Oh Dios, que tuviste el agrado de que el Verbo eterno, según la declaración del ángel, se hiciera carne en el seno de la Santísima Virgen María: concédenos nuestras humildes súplicas; y haz que nosotros, que creemos que ella es verdaderamente la Madre de Dios, seamos ayudados por sus oraciones. Por el mismo Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
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