San Andrés: “Hemos encontrado al Mesías.”
Apóstol y Mártir
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 18 et 19
Lo que Andrés aprendió de Jesús, no lo retuvo para sí, sino que lleno de alegría corrió inmediatamente a contar a su hermano el bien que había recibido. Por esto sigue: "Este halló primeramente a su hermano Simón y le dijo: hemos encontrado al Mesías, que quiere decir el Cristo".
San Beda:
Esto en verdad quiere decir encontrar al Señor, encenderse en su amor y cuidar también de la salvación de sus hermanos. (Catena Aurea)
El apóstol San Andrés tampoco pertenece a la secta herética de Bergoglio. Todo el Evangelio contradice las herejías que propaga abierta y obstinadamente el heresiarca Jorge Mario Bergoglio.
Bergoglio es un masón, un apostata enemigo de la fe católica.
El Pueblo Judío esperaba al Mesías, pero muchos de ellos como explica San Juan amaron mas la oscuridad y las tinieblas, pues en su soberbia, amaron mas su pecado y por eso rechazaron aceptar al Mesías, que le ofrecía la salvación.
Juan 1:10-11
Aquel que es la Palabra estaba en el mundo; y, aunque Dios hizo el mundo por medio de él, los que son del mundo no lo reconocieron. Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron.
Mas si ninguno le recibió, ninguno se ha salvado; porque ninguno puede salvarse sino el que recibe a Jesucristo cuando viene. Y por esto añade: "Mas a cuantos le recibieron".
1. No conoce a Cristo quien no le lleva la salvación a un Judío.
No ha encontrado al Mesías el que honra a un Judío talmúdico anti-cristiano promotor de la sodomía, que niega a Cristo.
Desde Argentina podemos ver que Bergoglio tampoco ha encontrado al Mesías, donde este apóstata, honró al rabino judío pro-homosexual, que es su amigo personal, que se burla de Cristo y ataca a la Iglesia Católica y niega que Cristo sea el Mesías.
“No queremos que éste reine sobre nosotros”, dijeron a Pilato “¡crucifícale!”.
San Agustín, De quaest. evang. 2,61
(Catena Aurea Lucas 19:14)
Enviaron también legados después de El, porque aun después de su resurrección persiguieron a los apóstoles y despreciaron la predicación del Evangelio.
San Juan Crisóstomo, ut sup (Catena Aurea - Jn 1:11-13)
Y como en estos mismos bienes inefables es propio de Dios dar la gracia y del hombre prestar su fe, añade: "A los que creen en su nombre". Y ¿por qué no nos dices a nosotros ¡oh Juan! qué castigo tendrán aquellos que no le recibieron? ¿Acaso será mayor para ellos por haber podido hacerse hijos de Dios y haberse privado voluntariamente a sí mismos de tan grande honor? Un fuego inextinguible se apoderará de ellos, como más adelante dice claramente.
Juan 5:43
Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése le recibiréis.
2. No ha encontrado al Mesías quien en lugar de predicarle a otros la salvación, reemplaza a Cristo y se convierte a sí mismo en el centro de adoración.
Santa Hildegarda de Bingen:
Y con estas palabras imperiosas creerá poder subyugar a mucha gente, para que en comparación con los suyos, el Hijo de Dios tenga solo un pequeño número de fieles.
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El 29 de junio de 2010 Bergoglio visitó un centro islámico y dijo: “Yo vine como hermano a estrechar vínculos”. |
3. No ha encontrado al Mesías, quien no se lo lleva a los musulmanes para que se salven, sino que lo confirma en su rechazo a Cristo.
Quien no acepta a Cristo como redentor no se salva.
Mateo 10:33 pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en el cielo.
4. No conoce a Cristo ni lo ha encontrado quien ve a un excomulgado comunista, ateo, acercándose a la muerte, le intercambia regalos, sin llevarle el mejor regalo que es Cristo y sin interesarse por la salvación de su alma.
No ha encontrado al Mesías quien le dice a un ateo que no busca su conversión.
5. No conoce a Cristo quien ve a otro en pecado mortal y lo confirma en su perversión.
Aceptar a Cristo como redentor significa aborrecer el pecado.
Juan 3:18-19.
»Quien en El cree, no es juzgado: mas el que no cree, ya ha sido juzgado, porque no cree en el nombre del Unigénito Hijo de Dios". Mas este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
San Agustín, In Ioannem tract., 12
¿Por qué es llamado Salvador del mundo, sino para que salve al mundo? Luego un médico había venido a curar al enfermo. A sí mismo se mata el que no quiere cumplir los preceptos del médico, o los desprecia.
