«...La sangre correrá por todas partes. Las Iglesias serán cerradas o profanadas. Los Sacerdotes y religiosos serán perseguidos. ... Muchos abandonarán la Fe, y el número de sacerdotes que se separarán de la verdadera religión será grande; entre estas personas se encontrarán incluso Obispos...».
“En los conventos, las flores de la Iglesia estarán corrompidas y el demonio se hará como el rey de los corazones. Que los que estén al frente de las comunidades religiosas vigilen a las personas que han de recibir, porque el demonio usará de toda su malicia para introducir en la órdenes religiosas a personas entregadas al pecado, pues los desórdenes y el amor de los placeres carnales se extenderán por toda la tierra”.
El Santo Padre, Pío IX, aprobó la devoción a Nuestra Señora de la Salette. Pidió a los jóvenes que le fuera enviado el relato de los secretos por escrito. Tiempo después dirá el Santo Padre: "Estos son los secretos de la Salette, si el mundo no se arrepiente, perecerá".
Oración:
Acuérdate, oh Virgen de la Salette, verdadera Madre de dolores, de las lágrimas que has derramado por nosotros en el calvario. Acuérdate también del cuidado que tienes siempre por tu pueblo para que, en nombre de Cristo, se deje reconciliar con Dios. Y ve, si después de haber hecho tanto por estos, tus hijos, puedes abandonarlos. Animados por tu ternura, henos aquí, MADRE, suplicantes, a pesar de nuestras infidelidades e ingratitudes. Confiamos plenamente en ti. Oh Virgen Reconciliadora. Vuelve nuestros corazones hacia tu Hijo Jesús: Alcánzanos la gracia de amarle sobre todas las cosas y de consolarte a ti con una vida santa, ofrecida para gloria de Dios y amor de los hermanos. AMÉN.
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