R. Señor, danos sacerdotes santos.
V. Para que nos acompañen a la hora de nuestra muerte, y ofrezcan la Santa Misa por nosotros



♰♰♰

jueves, 28 de septiembre de 2017

San Miguel Arcángel, destructor de herejías, defiéndenos en la batalla.

 
 


“En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo”. -Daniel 12:1
 
“La veneración a San Miguel es el mas grande remedio en contra de la rebeldía y la desobediencia a los mandamientos de Dios, en contra del ateísmo, escepticismo y de la infidelidad.” San Francisco de Sales


Concurrirán también (al juicio universal) todos los ángeles, para dar testimonio ellos mismos del ministerio que ejercieron por orden de Dios para la salvación de cada hombre (San Juan Crisóstomo , en Catena Aurea, val. lll, p. 238).


-Ex 23:20

“He aquí que yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te conduzca al lugar que te tengo preparado. Pórtate bien en su presencia y escucha su voz: no le seas rebelde, que no perdonara vuestras transgresiones, pues en el esta mi Nombre. si escuchas atentamente su voz y haces todo lo que yo diga, tus enemigos serán mis enemigos y tus adversarios mis adversarios. Mi ángel caminara delante de ti y te introducirá en el país de los amorreos, de los hititas, de los perizitas, de los cananeos, de los jivitas y de los jebuseos; y yo los exterminaré. No te postrarás ante sus dioses, ni les darás culto, ni imitaras su conducta; al contrario, los destruirás por completo y romperás sus estelas. Vosotros daréis culto a Yahveh, vuestro Dios”.
 
 
(Los ángeles) cuando vienen a desempeñar algún encargo entre nosotros, toman nombre del cargo mismo que desempeñan. Asi pues, Miguel significa quién como Dios; Gabriel fortaleza de Dios y, por último, Rafael medicina de Dios(San Gregorio Magno, Hom. 34 sobre los Evang.)
 
Pensemos en la multitud de ángeles que están en su presencia, siempre dispuestos a cumplir sus órdenes. Dice, en efecto, la Escritura: Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes y gritaban, diciendo: “¡Santo, santo, santo, el Señor de los ejércitos, la tierra está llena de su gloria!“.  (San Clemente Romano, Carta a los Corintios, 30, 3-4)
 


Envía a sus ángeles cerca de ti, dice el Salmo, para que te guarden en todos tus caminos. Por eso mismo hemos de velar con más cuidado, ya que no habría tanta solicitud por nosotros en el cielo si no nos viesen tan necesitados. No pondrían tantos guardianes si no fuera tanta la asechanza (San Bernardo , Serm. 11, sobre el Salmo 90).


San Miguel Arcángel defiéndenos en esta lucha contra las herejías de Bergoglio que se levanta desafiante contra la Santa Iglesia de Nuestro Señor  Jesucristo.


Suelen los ángeles estar presentes a los que oran y deleitarse en los que ven levantar sus manos puras en la oración, se alegran de ofrecer a Dios el holocausto de la devoción santa como incienso agradable al cielo (San Bernardo, Hom. sobre la Virgen Madre).
Oración
 Señor Dios todopoderoso, que, con una providencia admirable, llamas a los ángeles y a los hombres para que cooperen a tu plan de salvación, haz que, durante nuestro peregrinar en la tierra, nos sintamos siempre protegidos por los ángeles, que en el cielo están en tu presencia para servirte y gozan ya contemplando tu rostro. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.-




EL COMBATE DE SAN MIGUEL
Profecías de Ana Catalina Emmerich
San Miguel descendió en la iglesia (demolida con excepción del coro y del altar mayor) revestido con su armadura, y detuvo, amenazándoles con su espada, a varios malos pastores que querían penetrar allí. Los expulsó a un rincón oscuro donde se sentaron, mirándose unos a otros. La parte de la Iglesia que estaba demolida fue enseguida rodeada de una ligera claridad, de manera que se pudo celebrar perfectamente el servicio divino. Después vinieron de todas partes del mundo sacerdotes y laicos, que rehicieron los muros de piedra, ya que los demoledores no habían podido quitar las fuertes piedras de los cimientos. (AA.III.118)