San Juan Crisóstomo, In Ioannem hom., 27 (Catena Aurea)
Y porque dice esto, muchos de los que viven sumidos en toda clase de pecados y en gran negligencia, abusando de la infinita misericordia divina, dicen que no hay infierno ni castigo, y que el Señor nos perdona todos los pecados 1. Pero debe tenerse en cuenta que hay dos venidas de Jesucristo: la que ya se ha realizado y la que habrá de realizarse. La primera no fue para juzgar lo que nosotros habíamos hecho, sino para perdonarlo. Mas la segunda será no para perdonar sino para juzgar. Respecto de la primera dice: "No he venido para juzgar al mundo", porque es compasivo, no juzga, sino que antes perdona los pecados por medio del bautismo y después por la penitencia. Porque si no lo hubiera hecho así todos estarían perdidos, pues que todos pecaron y necesitan de la gracia de Dios ( Rom 34,23). Y para que alguno no creyese que podía pecar impunemente, habla de los castigos reservados a los que no creen: "Ya está juzgado" dijo antes. Mas el que cree en El no es juzgado. El que cree, dijo, no el que investiga. ¿Qué será, pues, si lleva una vida corrompida? Y con mayor razón, diciendo San Pablo que estos no son fieles. Dice, además: "Confiesan que conocen a Dios, y lo niegan con las obras" ( Tit 1,16); pero esto significa que el que cree no será juzgado, pero que sufrirá el castigo de sus obras; sin embargo no padecerá por causa de infidelidad.
1. Al final del peregrinar terreno.
San Gregorio, Moralium 26, 24
En el último juicio algunos no serán juzgados y perecerán. De éstos se dice aquí: "El que no cree ya está juzgado", pues entonces no será discutida su causa, porque ya se presentarán delante del severo juez con la condenación de su infidelidad. Y los que conservan su profesión de fe, pero carecen de obras, serán mandados a padecer. Mas los que no conservaron los misterios de la fe no oirán la increpación del juez en su último examen, porque prejuzgados ya en las tinieblas de su infidelidad, no merecerán oír la reconvención de Aquél a quien despreciaron. Y sucede también que un rey de la tierra, o el que rige una república, castiga de diferente modo al ciudadano que delinque en el interior que al enemigo que se rebela en el exterior. En el primer caso obra según sus propias leyes; pero la guerra lo mueve contra el enemigo, vengándose con iguales desastres de su malicia, porque tampoco hay necesidad de aplicarle la ley al que nunca estuvo sujeta a ella.
Alcuino (Catena Aurea):
Y el que cree en El y se identifica con El, como los miembros con la Cabeza, no será juzgado.
San Agustín, ut supra
Pero ¿qué esperabas que dijese del que no cree sino que será juzgado? Pero véase lo que dice: "Mas el que no cree ya ha sido juzgado". No se ha manifestado aún el juicio, pero ya ha sido realizado. Porque conoce el Señor a los que son suyos, conoce a los que perseverarán hasta obtener la corona y a los que serán contumaces hasta el fuego.
Alcuino (Catena Aurea):
Y por qué está juzgado el que no cree, lo explica diciendo: "porque no cree en el nombre del Unigénito Hijo de Dios", pues sólo en el nombre de Este se encuentra la salvación. Dios no tiene muchos hijos que puedan salvar; sólo tiene a su Unigénito, que es por medio de quien salva.
Oficio de Lectura, 30 de Noviembre, San Andrés, Apóstol
Hemos encontrado al Mesías
De las homilías del obispo san Juan Crisóstomo sobre el Evangelio de san Juan:
Andrés, después de permanecer con Jesús y de aprender de él muchas cosas, no escondió el tesoro para sí solo, sino que corrió presuroso en busca de su hermano, para hacerle partícipe de su descubrimiento. Fíjate en lo que dice a su hermano: Hemos encontrado al Mesías, que significa Cristo. ¿Ves de qué manera manifiesta todo lo que había aprendido en tan breve espacio de tiempo? Pues, por una parte, manifiesta el poder del Maestro, que les ha convencido de esto mismo, y, por otra, el interés y la aplicación de los discípulos, quienes ya desde el principio se preocupaban de estas cosas. Son las palabras de un alma que desea ardientemente la venida del Señor, que espera al que vendrá del cielo, que exulta de gozo cuando se ha manifestado y que se apresura a comunicar a los demás tan excelsa noticia. Comunicarse mutuamente las cosas espirituales es señal de amor fraterno, de entrañable parentesco y de sincero afecto.
Pero advierte también, y ya desde el principio, la actitud dócil y sencilla de Pedro. Acude sin tardanza: Y lo llevó a Jesús, afirma el Evangelio. Pero que nadie lo acuse de ligereza por aceptar el anuncio sin una detenida consideración. Lo más probable es que su hermano le contase más cosas detalladamente, pues los evangelistas resumen muchas veces los hechos, por razones de brevedad. Además, no afirma que Pedro creyera al momento, sino que lo llevó a Jesús, y a él se lo confió, para que del mismo Jesús aprendiera todas las cosas. Pues había también otro discípulo que tenía los mismos sentimientos.
Si Juan Bautista, cuando afirma: Éste es el Cordero, y: Bautiza con Espíritu Santo, deja que sea Cristo mismo quien exponga con mayor claridad estas verdades, mucho más hizo Andrés, quien, no juzgándose capaz para explicarlo todo, condujo a su hermano a la misma fuente de la luz, tan contento y presuroso, que su hermano no dudó ni un instante en acudir a ella.
Oración
Protégenos, Señor, con la constante intercesión del apóstol san Andrés, a quien escogiste para ser predicador y pastor de tu Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo.