R. Señor, danos sacerdotes santos.
V. Para que nos acompañen a la hora de nuestra muerte, y ofrezcan la Santa Misa por nosotros



♰♰♰

miércoles, 22 de julio de 2020

Santa María Magdalena Penitente modelo de conversión y penitencia

Santa María Magdalena, abandonó el Pecado para convertirse en discípula y fiel sierva de Cristo.

Patrona Contra la tentación sexual, de los pecadores penitentes, de las prostitutas arrepentidas y reformadas.
22 de julio
SANTA MARÍA MAGDALENA,
Penitente
† siglo I 
 
 "Tres santos", dijo nuestro Señor a Santa Brígida de Suecia, "me han sido más agradables que todos los demás: María mi madre, Juan el Bautista y María Magdalena". Los Padres nos dicen que Magdelene es un tipo de Iglesia Gentil llamada desde la profundidad del pecado a la santidad perfecta  ~ Dom Prosper Gueranger
 
Martirologio Romano: Memoria de santa María Magdalena, que, liberada por el Señor de siete demonios y convertida en su discípula, le siguió hasta el monte Calvario y mereció ser la primera que vio al Señor resucitado en la mañana de Pascua y la que se lo comunicó a los demás discípulos (s. I).
 
 
 
 Santo Tomás de Aquino nos enseña: 

 

“Quien no se arrepiente de verdad, no ama de veras; es evidente que cuanto mas queremos a una persona, tanto mas nos duele haberla ofendido. Es, pues, este uno mas de los efectos del amor.”  (Sobre la caridad, 1. c., 205).


La tradición católica  siguiendo a los Padres latinos, entre ellos San Agustín, San León y San Gregorio Magno, identifican a Santa María Magdalena con María de Betania, la hermana de San Lázaro y de Santa Marta, y también con la pecadora penitente mencionada en San Lucas (7, 36-50)
La liturgia tradicional la venera con el apelativo de penitente. 

Marcos 16:9 Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios.


Beda en Catena Aurea nos dice:


María Magdalena es aquella misma de quien dijo en el capítulo precedente, callando su nombre, que había hecho penitencia. Con toda oportunidad el evangelista la da a conocer con este nombre, cuando dice que seguía a Jesucristo. Pero cuando la describe como pecadora (pero penitente), la llama solamente mujer, para no empañar un nombre de tanta fama con el recuerdo de los pasados extravíos, de quien se dice habían salido siete demonios, significando que había tenido todos los vicios.
San Gregorio in Evang. hom. 33
 

¿Qué se entiende por siete demonios, sino todos los vicios? Pues como en siete días se presenta todo el tiempo, así el número siete representa la universalidad. María tuvo siete demonios, porque había cometido toda clase de pecados. 




San Agustín, De cons. Evang., lib. 2. cap. 39 en Catena Aurea nos dice:

Yo creo que debe entenderse que fue la misma María la que hizo esto dos veces. Una vez, como dice San Lucas, cuando se acercó primeramente con humildad y lágrimas, mereciendo el perdón de sus pecados. De aquí, San Juan, cuando empezó a hablar de la resurrección de Lázaro, antes que Jesús viniese a Betania, dijo: "Y María era la que había ungido al Señor con un ungüento y la que había enjugado los pies de Jesús con sus cabellos, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo" ( Jn 11,2). María ya había hecho esto y lo volvió a hacer en Betania, y aunque San Lucas no lo dice, sí lo refieren los otros evangelistas.



Los modernistas se quieren apropiar de la figura de Santa María  Magdalena para  impulsar el feminismo marxista.

Por lo que es importante aclarar que los ángeles que se le aparecieron a las mujeres, no solamente a Santa María Magdalena las envían a ellas a anunciar la resurrección a Pedro y a los discípulos. Jesucristo también se le apareció a los dos discípulos de Emaús.


Los heraldos de la Resurrección:



San Marcos 16 dice que estas mujeres (María Magdalena y María, madre de Santiago, y Salomé) fueron las primeras enviadas por los Ángeles a anunciarle el mensaje a Pedro y a los otros discípulos.

Marcos 16:7 Pero id, y decid a sus discípulos, especialmente a Pedro, que El irá delante de vosotros en Galilea, donde le veréis, según os lo tiene dicho”.



Evangelio según san Mateo, 28:8-10


Y salieron al punto del sepulcro, con miedo y con gozo grande, y fueron corriendo a dar las nuevas a los discípulos. Y he aquí, Jesús les salió al encuentro diciendo: "Dios os guarde". Y ellas se llegaron a El, y abrazáronle sus pies y le adoraron. Entonces les dijo Jesús: "No temáis: id, dad las nuevas a mis hermanos para que vayan a la Galilea; allí me verán".


San Jerónimo


Las primeras mujeres merecieron oír: "Que Dios os guarde", porque así quedaba deshecha la maldición de la mujer Eva, en estas mujeres.
Catena Aurea
Pseudo - Jerónimo


Se manifiesta la inmortalidad a los mortales para que rindan la debida acción de gracias y para que conozcamos lo que hemos sido y sepamos lo que hemos de ser. " Pero id, y decid a sus discípulos", etc. Es a las mujeres a las que dice que se lo anuncien a los Apóstoles, porque por la mujer fue por quien se anunció la muerte, y la mujer debe anunciar la vida. "Y especialmente a Pedro", añade, porque por haber negado tres veces a su Maestro se juzgaba el más indigno de ser Apóstol, pero no dañan los pecados pasados cuando no agradan. 


San Agustín, ut supra

Mientras ellas iban, Jesús les salió al encuentro (según dice San Mateo), diciéndoles: "Os saludo" ( Mt 28,9). Nosotros colegimos que habían hablado dos veces con los ángeles en el sepulcro, y una con el mismo Señor cuando María le tomó por un jardinero, y ahora otra vez se les presenta en el camino para confirmarlas lo mismo. Y así, María Magdalena, con las demás que cita San Lucas, fue a anunciarlo a los discípulos.


San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 21


Si no le hubiera nombrado especialmente el ángel, no se hubiese atrevido a volver entre sus discípulos por haber negado a su Maestro, y nombrándole así, le libra de la desesperación en que había de caer por su negación.

San Gregorio, homiliae in Evangelia, 21
La palabra Galilea significa migración: y verdaderamente que nuestro Redentor pasó de la pasión a la resurrección, de la muerte a la vida. Nosotros llenos de júbilo contemplaremos después la gloria de su resurrección, si pasamos ahora de los vicios a la altura de las virtudes. El que se anuncia, pues, en el sepulcro, se manifiesta en la transformación, porque es en la transformación de la mente en donde se reconoce al que se ha reconocido en la mortificación de la carne.

 


Msg Pope comenta en su Blog: "Pero Cristo se le apareció a la mujer primero, por esta razón, que como mujer fue la primera en traer la fuente de muerte al hombre, entonces ella podría ser la primera en anunciar el amanecer de la gloriosa Resurrección de Cristo. Por lo tanto, Cyril dice en Juan 20:17: "La mujer que antes era la ministra de la muerte, es la primera en ver y proclamar el adorable misterio de la Resurrección: así la mujer ha obtenido la absolución de la ignominia y la eliminación de la maldición".
 
San Gregorio, In Evang. hom. 25 (Catena Aurea de Santo Tomas  de Aquino )

María Magdalena que en la ciudad había sido pecadora, lavó con lágrimas las manchas de su crimen, amando a la verdad. Y he aquí cumplida la voz de la verdad, que dice: "Perdonados le han sido sus muchos pecados, porque amó mucho" ( Lc 7); pues la que había permanecido fría pecando, ardía después en amor. Y añade después, y es digno de considerarse cuánta era la fuerza del amor que la inflamaba, que aun cuando los discípulos del Señor se retiraban del sepulcro, ella persistía.