En cuanto a los ángeles de Dios, si «se acercaron» a Jesús y «le servían» (Mt 4, 11), no hay que pensar que limitaron este ministerio al corto espacio de tiempo que abarca la vida mortal de Cristo entre los hombres, cuando aún se encontraba Él entre los creyentes no precisamente para ser servido, sino para servir: ¿cuántos ángeles se podrá creer estarán encargados de ir agrupando a todos los hijos de Israel en torno a quien los ama individualmente, y de congregar a los dispersos junto al Salvador de los que temen e invocan, prestando un servicio mayor incluso que el de los apóstoles en orden al crecimiento y expansión de las Iglesias, hasta el punto de que el mismo San Juan, en el Apocalipsis (Ap 2, 1), llegue a decir que algunos ángeles están al frente de las Iglesias?  (Orígenes , Tratado sobre la oración, 11,1-5)


"11. Y la Bestia, que era y ya no es, hace el octavo, pero es uno de los siete; y camina hacia su destrucción. 12. Los diez cuernos que has visto son diez reyes que no han recibido aún el reino; pero recibirán con la Bestia la potestad real, sólo por una hora. 13. Están todos de acuerdo en entregar a la Bestia el poder y la potestad que ellos tienen. 14. Estos harán la guerra al Cordero, pero el Cordero, como es Señor de Señores y Rey de Reyes, los vencerá en unión con los suyos, los llamados y elegidos y fieles.»"
— Apocalipsis, 17 -

San Gregorio Magno vio al arcángel  San Miguel en el aire envainar su espada, para señalar el cese de una peste y el apaciguamiento de la ira de Dios.

 
 “Él te librará de la peste funesta; te cubrirá con sus plumas, y hallarás refugio bajo sus alas”. Salmo 91
.


Es una verdad fundada en la infalible autoridad de la Escritura, que los Ángeles están establecidos sobre nuestra conducta y que ofrecen todos los días a Dios las oraciones de los que son salvos por Jesucristo. (San Hilario de Poitiers , Comentario a San Mateo, 18)

Sancte Michael Archangele, defende nos in proelio, contra nequitiam et insidias diaboli esto praesidium. Imperet illi Deus, supplices deprecamur: tuque, Princeps militiae caelestis, Satanam aliosque spiritus malignos, qui ad perditionem animarum pervagantur in mundo, divina virtute, in infernum detrude. Amen.

«¿Es que no son todos ellos espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación?» (Heb 1, 14).
 
