R. Señor, danos sacerdotes santos.
V. Para que nos acompañen a la hora de nuestra muerte, y ofrezcan la Santa Misa por nosotros



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miércoles, 22 de febrero de 2017

Apostasía del General de los Jesuitas: "También hay que reinterpretar a Jesús" para aprobar el pecado y el sacrilegio.

Sandro Magister pregunta por que Bergoglio guarda silencio sobre las enseñanzas infalibles de Jesucristo sobre la indisolubilidad del matrimonio y la condena del divorcio?
 




 «Seréis como dioses»



Al mismo tiempo que señala que la respuesta la encontramos en el (herético) superior general de los Jesuitas, herejía  que también comparten con Bergoglio y otros jesuita que se han apartado de la fe católica al igual que el heresiarca de Kasper. Ellos no solamente reinterpretan las palabras de Jesucristo sino todo la Escritura y todo el catolicismo, los dogmas y los mandamientos, creando una falsa iglesia, liderada por el falso papa Bergoglio, el hombre sin Ley, donde la conciencia anula la obediencia a la Ley de Dios. Donde la conciencia está por encima de la Palabra de Dios y por encima de sus Mandamientos y de su Ley y de la doctrina católica. Donde cada individuo se convierte en su propio dios para reinterpretar y anular la ley a su acomodo.
Por eso fue que  el cardenal Caffarra preguntó  a Bergoglio si la doctrina católica sobre el matrimonio y el pecado ha sido abrogada.
Y recomendó: para fieles católicos que están confundidos acerca de la Doctrina de la Fe sobre el matrimonio, simplemente digo:
«Lee y medita en el Catecismo de la Iglesia Católica nn.1601-1666. Y cuando oigas a algunos hablar del matrimonio - aunque lo hagan sacerdotes, obispos, cardenales – y luego compruebes que no está en conformidad con el Catecismo, no los escuches. Son ciegos guías de ciegos».
 


Blog de Sandro Magister:
Matrimonio y divorcio. El general de los jesuitas: "También hay que reinterpretar a Jesús"
 Una idea de respuesta se puede encontrar en la entrevista que el nuevo superior general de la Compañía de Jesús, el venezolano Arturo Sosa Abascal, muy cercano a Jorge Mario Bergoglio, ha concedido al vaticanista suizo Giuseppe Rusconi para el blog Rossoporpora y el "Giornale del Popolo" de Lugano.

He aquí algunos de los pasajes más pertinentes al caso. Huelgan los comentarios.

*
P. – El cardenal Gerhard L. Müller, prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, ha dicho a propósito del matrimonio que las palabras de Jesús son muy claras y que "ningún poder en el cielo y en la tierra, ni un ángel ni el Papa, ni un concilio ni una ley de los obispos, tiene la facultad de modificarlas".

R. – Antes que nada sería necesario comenzar una buena reflexión sobre lo que verdaderamente dijo Jesús. En esa época nadie tenía una grabadora para registrar sus palabras. Lo que se sabe es que las palabras de Jesús hay que ponerlas en contexto, están expresadas con un lenguaje, en un ambiente concreto, están dirigidas a alguien determinado.

P. – Pero entonces, si hay que examinar todas las palabras de Jesús y reconducirlas a su contexto histórico significa que no tienen un valor absoluto.

R. – En el último siglo han surgido en la Iglesia muchos estudios que intentan entender exactamente qué quería decir Jesús... Esto no es relativismo, pero certifica que la palabra es relativa, el Evangelio está escrito por seres humanos, está aceptado por la Iglesia que, a su vez, está formada por seres humanos… ¡Por lo tanto, es verdad que nadie puede cambiar la palabra de Jesús, pero es necesario saber cuál ha sido [esa palabra]!

P. – Entonces, ¿también es discutible la afirmación en Mateo 19, 3-6: "Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre"?

