillosos que empiezan a propagarse a este respecto; también se pregunta si María murió y si fué mártir: y declara que no se puede responder nada acerca de todas estas cuestiones. Sin dar por cierta jamás la Asunción parece que de propósito tampoco la excluye.

Fué a principios del siglo v, en tiempos del Concilio de Efeso, cuando el pensamiento católico, aficionado de modo particular a la doctrina mariana, empieza a tratar explícitamente de la suerte que ha podido tener el cuerpo de María. Los relatos apócrifos expresan de una manera impertinente y desacertada una verdad que por sí misma se impone a las almas ilustradas por la fe: el cuerpo de María no estuvo sujeto a la corrupción del sepulcro: Dios le trasladó de modo mi1lagroso al Paraíso.

ORIGEN DE LA FIESTA DE LA ASUNCIÓN. — Por esta época no hay más que dos liturgias, la siriaca y la egipcia, que tomen de los relatos apócrifos la descripción de la “dormición” de María. Desde 450 tiene Jerusalén su fiesta anual de la Madre de Dios fijada el 15 de agosto: pero durante dos siglos el oficio no dirá una sola palabra sobre el hecho de la Asunción. Un decreto del Emperador Mauricio, principios del siglo VII, instituye en Bizancio la fiesta de la Dormición de Nuestra Señora. La entrada del Cuerpo de María en la gloria llega pronto a ser el objeto principal de la solemnidad, tal vez por la influencia de los apócrifos, y más que nada en virtud del sentido profundo que posee la Iglesia respecto a las verdades de la fe. Hacia el año 650 la fiesta de la Asunción se introduce en Roma. Por ese tiempo, y acaso un poco antes, la Asunción (de igual modo que en Galia por el influjo de los apócrifos en San Gregorio de Tours) es objeto de una conmemoración solemne que se celebra al principio el 18 de enero, y después el 15 de agosto.

LA FIESTA EN ROMA. — La celebración de la Asunción por la Iglesia romana constituía, por el valor mismo de la doctrina, un hecho de capital importancia. Y hecho más notable todavía: Roma aceptaba de su cuenta y riesgo la creencia en la Asunción, sin adherirse a las leyendas. Su liturgia sólo contiene una alusión a la Asunción, pero es de una precisión admirable y reduce todo el problema al punto principal: nos referimos a la célebre oración “Veneranda nobis”, que se recitaba al empezar la procesión que precedía a la Misa. “Señor, debemos venerar la fiesta de este día, en el cual la Santa Madre de Dios padeció muerte temporal: con todo, no pudo ser retenida por los lazos de la muerte, la que había engendrado de su propia sustancia a tu Hijo encarnado, Nuestro Señor.”

No se podía ser a la vez más sobrio, más completo, ni más exacto. Se afirma de modo claro la creencia en la muerte, en la resurrección y en la Asunción corporal de María. Se añade el motivo fundamental de esta convicción: la Maternidad divina, o mejor dicho, el hecho de que la carne de Cristo, Verbo Encarnado, se tomó de la carne de María. Esta joya de la liturgia marial data al menos de principios del siglo octavo, tiempo en que, en Oriente, San Andrés, Obispo de Creta de 711 a 720, predicando un Triduo sobre la Dormición de Nuestra Señora, exponía el dogma de la Asunción basándose puramente en la doctrina y sin hacer caso de las tradiciones apócrifas.

San Germán de Constantinopla y San Juan Crisóstomo, menos prudentes y menos reservados, sabrán también relacionar la Asunción con sus fuentes auténticas. Conviene que citemos siquiera algunas líneas de sus admirables homilías.

SERMÓN DE SAN GERMÁN. — “Cómo, exclama Germán, habrías podido tolerar la Concepción y deshacerte en polvo, tú, que libraste al género Humano de la corrupción de la muerte en virtud de la carne que el Hijo de Dios recibió de ti…

“Era imposible que el vaso de tu Cuerpo, que estaba lleno de Dios, se redujese a polvo como una carne ordinaria. El que se anonadó en ti, es Dios desde el principio y, por consiguiente, vida anterior a todos los siglos; por esto, era necesario que la Madre de la Vida habitase con la Vida; que yaciese muerta como para dormitar unos instantes, y que el “tránsito” de esta Madre de la Vida fuese como un despertar.