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso, que con providencia admirable has confiado a los ángeles y a los hombres su misión particular, haz que quienes te sirven constantemente en el cielo nos protejan siempre en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Santo Tomás dijo: "Miguel es el aliento del espíritu del Redentor que al final del mundo combatirá y destruirá al Anticristo, como hizo con Lucifer al principio".
  Velas
Oración a San Miguel Arcángel:
Oh gloriosísimo San Miguel Arcángel, príncipe y caudillo de los ejércitos celestiales, custodio y defensor de las almas, guarda de la Iglesia, vencedor, terror y espanto de los rebeldes espíritus infernales. Humildemente te rogamos, te digne librar de todo mal a los que a ti recurrimos con confianza; que tu favor nos ampare, tu fortaleza nos defienda y que, mediante tu incomparable protección adelantemos cada vez más en el servicio del Señor; que tu virtud nos esfuerce todos los días de nuestra vida, especialmente en el trance de la muerte, para que, defendidos por tu poder del infernal dragón y de todas sus asechanzas, cuando salgamos de este mundo seamos presentados por tí, libres de toda culpa, ante la Divina Majestad. Amén.
Oración al Arcángel Gabriel :
Ángel de la humanidad, confiable mensajero de Dios, abre nuestros oídos a las advertencias y a las sutiles llamadas del amantísimo Corazón de Jesús! Te rogamos que permanezcas siempre con nosotros , te pedimos nos ayudes a entender la Palabra de Dios correctamente, para poder seguir, obedecer y cumplir lo que Dios quiere de nosotros! Custodia nuestra pureza y Ayúdanos a mantenernos alertas para cuando el Señor venga para llevarnos no nos encuentre dormidos! Amen.
Oración De la Archicofradía de San Rafael
Glorioso Arcángel San Rafael, gran Príncipe de la Corte Celestial, ilustre por los dones de la sabiduría y de la Gracia, guía de los viajeros en tierra y mar, consuelo de los desdichados y refugio de los pecadores, te suplico que me asistas en todas las necesidades y las penas de esta vida, como sostuviste al joven Tobías en sus peregrinaciones. Ya que Tú eres el remedio de Dios, te pido humildemente que cures a mi alma de sus numerosas enfermedades y a mi cuerpo de los males que le afligen, si esta Gracias me conviene. (Pedir la Gracia que se Necesita) Te pido en especial una angélica pureza para merecer así ser Templo Viviente del Espíritu Santo. Amén

EXORCISMO CONTRA SATANÁS Y LOS ÁNGELES REBELDES

Publicado por orden de Su Santidad León XIII
 

 

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

Salmo 67.Levántese Dios y sean dispersados sus enemigos y huyan de su presencia los que le odian.
Como se disipa el humo se disipen ellos, como, se derrite la cera ante el fuego, así perecerán los impíos ante Dios.
 

Salmo 34.Señor, pelea contra los que me atacan; combate a los que luchan contra mí.
Sufran una derrota y queden avergonzados los que me persiguen a muerte.
Vuelvan la espalda llenos de oprobio los que maquinan mi perdición.
Sean como polvo frente al viento cuando el Ángel del Señor los desbarate.
Sea su camino oscuro y resbaladizo, cuando el Ángel del Señor los persiga.
Porque sin motivo me tendieron redes de muerte, sin razón me abrieron trampas mortales.
Que les sorprenda un desastre imprevisto, que los enrede la red que para mí escondieron; que caigan en la misma trampa que me abrieron. Mi alma se alegra con el Señor y gozará de su salvación.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.