R. – Me identifico con lo que dice el Papa Francisco. No se pone en duda, se pone en discernimiento…

P. – Pero el discernimiento es valoración, es elección entre distintas opciones. Ya no hay la obligación de seguir una única interpretación

R. – No, la obligación existe siempre, pero de seguir los resultados del discernimiento.

P. – Pero la decisión final se funda sobre un juicio en relación a distintas hipótesis. Por lo tanto, toma en consideración también la hipótesis de que la frase "pues lo que Dios ha unido…" no sea exactamente como aparece. En resumen, pone en duda la palabra de Jesús.
R. – No la palabra de Jesús, sino la palabra de Jesús tal como nosotros la hemos interpretado. El discernimiento no elige entre distintas hipótesis, pero se pone a la escucha del Espíritu Santo que, como Jesús prometió, nos ayuda a entender los signos de la presencia de Dios en la historia humana.
P. - Pero, ¿cómo se discierne?
R. – El Papa Francisco discierne siguiendo a San Ignacio, como toda la Compañía de Jesús: hay que buscar y encontrar la voluntad de Dios, decía San Ignacio. No es una búsqueda en broma. El discernimiento lleva a una decisión: no se debe sólo valorar, sino que hay que decidir.
P. – ¿Y quién debe decidir?
R. – La Iglesia ha confirmado siempre la prioridad de la conciencia personal.
P. – Por lo tanto, si la conciencia, después del discernimiento, me dice que puedo hacer la comunión aunque la norma no lo prevea…
R. – La Iglesia se ha desarrollado a lo largo de los siglos, no es un pedazo de hormigón. Nació, ha aprendido, ha cambiado. Por esto se hacen los concilios ecuménicos, para intentar centrar los desarrollos de la doctrina. Doctrina es una palabra que no me gusta mucho, lleva consigo la imagen de la dureza de la piedra. En cambio la realidad humana es mucho más difuminada, no es nunca blanca o negra, está en un desarrollo continuo.
P. – Me parece entender que para usted la praxis del discernimiento tiene prioridad sobre la doctrina.
R. – Sí, pero la doctrina forma parte del discernimiento. Un verdadero discernimiento no puede prescindir de la doctrina.
P. – Pero puede llegar a conclusiones distintas a la doctrina.
R. – Esto sí, porque la doctrina no sustituye al discernimiento, como tampoco al Espíritu Santo.
En realidad, hay exegetas católicos que han interpretado las palabras de Jesús sobre matrimonio y divorcio como una admisión del repudio y las segundas nupcias.
Es el caso del monje camaldulense Guido Innocenzo Gargano, biblista y patrólogo de renombre, docente en las pontificias universidades Gregoriana y Urbaniana.
Su exégesis ha sido publicada íntegramente en www.chiesa el 16 de enero de 2015:

Es una exégesis que, es obvio, puede no ser compartida y de hecho ha sido contestada desde la raíz.
Pero tiene el valor de la transparencia y la "parresía", que falta en quienes cambian las palabras de Jesús sin manifestarlo y sin dar razón de ello.
(Traducción en español de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares, España)


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Mons Schneider:  La idea (herética ) de la conciencia como juez supremo proviene del subjetivismo del protestantismo.  

 De la entrevista a Mons Schneider (Adelante la Fe) 

-Monseñor, algunos obispos y cardenales han declarado en días recientes que, la sola conciencia basta para recibir la comunión. ¿Es posible decir que quien se sienta en paz con su conciencia puede acercarse a recibir la santa comunión? 
-MS: No. Esta declaración está en contra de la constante enseñanza y de la tradición de la Iglesia. Es el principio del subjetivismo, en última instancia de Lutero, del protestantismo. En las comunidades protestantes existe este método de que la conciencia es el juez supremo. ¡Y no! la conciencia no es el juez, ésta debe escuchar la voz de Dios. Esta es la verdadera conciencia, cuando escucha. Y existe el mandamiento de Dios de manera clara, y la enseñanza de la Iglesia. El no cometer adulterio y estar en estado de gracia incluso de manera objetiva no sólo subjetiva, y de esta manera recibir la santa comunión porque los sacramentos no son acciones privadas de cada individuo, los sacramentos son públicos, son las acciones más públicas de la Iglesia. Por lo tanto, debe haber un criterio objetivo. Tal y como san Pablo nos lo dijo ya en la primera carta a los corintios, y esto es palabra de Dios inspirada por el Espíritu Santo, por lo tanto la conciencia individual no puede ser en este caso el juez sino la Palabra de Dios y la tradición constante de la Iglesia.

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