En Argentina, Bergoglio ya se había confabulado con el argentino Pro-Gay/ Pro-Aborto Eugenio Zaffaroni para desafiar a Dios y a la Iglesia.
Gloria tv Noticias
Zaffaroni fue juez de la Corte Suprema de Justicia en Argentina (2003-2015), alineado con el kirchnerismo [socialismo de salón], es el espíritu maligno detrás de la introducción del aborto en Argentina, promotor de la legalización de las drogas y de los matrimonios homosexuales simulados, y por lo tanto un favorito de los oligarcas.
Una investigación del sitio web Perfil.com reveló que en 2011 seis de los departamentos que eran propiedad de Zaffaroni, situados en Recoleta, el barrio de clase alta de Buenos Aires, eran utilizados para la práctica de la prostitución por horas.
Entre ellos, había un departamento de 25 metros cuadrados y tres habitaciones que compró Zaffaroni en 2000. Dos o tres prostitutas brindaban servicios sexuales por turnos, cobrando 120 pesos la hora [a valor de ese año].
En mayo de 2013, el abogado de Zaffaroni, Ricardo Montivero, compareció ante el tribunal y declaró que él era el encargado de gestionar los pisos de prostitución y Zaffaroni se declaró “víctima” de “falsificación del contrato de arrendamiento”.
El abogado fue multado con 10.000 pesos por violar la Ley de Profilaxis que regula la prostitución.
[Además de haberse demostrado y probado que el personaje mencionado era un delincuente, la sentencia judicial mostró también la corrupción que caracteriza a gran parte del poder judicial argentino, que protegió a Zaffaroni desvinculándolo del delito cometido en sus departamentos, que según la legislación civil y penal vigente en ese entonces y ahora, era responsabilidad y culpabilidad del propietario del o los inmuebles, no del “apoderado” autorizado, que además convivía con el juez en la mansión que habita desde hace décadas en un barrio de la ciudad de Buenos Aires, comprada con un dinero de aportantes anónimos mexicanos que nunca identificó].
Pero la complicidad de Bergoglio con este juez corrupto es de larga data
El historial apóstata de Bergoglio que demuestra que ya había traicionado la fe en Argentina es la evidencia que lo descalifica como Papa legítimo y al persistir en sus viejas herejías y sus mismos desafíos contra Dios y contra la Iglesia podemos ver que Bergoglio no tiene ni vergüenza ni signos de arrepentimiento. Él y sus antiguos cómplices van por el camino de la impenitencia final, que es uno de los pecados de blasfemia contra el Espíritu Santo.
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