Súplica a San Miguel Arcángel.
Gloriosísimo príncipe de la milicia celestial, Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha que mantenemos combatiendo “contra los principados y potestades, contra los caudillos de este mundo tenebroso, contra los espíritus malignos esparcidos por los aires” (Ef. 6, 12). Ven en auxilio de los hombres que Dios creó incorruptibles a su imagen y semejanza (Sap. 2, 23), y a tan “alto precio rescatados” (I Cor. 6, 20) de la tiranía del demonio. Con las huestes de los ángeles buenos pelea hoy los combates del Señor, como antaño luchaste contra Lucifer, corifeo de la soberbia y contra sus ángeles apóstatas. Ellos no pudieron vencer, y perdieron su lugar en el Cielo. “Fue precipitado el gran dragón, la antigua serpiente el denominado diablo y Satanás, el seductor del universo: fue precipitado a la tierra y con él fueron arrojados sus ángeles” (Apoc. 12,.8-9).
He aquí que el antiguo enemigo y homicida se ha erguido con vehemencia. Disfrazado de “ángel de luz” (II Cor. 11, 14) con la escolta de todos los espíritus malignos rodea e invade la tierra entera, y se instala en todo lugar, con el designio de borrar allí el nombre de Dios y de su Cristo, de arrebatar las almas destinadas a la corona de la gloria eterna, de destruirlas y perderlas para siempre. Como el más inmundo torrente, el maligno dragón derramó sobre los hombres de mente depravada y corrompido corazón, el veneno de su maldad: el espíritu de la mentira, de la impiedad y de la blasfemia; el letal soplo de la lujuria, de todos los vicios e iniquidades.
Los más taimados enemigos han llenado de amargura a la Iglesia, esposa del Cordero Inmaculado, le han dado a beber ajenjo, han puesto sus manos impías sobre todo lo que para Ella es más querido. Donde fueron establecidas la Sede de San Pedro y la Cátedra de la Verdad como luz para las naciones, ellos han erigido el trono de la abominación de la impiedad, de suerte que, golpeado el Pastor, pueda dispersarse la grey. Oh invencible adalid, ayuda al pueblo de Dios contra la perversidad de los espíritus que le atacan y dale la victoria.
La Iglesia te venera como su guardián y patrono, se gloría que eres su defensor contra los poderes nocivos terrenales e infernales; Dios te confió las almas de los redimidos para colocarlos en el estado de la suprema felicidad. Ruega al Dios de la paz que aplaste al demonio bajo nuestros pies, para que ya no pueda retener cautivos a los hombres y dañar a tu Iglesia. Ofrece nuestras oraciones al Altísimo, para que cuanto antes desciendan sobre nosotros las misericordias del Señor (Salmo 78, 8), y sujeta al dragón, la antigua serpiente, que es el diablo y Satanás, y, una vez encadenado, precipítalo en el abismo, para que nunca jamás pueda seducir a las naciones (Apoc. 20).  Sigue…
Después de esto, confiados en tu protección y patrocinio, con la sagrada autoridad de la Santa Madre Iglesia, nos disponemos a rechazar la peste de los fraudes diabólicos, confiados y seguros en el Nombre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor.
He aquí la Cruz del Señor, huid poderes enemigos.
R. Ha vencido el León de la tribu de Judá, la raíz de David.
Señor, que tu misericordia venga sobre nosotros.
R. Como lo esperamos de Ti.
Señor, escucha nuestra oración.
R. Y llegue a Ti nuestro clamor.
(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu).