“Un niño muy querido ansia la presencia de su madre y, recíprocamente, la madre suspira por vivir con su hijo. Era justo, por tanto, que tú subieses a donde está tu Hijo, tú, cuyo corazón ardía en amor de Dios, fruto de tu vientre; justo también que Dios, por el afecto filial que profesaba a su Madre, la llamase junto a Sí, para que allí viviese en su intimidad. En un segundo Sermón, vuelve al mismo pensamiento en términos aún más exactos. “En ti misma tienes tu propia alabanza, ya que eres la Madre de Dios… Y por eso, no convenía que tu Cuerpo, un cuerpo que había llevado a Dios, fuese entregado como botín a la corrupción de la Muerte”. En adelante, estas consideraciones darán materia a todos los Sermones sobre la Dormición o Asunción de Nuestra Señora. “Los discursos de San Juan Damasceno sobre la preciosa muerte y la Asunción de María, escribe el Padre Terrien, son un himno continuo cantado en honor de esta Virgen bendita. Todos sus privilegios, todas sus gracias, todos los tesoros de que tan prodigiosamente fué enriquecida por el cielo, se recuerdan ahí, y todos van a parar a la Maternidad divina, como los rayos de luz a su centro”.

A partir de este momento el Oriente ha quedado definitivamente ganado a la creencia tradicional en la Asunción de la Santísima Virgen. Su pensamiento permanecerá invariable hasta nuestros días.

LA CREENCIA EN OCCIDENTE. — En Occidente sé. van a levantar dificultades. Dócil a las enseñanzas de la liturgia, el pueblo cristiano en su conjunto se adhiere sin restricciones a la doctrina de la Asunción; pero los teólogos, al menos en la Galia, vacilan y tienen miedo a los apócrifos. Sin negar la Asunción, no quieren tampoco ligar a ella la fe de la Iglesia. En tiempo de Carlomagno, un capitular de Aix-la-Chapelle (hacia el año 809) omite provisionalmente la Asunción en la nomenclatura de las fiestas de Nuestra Señora; habrá que examinar si debe conservarse. La respuesta afirmativa se dará en 813 en el Concilio de Maguncia.

La inquietud aumenta a mediados del siglo ix. La noticia de la Asunción en el Martirologio de Adón deja voluntariamente en duda la cuestión de la Asunción corporal: rechaza los “datos frivolos y apócrifos” que se han propagado sobre el asunto. Por la misma época, el Abad de Corbeya Pascasio Radberto dirige a unas religiosas un largo Sermón, “Cogitis me”, en el que se hace pasar por San Jerónimo. Celebra con expresiones conmovedoras la muerte gloriosa de María. Pero su tratado empieza por infundir desconfianza respecto al relato del “Paso” de María de la tierra al Cielo. Según él, no se sabe de cierto en qué lugar está el Cuerpo de María. Es una reacción, exagerada ciertamente, pero en el fondo muy sana contra una credulidad demasiado fácil en lo relacionado con los apócrifos, entonces muy en boga en las Iglesias de la Galia. (La liturgia galicana había hecho extractos muy extensos de tales escritos.) Lo más curioso de este episodio es que el Sermón “Cogitis me” pasó pronto, con el nombre de San Jerónimo, a las lecciones del Breviario que se leían durante la Octava de la Asunción. Fué necesaria la reforma de San Pío V para eliminar de la liturgia un texto que en un punto importante se apartaba del pensamiento común de la Iglesia.


(...)

 La liturgia romana, extendida por todo el Occidente, celebraba la Asunción de María, que para la mayor parte de los cristianos era la Asunción corporal: la Colecta “Veneranda” afirmaba siempre de modo claro la creencia común sin ligarla en manera alguna a los documentos apócrifos.