Beda

En sentido místico, Jesús sale al encuentro de los que entran en el camino de la virtud, y les saluda, ofreciéndoles su auxilio para llegar a la vida eterna. He aquí dos mujeres del mismo nombre y de la misma piedad; a saber: María Magdalena y la otra María, que vinieron a ver el sepulcro del Señor, representando dos pueblos fieles: el pueblo judío y el gentil, que desean con el mismo celo celebrar la pasión, muerte y resurrección de su Salvador. Con razón la mujer que anunció la primera el gozo de la resurrección a los discípulos, sumidos en la tristeza, es la que fue librada de los siete demonios, esto es, purificada de todos los vicios, a fin de que nadie desespere del perdón con una digna penitencia, viendo a ésta elevada súbitamente a la plenitud de la fe y del amor, de tal manera, que anuncia a los mismos Apóstoles el milagro de la resurrección. 

  


Santa Gertrudis relata que Santa María Magdalena le dijo a Santa Matilde: "Cualquiera que dé gracias a Dios por todas las lágrimas que derramé sobre los pies de Jesús, nuestro Dios Misericordiosísimo le otorgará, a través de mi intercesión, la remisión de todos sus pecados antes de su muerte, y un gran aumento del amor a Dios ".

Oración
María Magdalena, te pido me ayudes a reconocer a Cristo en mi vida evitando las ocasiones de pecado. Ayúdame a lograr una verdadera conversión de corazón para que pueda demostrar con obras, mi amor a Dios.
Amén.

San Alfonso María  de Ligorio explica que Dios perdona solo a quienes después de haberlo ofendido se arrepienten y temen volverlo a ofender:

Con los que abusan de su misericordia para despreciarlo, usa de justicia. El Señor perdona los pecados, pero no puede perdonar la voluntad de pecar. Escribe San Agustín que quien peca con esperanza de arrepentirse después de pecar, no es penitente, sino que se burla de Dios (“Irrisor est, non poenitens”). El Apóstol nos advierte que de Dios no se burla uno en vano: De Dios nadie se burla (Gálatas 6:7). Sería burlarse de Dios ofenderlo como y cuanto uno quiere y después ir al cielo” (Sermón 32, Ilusiones del pecador ).

 


Concilio de Trento

  • Es necesario detestar la ofensa a Dios y emendar la perversidad
 
En todo tiempo, la penitencia para alcanzar la gracia y la justicia fue ciertamente necesaria a todos los hombres que se hubieran manchado con algún pecado mortal, aun a aquellos que hubieran pedido ser lavados por el sacramento del bautismo, a fin de que, rechazada y emendada la perversidad, detestaran tamaña ofensa de Dios con odio del pecado y dolor de su alma. De ahí que diga el profeta: Convertíos y haced penitencia de todas vuestras iniquidades, y la iniquidad no se convertirá en ruina para vosotros” (Ez 18, 30), Y el Señor dijo también: “Si no hiciereis penitencia, todos pereceréis de la misma manera” (Lc 13, 3). (Denzinger-Hünermann 1669. Concilio de Trento. Sesión XIV, 25 de noviembre de 1551)
 
 
El imprescindible aborrecimiento de la vida vieja para la verdadera contrición
La contrición, que ocupa el primer lugar entre los mencionados actos del penitente, es un dolor del alma y detestación del pecado cometido, con propósito de no pecar en adelante. Ahora bien, este movimiento de contrición fue en todo tiempo necesario para impetrar el perdón de los pecados, y en el hombre caído después del bautismo, sólo prepara para la remisión de los pecados si va junto con la confianza en la divina misericordia y con el deseo de cumplir todo lo demás que se requiere para recibir debidamente este sacramento. Declara, pues, el santo Concilio que esta contrición no solo contiene en si el cese del pecado y el propósito e iniciación de una nueva vida, sino también el aborrecimiento de la vieja, conforme a aquello: “Arrojad de vosotros todas vuestras iniquidades, en que habéis prevaricado y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo” (Ez 18, 31). (Denzinger-Hünermann 1676. Concilio de Trento. Sesión XIV, 25 de noviembre de 1551)
  • Para la obtención del perdón son necesarios grandes llantos y trabajos