Oremos. Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu santo Nombre y suplicantes imploramos tu clemencia, para que, por la intercesión de la Inmaculada siempre Virgen María Madre de Dios, del Arcángel San Miguel, de San José Esposo de la Santísima Virgen, de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, te dignes prestarnos tu auxilio contra Satanás y todos los demás espíritus inmundos que vagan por el mundo para dañar al género humano y para la perdición de las almas. Amén.
Exorcismo:
Te exorcizamos todo espíritu maligno, poder satánico, ataque del infernal adversario, legión, concentración y secta diabólica, en el nombre y virtud de Nuestro Señor Jesucristo, para que salgas y huyas de la Iglesia de Dios, de las almas creadas a imagen de Dios y redimidas por la preciosa Sangre del Divino Cordero ♰. En adelante no oses, perfidísima serpiente, engañar al género humano, perseguir a la Iglesia de Dios, zarandear a los elegidos y cribarlos como el trigo. Te lo manda Dios Altísimo, a quien en tu insolente soberbia aún pretendes asemejarte, “el cual quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (II Tim. 2). Te lo manda Dios Padre ♰ te lo manda Dios Hijo ♰; te lo manda Dios Espíritu Santo ♰. Te lo manda la majestad de Cristo, el Verbo eterno de Dios hecho hombre, quien para salvar a la estirpe perdida por tu envidia, “se humilló a sí mismo hecho obediente hasta la muerte” (Fil. 2); el cual edificó su Iglesia sobre roca firme, y reveló que los “poderes del infierno nunca prevalecerían contra ella, Él mismo había de permanecer con ella todos los días hasta el fin de los tiempos” (Mat. 28, 20). Te lo manda el santo signo de la Cruz y la virtud de todos los Misterios de la fe cristiana +. Te lo manda la excelsa Madre de Dios, la Virgen María, quien con su humildad desde el primer instante de su Inmaculada Concepción aplastó tu orgullosa cabeza ♰.
Te lo manda la fe de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de los demás Apóstoles. Te lo manda la sangre de los mártires y la piadosa intercesión de todos los Santos y Santas. Por tanto, maldito dragón y toda legión diabólica, te conjuramos por Dios + vivo, por Dios + verdadero, por Dios ♰ santo, que “de tal modo amó al mundo que entrego a su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que viva la vida eterna” (Juan 3); cesa de engañar a las criaturas humanas y deja de suministrarles el veneno de la eterna perdición; deja de dañar a la Iglesia y de poner trabas a su libertad. Huye Satanás, inventor y maestro de toda falacia, enemigo de la salvación de los hombres. Retrocede ante Cristo, en quien nada has hallado semejante a tus obras. Retrocede ante la Iglesia una, santa, católica y apostólica, la que el mismo Cristo adquirió con su Sangre. Humíllate bajo la poderosa mano de Dios. Tiembla y huye, al ser invocado por nosotros el santo y terrible Nombre de Jesús, ante el que se estremecen los infiernos, a quien están sometidas las Virtudes de los cielos, las Potestades y las Dominaciones; a quien los Querubines y Serafines alaban con incesantes voces diciendo: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los Ejércitos.
Señor, escucha mi oración.
R. Y llegue a Ti mi clamor.
(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote)
R. Y con tu espíritu).
Oremos. Dios del Cielo y de la tierra, Dios de los Ángeles, Dios de los Arcángeles, Dios de los Patriarcas, Dios de los Profetas, Dios de los Apóstoles, Dios de los Mártires, Dios de los Confesores, Dios de las Vírgenes, Dios que tienes el poder de dar la vida después de la muerte, el descanso después del trabajo, porque no hay otro Dios fuera de Ti, ni puede haber otros sino Tú mismo, Creador de todo lo visible y lo invisible, cuyo reino no tendrá fin: humildemente te suplicamos que tu gloriosa Majestad se digne libramos eficazmente y guardamos sanos de todo poder, lazo, mentira y maldad de los espíritus infernales. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
De las asechanzas del demonio.
R. Líbranos, Señor.
Haz que tu Iglesia te sirva con segura libertad.
R. Te rogamos, óyenos.
Dígnate humillar a los enemigos de tu Iglesia.
R. Te rogamos, óyenos.
(Se rocía con agua bendita el lugar y a los presentes).
Señor, no recuerdes nuestros delitos ni los de nuestros padres, ni tomes venganza de nuestros pecados (Tobías 3, 3).
Padre nuestro
 
 
Arcángeles de Dios, velad por nosotros. 
 

2 comentarios:

  1. Meditación de San Juan Bautista de la Salle.


    San Miguel es uno de los arcángeles, y el príncipe de todos los ángeles que permanecieron fieles a Dios. El es quien, por el celo de la gloria divina, se unió al grupo de los ángeles buenos, para luchar contra Lucifer y sus secuaces que, deslumbrados por las perfecciones y gracias con que Dios les había distinguido, se rebelaron contra El.

    Si se negaron éstos a obedecer las órdenes de Dios, fue por no considerar debidamente cuán por encima de ellos se hallaba Quien había creado todo lo grande que en ellos resplandecía, y cómo es infinitamente más digno que ellos de honor y de gloria. En su increíble ceguera, resistieron a san Miguel, encargado por Dios de ilustrarlos con sus luces, y convencerlos de que nadie es comparable a Dios, pues sólo a Dios, como dice san Pablo, son debidas la honra y la gloria, en los siglos de los siglos (1); y de que todas las criaturas, sean cuales fueren, son nada por sí mismas y deben abismarse y anonadarse delante de Dios, a vista de la divina gloria y majestad.