EL PSEUDO-AGUSTÍN. — Hacia fines del siglo X o principios del siguiente, un libro nuevo sobre la Asunción, de autor desconocido todavía hoyí pero atribuido muy pronto a San Agustín, estaba llamado a ejercer rápidamente sobre el pensamiento teológico una influencia decisiva. Ya no se trataba de rehabilitar las leyendas apócrifas descalificadas en lo sucesivo, sino de sentar la verdad de la Asunción corporal de María sobre bases escriturarias y doctrinales inconmovibles. Este tratadito sobre la Asunción es una obra maestra y profunda. Procede con orden, sin disgresiones, conforme al método escolástico: una sólida y sana devoción mariaria es el alma de la exposición aparentemente austera. Se ve la mano de un gran maestro y de un hombre de fe. En toda la tradición cristiana, no existe tratado teológico más bello sobre la Asunción corporal de María. Tenemos que citar al menos las últimas líneas.

“Nadie podrá negar que Cristo haya podido conceder a María este privilegio (de la Asunción corporal). Ahora bien, si pudo, lo quiso: porque quiere todo lo que es justo y conveniente. Se puede, pues, con razón concluir: María goza en su cuerpo, igualmente que en su alma, de una felicidad inefable en su Hijo y con su Hijo; se vió libre de la corrupción de la muerte, ella que, al dar a luz un Hijo tan excelente, quedó consagrada en su integridad virginal; vive toda ella, la que nos comunicó a nosotros la vida perfecta; está con Aquel a quien llevó en su seno, con Aquel a quien concibió, dió a luz y alimentó de su ser; es Madre de Dios, Nodriza de Dios, Sierva de Dios, Compañera inseparable de Dios. De mi parte, no me atrevo a hablar de otro modo, como no me atrevería a pensar de distinta manera”.

Este tratado, que había vuelto a poner la cuestión de la Asunción corporal de María en su verdadero terreno dogmático, iba a su vez a ejercer una gran influencia no sólo en los predicadores, sino también en los teólogos. En el siglo de oro de la Teología, el asentimiento será unánime: San Alberto Magno, San Buenaventura, Santo Tomás de Aquino hablarán de la Asunción corporal como de una verdad admitida en toda la Iglesia. En adelante la causa está totalmente ganada. En la Francia del siglo XVII, los eruditos humanistas suscitarán algunas dudas: no se trata, con todo, de negar el hecho de lal Asunción, sino más bien de discutir las bases históricas. La lucha, envenenada por algunos desaciertos, se terminará por falta de combatientes.

LA INMACULADA CONCEPCIÓN Y LA ASUNCIÓN. —Con la definición solemne del dogma de la Inmaculada Concepción en 1854, tenía que hacerse nuevamente actual la doctrina de la Asunción. Los dos privilegios de María se sostienen mutuamente. Apóyanse en fundamentos comunes. Y así, no nos admira que quince años más tarde, en el Concilio Vaticano, un número considerable de obispos dirigiese una súplica al Soberano Pontífice en favor de la definición dogmática de la Asunción corporal de María.

El magnífico impulso que el Sumo Pontífice León XIII imprimió a los estudios marianos y que luego continuó San Pío X, no pudo menos de contribuir a que se afianzase más y más el pensamiento cristiano. Pero la Santa Sede se mantuvo circunspecta y exigente: fué San Pío X quien, respondiendo a una petición todavía no madura, dijo que la cuestión “debía aún estudiarse mucho tiempo”.

El Papa Pío XII define el dogma de la Asunción de la Santísima Virgen María.