Por el sacramento de la penitencia no podemos en manera alguna llegar a esta renovación e integridad sin grandes llantos y trabajos de nuestra parte, por exigirlo así la divina justicia, de suerte que con razón fue definida la penitencia por los santos padres como “cierto bautismo trabajoso”. (Denzinger-Hünermann 1672. Concilio de Trento, Sesión XIV, 25 de noviembre de 1551)

 

 

 

San Cirilo

Sin embargo, una mujer de vida deshonesta, manifestando un fiel afecto, viene a Cristo para que la libre de toda culpa y le conceda el perdón de todos los pecados cometidos. Prosigue, pues: "Y una mujer pecadora que había en la ciudad, cuando supo que estaba a la mesa, llevó un vaso de alabastro, lleno de ungüento", etc.
San Gregorio, in Evang. hom. 33
Como esta mujer conocía las manchas de su mala vida, corrió a lavarlas a la fuente de la misericordia, sin avergonzarse de que estaban presentes los invitados. Como se avergonzaba mucho interiormente no estimó en nada el rubor exterior. Ved cuánto es un dolor cuando no se avergüenza de llorar en medio de las alegrías del convite.
San Gregorio Niceno
Dando a conocer cuánta era su indignidad, estaba por la espalda, ocultándose de las luces y abrazando los pies, que cubría con sus cabellos y regaba a la vez con sus lágrimas, manifestando así la tristeza de su alma e implorando el perdón. Por esto sigue: "Y postrándose a sus pies detrás de El, comenzó a regarle con lágrimas los pies", etc.
 
San Gregorio
Con los ojos había apetecido las cosas de la tierra, pero ahora lloraba con los mismos en señal de penitencia. Con sus cabellos que antes había adornado para engalanar su rostro, ahora enjugaba las lágrimas. Por lo que sigue: "Y los enjugaba con los cabellos de su cabeza". Con la boca había hablado palabras de vanidad, pero ahora, besando los pies del Señor, consagra sus labios a besar sus plantas. Por esto sigue: "Y le besaba los pies". Había usado los perfumes para dar buen olor a su cuerpo, pero esto, que hasta aquí había empleado en la inmodestia, lo ofrecía ahora al Señor de una manera laudable. Por lo que sigue: "Y los ungía con el ungüento". Todo lo que había tenido para su propia complacencia ahora lo ofrece en holocausto. Todos sus crímenes los convirtió en otras tantas virtudes, para consagrarse exclusivamente al Señor por medio de la penitencia, tanto como se había separado de El por la culpa.
 
Crisóstomo in Mat. hom. 6
Así sucedió que esta mujer pecadora se hizo más honesta que las vírgenes, después que se consagró a la penitencia y se dedicó a amar a Dios. Y todo esto que se ha dicho, se hacía exteriormente, pero lo que revolvía su intención, y que sólo Dios veía, era mucho más ferviente.
 
San Gregorio
(...)Conviene distinguir con cuidado entre los vicios, que debemos aborrecer, y las personas, de quienes debemos compadecernos. Porque si debe ser castigado el pecador, el prójimo debe ser alimentado. Mas cuando ya él mismo ha castigado por medio de la penitencia lo malo que ha hecho, deja de ser pecador nuestro prójimo, porque éste castiga en sí lo que la justicia divina reprende. El Médico se encontraba entre dos enfermos: uno tenía la fiebre de los sentidos y el otro había perdido el sentido de la razón. Aquella mujer lloraba lo que había hecho. Pero el fariseo, enorgullecido por la falsa justicia, exageraba la fuerza de su salud.

San Ambrosio
Como diciendo: Es fácil el uso de las aguas, pero no lo es la efusión de las lágrimas. Tú no has empleado lo que es fácil y ésta ha derramado lo que es difícil. Lavando con lágrimas los pies, ha purificado sus propias manchas. Los ha enjugado con sus cabellos, para recibir el premio de sus aflicciones por medio de ellos. Y como con ellos también ha contribuido a los pecados de su juventud, ahora los emplea en su santificación.




