El Magisterio de la Iglesia ha decretado a perpetuidad que la elevación de un hereje al papado es inválida y nula. Quienes apoyan a este discípulo apóstata de Bergoglio se unen a la antiiglesia del anticristo y se separan de la verdadera Iglesia Católica.
«De corazón creemos y con la boca confesamos una sola Iglesia, NO DE HEREJES, sino la Santa, Romana, Católica y Apostólica, fuera de la cual creemos que nadie se salva» (Papa Inocencio III , De la Carta Eius exemplo al arzobispo de Tarragona, de 18 de diciembre de 1208, D 423).
San Vicente de Ferrer:
“El Papa legítimo es padre universal de los cristianos, y la Iglesia es la madre. Prestando obediencia a uno que no es papa y tributándole honores papales, se quebranta el primer precepto de la primera tabla, en el cual se ordena: No adores a dios extranjero, ni ídolo, ni estatua, ni semejanza alguna del cielo. ¿Qué otra cosa es el falso papa sino un dios extranjero en este mundo, un ídolo, una estatua, una imagen ficticia de Cristo?”.