ACTUACIÓN DE S. S. Pío XII. — Estaba reservado al Papa Pío XII dar cima a esta lenta penetración del dogma. Desde el principio de su Pontificado, al fijar la fiesta del Inmaculado Corazón de María en el día de la Octava de la Asunción, el Padre Santo alentaba una devoción que daba por supuesto que el Cuerpo glorioso de la Santísima Virgen se hallaba actualmente en la gloria. El paso decisivo se dió en 1946 al dirigir S. S. a todos los obispos del orbe católico un cuestionario sobre la creencia en la Asunción corporal del María y la oportunidad de una definición. Las respuestas fueron casi todas favorables: de por sí constituían un testimonio moralmente unánime de la Iglesia universal en favor de la verdad dogmática de la Asunción. El 14 de agosto de 1950 el Padre Santo anunciaba, por fin, que, para clausurar el año del Gran Jubileo, proclamaría solemnemente el dogma mañano y fijaba la ceremonia para el 1.° de noviembre, festividad de todos los Santos. Idea admirable que asociaba la Iglesia triunfante a la alegría de los católicos de todo el mundo llegados en multitudes para aplaudir el triunfo de María.

Esta continuidad maravillosa en la adhesión de la Iglesia a la doctrina de la Asunción es uno de los más bellos testimonios de su vida colectiva. Y lo que es tal vez más maravilloso, es que esta adhesión permanente se ha sostenido en las horas más difíciles por la afirmación discreta pero perfectamente equilibrada de la liturgia romana. A partir del siglo vn, la Iglesia de Occidente, de hecho, no ha dejado nunca de celebrar la Asunción corporal de María y esta celebración fué el instrumento providencial por el que la luz divina penetró profundamente en el espíritu de los Pastores y de los Fieles. Al cantar alegres “Assumptci est Maria in caelum”, su pensamiento quedaba prendido como por instinto en la gloria total de María. No se ponía la cuestión crítica preguntándose si el triunfo era para el alma sola. Era María, la Madre de Dios, Madre por su Cuerpo y por su Alma, a la que veían elevarse a la gloria.

(...)

LA ORACIÓN DE MARÍA. — Las estrofas del Magnificatien su sentido profundo, no dejaban de ser la expresión de la oración habitual de María, aunque hayan brotado espontáneamente de sus labios en casa de su prima Santa Isabel. Había sacado las palabras de la Sagrada Escritura y se las supo aplicar al contemplar en el silencio las maravillas que Dios obraba en ella y para ella. No podemos poner en duda que esas palabras tuvieron que ser la oración de toda su vida. Todos los días canta la Iglesia el Magníficat; en cada solemnidad encuentra en él un sentido nuevo y más profundo. María le repitió en Nazaret, en Caná, después de la Resurrección, en el Monte de los Olivos al subir Jesús al cielo: y muchos autores espirituales pensaron que también le cantó en su martirizado corazón al bajar del Calvario la tarde del Viernes Santo.

Pero, ¿con cuánta más razón debe ser el Magníficat la oración de la Santísima Virgen en este día en que Dios la colma de sus gracias y favores como a Madre de su Hijo, elevándola corporalmente al cielo y coronándola Reina de todo lo creado?

MAGNÍFICAT. — Su alma en la plenitud de la perfección y su espíritu iluminado por la visión beatífica, glorifican al Señor y gustan ya para siempre la Salvación que se la ha concedido como a ninguna otra criatura.

No olvida que sólo era una minúscula criatura, “la esclava del Señor”, y que por pura bondad, sin méritos de su parte, Dios puso los ojos en ella.

Y he aquí que todos los siglos la proclama rán bienaventurada. Bien lo sabemos nosotros nosotros, que, al preguntar a ia historia, vemos las señales que ha dejado de su culto y de su amor hacia la Virgen Inmaculada; nosotros, que estuvimos presentes, o a quienes las ondas nos hicieron como presentes, en la Plaza de San Pedro de Roma, aquella mañana de Todos los Santos de 1950, y aclamamos a la Virgen Asunta, con aclamaciones entusiastas e interminables.

Verdaderamente, “grandes cosas” ha obrado en María El que es Todopoderoso. No acertaríamos a declarar una por una todas estas gran, des cosas, pero en la fiesta presente vemos el coronamiento con la Asunción a los cielos.