Teofilacto

Después que le hubo perdonado sus pecados, no se detuvo en el perdón, sino que añadió un beneficio. Por lo que sigue: "Vete en paz" (esto es, en justicia), porque la justicia es la paz del hombre con Dios, así como el pecado es la enemistad entre Dios y el hombre. Como diciendo: Haz todo lo que pueda conducir a la amistad de Dios.

Beda
María quiere decir mar amargo, por el rigor de su penitencia; Magdalena quiere decir torre, o mejor dicho, la de la torre, a causa de la torre, de la que se dice ( Sal 60,4): "Tú eres mi esperanza, la torre de la fortaleza contra mi enemigo"; Juana quiere decir el Señor es su gracia o misericordioso, porque de El es todo cuanto nos mantiene. Y si María, una vez purificada de todas sus culpas, representa la Iglesia de los gentiles, ¿por qué Juana no ha de representar la misma Iglesia, en otro tiempo dedicada al culto de los ídolos? Porque todo espíritu maligno, mientras trabaja por el imperio del diablo, es semejante al procurador de Herodes. Susana quiere decir lirio o su gracia, por el candor oloroso de la vida celeste y por la caridad de oro de su amor interno.

 



 

«Mujer ¿por qué lloras?»,

San Gregorio Magno, Homilía 25; PL 76, 1188
María se convierte en testigo de la compasión de Dios; sí, esta María... de quien un fariseo quería romper su impulso de ternura. «Si este hombre fuera un profeta, se decía, sabría quien es esta mujer que le toca y lo que es: una pecadora» (Lc 7,39). Pero las lágrimas de María han borrado la suciedad de su cuerpo y de su corazón; se lanzó a los pies de su Salvador, abandonando los caminos del mal. Estaba también sentada a los pies de Jesús y le escuchaba (Lc 10,39). Cuando estaba vivo lo estrechó entre sus brazos; cuando estuvo muerto, lo buscaba. Y encontró vivo a aquel que buscaba muerto. ¡Encontró tal cantidad de gracia en él que fue ella quien llevó la noticia a los apóstoles, a los mensajeros de Dios!

 ¿Qué es lo que debemos ver ahí, hermanos míos, sino es la infinita ternura de nuestro Creador, que para avivar nuestra conciencia, por todas partes nos propone el ejemplo de pecadores arrepentidos? Pongo la vista sobre Pedro, miro al ladrón, examino a Zaqueo, me fijo en María, y no veo otra cosa en ellos que llamadas a la esperanza y al arrepentimiento. ¿Tu fe se ve acechada por la duda? Mira a Pedro que llora amargamente su debilidad. ¿Estás inflamado de cólera contra tu prójimo? Piensa en el ladrón: en plena agonía se arrepiente y gana la recompensa eterna. ¿La avaricia te seca el corazón? ¿Has despojado a alguien? Mira a Zaqueo que devuelve cuatro veces más los bienes que había quitado a un hombre. ¿Preso de cualquier pasión, has perdido la pureza de la carne? Contempla a María que purifica el amor a la carne en el fuego del amor divino.
 Sí, el Dios todopoderoso nos ofrece por todas partes ejemplos y signos de su compasión. Tengamos horror a nuestros pecados, incluso los de hace más años. El Dios todopoderoso olvida gustosamente que hemos cometido el mal, y está siempre a punto de mirar nuestro arrepentimiento como si fuera la misma inocencia. Nosotros, que después de las aguas de la salvación, las hemos ensuciado, renazcamos por nuestras lágrimas... Nuestro Redentor consolará un día vuestras lágrimas en su gozo eterno.



 

Invento Marxista eco-feminista de Bergoglio 13 apóstoles: 12 apóstoles y una apóstola
Magdalena en lugar de María! 

2 comentarios:

  1. Como algunas personas tuercen también el pasaje de las prostitutas y los publicanos es conveniente que todo fiel católico adquiera el buen habito de estudiar la Catena Aurea para no dejarse confundir por los enemigos de nuestra fe católica.

