9 de marzo de 2017
Amado por los poderes de este mundo, Francisco acaba de salir por segunda vez en la portada de la revista Rolling Stone — la publicación líder de la depravada "cultura del rock" — . Esta vez es la edición italiana, con artículo de portada bajo el título “Francesco — Pop Pope.”
El “Papa Pop” se ha rodeado de una comitiva de progresistas radicales cuyas fotos espontáneas nos dicen mucho sobre el carácter del liderazgo de la Iglesia bajo Francisco. Examinemos un muestra de esta extraña galería de los ejecutores del poder eclesial:
Entonces allí está el Arzobispo Vincenzo Paglia, ahora jefe del neutralizado Consejo Pontificio para la Vida (neutralizada), que, como ya hablé aquí, Paglia comisionó un mural blasfemo y obsceno para la catedral de su antigua diócesis, representándose a sí mismo y al “Padre Fabio” en el repulsivo trabajo:
Cada uno de estos prelados representados, citando obedientemente a Amoris Laetitia (AL) como única autoridad, apoyan el derrocamiento de la práctica de la enseñanza de Juan Pablo II y toda la Tradición sobre la imposibilidad de la Sagrada Comunión para las personas que viven en adulterio. Y cada uno de ellos ha sido elevado a un nuevo nivel de prominencia y autoridad por nada menos que el “Papa Pop”.
Tal vez basta con mirar las fotos de arriba para darse cuenta de que la Iglesia está ahora en grave peligro (que proviene) de la mayoría de su propio liderazgo, particularmente dentro de la estructura del Vaticano. Pero en lo que respecta a Paglia en particular, la perspicaz consistente Maureen Mullarkey extrae una importante lección del asunto del mural. Ella escribe:
“El narcisismo de Paglia — el impulso de hacer alarde de su liberación de las consideraciones morales que se comprometió a honrar — es impresionante. Es un dedo en el ojo de los congregantes que confían en la fidelidad de un sacerdote a sus votos. Ponerlo en una casa pública de adoración es traición. Es también una declaración de Paglia de la confianza en su inmunidad a la reprimenda….”
Note bien la frase “inmunidad a la reprimenda.” Paglia, con gafas de sol de color arco iris y todo, sabe muy bien que sus ultrajes no tendrán consecuencias, sino por el contrario que serán recompensados con poder e influencia. Y esto, señala Mullarkey, indica un problema mucho más profundo y endémico: “En última instancia, el núcleo de la cuestión aquí no es sobre un mural en absoluto. No sustancialmente. Ni siquiera se trata del arzobispo Paglia. Se trata de una degradada cultura vaticana que apoya a un hombre como Paglia, otorgándole autoridad cuando se le debería entregar un sayal y cenizas y despacharlo a una ermita”.
En este mismo momento de la historia estamos asistiendo precisamente a la inigualable crisis predicha en el Tercer Secreto de Fátima, cuya parte no revelada fue divulgada en parte por Benedicto XVI en respuesta a una pregunta sobre el Tercer Secreto que él mismo había seleccionado de antemano:
“En cuanto a las cosas nuevas que podemos encontrar en este mensaje de hoy, también está el hecho de que los ataques al Papa (Benedicto XVI) y a la Iglesia vienen no sólo desde fuera, sino que los sufrimientos de la Iglesia provienen precisamente de dentro de la Iglesia, del pecado existentes dentro de la Iglesia. Esto también es algo que siempre hemos conocido, pero hoy lo estamos viendo de una manera realmente aterradora: que la mayor persecución de la Iglesia no viene de sus enemigos, sino que surge del pecado dentro de la Iglesia…”
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