Y esta dicha no es sólo de María. También nosotros nos gozamos, no únicamente por saber que nuestra Madre es feliz junto a Dios, sino por creer que un día nos reuniremos con ella; la misericordia divina es para todos los que te men al Señor, para todos los que le sirven con fidelidad.

¡Oh, qué vil es el mundo! Los grandes y los poderosos de la tierra, los que se ufanaban de su poder, de su ciencia, de sus riquezas, han desaparecido ahora de la memoria de los pueblos; estaban hartos y no sentían necesidad alguna de la salvación que traía el Mesías. Y en cambio, la Virgen humildísima, ignorada de todos, y, con ella, los discípulos de Jesús, están saciándose ahora de los verdaderos bienes y su poder es eterno, de igual modo que su dicha.

Y todo esto se debe a la fidelidad, al amor de pios, a quien sea honor y gloria por los siglos de los siglos.

El texto del Ofertorio, tomado de los primeros Versículos del Génesis, recuerda la condenación solemne lanzada contra la serpiente en el paraíso terrenal, después de la caída de nuestros primeros padres. En la promesa velada de la Redención, va también el anuncio de la grandeza incomparable de la nueva Eva, de su triunfo absoluto sobre las potencias del mal, de la oposición irreductible que Dios mismo creó entre ella y Satanás.



ORACIÓN DE S. S. PÍO XII A NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN

¡Oh Virgen Inmaculada, Madre de Dios y Madre de todos los hombres! Nosotros creemos con todo el fervor de nuestra fe en tu Asunción triunfal en alma y cuerpo al Cielo, donde eres aclamada Reina por todos los coros de los Angeles y por toda la legión de los Santos; y nosotros nos unimos a ellos para alabar y bendecir al Señor, que te ha exaltado sobre todas ¡as demás criaturas, y para ofrecerte el aliento de nuestra devoción y de nuestro amor.

Sabemos que tu mirada, que maternalmente acariciaba a la humanidad humilde y doliente de Jesús en la tierra, se sacia en el cielo a vista de la humanidad gloriosa de la Sabiduría increada, y que la alegría de tu alma, al contemplar cara a cara a la adorable Trinidad, hace exultar tu corazón de inefable ternura; y nosotros, pobres pecadores, a quienes el cuerpo hace pesado el vuelo del alma, te suplicamos que purifiques nuestros sentidos a fin de que aprendamos desde la tierra a gozar de Dios, sólo de Dios, en el encanto de las criaturas.

Confiamos que tus ojos misericordiosos se inclinen sobre nuestras angustias, sobre nuestras luchas y sobre nuestras flaquezas; que tus labios sonrían a nuestras alegrías y a nuestras victorias; que sientas la voz de Jesús que te dice de cada uno de nosotros, como de su discípulo amado: “Aquí está tu hijo.” Nosotros, que te llamamos Madre nuestra, te escogemos, como Juan, para guía, fuerza y consuelo de nuestra vida mortal.

Tenemos la vivificante certeza de que tus ojos, que han llorado sobre la tierra regada con la sangre de Jesús, se volverán hacia este mundo, atormentado por la guerra, por las persecuciones, por la opresión de los justos y de los débiles; y entre las tinieblas de este valle de lágrimas, esperamos de tu celestial luz y de tu dulce piedad, alivio para las penas de nuestros corazones y para las pruebas de la Iglesia y de la Patria. Creemos, finalmente, que en la gloria, donde reinas vestida del sol y coronada de estrellas, eres, después de Jesús, el gozo y la alegría de todos los Angeles, de todos los Santos; y nosotros, desde esta tierra donde somos peregrinos, confortados por la fe en la futura resurrección, volvemos los ojos hacia ti, vida, dulzura y esperanza nuestra. Atráenos con la suavidad de tu voz para mostrarnos un día, después de nuestro destierro, a Jesús, fruto bendito de tu vientre; ¡oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!





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