    Catena Aurea


    Evangelio según san Mateo, 21:28-32


    "Mas ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y llegando al primero, le dijo: Hijo, ve hoy, y trabaja en mi viña. Y respondiendo él, le dijo: no quiero. Mas después se arrepintió y fue. Y llegando al otro, le dijo del mismo modo; y respondiendo él, dijo: Voy, señor, mas no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?" Dicen ellos: "El primero"; Jesús les dice: "En verdad os digo, que los publicanos y las rameras, os irán delante al reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros en camino de justicia, y no le creísteis. Y los publicanos y las rameras le creyeron, y vosotros, viéndolo, ni aun hicisteis penitencia después, para creerle". (vv. 28-32)

    Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40

    Los gentiles, habiendo dejado desde el principio a Dios y su justicia, y pasando a adorar los ídolos y al pecado, parece que responden en su interior: No queremos hacer la voluntad de Dios.

    San Jerónimo

    Después cuando vino el Salvador, el pueblo gentil, habiendo hecho penitencia, trabajó en la viña de Dios, y enmendó con su trabajo la oposición que había presentado con la palabra. Esto es lo que da a entender cuando dice: "Mas después se arrepintió y fue".

    Prosigue: "Y llegando al otro, le dijo del mismo modo; y respondiendo él, dijo: voy, Señor".

    San Jerónimo

    Este segundo hijo es el pueblo judío que respondió a Moisés: "Haremos todo lo que nos mande el Señor" ( Ex 24,3).

    San Jerónimo

    Por esto creen algunos que esta parábola no se refiere a los gentiles ni a los judíos, sino simplemente a los pecadores y a los justos. Porque aquéllos se negaron a servir a su señor, obrando mal contra él y después recibieron de San Juan el bautismo de la penitencia, mientras que los fariseos, que llevaban por delante la justicia de Dios y se jactaban de cumplir la Ley, menospreciando el bautismo, no cumplieron la voluntad divina.

    Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 40

    Ahora dice esto, porque los sacerdotes no le habían preguntado para aprender, sino para tentarle: "¿Con qué poder haces esto?" Muchos del pueblo habían creído, por eso expone la parábola de los dos hijos, manifestándoles por medio de ella que son mejores las gentes del pueblo que desde el principio profesan la vida seglar, que los sacerdotes que hacen profesión de servir a Dios desde el principio. Pues las gentes del pueblo, una vez arrepentidas, se vuelven a Dios; mientras que los sacerdotes, como impenitentes, nunca dejan de ofender a Dios; por lo tanto, el primer hijo es el pueblo, porque no es el pueblo para los sacerdotes, sino los sacerdotes para el pueblo.

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  2. Evangelio según san Marcos, 2
    Mas los escribas y fariseos, al ver que comía con publicanos y pecadores, decían a sus discípulos: "¿Cómo es que vuestro Maestro come y bebe con publicanos y pecadores?" Habiéndolo oído Jesús, les dijo: "Los que están buenos no necesitan de médico, sino los que están enfermos: pues no he venido a llamar o convertir a los justos, sino a los pecadores".

    Catena Aurea
    Beda

    Si la fe de los gentiles se expresa por la elección de Mateo y la vocación de los publicanos, entregados antes a los intereses mundanos, la soberbia de los escribas y fariseos expresa la envidia de aquéllos para quienes es un tormento la salud de los gentiles.

    Prosigue: "Oyendo esto, les dijo Jesús: Los sanos no tienen necesidad de médico", etc. De este modo avergüenza a los escribas y fariseos, que, considerándose justos, evitaban el trato con los pecadores. Se llama médico a sí mismo, porque herido a causa de nuestras iniquidades, nos ha dado una medicina admirable y nos ha curado con su llaga ( Is 53). Llama (irónicamente) sanos y justos a los que, queriendo establecer su propia justicia, no se someten a la justicia de Dios ( Rom 10). Llama con verdad enfermos y pecadores a los que, convencidos de su fragilidad, y viendo que no pueden justificarse por la ley, bajan su cabeza a Cristo por la penitencia. "No he venido, dice, por los justos, sino por los pecadores", etc.

    Teofilacto

    No para que permanezcan pecadores, sino para que se conviertan a la penitencia.

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