    Este rayo de luz que Dios imprimió por Sí mismo en san Miguel, y el solo aspecto del Arcángel fue lo que confundió a aquellos desventurados espíritus, que se trocaron desde ese instante en tinieblas, y se vieron relegados a un lugar lóbrego y sombrío, por haberse empeñado en cerrar los ojos a la verdadera luz.

    ¿Resistiremos siempre nosotros a las luces de la gracia, que nos apremia a dejarlo todo por Dios, y a buscar sólo en El nuestra verdadera felicidad, aun en la vida presente?

    Animado el santo Arcángel de aquel sentimiento de fe, que le servía de escudo contra los ángeles malos; consiguió la victoria pronunciando estas palabras: ¿Quién como Dios?, al mismo tiempo que glorificaba al Altísimo gritando con los suyos: Digno eres, oh Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poderío, por que Tú creaste todas las cosas (2). Ahora es el tiempo de la salvación, de la potencia y del reino de nuestro Dios, porque ha sido precipitado del cielo el acusador de nuestros hermanos, que los acusaba día y noche, ante la presencia de nuestro Dios (3).

    Desde este momento, a todos los santos Ángeles les fue asegurada la gloria eterna, que nunca se ha menoscabado en ellos, ni jamás podrá padecer la más insignificante alteración.

    ¡Qué felicidad para el santo Arcángel ser el primero de los bienaventurados espíritus que tienen como única ocupación alabar a Dios en el cielo, y haber contribuido, por su celo y su respeto a Dios, a que empezara a poblarse el paraíso!

    Honrad a este gran Santo como al primero que dio gloria a Dios, e hizo que le glorificasen las criaturas, y tributadle la honra que tiene merecida por haberse mostrado tan adicto a su Creador.

    Uníos a él y a todos los espíritus bienaventurados que le acompañan en la gloria, y tomad ejemplo de ellos para descubrir lo que habéis de hacer vosotros por Dios. Pensad con frecuencia en las palabras que les alentaron en el combate contra los demonios - ¿Quién como Dios? -; ellas os infundan ánimo en todas las tentaciones. Decíos cuando alguna os acometa: " El placer que pudiera yo disfrutar siguiendo este atractivo de la concupiscencia, ¿puede asemejarse al que se experimenta en gozar de Dios? "

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    1. San Miguel sigue glorificando a Dios de continuo, por los bienes que alcanza a los cristianos, y por las gracias que les procura; pues ha sido declarado por Dios Protector de su Iglesia, a la que afianza y defiende contra sus enemigos.

      ¿No fue él, efectivamente, quien por orden de Dios, mató a ciento ochenta mil hombres del ejército de Senaquerib, para favorecer al rey Ezequías (4); quien, según refiere san Judas, disputaba con el diablo para hacerse dueño del cuerpo de Moisés (5), y quien, como canta la Iglesia, ha sido designado por Dios para recibir las almas de los justos, a su salida del cuerpo, y conducirlas al cielo lo antes posible?

      Él es también quien defiende a la Iglesia, como a la muy amada de Dios, contra los cismas y las herejías que, de cuando en cuando, la turban y se oponen a la sana doctrina.

      Unámonos, pues, al Príncipe de los ángeles, imitando su celo, tanto por nuestra salvación, como por la de todos los cristianos; fiémonos a su custodia; descansemos en su ayuda, y seamos dóciles a su voz interior, a fin de que, cuantos medios nos ofrezca Dios por él, en orden a la salvación eterna, resulten eficaces, porque de nuestra parte no pongamos obstáculo alguno a su ejecución.
      Pedid con frecuencia a san Miguel que se digne amparar a esta reducida familia o, como se expresa san Pablo, a esta iglesia de Jesucristo, que es nuestra Comunidad, y que le otorgue la gracia de mantener en sí el espíritu de Jesucristo y, a todos sus miembros, los auxilios que necesiten para perseverar en su vocación e infundir el espíritu del cristianismo en todos aquellos de cuya educación están encargados.

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