El diario de la diócesis alemana de Hildesheim, KirchenZeitung, dedicó la semana pasada un artículo a laexhortaciónapostólicaAmoris Laetitia y al reciente documento de losobisposalemanes sobre su aplicación. Según la información de que disponemos, es un artículo compartido con los periódicos diocesanos de Hamburgo, Mainz, Berlín, Limburgo, Dresde, Fulda, Osnabrück, Magdeburgo y Aquisgrán, entre otros.
Se trata de un escrito interesante, porque no sólo reitera sin lugar a dudas la postura predominante entre losobisposgermanos con respecto a los divorciados en una nueva unión, sino que también clarifica que la aplicación de la exhortación apostólica al divorcio sólo es el primer paso.
...para KirchenZeitung “la cuestión está clara”, porque la interpretación evidente es precisamente la contraria a la doctrina de la Iglesia: “en Amoris Laetitia, elPapaabre los divorciados vueltos a casar el acceso a los sacramentos de la confesión y de la comunión en algunos casos”. Lo mismo han afirmado recientemente losobisposalemanes, que “también ven la posibilidad de que divorciados vueltos a casar reciban la comunión” después de haber “sido acompañados por un consejero y de examinar su conciencia”. Como consecuencia de esto, el artículo proclama exultantemente que “la exclusión ha pasado a la historia”...
En realidad, si no hay “reglas generales”, se deduce necesariamente que Dios se equivocó con los mandamientos, porque lo único que debía habernos dado eran sugerencias y orientaciones bienintencionadas, sin contenido real y verdadero. Para KirchenZeitung, que ya no haya “reglas generales” es una victoria, porque así “la exclusión ha pasado a la historia”. Más bien parece que, con este enfoque, lo que ha pasado a la historia es la existencia de la moral católica, que se está sustituyendo ya por una mera declaración de buenas intenciones, indistinguible de la moral predominante en una sociedad poscristiana.
Es decir que lo que ha pasado a la historia para estos apóstatas es la obediencia a la Ley de Dios, el heresiarca Bergoglio quiere anular los mandamientos y abolir el concepto del pecado. Profanando la Santa Eucaristía. Y si ya no hay pecado tampoco habría necesidad de los sacramentos. Lo cual significa también una abolición de los Sacramentos. Ellos buscan la abolición de los dogmas y de las doctrinas de la Iglesia católica para suplantarla por una falsa iglesia al servicio de la masonería.
Como había advertido el Cardenal Pell: «la comunión para los divorciados vueltos a casar es solo la punta del iceberg, el caballo de Troya», ellos «quieren cambios más amplios, el reconocimiento de las uniones civiles, el reconocimiento de las uniones homosexuales»
Daniel 8:10-12 Creció hasta el ejército del cielo, precipitó en tierra parte del ejército y de las estrellas, y las pisoteó con sus pies.
Llegó incluso hasta el Jefe ( príncipe) del ejército, abolió el sacrificio perpetuo y (profanó) sacudió el cimiento de su santuario y al ejército; en el lugar del sacrificio puso la iniquidad y tiró por tierra la verdad; así obró y le acompañó el éxito.
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